jueves, 30 de septiembre de 2021

LA CABRA DEL GUADARRAMA

España es un país con una gran diversidad de razas de las principales especies ganaderas. La cabra, no es una excepción.
Encontramos diversas razas caprinas repartidas por todo el territorio peninsular y los dos Archipiélagos. Una de estas razas caprinas autóctonas es la CABRA DEL GUADARRAMA.

Rebaño de cabras del Guadarrama en pastoreo.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

Conocida oficialmente como cabra del Guadarrama, en el pasado era conocida por aquellos clásicos e imperfectos nombres de "cabra del país", "cabra del centro de España". Sin embargo, los ganaderos siempre la conocieron como cabra guadarrameña o como serrana por asentarse en zonas de sierra, nombre que podía inducir a confusión con otras razas españolas y portuguesas.
Buena idea sería añadir a la denominación oficial el término serrana y conocerla como SERRANA DEL GUADARRAMA.

Rebaño de cabras en el patio de la cabreriza.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

Se trata de una raza de eumétrica (peso medio), perfil recto y morfología mesomerfa (mediana longitud) o sublongilíenea (ligeramente alargada). Presenta un gran dimorfismo sexual lo que significa que hay importantes diferencias entre machos y hembras.

Rebaño de cabras. Obsérvese el mayor tamaño del macho.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

Las hembras son de menor tamaño que los machos y de aspecto más grácil. Presentan cabeza alargada con orejas en posición horizontal y cuernos en forma de arco o cimitarra (tipo aegagrus), existiendo animales acornes o mochos.
El cuello es fino y alargado, presentando mamellas de forma generalizada. El tronco es alargado y las extremidades son finas y terminadas en fuertes pezuñas.
La mama está bien insertada y desarrollada, presentando una morfología "abolsada" con clara diferenciación de los pezones.

Hembras que cumplen a la perfección el protipo racial.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

Los machos son más grandes y fuertes que las hembras, presentando la cabeza más corta y provista de cuernos que se dirigen hacia atrás para luego abrirse hacia afuera, es decir, de tipo intermedio entre el aegagrus y el prisca/falconeri. 
Los machos presentan una gran barba que en las hembras se reduce a una perilla.
El cuello es más corto y potente que en las hembras y el tronco es más ancho y profundo, siendo las patas bastante fuertes.
Los testículos están correctamente implantados.

Magnífico macho.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 


Las medidas biométricas de la raza son las siguientes:

Machos:                                               
- Alzada a la cruz (cm): 80 - 84                    
- Diámetro longitudinal (cm): 80-84
- Perímetro torácico (cm): 94-98

Hembras:
- Alzada a la cruz (cm): 72-75                 
- Diámetro longitudinal (cm): 73-77
- Perímetro torácico (cm): 84-88

El peso vivo medio es de 55 kilogramos en las hembras y de 75 kilogramos en los machos.

Dependiendo de multitud de factores, tanto las medidas como el peso pueden variar ostensiblemente.
Así, el ganado que se asienta en zonas montañosas o que sigue un manejo más extensivo, es más pequeño y menos pesado que el que se asienta en zonas bajas o que se explota de forma más "intensiva".
El peso de cada animal varía ostensiblemente a lo largo del año dependiendo de la alimentación y del momento del ciclo productivo.

Hembras de buen formato.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

La capa de la raza es variable con predominio de las oscuras con diferentes particularidades que dan lugar a cuatro variedades cromáticas:

- Vegata: Color negro rojizo con  degradaciones de color blanco en el hocico, la cara, parte distal de las extremidades y bajo vientre.

- Jardasca: Semejante a la anterior pero con degradaciones de color dorado.

- Negra: Totalmente negra con irisaciones rojizas.

- Cárdena: Mezcla de pelos blancos y negros que dan una coloración grisácea.

Los ganaderos reconocen otras capas además de estas cuatro que son las principales y las aceptadas oficialmente.
Se trata de coloraciones que tradicionalmente aparecían en los rebaños aunque de forma minoritaria y, que pese a la rigurosa selección a la que está sometida la raza, siguen apareciendo en contadas ocasiones como es el caso de la capa "tejona". 

Cabra "tejona", capa no reconocida oficialmente.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

El pelo en la raza es muy abundante y de diferente longitud. Puede ser muy largo en determinadas regiones del cuerpo como los cuartos traseros (calzón), la espalda (pelliza) y el espinazo (raspil), existiendo ejemplares en los que el pelo largo se distribuye por todo el cuerpo, motivo por el que son conocidos como "churros" por compararlos con las ovejas de tipo churro.

Macho churro de capa negra.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

El origen de la raza está en el tronco Pirenaico, descendiente directo de la Capra aegagrus asiática que se difundió por Europa dando lugar a los troncos Alpino y Pirenaico, los cuales presentan similitudes entre sí pero también notables diferencias entre las que sobresale la longitud del pelo que es mucho más manifiesta en el Pirenaico.
A este tronco Pirenaico pertenecen en España la raza Pirenaica, la Moncaína y la cabra del Guadarrama, compartiendo grandes similitudes entre sí.

Cabra Pirenaica.
(c) Santiago Álvarez Bartolomé.

Por otro lado, encontramos una raza muy semejante a las anteriores pero que pertenece al tronco Alpino. Nos referimos a la raza Azpi Gorri, que presenta capa oscura con degradaciones rojas pero con el pelo fino, corto y tupido.
No cabe duda que está emparentada con la cabra del Guadarrama pero no tanto como la Pirenaica o la Moncaína.

Cabra Azpi Gorri.
(c) Leire Amundarain Ganadutegia.

Existen indicios de la influencia de la cabra de Angora, introducida en España durante los reinados de Carlos III y Fernando VII, sobre la primitiva cabra del Guadarrama.
Esto explicaría el carácter excesivamente churro de algunos individuos la raza, su perfil netamente recto y la forma de las encornaduras de los machos.

Macho cárdeno que recuerda a la cabra de Angora.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

En ocasiones, nacen cabritos con el pelo completamente rizado que poco a poco va siendo más liso, aunque en la edad adulta es fácil distinguir a los animales que presentaron este tipo de pelo.
Algunos animales jóvenes como los de la fotografía inferior, conservan el rizo durante bastante tiempo en zonas como el flequillo.
Esta característica del pelo rizado, es clara herencia de la cabra de Angora cuyo finísimo pelo presenta un rizo inconfundible.

Jóvenes machos con pelo rizado.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

Según viejos cabreros, estos ejemplares de pelo rizado, eran bastante abundantes en el pasado, si bien son cada vez más difíciles de encontrar.

Macho joven en el que se aprecia a la perfección el flequillo rizado.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

La raza se distribuye fundamentalmente por el norte y oeste de la Comunidad de Madrid, sureste de la provincia de Ávila y sur de Segovia.
Actualmente, esta raza se encuentra en peligro de extinción.
En otro tiempo, el área de distribución y la importancia censal eran mayores. Sin embargo, el éxodo rural y el mestizaje con razas de mayor producción lechera, supusieron un duro golpe para la raza.
En la provincia de Ávila, la raza tuvo siempre una gran importancia en toda la mitad oriental. Aseguran muchos cabreros antiguos que el Puerto del Pico venía a ser en lugar divisorio entre las cabras de Guadarrama hacia el este y las cabras Verata y Guisandera hacia el oeste.
Lógicamente, en ganadería las fronteras no existen y siempre hay y ha habido excepciones, pudiendo encontrarse individuos e incluso rebaños en diversas provincias.

Cabras en pastoreo.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C.

La cabra del Guadarrama es una raza sumamente rústica y perfectamente adaptada al entorno en el que vivo con inviernos largos y fríos y con abundantes precipitaciones en forma de lluvia o nieve.
Se trata de una raza de doble aptitud leche-carne, permitiendo así poner en valor las zonas montañosas en las que vive y en las que, en la mayoría de los casos, no se puede explotar otro tipo de ganado.

Cabras pastando en una zona de roquedo y matorral.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

Sobresale también la raza de Guadarrama por sus cualidades reproductivas. Las primera cubrición tiene lugar entre los 7 y los 9 meses por lo que el primer parto se produce entre los 12 y los 14 meses. No obstante, cuando las chivas no han alcanzado el suficiente desarrollo, es conveniente retrasar la cubrición hasta los 12 meses.
La fertilidad supera el 94% con buen manejo.

Cabra con su cabrito.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

La prolificidad oscila entre los 150 y los 170 cabritos nacidos por cada 100 partos, tasa que se puede ampliar con un buen manejo y que en las cabras de 2º y sucesivos partos ronda los 200 cabritos por cada 100 partos. 

Grupo de cabritos de diferentes capas.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

La producción cárnica se centra en el cabrito lechal. 
Los cabritos nacen con peso medio de 3 a 3,5 kilogramos y alcanzan pesos de 8 a 10 kilogramos hacia los 30 días de vida, momento en el que son enviados al matadero.

Cabras con sus cabritillos.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

La carne de estos cabritos es tierna y con poca grasa, teniendo un sabor realmente exquisito que hace que sea muy demandada.
El motivo del sacrificio temprano de los cabritos, se debe a que son criados mediante lactancia natural y por ello las cabras no comienzan a ordeñarse por lo general hasta que se retiran los cabritos.

Cabritos. 3 de ellos "Vegatos" y otro berrendo, capa bastante común en las cabras descendientes de la raza Pirenaica.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

La principal aptitud de la cabra del Guadarrama, ha sido la producción de leche.
Durante mucho tiempo, no se realizó una selección exhaustiva por lo que las producciones podían variar ampliamente tanto entre explotaciones como entre animales de la misma explotación.
Sin embargo, la rigurosa selección llevada a cabo por los ganaderos y la Asociación de Criadores, ha permitido avanzar mucho en este campo uniformando y aumentando ostensiblemente las producciones en los últimos años.

Cabras esperando a ser ordeñadas.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

Los datos de producción medios en 2020 fueron los siguientes:

Cabras de primer parto en 150 días de lactación: 208 kg.
Cabras de sucesivos partos en 210 días de lactación: 387, 56 kg.

Cabras de primer parto en 252 días de lactación natural: 334 kg.
Cabras de sucesivos partos en 296 días de lactación natural: 509 kg.

% Grasa: 4,71.
% Proteína: 3,57.
% Extracto seco: 13,88

Detalle del ordeño.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

Como ya hemos dicho varias veces a lo largo de este artículo, las medias pueden variar y ser fácilmente superadas con un esmerado manejo.
El ordeño, realizado en épocas pasadas de forma manual, se realiza actualmente de forma mecánica lo cual asegura la mejor conservación y calidad de la leche.

Detalle de la ubre justo antes del ordeño.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

El aumento progresivo de la producción y calidad de la leche a lo largo de los últimos años, evidencia que la raza aún no ha tocado techo y todavía puede incrementar sus rendimientos, compitiendo así con las grandes razas lecheras del sur peninsular, presentando la ventaja de encontrarse perfectamente adaptada a regiones de clima frío y lluvioso.

Cabras alimentándose.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

La raza del Guadarrama cuenta con el logotipo de RAZA AUTÓCTONA 100% para la comercialización de su leche y derivados lácteos.
Aunque numerosas empresas trabajan con leche de Cabra del Guadarrama para elaborar sus productos, el logotipo de RAZA AUTÓCTONA 100% sólo podrá utilizarse cuando la leche empleada proceda exclusivamente de cabras del Guadarrama de ganaderías inscritas en la Asociación de Criadores.

Productos lácteos procedentes exclusivamente de Cabra del Guadarrama.
(c) Quesería Montealijar.

La QUESERÍA MONTEALIJAR de Las Navas del Marqués (Ávila) elabora queso con leche de cabra del Guadarrama de su propia ganadería, siendo actualmente la única de estas características puesto que existen otras muchas que elaboran sus productos con leche de la raza pero no de sus propios rebaños.

QUESERÍA MONTEALIJAR.


La explotación de la cabra del Guadarrama se ha realizado tradicionalmente de forma extensiva en zonas de sierra. 
Tradicionalmente los rebaños realizaban recorridos trashumantes o trasterminantes para aprovechar los recursos de distintas zonas a lo largo del año.
Actualmente, los rebaños se siguen explotando en extensivo pero complementando su alimentación cuando el ganado tiene mayores necesidades (gestación, lactación, épocas de alta producción) o cuando el campo dispone de pocos recursos.

Cabras pastando en una zona de matorral.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

La instalación de salas de ordeño mecanizadas hace que la trashumancia sea complicada por tener que permanecer el ganado cerca de la explotación para ser ordeñado. Por ello, pocas explotaciones realizan ya esta práctica, trasladando sólo parte del ganado (animales jóvenes, machos y cabras que no están siendo ordeñadas).

En época de paridera, las cabras complementan su alimentación con piensos y forrajes.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

La raza del Guadarrama merece ser conservada por constituir parte del patrimonio genético ganadero español y por ser una raza capaz de alcanzar excelentes producciones cuando se la somete a un manejo adecuado.
Además, forma parte del paisaje tradicional y de la cultura de las zonas donde lleva siglos criándose.

Rebaño de cabras en el campo.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C. 

Ganaderías como GANADERÍA CAPRINA SÁN ADRIÁN T.C. luchan por seleccionar, mejorar y conservar esta singular raza caprina junto con la eficiente Asociación de Criadores de la raza. 

Ganadería Caprina San Adrián T.C.

¿Y nosotros? ¿Cómo podemos ayudar a la cabra del Guadarrama? Pues sencillamente consumiendo sus productos, pero asegurándonos siempre de que tanto los productos lácteos como la carne, proceden exclusivamente de ejemplares de esta raza caprina.

Queso de cabra del Guadarrama.
(c) Quesería Montealijar.

Agradecimientos:
- GANADERÍA CAPRINA SAN ADRIÁN T.C.
- Asociación de Criadores de Cabra del Guadarrama.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Grado Superior en Gestión y organización de los recursos naturales y paisajísticos.


Bibliografía y fuentes consultadas:
- Catálogo de razas autóctonas españolas. I. (1980). Ministerio de Agricultura.
- Estaban Muñoz, C.; Razas Ganaderas Españolas Caprinas (2008). Colección Feagas.
- García Dory, M.A.: Guía de campo de las razas autóctonas de España. (1990). Alianza editorial.
- Guía de campo de las razas autóctonas españolas. (2009). Ministerio de Medio Ambiente.
- Razas de ganado del catálogo nacional. (2010). Ministerio de Agricultura.
- Sañudo Astiz, C.: Atlas mundial de etnología zootécnica. (2011). Editorial Servet.
- Yanes García, J.E. (coord): Catálogo de razas autóctonas de Castilla y León (España)- Región Norte de Portugal II. (2002) Fundación Rei Alfonso Henriques.





lunes, 27 de septiembre de 2021

EL CABALLO EN LA SIERRA DE GREDOS

El caballo ha sido posiblemente uno de los animales más importantes a lo largo de la Historia de la Humanidad, no sólo como animal doméstico sino como pieza de caza durante miles de años.
En este artículo nos centraremos en analizar la influencia que ha tenido este animal en la Sierra de Gredos, tanto en la provincia de Ávila como en la de Cáceres.

Caballos en la vertiente sur de la Sierra de Gredos.
Al fondo, el Pico Almanzor.
(c) Jesús Carreras.

El caballo fue domesticado por primera vez posiblemente en las estepas euroasiáticas hacia el año 6500 antes de Cristo, es decir, varios milenios después que otras especies ganaderas.
No debió ser tarea fácil controlar primero y domar después a estos ariscos y veloces animales cuya principal utilidad desde que fueron domesticados ha sido la de animales de montura aunque han sido empleados para diversos usos desde el trabajo a la producción de carne y leche.

Domesticar al caballo, no fue tarea fácil.
Doma de yeguas en Tornavacas (Cáceres)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Hasta ese momento, el caballo había sido una pieza de caza fundamental para el hombre del Paleolítico y primeros tiempos del Neolítico.
Encontramos muchísimas representaciones pictóricas en el arte rupestre en el norte de España y el sur de Francia donde el caballo salvaje fue muy numeroso hasta que los cambios climáticos que ocasionaron el crecimiento de bosques en las zonas ocupadas antes por grandes praderas, obligaron al caballo a retirarse a zonas más norteñas y despejadas.

Como sus ancestros salvajes, los caballos prefieren los terrenos abiertos.
(c) Miguel Alba.

Posiblemente, en pequeñas áreas montañosas del norte de España, subsistiesen poblaciones relictas que darían lugar a las pequeñas razas caballares de estas regiones, aunque en esto no hay acuerdo entre los expertos.

Los caballos están adaptados a espacios abiertos.
Caballos en la montaña de Cantabria.
(c) Miguel Alba.

Los primeros pobladores sedentarios de la Sierra de Gredos fueron los vettones, pueblo guerrero y ganadero para el que el caballo tenía una importancia fundamental, al ser utilizado como montura en sus desplazamientos y en sus escaramuzas guerreras con otros pueblos primero y con la poderosa Roma después.
Bien pudo recorrer Viriato estás serranías mientras los romanos trataban de vencerle, cosa que no consiguieron sin utilizar el chantaje con los hombres de confianza de este valeroso capitán.

Monumento a Viriato en Guijo de Santa Bárbara (Cáceres).
Según la tradición oral, este pastor lusitano vino al mundo en estas montañas.
Mientras nadie pueda asegurar lo contario, así será.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Sin embargo, no disponemos de muchos datos de esas lejanas épocas por lo que nos centraremos en la situación del caballo en nuestra Sierra en los últimos siglos.
El caballo ha sido utilizado en Gredos fundamentalmente como animal de montura, carga y trabajo en este orden de importancia.
Sus grandes valedores fueron siempre los ganaderos trashumantes para quienes el caballo era vital a la hora de realizar sus desplazamientos tanto cuando trasladaban el ganado por cañadas, cordeles y veredas entre los diferentes pastaderos como para realizar sus desplazamientos diarios en sierras y dehesas.

Vaquero trashumante en el Puerto del Pico.
(c) Silvestre de la Calle García.

Los ganaderos trashumantes, propietarios de vacas u ovejas, solían tener unas cuantas yeguas, algunas de ellas domadas y conocidas popularmente como yeguas "hateras" o "jateras" por ser las encargadas de transportar en los serones el "hato" o "jato" de los pastores, compuestos por su ropa, comida para los días de cordel y los escasos útiles y enseres necesarios para la vida del pastor en la dehesa o la sierra.

Yegua con su potro acompañando a una vacada trashumante.
(c) Silvestre de la Calle García.

Las yeguas tenían la ventaja respecto a los caballos, de proporcionar una cría al año pudiendo ser utilizadas para carga y montura aunque estuviesen preñadas o criando.
Además,  las yeguas solían parir a comienzos de la primavera por lo que había poco trabajo que hacer en el campo y si se trataba de yeguas trashumantes, estaban en las dehesas y podían criar plácidamente a sus potros sin gran trabajo.

Potrillo mamando.
(c) Jesús Carreras.

Podían los ganaderos disponer de semental propio si tenían bastantes yeguas, pero lo más habitual era recurrir a las paradas de sementales, establecimientos públicos o privados donde se mantenían sementales de diferentes razas para que el ganadero eligiese el más conveniente para sus intereses.

Caballo semental en Navacepeda de Tormes (Ávila)
(c) Silvestre de la Calle García.

En las paradas había caballos pero también burros ya que, como todos sabemos, del cruce de la yegua y el burro viene al mundo el mulo, animal de gran estima en el medio rural y que en el pasado alcanzaba precios muy elevados.

Mulo en Guijo de Santa Bárbara (Cáceres)
(c) Silvestre de la Calle García.

El nacimiento de un potro o un muleto (mulo pequeño), constituía un gran acontecimiento familiar. Su venta constituía una importante fuente de ingresos para las familias, sobre todo para aquellas que solían tenían 1 ó 2 yeguas.

Yegua con su potro.
(c) Jesús Carreras.

Hemos dicho más arriba, que los caballos y yeguas también se utilizaban para el trabajo pero en la Sierra de Gredos esto era minoritario. 
Se les utilizaba como animales de carga, para arar o para trillar y muy rara vez para tirar de los carros.

Juan García García con su yegua cargada de tabaco.
Guijo de Santa Bárbara (Cáceres)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En la vertiente norte se prefirieron siempre las yuntas de vacas y en menor medida de bueyes, aunque en tiempos antiguos los bueyes fueron intensamente utilizados para la carretería.
También los burros eran muy utilizados por la gente mayor o por los labradores más humildes.



Arriba: Yunta de vacas en Barajas de Gredos (Ávila)
Abajo: Yunta de burras en Navacepeda de Tormes (Ávila).

En la vertiente sur, las vacas también fueron utilizadas aunque en menor medida que en el norte pues el abrupto relieve no es tan adecuado para las vacas.
Se preferían los burros y mulos para realizar los trabajos agrícolas. Aunque los burros tienen menos fuerza que los caballos son muy fáciles de mantener.
Los mulos, por su parte tienen tanta o más fuerza que los caballos y son sobrios como los burros pero tienen la desventaja de que las mulas no se reproducen.

Ángel de la Calle Vicente trabajando con un mulo en Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Sin embargo, en una u otra vertiente, algunos ganaderos empleaban caballos para trabajar, prefiriendo siempre la yegua al caballo por el motivo de proporcionar anualmente una cría.
Muchas veces, se trabajaba con un caballo solo pero otras veces, las labores se realizaban con yuntas, especialmente si se utilizaban "jacas", caballos de pequeñas dimensiones que no debemos confundir con los ponis.

Caballos Pottoka en la sierra de Piornal (Cáceres)
Si bien las jacas que predominaban en Gredos eran las gallegas, estos pequeños caballos oriundos del País Vasco, son muy similares.
(c) Ana Belén Bermejo Pérez.

En ocasiones, el ganadero o labrador humilde sólo disponía de una jaca y para realizar ciertas labores, se trabajaba con el sistema de "a día vuelto", que consistía en asociarse dos propietarios que tenían una sola jaca cada uno, se asociaban para poder disponer así de una yunta, trabajando un día uno de los dos y al siguiente el otro.

José Miguel Jiménez Díaz trabajando con un caballo en Guijo de Santa Bárbara (Cáceres)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En la Sierra de Gredos, los caballos no se criaron nunca para la producción de carne o leche.
Sólo en casos excepcionales era consumida la carne si se accidentaba algún animal y tenía que ser sacrificado. En tal caso, se despiezaba adecuadamente al animal y se vendía la carne a los vecinos, reservando una parte para el consumo familiar.
Martina de la Calle Vicente, de 97 años, nos cuenta que en Guijo de Santa Bárbara (Cáceres) era frecuente que la carne de los potros que se accidentaban en la sierra o que eran atacados por los lobos, se empleaba para hacer filetes que se conservaban en tinajas de barro con aceite de oliva durante muchos meses para ir consumiéndolos poco a poco.

Martina de la Calle Vicente, ganadera de Guijo de Santa Bárbara (Cáceres).


Actualmente, la situación de la ganadería caballar en la Sierra de Gredos es muy distinta.
La mecanización agrícola y la motorización del transporte, hacen que los caballos no sean estrictamente necesarios.
No obstante, su uso sigue siendo fundamental para los ganaderos que aún trashuman a pie e incluso para aquellos que mantienen las vacas en las zonas más altas de la sierra y a las que no puede llegarse en coche, lo cual es especialmente notorio en la abrupta vertiente sur de la Sierra.

Miguel Jiménez de la Calle a lomos de su caballo y al frente de su ganadería trashumante.
Guijo de Santa Bárbara (Cáceres)
(c) Olga de la Calle Santos.

También se utilizan los caballos con finalidad turística, existiendo en toda la Sierra de Gredos numerosas empresas destinadas al turismo ecuestre. Esta actividad cobra cada día mayor importancia y permite recorrer con comodidad nuestra bella Sierra disfrutando de sus espectaculares paisajes y pintorescos pueblos.

Ruta ecuestre por la calzada romana del Puerto del Pico.
(c) Silvestre de la Calle García.

En muchos pueblos de la Sierra de Gredos, particularmente en la vertiente norte de la Sierra, los caballos han sido seleccionados en las últimas décadas para la producción de carne.
Para ello, se recurrió al cruzamiento con sementales de razas especializadas, fundamentalmente la raza Hispano-Bretona con el fin de ir mejorando poco a poco las yeguas locales aunque muchos ganaderos han optado por adquirir directamente yeguas de pura raza.
Los potros, vendidos tradicionalmente en ferias como la de Navarredonda o la del Barco a tratantes venidos de otros puntos del país e incluso del extranjero, son comercializados ya en la mayoría de los casos directamente en la propia explotación.

Yeguas de aptitud cárnica con sus potros.
Navarredonda de Gredos (Ávila).
(c) Silvestre de la Calle García.

Quedan muchas personas en los pueblos de Gredos que mantienen un reducido número de caballos o yeguas.
Se trata por lo general de ganaderos dedicados a la cría de otras especies o de simples aficionados dedicados a otras actividades laborales que mantienen sus animales por tradición familiar o por capricho.

Yegua con su potro en la sierra.
(c) Jesús Carreras.

Dada su rusticidad y facilidad de manejo, muchos ganaderos mantienen a los caballos en régimen de libertad casi completa en la sierra durante todo o gran parte del año, acudiendo periódicamente para suplementar su alimentación y así mantenerlos controlados.

Yeguas en la sierra de Tornavacas (Cáceres)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En otras ocasiones, muchas personas tienen solamente 1 ó 2 caballos y los mantienen en fincas y prados donde cumplen una importante labor desbrozadora manteniendo el terreno limpio y evitando así al propietario costes de limpieza.

Caballos realizando labores de desbroce y limpieza.
(c) Jesús Carreras.

Como vemos el noble caballo, que lleva miles de años a nuestro lado, consigue "reinventarse" poco a poco para no desaparecer y permanecer en nuestra Sierra pastando junto a vacas, ovejas, cabras y especies salvajes como la cabra montés o el ciervo en perfecta armonía y sin problemas o al menos así ha sido hasta ahora.
No sabemos lo que pasará en unos años con esos animales que "parecen perros" y que recorren ya nuestras sierras......

El perro que no es un perro y que causará más de un "escaliento" a los caballos de Gredos.
(c) Javier Bernal.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.



GUIJO DE SANTA BÁRBARA. EL PUEBLO DE VIRIATO.

Guijo de Santa Bárbara es un pequeño pueblo situado en la comarca de La Vera, al noreste de la provincia de Cáceres y en las estribaciones o...