lunes, 28 de junio de 2021

ARQUITECTURA TRADICIONAL EN GUIJO DE SANTA BÁRBARA (CÁCERES)

     Guijo de Santa Bárbara es un pueblecito de montaña situado al noreste de la provincia de Cáceres, en la comarca de La Vera.
A 876 metros de altitud, en las vertiente sur de la Sierra de Gredos, encontramos este bonito pueblo cuyos habitantes han basado su vida en la agricultura y la ganadería, lo cual se ha reflejado en su arquitectura tradicional. 

Vista general de Guijo de Santa Bárbara.
(c) Silvestre de la Calle García.

    Las primeras construcciones fueron sin lugar a dudas las chozas de los cabreros y ganaderos. Se trata de sencillas construcciones de muro circular de piedra seca y techumbre cónica de vigas de madera cubiertas con una densa capa de escoba.
Estas construcciones se remontarían a varios miles de años y, muy posiblemente, serían utilizadas como vivienda temporal durante algunos meses para luego trasladarse con el ganado a zonas más bajas y abrigadas.

Choza de El Jorco
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

  Al establecerse de forma permanente, las pequeñas chozas tradicionales, resultaban pequeñas e incómodas para vivir todo el año en ellas por lo que comenzaron a construirse casas. En un principio se trataría de sencillas casas rectangulares con paredes de piedra y techo de madera y escoba.

Aspecto que debieron tener las primitivas casas guijeñas.
Hasta los años 60 del siglo pasado se conservó un ejemplar de este tipo, conocido como el chozo de tía Juana, situado junto a la plaza de toros.
Corral de Navalosa (Ávila).
(c) Silvestre de la Calle García.

    Posteriormente, con el aumento de la población, las casas se harían más sofisticadas cada vez, sustituyendo el techo vegetal por cubiertas de teja, naciendo así las primeras casas tradicionales que serían muy semejantes a las actuales casillas y corrales ganaderos. 

Las primeras casas debieron ser muy sencillas.
Casilla de tío Isaac en La Cigüta
(c) Silvestre de la Calle García.

    Con el paso del tiempo, se añadiría una planta más a la casa, naciendo así la casa guijeña tradicional.
Se trata de casas de planta baja y principal, siendo la baja de piedra y la superior de entramado de madera y adobe.

Magnífico ejemplo de una casa guijeña tradicional.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Estas casas son habituales en el llamado "Barrio de Arriba" o parte antigua del pueblo.


Uno de los rincones más antiguos del pueblo.
Calle de Viriato.
Según la leyenda local, en este punto se encontraba la casa natal de Viriato.
(c) Silvestre de la Calle García.

Rincón de la Calle Viriato.
Acuarela de Félix Perancho.
(c) Silvestre de la Calle García.

    En etapas posteriores, se añadirá una planta más, construida igualmente con entramado de madera y adobe y contando por lo general con un balcón, corredor o solana.
Las casas de este tipo, suelen ser de mayor extensión y se localizan en el llamado "Barrio de Abajo" que es el más moderno.

Casa tradicional.
Calle El Tejar.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Casas tradicionales.
Calle Portugal
(c) Silvestre de la Calle García.

    La distribución interior de las casas varía muy poco. En la planta baja se encuentran el patio, la cuadra y la bodega. Desde el patio, se accede por una escalera de madera a la planta o plantas superiores.
Aprovechando el hueco que quedaba bajo la escalera, se construía el gallinero.

Puerta principal de la casa de tía Antonia Vidal Santos.
Calle Portugal.
La puerta era amplia y estaba dividida en dos hojas, una de las cuales contaba con el típico portón que permitía la entrada de luz sin tener toda la puerta abierta.
En la otra hoja, se encontraba la "gatera" para que entrasen los gatos y las gallinas.
(c) Silvestre de la Calle García.

Pila de piedra o "camellón" en una cuadra para echar de comer a los cerdos.
Cuadra de tía Regina Vaquero.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.


Antonio Leandro de la Calle Jiménez en la bodega de su casa.
Esta bodega data de mediados del siglo XIX.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo. 

En la primera planta, cuando la vivienda cuenta con varias plantas, se encuentran la sala con una o dos alcobas y un amplio pasillo o "sobrao" desde el que parte la escalera para subir a la planta superior.

Sala y alcoba.
Casa de tía Antonia Vidal Santos.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Alcoba y escaleras de acceso a la planta superior.
Casa de tía Plácida Hernández Vidal.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En la segunda planta se encuentran la cocina y alguna habitación. Si la casa sólo cuenta con planta baja y principal, todas las dependencias habitacionales se encuentran en dicha planta, siendo por lo tanto de dimensiones más reducidas.

Cocina de lumbre tradicional.
Casa de tía Antonia Vidal Santos.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Tía Marceliana Jiménez Esteban en su cocina.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Bajo la cubierta, se encuentra el desván que se utiliza como almacén. En muchos casos, en él se encontraba el horno para cocer el pan para el consumo familiar.

Tía Visita Hidalgo Burcio en el desván de su casa.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Horno para cocer el pan.
Casa de tía Antonia Vidal Santos.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Sin embargo, la zona más importante del desván era el denominado "sequero", espacio correspondiente al techo de la cocina, que estaba compuesto por listones de madera o "cintas" con una pequeña separación entre sí para permitir la salida del humo. En el sequero se disponían las castañas para que se secasen con el humo.

Detalle del sequero para secar las castañas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Algunas casas carecían de desván, situándose el tejado justo encima de la cocina. En estos casos, las cocinas se denominaban " a tejavana".

Cocina "a tejavana"
Casa de tío Pedro y tía Bruna.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    Algunas casas, contaban con un pequeño huerto en la parte trasera. En estos huertos se cultivaban algunas verduras, se tenían las gallinas o se construía el horno para cocer el pan.

María Rodríguez en el horno de su huerto.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    Existen otras construcciones mucho más sencillas pero igualmente importantes y que constituyen auténticos monumentos de este pueblecito extremeño: la plaza de toros, las fuentes y lavaderos, las eras, los caminos....

Lavadero de Arriba.
(c) Silvestre de la Calle García.

    La plaza de toros es un singular recinto de piedra de forma ligeramente elíptica que se encuentra en la zona alta del pueblo.
Tradicionalmente, se celebra en ellas una "corrida" de toros el día 9 de septiembre como colofón de las fiestas de Nuestra Señora del Socorro, siendo este día conocido como "Día del Toro".
Actualmente, se celebran capeas de vaquillas el 15 de agosto, fecha a la que se trasladó la citada fiesta.

Día del Toro. 9 de septiembre de 1925
(c) Colección Antonio Leandro de la Calle Jiménez.

No obstante, el principal uso de la plaza es como recinto ganadero para llevar a cabo diferentes operaciones de manejo, especialmente cuando el ganado trashumante atraviesa el pueblo camino de los pastos de la sierra. 

Vacas trashumantes en la Plaza de Toros.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    Guijo de Santa Bárbara cuenta con una gran riqueza hídrica, encontrando por todo el pueblo multitud de fuentes y 3 lavaderos públicos, además de algunos pilones en huertos particulares.
Destacan la fuente del Pueblo, la del Llano o la de tía Josefa, así como los lavaderos de Arriba, de Abajo y del Llano.


Fuente del Pueblo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Fuente de tía Josefa
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Fuente y lavadero de El Llano.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Lavadero de Abajo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    Al hablar de arquitectura tradicional, no podemos olvidarnos del monumento más singular de Guijo de Santa Bárbara: la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Socorro.
Este templo fue construido entre 1776 y 1778 sobre una primitiva ermita dedicada a Santa Bárbara que databa de 1560.
Se trata de un sencillo edificio de mampostería y refuerzo de sillares en esquinas y zonas nobles, contando con una torre campanario de escasa altura pero gran belleza.

Iglesia parroquial de Nuestra Señora del Socorro.
(c) Silvestre de la Calle García.

    De su interior, podemos destacar la espectacular bóveda de ladrillo de estilo mudéjar, así como la pila bautismal de 1673 y el monumental altar mayor que presenta la siguiente inscripción:
XTUS DIVINUM SACRAMENTUN AMORIS (Jesucristo Divino Sacramento de Amor).
La inscripción fue grabada por el artista local Máximo de la Calle Sánchez (n.1945) y que ha realizado numerosas obras de grabado en piedra, alguna de las cuales puede admirarse en el museo de Louvre de París.

Interior del templo visto del coro.
Obsérvese la magnífica bóveda.
(c) Silvestre de la Calle García.

Pila bautismal de 1673.
(c) Silvestre de la Calle García.

Detalle del altar mayor y del presbiterio.
En el centro la imagen del Santísimo Cristo del Perdón. 
A la izquierda, Nuestra Señora del Socorro y a la derecha Santa Bárbara.
(c) Silvestre de la Calle García.

    Mucho podríamos hablar de la riqueza del templo en imágenes, pinturas, vasos sagrados, ropas litúrgicas... pero puesto que en este artículo nos centramos exclusivamente en cuestiones arquitectónicas, hablaremos de ello en otra ocasión.

Imagen de Nuestra Señora del Carmen.
(c) Silvestre de la Calle García

    Cuenta el pueblo con otro templo más, la Ermita de Nuestra Señora de las Angustias, sencillo edificio construido a finales del siglo XIX por don Antonio Jiménez García (1810-1898) conocido popularmente como "El Agüelo Viejo" y que ha sido sin duda alguna el personaje más trascendental de la historia guijeña.

Ermita de Nuestra Señora de las Angustias.
(c) Silvestre de la Calle García.

Misa en la ermita.
8 de septiembre de 1896.
(c) Colección Modesta Sánchez Moreno.

   Hay que recordar también el edificio del antiguo ayuntamiento, situado en el centro de la población.
Antaño el edificio contaba con planta baja y principal y un amplio soportal. En la planta baja se encontraban el matadero-carnicería municipal y la cárcel mientras que en la planta principal se encontraban las dependencias municipales y una pequeña vivienda para el secretario. Tenía el edificio una pequeña torre para el reloj.
El edificio fue posteriormente remodelado y hoy es un Centro de Interpretación de la Reserva de Caza La Sierra, de obligada visita.

El antiguo ayuntamiento.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Aspecto actual del edficio.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

     Singulares construcciones son las eras, utilizadas antaño para trillar y machar el cereal. Existieron varias eras dentro del pueblo, pero actualmente sólo se conserva la Era de Abajo del Llano, situada en la parte alta del pueblo y a escasos metros de la plaza del toros y del lavadero.
Fuera del pueblo, en algunas fincas encontramos magníficas eras en excelente estado de conservación aunque ya carezcan de uso.

La era del Llano.
Gonzalo Vicente Rodríguez trillando cebada con sus burros.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Aspecto actual de la era del Llano.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Era de El Gargantón.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Era del Risco la Guija.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.


    Fuera ya del núcleo de población o en sus alrededores encontramos los corrales y casillas para el ganado.
Se trata de edificaciones destinadas a alojar al ganado caprino y vacuno durante la noche.
Los corrales de cabras constaban de una sola planta y tejado generalmente a un agua mientras que los corrales de vacas contaban con planta baja para encerrar al ganado y desván para guardar el heno.

Corral de cabras.
Corral Viejo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Corral de cabras.
El Collaíllo
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Corral de vacas.
Corral de Majaseca.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Corral de vacas.
El Risco la Guija.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    Anexas a los corrales y también tierras de cultivo, se construían muchas veces pequeñas casillas utilizadas como almacén de herramientas y como vivienda temporal. Encontramos muchas por todo el término municipal.
Algunas de estas casillas eran muy pequeñas y se utilizaban como gallineros o cochineras.

Pequeña casilla en El Lavadero.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    Vinculados a la actividad ganadera, encontramos otra curiosa construcción, muy elemental pero de gran funcionalidad: los toriles.
Se trata de pequeños recintos circulares con altos muros de piedra utilizados para realizar operaciones de manejo ganadero como el herradero de las terneras o el cambio de cencerros.


Toril de El Llano.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    Al comienzo de este artículo, hablábamos de las chozas como las primeras construcciones que debieron servir de vivienda a los moradores de estas montañas. Aunque actualmente no se utilicen como vivienda, se conservan varias en la sierra del pueblo, que son utilizadas como refugio o almacén de pienso por los ganaderos.

Chozas de Pimesaíllo en 1982, cuando aún eran utilizadas por los cabreros para pasar el verano.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    Junto a las chozas, aparecían diversas y elementales construcciones utilizadas para guardar al ganado durante la noche como los majales o cercados para las cabras y las cochineras y gallineros.
Pero lo más destacado eran las queseras, edificadas aprovechando alguna pequeña cueva junto al agua y utilizadas para mantener fresco el queso.

Quesera de tía Flora en "El Galayo"
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    En una zona de abrupto relieve como en la que nos encontramos, el cultivo de la tierra es complicado. Durante siglos, se han construido los típicos bancales o terrazas, aquí denominados "naves" con la finalidad de obtener terrenos llanos para poder labrarlos, sembrarlos y ararlos con mayor facilidad.

Naves en la Cerquilla de tío Isaac.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Naves sembradas de tabaco en El Alvillar
(c) Alonso de la Calle Hidalgo

    Llevar el agua para regar hasta las fincas, no siempre es fácil. Es necesario construir cauces y "regueras" para conducir el agua a veces durante largas distancias y en zonas de gran pendiente.

Regadera o "reguera" en El Llanillo de Los Pobres.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    En algunas fincas se encontraban también pequeños "sequeros" para secar las castañas. Contaban con planta baja utilizada como almacén y para hacer la lumbre y planta superior para secar las castañas del mismo modo que se hacía en las cocinas del pueblo.
Los sequeros situados en el campo solían utilizarse a veces como corrales para el ganado o como vivienda temporal.

Sequero de castañas.
La Somera.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Detalle de los listones o "cintas" del piso superior del sequero.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    Respecto a los llamados "caminos de herradura", se trata de caminos empedrados que comunican el pueblo con las diferentes fincas y que antiguamente eran recorridos por las caballerías, motivo de su nombre.
Pese a la construcción de pistas y carriles aptos para el tráfico rodado, se conservan numerosos caminos tradicionales en perfecto estado por ser muy utilizados por los ganaderos.
En ocasiones, estos caminos discurrían entre las paredes que delimitaban las fincas, dando entonces lugar a las estrechas callejas.

Tío Antonio Leandro de la Calle Jiménez en el camino de Santonuncio.
(c) Silvestre de la Calle García.

Vaquero en el camino de Santonuncio.
(c)Alonso de la Calle Hidalgo.

    Junto a la Garganta Jaranda, principal curso de agua que recorre el municipio, existieron dos molinos:
- El Molino de Buenos Ajos, actualmente en ruinas. 
Se encuentra en la propia garganta Jaranda y las constantes crecidas han dañado tanto su estructura que ya apenas quedan vestigios.



Ruinas del antiquísimo molino de Buenos Ajos
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

- Molino de El Malagón, en buen estado de conservación.
Se encuentra ligeramente alejado del curso de la Garganta por lo que no sufre las embestidas de las grandes crecidas.




Molino de El Malagón.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    Existió además, la llamada Prensa de Abajo, edificio que era al mismo tiempo prensa de aceitunas o almazara, molino de harina y de pienso, fábrica de la luz y panadería, contando además con vivienda para el molinero. Hoy, poco queda de este sensacional edificio.

En la parte baja de esta fotografía, el edificio de La Prensa de Abajo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Inauguración de La Prensa de Abajo en 1885.
(c) Colección Modesta Sánchez Moreno

    Sobre la garganta Jaranda y las gargantillas que afluyen a ella, encontramos numerosos puentes y pontones. Tradicionalmente, estaban construidos enteramente de madera pero actualmente están construidos con piedra y madera para que sean más duraderos.
Los pontones o pequeños puentes, siguen siendo de madera.

Puente Tocino. 1969.
Garganta de Jaranda.
Camino de Castilla que comunicaba Guijo con El Barco de Ávila.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Aspecto actual del Puente Tocino.
Este puente es vital para que las vacas puedan cruzar la garganta.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Puente de La Estaca.
Garganta Jaranda.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Pontón de Gernagil.
El Gargantón.
(c) Silvestre de la Calle García.

    Como vemos, este pequeño pueblo extremeño tiene muchas cosas interesantes que ver. 
Animo al lector que no lo conozca,  a realizar una visita y disfrutar tanto de la arquitectura tradicional como del bello entorno natural, las tradiciones y la gastronomía locales.

Guijo de Santa Bárbara (Cáceres)
(c) Silvestre de la Calle García.

* AGRADECIMIENTOS:
No quiero terminar este artículo sin agradecer su gran colaboración a Alonso de la Calle Hidalgo y Vicenta García de la Calle, mis padres.
Su ayuda es clave prestando unas veces magníficas fotografías y otras veces aportando sus grandes conocimientos y vivencias sobre actividades tradicionales.
¡Muchas gracias queridos padres!.

Con mis padres.
No hace falta decir el lugar.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.









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