domingo, 26 de noviembre de 2023

ALEJANDRO, UN JOVEN CABRERO.

Alejandro Torralvo Gutiérrez (n.1998) es un joven cabrero de la localidad de Guijo de Santa Bárbara, situada en el centro de la comarca de La Vera, al noreste de la provincia de Cáceres y en las estribaciones meridionales de la vertiente sur de la Sierra de Gredos, zona de origen de la raza caprina Verata.
Ha sabido conjugar como pocos la sabiduría popular de los viejos cabreros heredada de su abuelo Primitivo y de su padre Florián y adaptarla a los tiempos modernos.



Sin duda alguna, Primitivo Torralvo García (1927-2020), que llevaba ese nombre por haber nacido el día 27 de noviembre, festividad de San Primitivo, fue el gran maestro de su nieto Alejandro.
Conocido por todos los guijeños como TÍO PIVO, Primitivo Torralvo fue uno de los últimos grandes cabreros tradicionales y al que le tocó vivir una época especialmente dura en la que mucha gente vendía las cabras y abandonaban las tierras de cultivo para marchar a las grandes ciudades españolas o al extranjero en busca de lo que decían que era una vida mejor.
Sin embargo, él se quedó y gracias a las cabras logró sacar a su familia adelante.

Tío Pivo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Tío Pivo era el menor de los hijos de Tío Jacinto "Virola" y de tía Dolores: Fermina, Vicenta, Gregoria y Primitivo. 
Como muchos guijeños, tío Jacinto y tía Dolores eran cabreros y desde niño, cuando contaba con tan sólo 7 u 8 años, tío Pivo tuvo que cuidar en la sierra las cabras de su padre, algo muy habitual y que se repetía en todas las familias cabreras de la época pues mientras el padre trabajaba en el campo y la madre realizaba las tareas domésticas, los niños tenían que hacerse cargo de los animales.

Tío Jacinto y tía Dolores.
(c) Familia Torralvo.

Tío Pivo contrajo matrimonio con Flora Sánchez Vaquero con la que tuvo tres hijos llamados Florián, Jacinto y Ángel, a los que sacó adelante gracias a las cabras tal y como él mismo decía con gran orgullo. Mal no lo haría cuando sus hijos siguieron con el oficio hasta su jubilación en el caso de Florián y Jacinto o aún en la actualidad en el caso de Ángel.

Tía Flora y tío Pivo con su hijo Florián.
(c) Familia Torralvo.

El sistema de manejo llevado a cabo por tío Pivo con sus cabras, era el extensivo tradicional.
Durante buena parte del año, las cabras pastaban en las zonas bajas y medias de la sierra, encerrándose por la noche en los tradicionales corrales, construcciones con muros de piedra y tejado de madera y tejas barro. 
En verano, con el fin de aprovechar los pastos más frescos de las zonas altas de la sierra, se trasladaba allí a las cabras pero para no tener que realizar largos desplazamientos con ellas, toda la familia se trasladaba con ellas.

Pimesaíllo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Tío Pivo y su familia pasaban el verano en parajes como Pimesaíllo o El Galayo, viviendo en las tradicionales chozas, antiquísimas y sencillas construcciones que contaban con un muro circular de piedra seca sin más aberturas que la pequeña puerta de entrada y con una techumbre cónica formada por un entramado de vigas y rajones (troncos seccionados longitudinalmente) cubiertos por una gruesa capa de escoba o piorno.

Choza de El Galayo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En los alrededores de la choza se encontraban el majal de las cabras, cercado de piedra a cielo abierto en el que dormían las cabras, la chochinera, el gallinero y, siempre cerca del agua, la quesera, aprovechando la oquedad bajo algún gran canchal.
En la quesera se mantenían los quesos frescos hasta se bajaban a vender una vez por semana al pueblo, aprovechando el viaje para subirse pan y otros comestibles.

Quesera de El Galayo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Terminado el verano, tío Pivo y su familia regresaban con las cabras a las zonas bajas cercanas al pueblo donde el ganado disponía siempre de abundantes pastos y matorrales para ramonear además de estar más protegidas durante la noche sobre todo en las épocas de paridera.

Cabras bajando de la Sierra.
(c) Alejandro Torralvo Gutiérrez.

Las principales producciones de las cabras en la época de tío Pivo eran el queso y los cabritos.
El queso se elaboraba de manera totalmente artesanal durante todo el año tanto en casa como en la sierra. Leche fresca, cuajo de cabrito y sal eran sus únicos ingredientes.
La leche se dejaba enfriar, se añadía el cuajo, se dejaba reposar, se apuraba para separar el suero de la cuajada y se echaba esta en los cinchos (moldes circulares de madera) para apretarla y echarle sal. A las pocas horas, ya podía comerse pero para venderlo había que esperar unos días con el fin de que perdiese el suero.

Queso fresco de cabra recién hecho.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El queso era exquisito durante todo el año, pero especialmente en los meses de verano cuando las cabras pastaban en la sierra o en el otoño cuando ya daban muy poca leche y era por lo tanto más "gorda".
Durante décadas, y aunque en Guijo de Santa Bárbara había excelentes queseras, el queso de tía Flora fue considerado por muchísima gente como el mejor y el más exquisito de todos por ser muy mantecoso.
El queso era vendido por cada cabrera en su propia casa, generalmente a una clientela fija que acudía cuando lo necesitaba.

Quesos frescos entre helechos para bajarlos de la sierra.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los cabritos se vendían como lechales. Tradicionalmente, las cabras parían a finales del invierno o principios de la primavera y los cabritos se vendían con 1 ó 2 meses directamente a los vecinos o a carniceros del pueblo y de la zona pero poco a poco se fue modificando esta tendencia para realizar una paridera "temprana" en octubre o noviembre con el fin de vender los cabritos en fechas próximas a la Navidad.

Cabritos al sol.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Tío Pivo siguió el mismo manejo durante décadas.
En los años 80 del pasado siglo tomó la gran decisión de adquirir la finca "Santonuncio", propiedad de Juan García García y Nicolasa Sánchez García. 
Se trata de una finca de bastante extensión, con abundante agua, situada en un paraje extraordinario para que las cabras pastasen en la parte baja y media de la sierra y que contaba por entonces con un magnífico corral de grandes dimensiones.

Corral de Santonuncio.
Al fondo, Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

La finca había pertenecido durante décadas a Vicenta García Díaz, conocida como Tía Vicenta "La Jambrina", mujer luchadora y emprendedora que tras muchos años dedica a la cría de cabras y al cultivo de centeno y castaños, se dedicó a la cría de ovejas y al cultivo de tabaco.
Para ello, construyó a finales de la década de 1940 el corral de Santonuncio cuya planta inferior servía como alojamiento a las ovejas y la superior como almacén de aperos agrícolas, almacén de heno y secadero de tabaco.

Vicenta García Díaz.
"Tía Jambrina".
(c) Familia De la Calle.

Sin embargo, cuando la propiedad pasó a manos de los nietos de tía Vicenta, estos ya no se dedicaban a la cría de ganado menor y como la finca estaba a considerable distancia del pueblo, Tío Pivo y Juan García, que además de quintos eran compañeros en la administración de la Sierra, cerraron el trato de la venta de Santonuncio.
Para ello, tío Pivo, que solía contar con una piara de un ciento de cabras, tuvo que vender algunas y el día que "tomó posesión" de Santonuncio, sólo tenía 70 cabras grandes.

Cabras en el interior del corral de Santonuncio.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Ya por entonces, tío Pivo llevaba la explotación la ayuda de sus hijos Florián y Ángel que eran solteros, mientras que Jacinto que ya estaba casado tenía una piara independiente.

Jacinto Torralvo con sus cabras.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Tío Pivo y sus hijos fueron poco a poco aumentando la piara y adaptando las instalaciones de la finca, construyendo nuevos corrales anexos a los ya asistentes y en los que en algún momento llegaron a albergar más de 500 cabras.
Sin embargo, los cambios ocurridos en el sector ganadero en general y caprino en particular, les obligaron a abandonar el sistema tradicional de explotación pasando a mantener todo el año las cabras en las zonas bajas con el fin de poder ordeñarlas y entregar la leche a la industria quesera al no poder ya hacer el queso de manera artesanal en casa.

Cabras en el interior de uno de los nuevos corrales.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Al jubilarse tío Pivo en 1992, las riendas de la explotación fueron tomadas por Florián, más conocido por todos como Florín, y por su hermano Ángel aunque hasta los últimos días de su vida tío Pivo siguió yendo a diario a la finca.

Florián Torralvo.

Hicieron los hermanos Torralvo grandes cambios en la explotación, al introducir en primer lugar razas más productivas que la Verata, que es la raza autóctona de la zona y la que siempre habían criado pero que, pese a estar mejor adaptada que ninguna otra a las condiciones del lugar, produce menos leche que otras razas como la Malagueña, la Murciana, la Saanen, la Alpina, la Florida...aunque siguieron manteniendo algunas cabras de raza Verata.
El cambio más sustancial fue la construcción y puesta en marcha de una magnífica sala de ordeño mecánico que les ahorró mucho trabajo y permitió mejorar mucho sus condiciones de vida.

Cabras esperando junto a la sala de ordeño.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Ya casi cuando el siglo XX tocaba a su fin, y cuando parecía que la larga estirpe cabrera de los Torralvo no tendría sucesión, vino al mundo Alejandro Torralvo Gutiérrez, hijo de Florián y Paula.
Tras estudiar primero en el Colegio Público Santa Bárbara de Guijo de Santa Bárbara y posteriormente en el IES Jaranda de Jarandilla de La Vera, Alejandro estudió un Ciclo Formativo de Grado Medio relacionado con el sector forestal en el mencionado instituto, pero al haber vivido toda su vida entre cabras y coincidiendo con la cercana jubilación de su padre, decidió que su vida eran las cabras.

Florián, Alejandro y Tío Pivo.
2017
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Cuando Alejandro decidió tomar las riendas de la explotación, esta contaba con más de 300 cabras. La mitad eran de su padre y la otra mitad eran de su tío Ángel pero el encargado de ellas era Florián pues al tener también vacas "a medias", Ángel se encargaba de estas.
Se trataba de cabras mestizas de lo más diverso debido al sistema de cruzamiento con sementales lecheros seguido durante varias décadas, dando como resultado buenas cabras lecheras, adaptadas a la montaña y de "pelo" (color) sumamente diverso.

Cabras de Alejandro hace unos años.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

La primera decisión que tomó Alejandro, fue recuperar la raza Verata retirando todos los machos mestizos o de otras razas y comprando machos de raza Verata.
También dejó de criar aquellas chivas que no fuesen hijas de madre y padre Veratos con el fin de evitar que siguiesen criando y retirando paulatinamente las cabras no Veratas cuando ya eran viejas.

Alejandro con un macho verato.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Alejandro se ha criado entre las cabras y conoce perfectamente el oficio del cabrero y todo lo que hay que hacer en cada momento, pero cuando se hizo cargo de la explotación familiar, contó con la inestimable ayuda del abuelo Pivo que, aunque ya llevaba décadas jubilado, seguía yendo todos los días al corral de Santonuncio con su hijo Florín y su nieto Alejandro.

Tío Pivo con las cabras. 2017.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Pero la cada nunca se rompió y tuvo que volver a unirse sino que entre tío Pivo y Alejandro, ha estado siempre Florín que es el mejor representante de esos cabreros que cuando eran jóvenes allá por los años 70 y 80, en lugar de dejar el ganado para estudiar o dedicarse a actividades más lucrativas y menos sacrificadas, decidieron seguir con el oficio de cabrero.

Florín y Alejandro ajustando los campanillos a las cabras.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Como todos los jóvenes de su tiempo, Alejandro ha crecido ya en un mundo marcado por las nuevas tecnologías: ordenadores, teléfonos móviles con diferentes aplicaciones, conexión a internet, redes sociales ...
Esto le ha permitido relacionarse con cabreros de muchos lugares de España y compartir así experiencias y conocimientos diversos que Alejandro ha sabido conjugar a la perfección con los que le transmitieron su padre y su abuelo.
Hoy en día, aún siguiendo un sistema de explotación extensivo y tradicional aunque no del mismo modo que el que llevaba su abuelo, Alejandro controla a sus cabras mediante dispositivos GPS para tenerlas localizadas en todo momento.

Cabra con collar GPS.
(c) Alejandro Torralvo Gutiérrez.

Pero nadie mejor que Alejandro nos puede explicar el sistema de manejo seguido por sus cabras:

"Mis cabras llevan un manejo extensivo, saliendo todos los días al campo pero comiendo pienso y paja en el corral siempre que lo necesitan o cuando el tiempo está malo.
Las cabras aguantan muy bien el calor y el frío, pero la lluvia no les gusta. En invierno salen del corral todos los días, pero si el tiempo está malo no andan mucho y prefieren quedarse cerca.

Las cabras de Alejandro en la nieve.
(c) Alejandro Torralvo.

Cuando los días están en buenos y en la primavera, suelo llevarlas por la garganta. Hay muchas escobas, sauces, zarzas, berezos, chaparros...y comen bien.
También en primavera les gusta mucho pastar en el monte roble porque comen el renuevo de los árboles y si llueve un poco y calienta el sol, sale una hierba muy fina que les encanta.

Cabras en la garganta.
(c) Alejandro Torralvo.

En verano, subo con ellas a las zonas más altas pero ya no me voy a la choza a vivir como hacían mis abuelos o mi padre cuando era joven. Eso ya no se puede hacer porque hay que ordeñar a las cabras con la ordeñadora y tener la leche en tanques de frío hasta que vienen a recogerla de la quesería. Antiguamente, cuando se ordeñaba a mano en los corrales, la leche se llevaba al pueblo en las caballerías pero esto ya no puede hacerse.

Cabras en la sierra.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En el otoño, las tengo otra vez en el monte roble porque les gustan mucho las bellotas. Son muy buen alimento para ellas. También sale hierba fresca si el tiempo está bueno y no hace mucho frío.

Cabras en el robledal.
(c) Alejandro Torralvo.

Y así hasta que vuelve el invierno y empieza otra vez el ciclo. Así ha sido toda la vida porque en mi familia, según decía mi abuelo Pivo, hemos tenido cabras desde siempre.

Cabras en la cercanía del corral.
(c) Alejandro Torralvo.

Las cabras salen a pastar, o de careo como decimos aquí, ellas solas o acompañadas por los perros. Yo voy con ellas un rato hasta que están ya en zonas más altas donde no pueden meterse en fincas o en prados y desde allí siguen ellas solas. 
Después me vuelvo a la finca, limpio la ordeñadora y los corrales, avío a algunas cabras que no han podido salir y cuando termino, me voy en busca de las cabras y estoy con ellas hasta por la tarde cuando vuelven al corral.

Cabras entrando en el corral.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

No tengo todas las cabras en la misma piara todo el año. Hago por lo menos dos hatajos o lotes según la época en la que paren: las tempranas y las tardías. Además de eso, a veces hay otra piara más en la que están las jorras, las chivarras y los machos.
Yo hago dos parideras como se ha solido hacer aquí siempre: la temprana en octubre y noviembre y la tardía a finales del invierno o principios de la primavera.

Cabra recién parida.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los chivos tempranos se venden mejor que los tardíos. Se venden cuando tienen más o menos un mes o mes y medio, antes de Navidades que es cuando mejor precio hay. En esta paridera paren casi todas las cabras grandes.
En la paridera tardía, paren menos cabras. Algunas cabras grandes que no se quedaron preñadas y las chivarras. Los chivos tardíos suelen tener peor venta pero es necesario hacer dos parideras para poder vender leche a la quesería todo el año.

Cabritos.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Cuando se quitan los cabritos, se empieza a ordeñar a las cabras. Dan leche durante varios meses aunque cuando se quedan preñadas van dando cada vez menos. Hay veces que se secan o "ajugan" solas pero si no, conviene que se sequen por lo menos dos meses antes de parir para que descansen un poco.

Cabras de Alejandro.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En invierno y primavera todas las cabras están en Santonuncio porque las que no están dando leche, están a punto de parir. Así las puedo atender bien a todas.
En verano, las que no se ordeñan las llevo a un majal de la sierra en el sitio de El Coronito y allí están hasta que van a empezar a parir. Algunas no vuelven a Santonuncio hasta el mes de diciembre.

Cabras en El Coronito.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Además de las cabras, también tengo vacas. Realmente tanto las cabras como las vacas las tengo "a medias" con mi tío Ángel porque así lo tenían mi padre y él pero yo realmente soy cabrero porque me encargo más bien de las cabras. Me gustan las vacas porque también me he criado entre ellas, pero no tanto como las cabras.
Las vacas las tenemos en dehesas fuera del pueblo aunque en verano traemos algunas a la sierra y también tenemos algunas aquí todo el año que es de las que yo me encargo.

Vaca en Santonuncio.
(c) Silvestre de la Calle García.

Tenemos también algunas yeguas y caballos. Antes se utilizaban para cargar y para trabajar, pero ya los tenemos más por capricho y para criar potros que se venden bastante bien.

Yegua con su potrillo en Santonuncio.
(c) Silvestre de la Calle García.

Y esta es la vida del cabrero. Mucha gente se sorprende de que alguien tan joven quiera seguir este oficio porque es muy duro. Siempre lo ha sido y hoy lo sigue siendo porque hay que hacer muchos papeleos, saneamientos y demás para tener todo en regla y este año además con la sequía, los precios bajos del producto, los precios elevados de los piensos y demás, ha sido un año especialmente duro.
Yo siempre digo que hago esto porque me gusta y por eso, aunque sea duro, disfruto de ello. 
Desde chico lo he vivido y me gustaría seguir llevando esta vida.

Alejandro con un cabrito.
(c) Silvestre de la Calle García.

Los cabreros no somos bichos raros. Yo de vez en cuando salgo con los amigos en el pueblo o voy a otros pueblos como cualquier joven de mi edad.
Me siento orgulloso con lo que hago y me alegra que mucha gente lo valore. Ahora mismo estoy saliendo muchos días en el programa EL CAMPO ES VIDA de Canal Extremadura y en el pueblo se valora mucho mi trabajo y en 2022 me dieron el PREMIO VIRIATO por conservar y difundir la cultura guijeña.

Alejandro con sus cabras.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Siempre digo que para ser un buen cabrero, hay que tener buenos maestros y yo he tenido y tengo todavía a mi padre, del que he aprendido y sigo aprendiendo mucho, pero el que más marcó mi vida como cabrero fue mi abuelo Pivo. Me siento muy orgulloso de que pudiera ver cómo ya me empezaba a hacer cargo de la ganadería familiar y aunque no esté siempre me voy a acordar de él porque pasé muy buenos momentos a su lado.

Alejandro y tío Pivo.
Pasado y presente de los cabreros.

Nota personal del autor:
Tuve la suerte de conocer bien y de pasar buenos ratos con tío Pivo en Santonuncio.
Era un hombre sencillo pero un auténtico sabio de esos que siempre hubo en nuestros pueblos y de los que debemos aprender tanto.
Tengo muy buena relación con diversos miembros de la familia Torralvo y muchas veces recuerdo con algunos de ellos, como su sobrina Obdulia Rodríguez Torralvo, que también fue cabrera durante muchísimos años, anécdotas vividas con tío Pivo.

Tío Pivo y su sobrina Obdulia.
(c) Familia Torralvo.

Quiero que este artículo sea un homenaje a la memoria de tío Pivo, pero sobre todo que sea un homenaje a Alejandro Torralvo Gutiérrez, gran amigo y colaborador de EL CUADERNO DE SILVESTRE.

Alejandro Torralvo y Silvestre de la Calle.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.
Cronista oficial de Guijo de Santa Bárbara.

ENLACES DE INTERÉS:

- LAS CABRAS DE TÍO PIVO.


- PREMIO VIRIATO.

miércoles, 22 de noviembre de 2023

LA BULA DE SANTA BÁRBARA.

Se acerca la fiesta de la gloriosa virgen y mártir Santa Bárbara, patrona de la localidad de Guijo de Santa Bárbara, pequeño pueblo de ganaderos y agricultores de la provincia de Cáceres
Como cada año, en EL CUADERNO DE SILVESTRE, toca publicar un artículo o entrada dedicado a algún tema relacionado con esta Santa y su devoción en Guijo, que se remonta al menos al año 1560.
Este año hablaremos de uno de los hechos más insólitos: LA BULA DE SANTA BÁRBARA.

Santa Bárbara es patrona de un pueblo de vaqueros y cabreros.

Hace dos años se publicó un artículo titulado LA VACA DE SANTA BÁRBARA en el que se cuenta la curiosa costumbre que tenían los cofrades de comprar y sacrificar una vaca los días previos a la fiesta para repartir la carne entre todos a razón de cuatro libras para cada uno, vendiendo la carne sobrante y los despojos a los vecinos del pueblo.
Esta tradición aparece reflejada en las Ordenanzas de la Cofradía, redactadas y aprobadas en 1672, donde se dice que era una costumbre de tiempo inmemorial.
La compra y sacrificio de la vaca perduró hasta 1867 cuando, debido gran gasto que suponía para las arcas de la Cofradía, se decidió suprimir.

Vaca Avileña Bociblanca.
Raza autóctona de estas serranías.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El pasado el artículo publicado en estas fechas se centro en la celebración de la fiesta de Santa Bárbara en 1828, año del que se conserva la lista de ingresos y gastos más antigua de la Cofradía y donde se mencionan detalles tan insólitos como la confección del RAMO, consistente en una rama de tejo adornada primorosamente con cintas y rosquillas que era subastada el día de la fiesta. Por supuesto, también aparecen reflejados en esa lista el importe que supuso la compra de la vaca y lo que se pagó al tamborilero por amenizar la fiesta.
Por todo ello, el artículo llevó por título VACA, TAMBORIL Y RAMO: SANTA BÁRBARA EN 1828.

Jesús Santos García.
Actual tamborilero de Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Este año, hablaremos de un documento de gran importancia para la historia de Guijo de Santa Bárbara en general y para la Cofradía de Santa Bárbara en particular. Se trata de una Bula pontificia en la que el Papa concedió una serie de privilegios a los cofrades de Santa Bárbara en el siglo XVIII.

Documento de la bula de Santa Bárbara.
(c) Silvestre de la Calle García.

Sin que se haya conseguido averiguar cómo, el Papa Benedicto XIII (29 de mayo de 1724 - 21 de febrero de 1730) conoció la existencia de la Cofradía de Santa Bárbara que existía en la Parroquia de Santa Bárbara del lugar del Guijo de Jarandilla y en el año 1725 concedió, mediante una bula pontificia, 5 Indulgencias plenarias a los cofrades de la misma siempre y cuando cumpliesen una serie de requisitos.

Benedicto XIII.
Retrato pintado por Giuseppe Bazzani.

Antes de pasar a ver detenidamente el contenido de la Bula Pontificia, explicaremos brevemente la historia de Guijo de Santa Bárbara hasta llegar al año 1725.
Durante buena parte de su historia, esta población recibió el nombre de El Guijo haciendo referencia a los guijos o guijarros, nombre local de la piedra granítica con elevado porcentaje de cuarzo y que aflora en diversos lugares de la sierra e incluso dentro del propio núcleo de población.

Covacho del Guijarro del Manzanar.
Obsérvese el tono blanquecino de la piedra de guijarro.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Como "apellido" el pueblo no recibía el nombre de su Patrona como ocurre actualmente, sino que se denominaba Guijo de Jarandilla, debido a que pertenecía en lo señorial al Señorío de Jarandilla y en lo jurisdiccional a la villa de Jarandilla de la Vera, que durante un breve periodo a caballo entre los años 1556 y 1557 se convirtió en el "centro del mundo" por ser la residencia del retirado pero poderoso Carlos I de España y V de Alemania.

Castillo de los Condes de Oropesa.
Jarandilla de la Vera.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Tenemos constancia escrita del pueblo del Guijo ya en 1468 cuando los vecinos del lugar pidieron al señor de Jarandilla que les señalase un coto de pastos para sus ganados independiente del utilizado por los ganaderos jarandillanos.
Aquellos antiguos ganaderos guijeños recibieron como coto de pastos la zona alta de la garganta de Jaranda, un terreno ideal para el pastoreo de cabras pero menos apto para la cría de otras especies como vacas y ovejas y con escasas posibilidades agrícolas.

Piara de cabras.
Al fondo, Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En 1560 se produjo un hecho que marcó para siempre la historia del pueblo.
En una de las casas del pueblo, se produjo un pavoroso incendio que en pocos minutos hizo que la vivienda que, como todas las de la época estaba construida a base de piedra, adobe y sobre todo madera, estuviese envuelta en llamas.
Todos los ocupantes de la casa lograron salvarse a excepción de dos niños pequeños que quedaron atrapados entre las llamas.
La desconsolada familia comenzó a rezar a Santa Bárbara para que por su intercesión Dios apagase el fuego y los niños se salvasen. Milagrosamente, el fuego se apagó y los niños fueron encontrados con vida.

Casa guijeña tradicional.
(c) Silvestre de la Calle García.

Agradecidos por semejante milagro, los guijeños decidieron construir una ermita dedicada a Santa Bárbara que, como no podía ser de otra manera, se convirtió en la patrona del pueblo.
En 1580 se fundó la Cofradía de Santa Bárbara tal y como escribió en 1922 el entonces párroco de Guijo don Gregorio María Cruz Aparicio al comenzar a escribir el libro de cuentas de la Cofradía y en virtud de los datos que aparecían en los libros anteriores, hoy lamentablemente desaparecidos.
La Cofradía se encargaba del mantenimiento de la organización de la fiesta y del mantenimiento del tempo que, en 1674 y no sin grandes luchas, pasó a ser Parroquia de Santa Bárbara, colocándose en esa fecha la pila bautismal que aún se conserva y el Sagrario con el Santísimo Sacramento.

Pila bautismal en la Parroquia.
(c) Silvestre de la Calle García.

De esa época, contamos con una maravillosa descripción del Guijo en la obra Amenidades, recreos y florestas de la Vera, escrita por Gabriel Azedo de la Berrueza y Porras:

"Es lugar el Guijo de hasta setenta vecinos, y está al pie de la misma sierra. Allí sí que son las aguas de las fuentes frías y buenas. Es el lugar muy recreable, ameno y regalado. 
Hacénse en él buenas mantequillas y el mejor queso fresco y mantecoso que se conoce, aunque entre Algarrobillas y lo pleitee Flandes. 
Tiene por patrona y titular de su iglesia a la gloriosa Santa Bárbara, virgen y mártir, que por estar al pie de aquella sierra los defiende de las tempestades y rigores del invierno que les amenaza. 
Es tradición muy válida que fue cabeza de Jarandilla y que allí se retiró la nobleza y vecindad y se hicieron fuertes en tiempo de la persecución de los moros, valiéndose de las eminencias y esconces que aquellas montañas les ofrecían para su amparo y defensa" 

Elaboración tradicional del queso.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Como se desprende de esta descripción, Guijo era un pequeño pueblo de 70 vecinos o familias (unos 300-350 habitantes) que vivían dedicados fundamentalmente a la ganadería lechera, mayoritariamente cabras con cuya leche se elaboraría como hasta tiempos recientes el rico queso fresco y mantecoso que tanta fama ha dado al pueblo y la ya casi desconocida mantequilla, elaborada esta última posiblemente con nata procedente de las escasas vacas autóctonas como ocurría en los demás pueblos de la zona.

Cabra Verata.
Autóctona de estas montañas.
(c) Silvestre de la Calle García.

Ya confiaban plenamente los guijeños en Santa Bárbara para que los salvase de las tempestades y rigores invernales de estas serranías. No en vano, Santa Bárbara es la abogada contra las tormentas, tan habituales durante el estío en la zona y que, según la leyenda, fueron la causa del incendio de 1560.

Tormenta.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los guijeños fueron siempre muy luchadores y no paraban hasta conseguir lo que se proponían. A finales del siglo XVII lucharon por tener cura propio, y aunque lo consiguieron en 1695, no pudo tomar posesión de la Parroquia hasta 1698 debido a la férrea oposición de Jarandilla.
Unos años más tarde, y no sin grandes esfuerzos, logaron conseguir su independencia. El 27 de junio de 1708 lograron convertir su pequeña aldea en una villa independiente pero al no poder pagar la cantidad exigida por Jarandilla, al año siguiente pasaron a ser nuevamente un anejo o barrio de esta última Villa.

Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Llegamos así al año 1725. 
Los 300 ó 350 habitantes con que contaría Guijo de Jarandilla en aquel momento llevaban una vida apacible y tranquila. Los hombres se dedicaban al cuidado de sus piaras de cabras y al cultivo de los castaños y los sembrados de centeno mientras las mujeres se hacían cargo de la elaboración del queso y de las labores domésticas y el cuidado de los niños y ancianos.

Cabrero con sus cabras.
Imagen común para los guijeños de 1725.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Su vida únicamente estaba condicionada por las labores del campo y por algunos acontecimientos religiosos.
Aquel año sonaron las campanas de la antigua iglesia para anunciar el bautismo de 7 niños y la celebración de un matrimonio, además de doblar en otras 7 ocasiones para anunciar el fallecimiento de otras tantas personas entre las que, lamentablemente, figuraron 4 niños recién nacidos.
A vuelo resonar cuando el 19 de octubre el obispo de Plasencia D. Juan Laso de la Vega visitó el pueblo y la Parroquia para confirmar a 27 jóvenes entre los que, podemos destacar a Sebastiana del Toro Gómez, que tan sólo contaba entonces con 3 añitos pero con el paso del tiempo se convirtió en la bisabuela de Antonio Jiménez García (1810-1898), más conocido como "El Abuelo Viejo" y que fue el personaje más importante de la historia de Guijo de Santa Bárbara teniendo trato con reinas y papas.

Antonio Jiménez García "El Abuelo Viejo".
(c) Retrato pintado por Francisco Martín Rivera.

Pero si por algo es especial para la historia de Guijo de Santa Bárbara el año 1725, es porque en esa fecha fue en la que el Papa Benedicto XIII, al que no debemos confundir con el Antipapa Benidicto XIII (1328-1423) que fue el llamado Papa Luna, otorgó a los integrantes de la Cofradía de Santa Bárbara los privilegios que se detallan en la Bula que, de forma bastante resumida para facilitar su lectura, dice lo siguiente:

“Benedicto Obispo, Siervo de los Siervos de Dios, Vicario de Cristo en la tierra, a todos los fieles que las presentes vieren, salud y bendición:
Habiéndosenos manifestado que en la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara del lugar de Guijo de Jarandilla, Diócesis de Plasencia en la provincia Compostelana existe una devota y piadosa cofradía para los fieles de ambos sexos erigida bajo la advocación de la referida Santa Bárbara para mayor gloria de Dios, salud de las almas y provecho del prójimo, cuyos cofrades han tenido por costumbre practicar obras de caridad y misericordia, con el fin de que expresada cofradía tenga en adelante mayor incremento y sus cofrades se afirmen más y más en su propósito de ejercitarse en buenas obras…

 

Imagen de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

….apoyados en la misericordia de Dios omnipotente y en la autoridad de los Bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo, a todos y cada uno de los fieles de uno y otro sexo que en lo sucesivo se alistaren y fueren recibidos en esta Cofradía, les concedemos perpetuamente Indulgencia plenaria y remisión de todos sus pecados si contritos y confesados recibieren el Santísimo Sacramento de la Eucaristía; Igual gracia concedemos a todos los cofrades actuales y venideros en la hora de la muerte si contritos y confesados recibiesen pudiendo cómodamente la Sagrada Comunión, o en su defecto arrepentidos y contritos pronuncien del dulcísimo nombre de Jesús con el corazón, si no pudiesen con los labioso hiciesen alguna señal de dolor y arrepentimiento.

 

Medalla de los cofrades de Santa Bárbara.
(c) Silvestre de la Calle García.

La misma Indulgencia plenaria y remisión de todos sus pecados, concedemos a todos los hermanos de la Cofradía que contritos, confesados y comulgados visitaren devotamente cada año la mencionada Iglesia de Santa Bárbara en el día en el que los cofrades celebren su fiesta principal cuyo día será elegido por ellos mismos y aprobado por el Diocesano, exceptuándose la fiesta de Pascua de Resurrección desde las primeras vísperas hasta ponerse el sol, y una vez elegido ese día, nunca podrá variarse, debiendo los cofrades rogar y pedir en esta visita por la exaltación de nuestra fe católica, extirpación de las herejías, conversión de los infieles y pecadores, por la paz entre los príncipes cristianos y por la salud del Soberano Pontífice a la sazón reinante.

Celebración de la Santa Misa.
Festividad de Santa Bárbara. 2018.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Además a todos los cofrades que contritos, confesados y comulgados visitasen expresada Iglesia en cada año en otras cuatro festividades o en días feriados que han de elegirse por los mismos y aprobarse por el ordinario sin que puedan variarse una vez elegidas. A todos los que visitasen susodicha Iglesia en estos cuatro días y rogasen en ella por los fines arriba expresados, les concedemos en cada uno de los días que esto hicieren; siete años y siete cuarentenas de perdón.

Nota: los cofrades eligieron las festividades de la Natividad del Señor (25 de Diciembre), la Epifanía (6 de enero), la Encarnación (25 de marzo) y la Natividad de Nuestra Señora (8 de septiembre).

Interior de la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Socorro.
(c) Silvestre de la Calle García.

Finalmente a todos los cofrades que asistan a cada una de las misas que en la referida Iglesia se celebren por voluntad y devoción de la cofradía o se asocien en reuniones públicas o secretas realizadas por ella con el fin de ejercer y fomentar la piedad, asistan a las procesiones ordinarias o extraordinarias, tanto de la cofradía como de otras que se hicieren con licencia del Diocesano, acompañaren a los entierros o al Santísimo Sacramento cuando se lleva a los enfermos, o estando impedidos rezaren de rodillas la oración del Padrenuestro, a todos los que visitasen a los enfermos, los consuelen en sus trabajos o den hospitalidad a los pobres mendigos, les ayuden y socorran con limosnas, a todos los que procuren poner en paz a los enemigos así propios como extraños, rezaren cinco padrenuestros a las almas de los cofrades difuntos, atraigan al camino de la salvación a algún extraviado, enseñen a los ignorantes los preceptos y las cosas pertenecientes a la vida eterna, practiquen alguna otra obra de misericordia espiritual y corporal; a todos los que siendo cofrades, hagan alguna de estas obras, por cada una y cada vez que lo ejecuten, les concedemos por las presentes letras que queremos sean perpetuas, sesenta días de indulgencia.

Procesión de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Es nuestra voluntad que si la cofradía de Santa Bárbara se agregase a otras aunque fuese por participar de sus indulgencias, cualquiera que sean las letras que se obtengan, sean del ningún valor y efecto.

Dado en San Pedro de Roma, a primero de julio de mil setecientos veinte y cinco años de la Encarnación del Señor.


Retrato ecuestre de Benedicto XIII.
Pintado por Agostino Masucci.

Con el paso del tiempo, la bula fue lamentablemente olvidada por los guijeños que ni siquiera recordaron su existencia.
De hecho, ya en 1762 cuando se redactan y aprueban las Ordenanzas de la Cofradía, que regirían el funcionamiento de la misma hasta épocas verdaderamente recientes, no se menciona para nada la Bula e incluso se toman decisión absolutamente contrarias a los reflejado en la misma como el que los cofrades fuesen únicamente hombres casados y mujeres viudas las cuales no podían ejercer el cargo de mayordomas.

Ordenanzas de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El propio pueblo cambió mucho en aquella época pues en 1776 y ante el estado de deterioro del primitivo edificio que fue primero ermita y posteriormente Parroquia de Santa Bárbara, obligó a la construcción en el mismo lugar del actual tempo parroquial que, desde 1838, cuenta con Nuestra Señora del Socorro como titular.

Parroquia de Nuestra Señora del Socorro.
(c) Silvestre de la Calle García.

A lo largo de los siglos XVIII y XIX muchas costumbres como el pago de la cuota de cofrades con media fanega de castañas injertas o una fanega de centeno en grano, la confección del ramo o el sacrificio de la vaca, fueron desapareciendo paulatinamente.

Tejo, árbol con el que se confeccionaba el Ramo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Pero el mayor cambio en la celebración de la fiesta de Santa Bárbara, se produjo ya en la segunda mitad del siglo XX, concretamente en 1959 cuando el párroco D. Ascensio Gorostidi Altuna (1923-1966) fomentó la creación de un grupo de danzantes, similar a los de otros pueblos cercanos pero con un "aire" vasco, ya que este sacerdote era natural de localidad de Amezketa (Guipuzkoa).
Además, desde aquel año, se comenzó a celebrar una segundo día de fiesta el 5 de diciembre.

Procesión de Santa Bárbara en 1959.
(c)  Familia de la Calle.

Los danzantes constituyen hoy en día uno de los principales atractivos de la fiesta para numerosos vecinos y visitantes. Bailan el día 3 de diciembre para acompañar a los mayordomos desde su casa a la iglesia y los días 4 y 5 de diciembre delante de la imagen de Santa Bárbara durante toda la procesión.
Han acudido en varias ocasiones a encuentros de danzantes celebrados dentro y fuera de Extremadura, causando siempre gran admiración.

Danzantes de Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Ya en el siglo XXI, se produce un nuevo cambio: la recuperación de la BULA DE SANTA BÁRBARA.
El Rvdo. P. Marco Antonio Santos García, natural del pueblo, se preocupó de transcribir y hacer un cuadro con el documento de la Bula para que este valioso documento fuese conocido por todos los guijeños.
Por su parte, el Rvdo. P. Francisco Torres Ruiz se encargó de que la Bula comenzase a exponerse y leerse en la festividad de Santa Bárbara desde 2018, celebrando además las misas en los días expresados en el documento.

D. Marco Antonio, D. Francisco y Silvestre de la Calle.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los guijeños de hoy en día debemos valorar en gran medida este maravilloso documento tan importante para nuestra historia, evitando por todos los medios que vuelva a caer en el olvido.
Para ello, debemos leer con detenimiento y poner en práctica todo lo que dice la bula.
Un año más, desde EL CUADERNO DE SILVESTRE, nos proponemos dar a conocer un nuevo aspecto sobre la devoción a nuestra gloriosa Patrona y aprovechamos para felicitar a todos los guijeños.

¡VIVA SANTA BÁRBARA! ¡VIVA NUESTRA PATRONA!

Imagen de Santa Bárbara y cuadro de la Bula.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Bibliografía y fuentes consultadas:
- Azedo de la Berrueza. (1667) Amenidades, recreos y florestas de la Vera.
- Archivo parroquial de Nuestra Señora del Socorro de Guijo de Santa Bárbara.
- Manuscrito del Seminario de Plasencia (1845).

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Sacristán y archivero de la Parroquia de Nuestra Señora del Socorro.
Cronista oficial de la Villa de Guijo de Santa Bárbara.

GUIJO DE SANTA BÁRBARA. EL PUEBLO DE VIRIATO.

Guijo de Santa Bárbara es un pequeño pueblo situado en la comarca de La Vera, al noreste de la provincia de Cáceres y en las estribaciones o...