domingo, 27 de agosto de 2023

GUIJO DE SANTA BÁRBARA EN 1845

Guijo de Santa Bárbara es un pequeño pueblo situado en el centro de la comarca de La Vera, al noreste de la provincia de Cáceres y en las estribaciones occidentales de la vertiente sur de la Sierra de Gredos.
Se desconoce cuando se fundó este pueblo pero existen documentos escritos que certifican su existencia ya en la segunda mitad del siglo XV si bien uno de los documentos más importantes jamás escritos data de 1845. Se trata del MANUSCRITO DEL SEMINARIO.
En este artículo analizaremos este interesantísimo documento.


En 1845 Guijo de Santa Bárbara era una villa perteneciente a la provincia de Cáceres, al partido judicial de Jarandilla de la Vera, a la Administración de Rentas de Plasencia y al Obispado de Plasencia, sufragáneo del de Santiago de Compostela.
Todo esto prácticamente no ha cambiado hasta nuestros días si bien el Partido de Jarandilla desapareció al pasar sus pueblos a depender del de Navalmoral de la Mata.

Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Naturalmente, al tratarse de un documento redactado por el Seminario placentino, lo primero que se describe al hablar del pueblo es su iglesia parroquial dedicada, según el Manuscrito, a la Virgen y Mártir Santa Bárbara. Sin embargo, vemos aquí un pequeño error, puesto que desde 1838 la iglesia está dedicada a Nuestra Señora del Socorro.
La iglesia se encontraba en ese momento en el centro de la población y fue fue edificado entre 1776 y 1778 sobre una antigua y ruinosa ermita que, efectivamente, estaba dedicada a Santa Bárbara debido a un milagro atribuido a la misma, por el cual en 1560 se salvaron milagrosamente dos niños de un pavoroso incendio, decidiendo el vecindario construir un pequeño templo para recordar el hecho.
Este milagro sirvió para que en 1725 Su Santidad el Papa Benedicto XIII otorgase a la Parroquia un jubileo el día de la función o fiesta de Santa Bárbara y varias indulgencias a lo largo del año.

Parroquia de Nuestra Señora del Socorro.
(c) Silvestre de la Calle García.

Se trata de un edificio de buena pero sencilla construcción, con una sola nave cubierta de bóveda.
Las medidas del templo según el Manuscrito eran de 75 pies de longitud (1 pie=30 cm), 30 de latitud o anchura y 21 de altura contando con una torre anexa de 50 pies y que tenía dos campanas pequeñas.
La iglesia contaba en su interior con tres retablos viejos y malos procedentes del convento de los Jesuitas de Plasencia que costaron 4933 reales.
Las alhajas y ropas con las que contaba el templo en aquel momento, eran escasas.
Al Este de la iglesia se encontraba el cementerio que, aunque pequeño y poco decente, era al menos salubre.

Aspecto actual del interior del templo.
Es preciso advertir que es totalmente diferente al que presentaba en 1845.
(c) Silvestre de la Calle García.

Contaba el pueblo con un cura teniente del de Jarandilla. Los guijeños tuvieron que luchar mucho para conseguir esto y aunque el Obispado otorgó cura en 1695, no pudo tomar posesión hasta 1698 tras un largo y duro pleito.
Aunque el Manuscrito no menciona el nombre del sacerdote, sabemos que en ese momento era cura ecónomo el Rvdo. Fray Pedro Merchán Vidal (1783-1868), cura de Guijo de Santa Bárbara entre 1819 y 1858 contando en todo momento con la ayuda del sacristán D. José García de Aguilar y Domínguez (1787-1867) que era además su sobrino.

Altar mayor del templo en la actualidad.
(c) Silvestre de la Calle García.

En el orden señorial era villa realenga situada dentro del Marquesado de Jarandilla que estaba a su vez dentro de la Casa de Oropesa, recibiendo el titular del mismo los derechos de alcabalas, fiel medidor y tercias de los diezmos.
Aunque el régimen señorial había sido suprimido en 1837, los antiguos Señores siguieron gozando de determinados privilegios durante algunos años más.

Castillo de los Condes de Oropesa.
Jarandilla de la Vera (Cáceres)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En cuanto al orden municipal, Guijo de Santa Bárbara era una villa independiente que contaba con su propio Ayuntamiento integrado por un alcalde, dos regidores y un procurador síndico, además de contar con empleados municipales como el secretario, el cirujano, el maestro de primeras letras y el alguacil.
El presupuesto municipal ascendía a 8704 reales, realizándose los siguientes pagos:
- Al maestro: 450 reales.
- Al cirujano: 2200 reales.
- Al secretario: 2200 reales.
- Al alguacil: 70 reales.
- Contribuciones varias: 3784 reales.
Este presupuesto se satisfacía con 300 reales de fincas pertenecientes a la escuela, 400 reales procedentes del arriendo de Pesos del Ayuntamiento y 2650 reales obtenido del arriendo de pastos de la Dehesa de Propios, pagando el resto los vecinos.

Ayuntamiento Viejo. 1970.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

La Dehesa de Propios comprendía la sierra del municipio, denominada Sierra de Jaranda, excepto una porción en la zona más alta que pertenecía a la Comunidad de Pueblos de Plasencia y que era conocida como Baldío de Jaranda.
El Manuscrito nos dice que el Baldío tenía una superficie de 20 fanegadas (30 hectáreas) y la Dehesa una superficie de 500 fanegadas (763 hectáreas) pero estas cifras son erróneas, puesto que se trata de medidas tomadas sobre plano y no sobre el terreno, el cual presenta grandes pendientes que aumentan ostensiblemente su superficie.
Sabemos que cuando estas propiedades fueron enajenadas tras la Desamortización de Madoz, el Baldío tenía una superficie superior a las 900 hectáreas y la Dehesa rondaba las 2000. 
En el mismo Manuscrito se advierte ya de este posible error.

Baldío de Jaranda.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El documento menciona que la Dehesa de Propios contaba con una quinta parte de robledal y matarraña "infructíferos", si bien esto no es del todo cierto puesto que estos terrenos abastecían de madera, leña y carbón a los vecinos así como de hoja para las camas del ganado y helechos para socarrar los cerdos. Además, durante los meses invernales, ofrecían abundante pasto para el ganado.

Robledal en Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El resto de la Dehesa estaba ocupado en su mayor parte por canchales (rocas) y despeñaderos, en los que perecían todos los años más cabezas de ganado que de cualquier otro mal o enfermedad, cubriéndose durante buena parte del año de nieve.
Sin embargo, el pasto que crecía entre las peñas era de "mucho apruebo" produciéndose "exquisito queso de cabra, carnes muy sólidas y ganado vacuno fino para el trabajo".

Yunta de vacas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

A continuación, el Manuscrito detalla aspectos como la situación del pueblo, la calidad del terreno, los ríos y arroyos, las producciones...
El autor del texto dice que "este pueblo fue fundado por un loco o por un filósofo resultando ser uno de los más salubres que existen hasta el punto que sus habitantes llegan muchos veces a 80 y 90 años tan sanos como si tuvieran 30 ó 40 y algunos años no muere ninguno".

Tía Visita y tío Antonio.
Matrimonio octogenario recogiendo patatas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Como en cualquier pueblo, sufrían diversas enfermedades siendo las más comunes las pleuresías o pulmonías y las fiebres intermitentes que hoy en día sabemos que eran el paludismo y la fiebre tifoidea. Pero por encima de todas las enfermedades destacaba el bocio o papo, debido a la ausencia de minerales en el agua que procedía directamente de la nieve que durante buena parte del año cubría las montañas circundantes como antes dijimos.

Sierra de Jaranda nevada.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El pueblo estaba formado por 65 casas de 20 pies de altura (unos 6 metros). Todas ellas eran pequeñas y las más antiguas estaban toscamente construidas aunque se iba notando ya una mejora en los sistemas constructivos. 
Aunque el documento no lo menciona, sabemos perfectamente cómo eran las casas de aquella época porque muchas se conservaron hasta bien entrado el siglo XX en incluso algunas siguen en pie actualmente. Eran casas con planta baja, principal y desván con muros de piedra en la planta baja y de entramado de maderas y adobes en las superiores.
En pueblo contaba con varias calles mal empedradas pero rectas (El Tejar, la Mata, la Fuente, El Royo, El Rincón, La Iglesia y El Lavadero).
No existía pósito de granos ni institución benéfica de ningún tipo.

Arquitectura guijeña tradicional.
(c) Acuarela de Félix Perancho Castañares.

Había también una "escuela" (casa en la que vivía el maestro) a la que asistían 30 niños y 10 niñas, aprendiendo a leer, escribir aritmética y religión. 
La plaza era más o menos cuadra, de 35 varas (29 metros de lado) con el Ayuntamiento y un soportal que aún no estaban terminados (su construcción comenzó en 1841).
A la entrada de la población había una fuente con pilones y caños de aguas salubres y de buen gusto.

Plaza de Guijo de Santa Bárbara.

El término limita al Este con las jurisdicción de Losar, al Norte con la de Tornavacas, al Oeste las de Tornavacas y Aldeanueva de La Vera y al Sur con la de Jarandilla de la Vera en cuyo radio, además de la expresada Sierra, se encuentran los heredamientos de los vecinos.
Es difícil calcular la cabida dada la escabrosidad del terreno pero sí añade el Manuscrito que fueron 5 fanegas las desamortizadas al Clero Secular. 

Cabras pastando.
En la ladera, Guijo de Santa Bárbara y gran parte de su término municipal.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Respecto a la calidad del terreno, el Manuscrito señala que lo cultivado es arcilloso y sostenido por paredes que fueron construidas con mucho trabajo por los habitantes del pueblo y que presentan el inconveniente de los arrastres de materia orgánica al regar y llover dirigiéndola a las tierras más bajas de los valles.

Cultivo en terrazas o bancales, aquí llamadas naves.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Se estimaba que se cultivaban 30 fanegas (16,65 hectáreas) de patatas, centeno y otras legumbres, 40 fanegas (26,2 hectáreas) de castaños y frutales, 15 fanegas (9,8 hectáreas) y 10 fanegas (6,55 hectáreas) de prado artificial.
Como dijimos antes a la hora de medir la superficie del Baldío y de la Dehesa, las medidas de superficie eran muy difíciles de tomar con los medios de la época y teniendo en cuenta la topografía del terreno.

El castaño era uno de los principales cultivos.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Pero para hacer posible el cultivo de la tierra era fundamental el agua y el término municipal estaba surcado por abundantes ríos y arroyos.
Los principales cursos de agua son la Garganta Jaranda y la Gargantilla Jarandilleja, también conocida como del Toril, de la Lanchuela, de los Chorros y del Cristo. Ambas recorren el pueblo de norte a sur y se unen ya en por debajo de la localidad de Jarandilla.
Todos los cursos de agua carecían de puentes, puesto que aún no se había construido "La Puente", conocida hoy como Puente de La Máquina.
La Garganta Jaranda, la más importante de los dos recibe el aporte de numerosos arroyos y gargantillas dentro del propio término municipal, mencionando el Manuscrito como más importantes El Gargantón y Alzapiernas o Gazapiernas.
Todos los cursos de agua eran abundantes en pesca de truchas, especialmente la Garganta Jaranda, que los vecinos capturaban en el verano con la reprobable práctica del envenenamiento con diversas plantas.

Pescando en El Trabuquete, charco más emblemático de la Garganta Jaranda.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

De las Gargantas y arroyos se extraía el agua para riego por "azúas o canales", llamados aquí cauces, construidos, según el texto, con muy poco arte.
Añadimos nosotros que existen tres cauces principales:
- El Toril, que sale desde la Gargantilla Jarandilleja.
- El de Buenos Ajos, que sale desde la parte media de la Garganta Jaranda.
- El de San Francisco, que sale desde la parte baja de la anterior.
Sólo existía un molino harinero (molino del Malagón, en el cauce de San Francisco). Existen restos de un antiquísimo molino llamado de Buenos Ajos que daba nombre al cauce homónimo pero que ya debía estar en ruina.

Aspecto actual del Molino citado y que ya no está en uso.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Guijo de Santa Bárbara fue eminentemente un pueblo agropecuario y en la que fecha en la que fue escrito el Manuscrito, se comercializaban una vez satisfechas las necesidades del pueblo 500 fanegas (23.000 kilogramos) de castañas blancas o pilongas, 2000 arrobas (23.000 kilogramos) de patatas, 100 cántaros (1.600 litros) de vino y 200 arrobas (2.300 kilogramos) de peras y cerezas.
Había además 80 vacas y 1.000 cabras cuya leche, carne y queso, sin especificar cantidad, se consumía en los pueblos inmediatos como Losar, Jarandilla y Aldeanueva, al igual que las patatas y el vino.

Piara de cabras Veratas.
(c) Alejandro Torralvo Gutiérrez.

 Las cerezas y peras, que eran consideradas las mejores del país, se exportaban a Madrid, donde eran llevadas por arrieros de La Mancha debido al escaso número de caballerías existentes en el pueblo que se limitaba a 5 jacas (caballos pequeños), 6 mulos y 10 jumentos (burros).

Transportando cestos de uva a lomos de un burro.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Se necesitaban por lo tanto en el pueblo productos de primera necesidad como trigo, aceite así como otros artículos de consumo y vestido cuya venta era realizada por vendedores ambulantes que llegaban al pueblo.
El comercio se limitaba a la exportación e importación de los productos citados y la artesanía era desconocida.

Vendiendo patatas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Como complemento a la agricultura y la ganadería, abundaba mucho la caza, encontrándose perdices, corzas, lobos, zorras, jabalíes y cabras monteses.
Todas estas especies, a excepción del lobo que desapareció en los años 60 y no ha vuelto a verse por aquí de momento, aún habitan en Guijo de Santa Bárbara siendo la cabra montés hoy por hoy una de las principales riquezas del municipio que forma parte de la Reserva de Caza La Sierra. 

Cabras monteses.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

La población de Guijo de Santa Bárbara estaba compuesta por 80 vecinos o cabezas de familia y 340 almas o habitantes.
Había 55 hombres menores de 18 años, 32 de 18 a 25 años y 83 mayores de esa edad junto con 170 mujeres de todas las edades.
Los cabezas de familia se dividían 2 exclaustrados (religiosos franciscanos procedentes del Convento de Jarandilla) llamados Fray Pedro Merchán, cura ecónomo, y Fray Fernando Quintana, 1 maestro de primeras letras, 1 cirujano, 1 secretario de Ayuntamiento, 1 molinero, 60 jornaleros dueños de pequeñas fincas y 14 labradores, propietarios de numerosas fincas y ganado.

Don Antonio Jiménez García, vecino y labrador.
(c) Colección Familia De la Calle.

El pueblo pagaba numerosas contribuciones por diversos conceptos que ascendían en total a 6480 reales y 26 maravedíes.
Los objetos por los que se pagaba contribución eran los siguientes:
- Provinciales: 3048 reales y 6 maravedíes.
- Otros enajenados: 1206 reales y 10 maravedíes.
- Utensilios ordinarios: 513 reales.
- Utensilios extraordinarios: 727 reales.
- Frutos civiles: 24 reales y 18 maravedíes.
- Para los presos del partido: 458 reales.
- Para los Escopeteros de la Provincia: 146 reales y 28 maravedíes.
- Para el presupuesto de la Diputación: 118 reales.
- Para los establecimientos de beneficencia de la provincia: 171 reales.

Los 5 mayores contribuyentes del pueblo pagaban en total 1550 reales, correspondiendo 525 al que más y 223 al que menos.

Los vaqueros eran los mayores contribuyentes.
Vacas en Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En cuanto al orden militar se refiere, Guijo pertenecía a Capitanía General de Badajoz, correspondiéndole en las Quintas del Ejército 1 soldado y 3 décimas, habiendo tenido en los últimos años 10 soldados en los batallones creados por la provincia y 12 en el ejército de los cuales 3 habían perdido la vida recientemente.
La Milicia contaba en Guijo con 80 individuos de infantería sin armas ni equipación alguna.

Joven guijeño con sus cabras.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El correo se recibía en el pueblo tres veces a la semana: martes, jueves y sábado siendo conducido desde Jarandilla.
Las comunicaciones eran sumamente precarias por la falta de caminos pues sólo existían los rurales que comunicaban el pueblo y las heredades.
El Manuscrito dice que podría hacerse un camino cruzando la sierra para comunicar con Castilla, pero sería muy costoso y durante buena parte del año estaría cubierto de nieve.
Las distancias desde el pueblo a distintos municipios y ciudades eran de 30 minutos a Jarandilla, 35 horas a Madrid, 8 horas a Plasencia, 22 a Cáceres y 36 a Badajoz.

Repartiendo el correo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

La única fiesta celebrada en el pueblo, era la de Santa Bárbara el 4 de diciembre pero tenía escasa consideración según el Manuscrito.
Por los documentos conservados en el archivo parroquial, sabemos sin embargo, que se celebra la Santa Misa y había un convite para los cofrades de Santa Bárbara en el que se repartía a cada uno carne de vaca y vino, vendiendo el sobrante a los vecinos para cubrir así los gastos de la fiesta.

Santa Bárbara.
Esta imagen ya existía en 1845.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Finalmente, el Manuscrito realiza una exhaustiva descripción de los hechos históricos más relevantes ocurridos en los últimos siglos y de las que se tenían noticia escrita.
En primer lugar, habla de la fundación del pueblo en un momento incierto pero contando que la tradición fue que pastores que buscaban pastos frescos y agua abundante, se establecieron en la zona formando ya un núcleo de población plenamente consolidado en el siglo XV pues en 1468 piden al Señor de Jarandilla que se les señale un coto de pastos independiente del de Jarandilla.

Julián Leal con sus cabras en Guijo de Santa Bárbara.1980.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Años más tarde, en 1560 y tras el milagro ya referido obrado de por Santa Bárbara, los guijeños construyeron una ermita en la que en 1674 el obispado autoriza a colocar Pila bautismal y a tener Sagrario con el Santísimo Sacramento, pasando de esta forma a ser parroquia aunque el templo que conocemos, no fue edificado hasta 1778, sufriendo reformas interiores y algunas exteriores desde aquella fecha pero manteniendo su esencia.
En 1695 el obispado de Plasencia concede cura al pueblo, pero se entabla un pleito con Jarandilla que será ganado por los guijeños en 1698 cuando por fin el cura puede tomar posesión de la parroquia.

Pila bautismal de Guijo de Santa Bárbara.
(c) Silvestre de la Calle García.

En 1708 tendrá lugar un hito histórico al independizarse Guijo de Jarandilla pero debido a la gran mortalidad de personas y ganado y a los desastres de la Guerra, los vecinos no pudieron pagar la cantidad de 384.000 maravedíes y volvieron a depender de Jarandilla.
En 1812 con la Constitución de las Cortes de Cádiz, disfrutaron de una breve independencia pero con la Restauración del Absolutismo de Fernando VII, volvieron a depender de Jarandilla.
Finalmente, el 27 de agosto de 1816 Guijo de Jarandilla pasó a ser un pueblo independiente con el nombre de Guijo de Santa Bárbara tras pagar los 68 vecinos del pueblo la cantidad de 56.207 reales.

Portada del Documento del Real Privilegio de Villazgo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Termina el documento que nos ocupa, diciendo que "Este pueblo que se ha creado religiosa y civilmente con la diferencia de que en todo encontró oposición, pero su constancia, unión e inocentes costumbres siempre triunfaron".

Guijo de Santa Bárbara en la actualidad.
(c) Silvestre de la Calle García.

CONCLUSIÓN FINAL:
El Manuscrito del Seminario es como podemos un valioso tesoro de la bibliografía guijeña al describir este pueblo de manera pormenorizada y hacer también un exhaustivo resumen de su historia.
Hasta ese momento, el pueblo sólo había sido mencionado escuetamente en 1667 por Gabriel Azedo de la Berrueza y Porras en su obra Amenidades, Recreos y Florestas de La Vera así como el Interrogatorio de Tomás López donde ya se ofrecen más datos sobre el pueblo.
Los guijeños debemos conocer y conservar este valioso documento porque forma parte de nuestro más antiguo patrimonio cultural.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Sacristán y archivero de la Parroquia de Nuestra Señora del Socorro.

domingo, 20 de agosto de 2023

EL ALANO ESPAÑOL

España un país que cuenta con gran diversidad canina puesto que el perro es utilizado para ayudar al hombre en multitud de tareas desde el manejo y protección de diversas especies ganaderas (ovejas, vacas, cabras...) a la guarda y custodia de bienes y propiedades sin olvidarnos por supuesto de su uso como ayuda imprescindible en la actividad cinegética.
Algunas razas son muy conocidas y valoradas tanto dentro como fuera de nuestras fronteras mientras que otras son prácticamente desconocidas y están en grave peligro de extinción. Una de las razas caninas más antiguas, conocidas y emblemáticas de España es sin lugar a dudas el ALANO ESPAÑOL.

Alano Español.
(c) Ganadería Cerillas Torres.

DENOMINACIÓN, SINONIMIA Y CLASIFICACIÓN.
Recibe su nombre del pueblo bárbaro Alano que, el año 409 después de Cristo, entró en la península Ibérica para asentarse en las provincias romanas de Lusitania y Carthaginese, suponiéndose que fueron los que introdujeron este tipo de perro en la Península.
Ha sido conocido a lo largo del tiempo con diferentes nombres como Presa Español, Perro de Presa, Presa del Toro, Dogo Español, Chato o simplemente ALANO.
Dentro de la clasificación establecida por la Federación Cinológica Internacional (F.C.I.) y por la Real Sociedad Canina de España (R.S.C.E.) el Alano Español queda encuadrado en el Grupo 2: Perros tipo pinscher y schnauzer -molosoides- perros de tipo montaña y boyeros suizos, en la sección 2.1. referida exclusivamente a los perros molosos de tipo dogo.

Alano Español.
(c) Alanos "El Capricho"-Jorge Rubio Antón.

DESCRIPCIÓN FANERÓPTICA Y MORFOLÓGICA.
Fanerópticamente se aceptan las capas de color barcino o atigrado en todas sus gamas; el carbonado puede presentarse en todas las tonalidades. Con o sin máscara negra. El leonado en todas sus gamas, desde el arena hasta el rojo. El negro y atigrado presenta la distribución de color que en otras razas se denomina capa negro y fuego, aunque en el caso especial del Alano Español, las marcas fuego son atigradas con o sin máscara negra. 
Todas las capas pueden aparecer manchadas en blanco si bien es deseable que este color aparezca lo menos posible.

Alano Español.
(c) Ganadería Cerillas Torres.

Morfológicamente se trata de un perro de tipo molosoide, eumétrico, de perfil recto, longilíneo, armónico y rústico.
Es un perro eminentemente funcional, de estructura corredora, dotado de gran agilidad, velocidad y resistencia, de elásticos movimientos que recuerdan a los de un felino.
Los machos son más grandes y pesados que las hembras con una alzada a la cruz de 58 a 63 cm y un peso de 30 a 40 kilogramos, mientras que las hembras miden entre 55 y 60 cm y pesan entre 25 y 35 kilogramos.

Hembra con sus cachorros.
(c) Alanos "El Capricho"-Jorge Rubio Antón.

ORIGEN E HISTORIA.
Los orígenes del Alano Español son muy discutidos.
Existen representaciones de perros similares en los frisos del palacio del rey asirio Asurbanipal (668-627 a.C.) en la ciudad de Nínive, actual Mosul (Irak).
Sin embargo, las primeras representaciones serían las estatuas, pinturas y bajorrelieves encontrados en Egipto durante el Imperio Nuevo (1550-1070 a.C.) donde aparecen perros de color claro, gran cabeza, orejas colgantes y buenos belfos que se dedicaban a la caza de uros (Bos primigenius africanus) un bovino extinguido de gran tamaño que habitaba el norte de África.

Vacas Serranas Negras.
Según algunos, la raza más parecida al uro
(c) Iván Ureta.

En la península Ibérica comenzaremos a encontrar testimonios escritos del Alano en la Edad Media refiriéndose a él con un perro eminentemente cazador.
Será mencionado por primera vez en el Fuero de Cuenca (1190) así como en el Fuero de Soria (1196) intuyendo en ambos documentos que era un animal muy valorado.
Pero la primera alusión específica de la raza la encontramos en los escritos del clérigo Gonzalo de Berceo (1198-1254), apareciendo posteriormente y en numerosas ocasiones en el Libro de Buen Amor de Juan Ruiz el Arcipreste de Hita. 
Sin embargo, la obra en la que encontramos más descripciones del Alano es el célebre LIBRO DE MONTERÍA escrito por el rey Alfonso XI (1311-1350). Era por entonces un perro imprescindible para las dos piezas por excelencia buscadas por los grandes señores: el oso y el puerco (jabalí).

Alano Español.
(c) Alanos "El Capricho"-Jorge Rubio Antón.

A partir de ese momento en Alano aparecerá muchísimas veces en la bibliografía. Por razones de espacio, no detallaremos todas las citas existentes. Simplemente diremos que los Alanos figuraron entre los primeros perros llevados a América por los conquistadores españoles.

Alano Español
(c) Alanos "El Capricho"-Jorge Rubio Antón.

Durante siglos el Alano fue uno de los perros más utilizados de España tanto para la guardia de propiedades, la caza y el manejo del ganado vacuno extensivo y bravo, actividad esta última que no difería grandemente de la caza debido a que en muchas ocasiones las vacas vivían en régimen de semilibertad en montes y dehesas teniendo que ser apresadas con la ayuda de perros para llevar a cabo tareas como el marcaje y herrado o la doma con animales de labor o simplemente para ser conducidas al matadero, motivo por el que eran perros muy utilizados por los carniceros.
También fueron intensamente utilizados en las plazas de toros para agarrar a los astados tan bravos de antaño y que pudieran ser sacrificados con seguridad.

Vacas Moruchas en la dehesa.
(c) Ganadería "El Capricho"-Jorge Rubio.

Los cambios que se produjeron en la ganadería a lo largo del siglo XIX y XX unidos a la "moda" de introducir perros extranjeros, ocasionaron la práctica desaparición del Alano Español.
En primer lugar, cada vez se fueron seleccionando bovinos más dóciles y después se comenzaron a cercar las dehesas, facilitando grandemente el manejo del ganado. Sólo en algunas regiones del norte, como por ejemplo en la confluencia de las provincias de Santander (hoy Comunidad Autónoma de Cantabria), Bizkaia y Burgos, sobrevivió una raza bovina semisalvaje para cuyo manejo era necesario el Alano. Nos referimos a la vaca Monchina.
Los novillos de esta raza eran muy populares en los festejos taurinos norteños y se criaban en semilibertad en el monte, siendo apresados por los Alanos. Sin embargo, la progresiva utilización de toros de Lidia, motivó la reducción del censo de vacas Monchinas y el uso de un perro similar pero más ligero conocido como Villano de las Encartaciones (por la comarca bizkaina de Las Encartaciones) que ya agarraba terneras jóvenes en ligar de recios novillos.

Novillo Monchino.
(c) José Antonio Velasco Crespo.

En el sureste peninsular, el Alano seguía siendo utilizado como perro de caza en las rehalas junto a podencos andaluces de talla grande, mastines y cruces diversos. Su papel en las rehalas o conjuntos de perros de caza, era el de agarrar a las presas para que fuesen rematadas por los cazadores sin que supusiesen una amenaza para sus compañeros.
Los montes andaluces y extremeños, refugio seguro para jabalíes y venados, se convirtieron al mismo tiempo en reductos para el Alano Español.

Rehala de perros de caza.
(c) Óscar Nunes Pérez.

Los ganaderos que mantenían ganado de Lidia y razas rústicas en grandes dehesas como la Avileña, la Morucha, la Blanca Cacereña, las Berrendas o la Retinta, siguieron utilizando al Alano aunque poco a poco fue desapareciendo también de estos ambientes, escaseando ya en los años 30 y extinguiéndose casi por completo con la mejora sistemática de la explotación ganadera al cercarse las dehesas y construirse mangas, cepos y otras instalaciones para el manejo más cómodo y seguro del ganado.

Vaca Avileña.
(c) Miguel Alba Vegas.

En los años 80 del siglo XX, viendo la dramática situación que atravesaba la raza, diversos estudiosos se preocuparon de luchar por ella como el Dr. Montero Agüera de la Facultad de Veterinaria de Córdoba.
Sin embargo, hasta 1997 no se creará la Asociación de Criadores del Alano Español y finalmente en 2003 la Real Sociedad Canina Española reconoció la raza de manera oficial apareciendo en el B.O.E. de Marzo de 2004 como raza pura.

Alano Español.
(c) Ganadería Cerillas Torres.

LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA.
Ampliamente distribuido por España en épocas pasadas, hoy ocupa la franja occidental del País, aumentando su presencia de norte a sur, encontrándose fundamentalmente en Extremadura y Andalucía donde a menudo es ya empleado simplemente como perro de guardia o como animal de compañía.
Sin embargo, la imagen clásica del Alano es en un monte espeso cuando caza o al lado de las vacas.

Alano Español.
Al fondo, vacas de raza Avileña-Negra Ibérica.
(c) Ganadería Cerillas-Torres.

ETOLOGÍA Y FUNCIONALIDAD.
Se trata de un perro serio y seguro de sí mismo que no es tolerante con los extraños, pasando de la tranquilidad absoluta a signos de gran agitación en pocos instantes.
Es sin embargo un perro tranquilo y equilibrado, de espíritu noble y rústico, de carácter templado y silencioso.
Como perro cazador, manifiesta un gran interés por todo lo que sucede a su alrededor.
Manifiesta desde pequeño una tendencia innata al agarre que se muestra claramente en el juego con sus hermanos.
Es un perro de un solo dueño, con el que se mostrará sumiso y obediente y siempre dispuesto al aprendizaje. Se manifiestan muy cariñosos con el dueño pero sin ser nunca empalagosos.

Andrés Torres a lomos de su caballo y acompañado por su fiel Alano.
(c) Ganadería Cerrillas Torres.

El Alano Español es un perro de desarrollo psicológico lento, considerándose que hasta los 2 años puede estar aprendiendo y forjando su carácter, por lo que necesita una buena educación.
Tiene una gran capacidad de aprendizaje y unas excelentes aptitudes como perro de trabajo combinando diversos aspectos como su funcionalidad, belleza y firmeza en el trabajo con un afecto innato hacia los seres humanos.
Como perro de familia es fácil de educar, muy cariñoso y paciente con los niños debido a su carácter noble y equilibrado y al considerar que los miembros de la familia son "elementos" que debe cuidar y proteger.
Para desarrollar sus funciones, siempre ha trabajado en equipo con otros perros adultos de su misma raza y sexo y con perros de otras razas por lo que es un moloso sociable y capaz de hermanar fácilmente con otros perros.

Alano Español.
(c) Alanos "El Capricho"-Jorge Rubia Antón.

1. MANEJO DEL GANADO BOVINO EXTENSIVO.
Este ha sido uno de los usos más importantes del Alano Español a lo largo del tiempo y el que ha conseguido que se mantenga hasta nuestros días.
Su cometido es agarrar a las reses tras una veloz persecución y lograr inmovilizarlas agarrándolas fuertemente de las orejas, la carrillada y el morro, siendo poco deseable el agarre en este último punto por poder causar graves lesiones a los animales.
La operación termina cuando el animal, una vez agotado, queda quieto hasta que llega el vaquero a pie o a caballo e inmoviliza al animal.

Alanos agarrando a una vaca.
(c) Ganaderías Cerillas Torres.

PERRO DE AGARRE EN LA MONTERÍA.
La montería es un sistema ancestral de caza muy tradicional en el sudoeste peninsular. Los cazadores se colocan en lugares estratégicos llamados puestos y los perros, agrupados en rehalas, van conduciendo las piezas hasta los puestos.
Sin embargo, en ocasiones, el instinto cazador de los perros es muy acusado y agarran alguna presa como un ciervo o un jabalí, animales enormemente peligrosos que pueden causar la muerte a los perros. Es ahí donde entra el Alano Español que, para defender a sus compañeros de rehala pertenecientes a otras razas y cruces, apresa e inmoviliza al animal hasta que el perrero llega y puede rematarlo para que el animal no sufra.

Agarre de un jabalí.
(c) Óscar Nunes Pérez.

CONCLUSIONES FINALES.
El Alano Español es, como hemos podido ver, una bella y emblemática raza canina española con una larga historia, un glorioso pasado y un difícil presente.
En nuestra mano está escribir el futuro de este perro polivante utilizado durante siglos para la caza mayor y el manejo del ganado bovino extensivo y bravo, otro de los grandes símbolos de nuestra tierra.
Olvidemos las modas y volvamos la vista atrás para recuperar del olvido a nuestro ALANO ESPAÑOL.

Alano Español junto a un ternero.
(c) Alanos "El Capricho" - Jorge Rubio Antón.

Agradecimientos:
A Jorge Rubio Antón (Ganadería El Capricho) de la localidad de Aceituna (Cáceres) y a la Familia Torres González (Ganadería Cerrillas Torres) de la localidad de Navarredonda de Gredos (Ávila), propietarios de ganado extensivo de las razas Morucha y Avileña respectivamente para cuyo manejo siguen utilizando perros Alanos Españoles.

Bibliografía y fuentes consultadas:
- Echevarría Sesé, G. (2020) España a través de sus razas caninas. Origen, historia y funcionalidad. Ed. Real Sociedad Canina Española y Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.

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