miércoles, 25 de octubre de 2023

LA EHE EN CANTABRIA

La EHE (Enfermedad Hemorrágica Epizoótica) es una enfermedad vírica infecciosa y no contagiosa que afecta a los rumiantes, tanto salvajes como domésticos, especialmente al ganado bovino.
Ya a comienzos del verano del presente año, la enfermedad estaba causando estragos en el sur peninsular pero poco a poco fue avanzando hacia el norte afectando desde el mes de septiembre al ganado de Cantabria.

Vaca afectada por la EHE

Cantabria es tierra de vacas. 
Estos animales son un símbolo del pueblo cántabro desde hace siglos e incluso podríamos decir milenios puesto que Estrabón ya mencionó la importancia que tenía la vaca para los pueblos del norte de Hispania.
Con el paso del tiempo irían seleccionándose diferentes razas como la Tudanca, la Pasiega o la Monchina y en una época muy posterior se introducirían razas extranjeras como la Frisona (Pinta), la Parda lechera que daría lugar a la Parda de Montaña (Ratina), la Charolesa o la Limusina que se está convirtiendo en la reina y señora de los prados cántabros.

Vacas Tudancas.
(c) Miguel Alba Vegas.

Pero no se hablará aquí de razas de vacas sino de la EHE. 
El día 3 de septiembre de 2023, de nuevo en este blog, se publicaba una entrada sobre la EHE que, en ese momento afectaba intensamente a las vacas de Andalucía y Extremadura, aunque estaba empezando a haber casos en otras Comunidades Autónomas como Castilla y León o Madrid. Sin embargo, Cantabria aún se encontraba libre.

Vaca en Extremadura afectada por la EHE.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Sólo unos días más tarde, comenzaron a aparecer los primeros casos de EHE en Cantabria y en pocos días la enfermedad afectaba ya al ganado de numerosos municipios.
El martes 17 de octubre se publicó en el Diario Montañés un artículo en el que se cifraba en 789 las vacas muertas debido a la EHE en Cantabria desde el día 5 de septiembre, fecha en la que apareció el primer caso en la Comunidad.

Vaca muerta por la EHE.

La cifra sigue aumentando y según los datos aparecidos en el Informativo Territorial de Cantabria de TVE el pasado lunes 23 de octubre, los datos oficiales elevan ya a casi 1000 el número de vacas muertas por las EHE mientras que habría 3200 animales afectados sobre un censo total de 225.000.
No obstante los datos reales podrían ser superiores pues algunos ganaderos propietarios de 600 cabezas aseguran que más de 400 de sus vacas han sufrido la enfermedad.

Vacas Tudanca
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Pero qué es la EHE, cómo se contagia y cómo afecta al ganado.
Tal y como define el Ministerio de Agricultura en su web, la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica es una enfermedad vírica infecciosa y no contagiosa transmitida por vectores (Cullicoides spp.) que afecta a los rumiantes silvestres y domésticos.
Afecta a especialmente a los ciervos entre los rumiantes salvajes pero también a los gamos y a los corzos.
En cuanto al ganado doméstico, es una enfermedad asintomática en las cabras y las ovejas son poco susceptibles a desarrollar síntomas, aunque en Extremadura sí que se han confirmado casos clínicos en ovino.
Sin embargo, afecta con intensidad variable a los bovinos, produciendo un cuadro clínico que puede evolucionar de forma muy diferente en cada animal, llegando a provocar la muerte en pocos días e incluso en horas.

Toro con síntomas evidentes de la EHE.

La enfermedad causa lesiones en las mucosas (ojos, boca, lengua, órganos genitales) y en las extremidades, dificultando el movimiento de los animales que caminan con gran dificultad.
Si el ganado está estabulado o en un terreno llano, el peligro es menor que si está en el monte donde debido a las fuertes pendientes puede despeñarse y donde puede ser fácilmente apresado por los abundantísimos lobos.

Vaca con dificultades para caminar.

Es muy frecuente que la lengua del animal se inflame hasta tal punto que se descuelgue fuera de la boca imposibilitando al animal comer y beber durante días, lo que ocasiona un cuadro de debilidad extrema que puede ocasionar la muerte en pocos días.

Vaca con la lengua descolgada.

Además, aparecen en la boca grandes ampollas o llagas que al estallarse sangran intensamente y ocasionan tales lesiones que pueden llegar a ser irreversibles y que, en caso de que el animal se recupere, pueden dificultar su alimentación en el futuro.

Lesiones en la boca de una vaca afectada por la EHE.

Los animales producen gran cantidad de moco espeso que dificulta mucho la respiración, acusando aún más su debilidad.
Cuando los animales comienzan a sangrar por las distintas aberturas naturales (nariz, boca, ano, vagina) es signo inequívoco de que presenta hemorragias internas y la muerte se produce en cuestión de horas. La imagen de estos animales es verdaderamente lamentable y para no herir la sensibilidad del lector, no pondremos imágenes muy dramáticas.

Vaca sangrando por el hocico.

Son frecuentes también las diarreas que causan deshidratación al animal que si tiene dificultades para beber y comer ocasiona una pérdida considerable de peso en pocos días.

Vaca con diarrea intentando comer hierba.

Para las vacas preñadas, especialmente si se encuentran en avanzado estado de gestación, los problemas aumentan. 
Muchas vacas que se encuentran en estados tempranos o medios de gestación, abortan de manera espontánea y dado que el feto aún no está muy desarrollado, lo expulsan de manera natural y sin ayuda del ganadero siempre y cuando no hayan sufrido lesiones en la vulva como dijimos antes.

Vaca con dos fetos abortados.

En el caso de vacas en avanzado estado de gestación que sufren un aborto o un parto prematuro y están excesivamente débiles o han sufrido importantes lesiones en la zona vulvar, puede que sean incapaces de expulsarlo solas y que necesiten ayuda del ganadero o del veterinario.

Vaca tratando de expulsar al ternero.

Dada la posibilidad de provocar nuevas hemorragia a la vaca, es conveniente utilizar instrumental especial como el extractor de terneros. Para poder utilizar adecuadamente este utensilio, es conveniente que la vaca esté en pie, lo cual no es fácil cuando el animal está tan debilitado.

Intentando extraer el ternero.

Sin embargo, muchas veces la vaca se tumba porque no puede aguantar más tiempo de pie y hay que realizar este trabajo con ella tumbada y lo más rápido posible para evitar riesgos para la vaca si el feto ya lleva tiempo muerto o para que el ternero nazca lo antes posible si aún está vivo.
Es necesaria la ayuda de dos o más personas para poder realizar esta operación.

Ayudando a la vaca.

Muchas veces, todo termina con la muerte del ternero, de la madre o de ambos. En caso de que la vaca sobreviva habrá que cuidarla especialmente para que logre recuperarse y volver a quedar preñada en el futuro siempre y cuando no haya sufrido lesiones en la vagina y en los órganos reproductivos que puedan ocasionarle esterilidad permanente, debiendo ser enviada al matadero sin posibilidad de recuperación.

Vaca y ternero muerto.

Algunas vacas, aún estando afectadas por la EHE, logran parir solas y en pleno campo, pero su debilidad puede hacer que sean incapaces de amamantar al ternero o que mueran a las pocas horas debido a los esfuerzos del parto y a las hemorragias internas.

Vaca con ternero recién nacido.

Gran parte de los animales que sufren la EHE consiguen sobrevivir pero esto no garantiza su futuro.
La debilidad extrema y las posibles lesiones en mucosas y extremidades obligan a los ganaderos a extremar las precauciones durante días o semanas para conseguir que los animales se recuperen plenamente y puedan volver a tener una vida normal.

Vaca afectada por la EHE

Sin embargo, como ya hemos dicho anteriormente, muchos animales no consiguen sobrevivir y mueren en pocos días e incluso en el plazo de unas horas y aunque consigan superar la enfermedad pueden volver a recaer o sufrir lesiones tan graves que obliguen a su sacrificio por no poder recuperarse satisfactoriamente.
Los animales que mueren en la explotación son recogidos por los camiones del servicio de recogida de cadáveres pero teniendo en cuenta la elevada mortalidad de las reses por la EHE y por otras causas, en ocasiones el plazo de recogida se prolonga hasta 5 días o más con los consiguientes problemas higiénicos y sanitarios que esto conlleva.

Ternera muerta a causa de la EHE.

Actualmente, no hay vacuna para la EHE, limitándose los ganaderos a realizar tratamientos preventivos de desinsectación y desinfección del ganado y de las instalaciones y la administración a los animales afectados de antibióticos de amplio espectro, antiinflamatorios y cicatrizantes para las lesiones de mucosas y articulaciones.

Tratando a las vacas.

SEGURIDAD SANITARIA Y ALIMENTARIA PARA EL SER HUMANO.
Recalcamos que la EHE es una enfermedad de carácter vírico-infecciosa pero no contagiosa y que SÓLO afecta a los rumiantes y en ningún caso al ser humano.
Los alimentos procedentes del ganado vacuno como la carne, la leche, el queso, la mantequilla...que en Cantabria tienen una calidad excepcional son absolutamente seguros para el consumo humano y, de hecho, comprar y consumir estos productos es una de las mejores formas de ayudar a los ganaderos locales, regionales y nacionales.

Vaca Pasiega.
(c) Ganadería Áurea y Juan Quintial.

OTROS PROBLEMAS PARA LAS VACAS DE CANTABRIA.
La EHE no es el único problema que afecta al ganado bovino español en general ni tampoco al de de Cantabria. Multitud de factores hacen que cada día la explotación de ganado bovino sea más y más complicada.
En primer lugar, los bajos precios de los terneros y de la leche prácticamente no han cambiado en los últimos años mientras que los costes de producción y los costes de la vida diaria han aumentado ostensiblemente, lo que reduce la rentabilidad de las explotaciones a límites realmente bajos.

Vaca y jatos Tudancos.
(c) Miguel Alba Vegas.

Atravesamos una de las peores sequías de la historia cuyos efectos se harán notar durante meses e incluso años pues aunque llueva y el pasto crezca, las reservas de forrajes y piensos están prácticamente al límite lo que hace que el precio se encarezca aún más hasta que haya algún año no ya de cosecha normal sino excepcional para poder volver a precios razonables de épocas pasadas.
El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, desde donde venía gran parte del cereal utilizado para la elaboración de piensos, es otro factor que encarece el precio del alimento para el ganado.

Vacas Frisonas o Pintas como se conocen en Cantabria.
(c) Miguel Alba Vegas.

Los trámites burocráticos cada vez más complejos y las campañas sanitarias complican el movimiento del ganado dificultando la tradicional trasterminancia o trashumancia corta, conocida en Cantabria como muda, entre los pastos invernales de las zonas bajas y los pastos de montaña o puertos en los que el ganado permanece durante el verano. Este sistema milenario, garantiza la rentabilidad de las explotaciones de ganado bovino cántabro, especialmente las de menor tamaño.

Vaca Tudanca.
(c) Miguel Alba Vegas.

Otro problema que afecta intensamente al ganado bovino extensivo de Cantabria es el constante aumento de la población del lobo ibérico, carnívoro que causa numerosos daños y bajas tanto en la cabaña bovina como equina, ovina y caprina máxime cuando ciertas razas ganaderas de Cantabria están en gravísimo peligro de extinción.

Lobo Ibérico.
(c) Leticia Pato Martín.

¿POR QUÉ SIGUE HABIENDO VACAS EN CANTABRIA?
Si la ganadería bovina cántabra está asediada por tantos problemas como aquí se describen y en especial por la EHE, ¿Por qué sigue habiendo tantas vacas en Cantabria?
Pues por una razón muy sencilla.
Los ganaderos de Cantabria, descendientes directos de los míticos guerreros cántabros que mantuvieron en jaque durante décadas al poderoso ejército romano, lucharán hasta el final por defender lo más valioso que les legaron su antepasados: SUS VACAS.

Vaca Tudanca con su jato.
El futuro de la ganadería bovina en Cantabria.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Todos debemos ser conscientes del valor que tiene la ganadería cántabra desde el puesto que ocupemos en la sociedad cántabra o española: ganaderos, industriales, cocineros, consumidores, veterinarios, políticos....
Ayudemos a los ganaderos cántabros en este duro momento para que nunca deje de verse en Cantabria la estampa de los verdes prados en los que pastan las altivas Tudancas, las dóciles Pasiegas, las esquivas Monchinas...

Vacas Pasiegas.
(c) Vicenta García de la Calle.

A MODO DE EPÍLOGO.
Como vemos, la EHE está teniendo unos efectos catastróficos en Cantabria pero también en el resto de España. En el sur y centro peninsular, donde la enfermedad aparentemente va remitiendo tras vivir los ganaderos semanas de verdadero dramatismo, los efectos de la enfermedad siguen siendo evidentes y las pérdidas económicas incalculables.
Un ganadero de la provincia de Ávila, donde el ganado bovino extensivo ocupa un puesto fundamental en el sector primario nos cuenta lo siguiente:

"La EHE nos ha afectado muchísimo. Yo pasé 20 días de desesperación absoluta con abortos y partos prematuros, muertes, cojeras, diarreas, etc, etc...
Ahora eso ya pasó y gracias a Dios está todo bien. Creo que todas o casi todas mis vacas, unas 150,  se inmunizaron y esperemos seguir así porque este año sólo tenemos desgracias. Ya estamos muy desmotivados por todo en general. La verdad es que tenemos cero ganas de seguir pero intentaremos aguantar el chaparrón y ya saldrá el sol algún día".

Vaca Avileña muerta por la EHE y su ternero recién nacido.

Nota para los lectores.
Este artículo ha sido escrito a petición de un ganadero de Cantabria que es un fiel seguidor y gran colaborador del blog.
Como sabéis, uno de los objetivos de EL CUADERNO DE SILVESTRE es dar a conocer la ganadería española. Me gusta escribir sobre temas que no sean tan tristes pero, por desgracia esto es lo que se está viviendo ahora mismo en nuestro país.
Desde aquí envío una muestra de apoyo a todos los ganaderos españoles en general y cántabros en particular afectados por la EHE.

Vacas Pasiegas.
(c) Sergio Canales.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.

viernes, 20 de octubre de 2023

LOS POTROS DE HERRAR.

El ganado bovino ha sido utilizado durante siglos como motor animal para el transporte y la realización de las distintas tareas agrarias. Para ello, sus pezuñas debían estar en perfecto estado y para protegerlas del desgaste excesivo y darles mayor capacidad de agarre, era fundamental la colocación de herraduras especiales. La operación de herrar a los bovinos, bastante más compleja que en el caso de los equinos se realizaba en elementales construcciones especiales conocidas como potros.


El ganado bovino doméstico desciende del uro (Bos taurus) animal que se extendía por gran parte de Europa, Asia y el norte de África.
Fue domesticado por primera vez en África Noroccidental hacia el año 9.000 antes de Cristo, existiendo otros episodios de domesticación posteriores en el Creciente Fértil y la península Índica.
Los últimos uros salvajes vivieron los bosques de Polonia, donde el último ejemplar murió en 1627.
Se trataba de animales de gran tamaño, enormes encornaduras, pelaje castaño, más oscuro en los machos, con una orla blanca en el morro y temperamento arisco.

Vaca similar al Uro.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los uros vivían en manadas en grandes praderas donde eran cazados por nuestros ancestros y otras especies humanas. Basaban su defensa en la veloz carrera por lo que tenían unas pezuñas fuertes y duras que fueron heredadas por sus descendientes domésticos.
Los bovinos domésticos, como hicieron los uros en su día, desgastan las pezuñas con el caminar diario por el campo pero aquellos animales que permanecen estabulados o que viven en suelos blandos, pueden tener problemas por un excesivo crecimiento de las pezuñas que deberán ser recortadas periódicamente.

Vaca en una zona montañosa.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El ganado vacuno de labor, cuando es sometido a continuas jornadas de trabajo a menudo sobre suelos duros y pedregosos, desgasta excesivamente las pezuñas, por lo que es necesario protegerlas con herraduras especiales para evitar que un desgaste excesivo ocasione cojeras y otras patologías.

Andrés González con su yunta de vacas y el carro.
Navalosa (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los equinos (caballos, mulas y asnos) poseen un casco que recubre su único dedo en cada pata por lo que sólo se coloca una herradura semicircular y ligeramente alargada que protege el perímetro delantero del casco, pero los bovinos presentan cuatro dedos recubiertos por pezuñas independientes de los cuales sólo dos se apoya en el suelo. Por ello, se les colocan dos herraduras, que reciben el nombre de "callo", en cada pata para proteger la pezuña.

Detalle de la pata, las pezuñas y los callos de una vaca.
Navalosa (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Las herraduras o "callos" eran fabricadas en los propios pueblos por herreros profesionales que, en muchos casos, eran también herradores. 
Eran fabricadas en las fraguas con hierro procedente de las ferrerías del País Vasco que era acarreado por carreteros con sus parejas de bueyes Pirenaicos hasta los mercados del interior de la Meseta, desde donde se redistribuía a todos los lugares del país.

Interior de la fragua.
Barajas (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En las fraguas además de las herraduras, se fabricaban y arreglaban todo tipo de aperos y útiles agrícolas como las rejas de los arados.
El trabajo de los herreros era muy duro pero era muy valorado en los pueblos al ser de vital importancia para conseguir los aperos necesarios para la explotación agropecuaria.
Los herreros cobraban por su trabajo en dinero o en especie, cosa muy habitual en el pasado, generalmente con medidas de grano.

Trabajando en la fragua.
Navarredonda de Gredos. (Ávila)

Normalmente, la fragua solía encontrarse en un pequeño edificio situado a las afueras del pueblo. En aquellos lugares donde había tradición de utilizar bovinos como animales de labor, junto a la fragua se encontraba el potro de herrar.
Podían ser edificios de propiedad particular o concejil (municipal) en cuyo caso su aprovechamiento debía salir a subasta pública entre los herreros interesados.

Fragua y potro.
Barajas (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

EL POTRO DE HERRAR.
Los potros son sencillísimas pero eficaces estructuras que permiten inmovilizar al bovino que se va a herrar con la finalidad de manejarlo mejor y de trabajar con facilidad y seguridad.
Aunque existen varios tipos, esencialmente se tratan de una estructura compuesta por cuatro postes o pilares verticales, estando unidos los dos delanteros entre sí por un yugo de madera para sujetar la cabeza del animal que se va a herrar.
Los postes o pilares anteriores se unen a su vez con los posteriores mediante dos gruesos maderos provistos de ganchos para sujetar al animal y poder elevar las patas para colocar los "callos" en las pezuñas. En ocasiones, para dar mayor solidez al conjunto, se colocan hierros de sujeción entre los pilares.
Se colocan también apoyos laterales de piedra o madera para poder apoyar la pata del animal y trabajar mejor.

Potro.
Navalperal de Tormes (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

TIPO 1. POTRO DE MADERA.
Están construidos enteramente con madera, siendo muy populares en aquellas zonas en las que abunda este material como por ejemplo en la Comarca de Pinares de Soria y Burgos de gran tradición maderera y carretera, donde a mediados del siglo XVIII había censados 1.500 carreteros que poseían en total 6.000 carretas y 17.520 bueyes.
Dado que la madera se deteriora con facilidad, era habitual que estos potros estuviesen en el interior de algún cobertizo.

Buey en un potro de madera.
Quintanar de la Sierra (Burgos)
(c) Zacarías Izcara.

Según cita Albert Klemm en su obra La cultura popular de Ávila los potros de madera eran también comunes en la zona de El Barco de Ávila, si bien hoy todos los ejemplares de la comarca responden al tipo que veremos a continuación.

Castillo de Valdecorneja.
El Barco de Ávila (Ávila)
(c) Silvestre de la Calle García.

TIPO 2. POTRO DE PIEDRA Y MADERA.
En su construcción se combinan la piedra granítica y la madera constando de cuatro pilares monolíticos de granito y con el resto de componentes de madera.
Ocasionalmente, los apoyos laterales para las patas anteriores del animal se suelen construir con un pequeño bloque de piedra que tiene tallada en su centro la forma para que la pata apoye con mayor facilidad.
Para sujetar los postes entre sí, suelen colocarse barras de hierro en la parte superior.

Potro.
Navarredonda de Gredos (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Aunque la piedra no se deteriora, la madera de estos potros se deteriora con facilidad por lo que debía ser reparada cada cierto tiempo, aunque en ocasiones se optaba por construir el potro en una tinada o cobertizo en incluso haciendo sobre el propio potro una cubierta de madera y piorno.

Potro con cubierta de piorno.
Barajas (Ávila).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Este tipo de potros era muy común en el centro de la península ibérica donde abunda el granito para fabricar sólidas columnas. Encontramos excelentes ejemplares en diferente estado en conservación en los pueblos del entorno de la sierra de Gredos y en todo el centro y suroeste de Ávila (Comarca de Barco-Piedrahíta-Gredos).

Potro en Navadijos (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

EL HERRADO O HERRAJE DE LOS BOVINOS.
Los bovinos son animales muy pesados y relativamente torpes, siendo incapaces de levantar una pata del suelo y de sostenerse en esa posición. Por ello, sería imposible herrarlos del mismo modo que a un equino.

Buey frente a la fragua.
Barajas (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Describiremos en primer lugar el proceso de herrado de un buey, macho bovino castrado, en un potro de piedra y madera, concretamente el de la localidad de Barajas (Ávila), población que junto con Navarredonda, contaba en el siglo XVIII con 120 carreteros propietarios de 347 carretas y 984 bueyes y vacas de labor, reducidos hoy a 6 bueyes y una vaca.

Manuel Yuste García, de Barajas (Ávila), con una yunta de vacas.
(c) Silvestre de la Calle García.

Pese a ser animales dóciles y fácilmente manejables, los bueyes son animales enormes y muy pesados y para inmovilizarlos en el potro y poder herrarlos es necesaria la colaboración de varias personas, lo cual puede poner nerviosos a los animales y obliga a actuar con calma y serenidad.
Primeramente, se ata al animal con una cuerda pasada alrededor de los cuernos para poder conducirlo al potro.

Buey atado.
Barajas de Gredos (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Una vez en el potro, se amarra al animal al yugo del mismo modo que se hace cuando se unce para trabajar. De esta forma el animal no puede moverse, pero para mayor seguridad, se coloca una cadena de hierro por delante para que en caso de que trate de escapar, sea imposible.

Buey amarrado al yugo del potro.
Barajas (Ávila).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Acto seguido, se colocan unas correas bajo el animal que se sujetan a los ganchos de los maderos que unen los pilares delanteros con los traseros.
Uno de los dos maderos es fijo mientras que el otro gira para poder tensar poco a poco las correas y elevar al animal. 
Una vez que el animal está inmovilizado, puede permanecer solo en el potro porque no puede escapar de ninguna forma.

Colocando las correas para elevar al buey.
Barajas (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Después se amarra una de las patas delanteras con una soga y se eleva para sujetarla en el apoyo lateral y proceder a la retirada de los "callos" viejos y para colocar los nuevos, arreglando previamente la pezuña.

Pata del buey apoyada para trabajar.
Obsérvese la sujeción por debajo de la panza del animal.
Barajas (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los "callos" deben ser colocados siempre por un herrador especializado y con sumo cuidado para no herir ni dañar la pezuña del animal pues un clavo mal dirigido podría llegar a causar cojera temporal o permanente, inutilizando al animal.

Herrando un buey
Barajas (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El proceso se repite con la otra pata delantera o "mano" y posteriormente, se realiza en las traseras, que se apoyan también unos maderos colocados al efecto.

Herrando la pata trasera del buey.
Barajas (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Respecto a las vacas, su herrado se realizaba de manera similar o prácticamente idéntica a la ya descrita.
Nos servirá como ejemplo el caso de la localidad abulense de Navalosa, situada a orillas del río Alberche.
Este municipio es famoso por varios aspectos, destacando su arquitectura tradicional cuyo ejemplo más sobresaliente son los corrales, construcciones con muros de piedra seca y cubierta de madera y piorno destinados al alojamiento nocturno del ganado.

Corral de Navalosa (Ávila)
(c) Silvestre de la Calle García.

Además, entre las costumbres de Navalosa hay que mencionar su característico carnaval donde los cucurrumachos son la figura central de la fiesta, figurando sin lugar a dudas entre uno de los carnavales más espectaculares de España.

Los cucurrumachos de Navalosa.
(c) Silvestre de la Calle García.

A diferencia de Navarredonda y Barajas, Navalosa no figuraba entre los pueblos de la Real Cabaña de Carreteros entre los siglos XV y XIX aunque siempre hubo yuntas para trabajar en el campo.
Actualmente, Andrés González mantiene una yunta para realizar algunos trabajos y para poder transitar por los pedregosos caminos de la localidad, es imprescindible que las vacas estén bien herradas.

Andrés González con su yunta de vacas y el carro de heno.
Navalosa (Ávila)
(c) Silvestre de la Calle García.

En Navalosa hay varios potros de herrar pero sin lugar a dudas uno de los mejor conservados es el que construyó hace décadas Pablo Pato de la Fuente que es precisamente en el que Andrés hierra a sus vacas.

Potro construido por Pablo Pato de la Fuente.
Navalosa (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El proceso para realizar el herrado de una vaca es el mismo que para un buey, siendo necesario inmovilizar primero al animal. Por su menor tamaño y peso, las vacas se inmovilizan con mayor facilidad siendo necesario prestar especial atención a la hora de colocar las correas para que no opriman la panza del animal en caso de que esté preñada y que tampoco causen posibles lesiones en la ubre.

Vaca en el potro.
Navalosa (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Se comienza herrando las patas delanteras y se finaliza con las traseras. Los "callos" deben ser de menor tamaño pero se colocan del mismo modo.

Herrando la pata trasera de una vaca.
Navalosa (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En los potros hechos enteramente de madera, el proceso es el mismo.
Tomamos como ejemplo el caso de Zacarías Izcara que hierra a sus bueyes en un potro de madera de Quintanar de la Sierra, localidad burgalesa donde en 1752 había censados 80 carreteros que poseían 287 carretas y 861 bueyes.

Yunta de bueyes con carro de leña.
(c) Zacarías Izcara.

Como siempre, se comienza inmovilizando al animal cuya cabeza se coloca en el yugo del potro atando fuertemente al animal por los cuernos tal y como se hace cuando se va a trabajar con él.

Atando al buey en el potro.
(c) Zacarías Izcara.

Seguidamente, se inmoviliza al animal con las correas pasadas por debajo de la panza para que no pueda moverse y se comienza el herrado empezando por las patas delanteras o "manos".

Herrando la "mano" del buey.
(c) Zacarías Izcara.

Para terminar, se hierran las patas traseras. Una vez terminado el proceso, se retiran las correas y se desata al animal que queda listo para continuar trabajando durante varias semanas.

Herrando la pata trasera de un buey
Quintanar de la Sierra (Burgos)
(c) Zacarías Izcara.

EVOLUCIÓN DEL USO DE LOS POTROS.
Durante siglos, los bueyes y vacas fueron muy utilizados como animales de labor en la península Ibérica. De hecho, hasta el siglo XVI no comenzará a generalizarse el uso de las mulas en las zonas más secas como animales de trabajo y en zonas agrestes como animales de carga, pero en las zonas montañosas con abundantes pastos así como para el transporte carretero, fueron preferidas las yuntas de vacas y sobre todo de bueyes.
Mención especial merece la Real Cabaña de Carreteros, creada por privilegio de los Reyes Católicos en 1497, cuyos bueyes eran el motor animal de la Corona de Castilla.

José Andrés Torres subiendo con una yunta de bueyes el Puerto del Pico (Ávila).
(c) Silvestre de la Calle García.

Inicialmente, los bueyes se herraban tumbándolos en el suelo de forma que quedasen inmovilizados pero con las patas ligeramente abiertas para los lados.
Albert Klemm en la obra antes citada, asegura que así se herraba a los animales en pueblos abulenses con Casas del Puerto de Tornavacas (hoy Puerto Castilla) hasta finales del siglo XIX o principios del XX.

Vacada trashumante atravesando Puerto Castilla.
(c) Silvestre de la Calle García.

Los bovinos que trabajaban intensamente, tenían que ser herrados cada tres semanas para mantener sus pezuñas en perfecto estado y que no sufrieran lesiones de ningún tipo.
Para ello, los labradores acudían con sus vacas y bueyes a las fraguas locales y los carreteros de largo recorrido se aseguraban de acudir también para herrar a sus bueyes y si el viaje iba a durar más de 21 días, cosa muy habitual, se aseguraban de contar en el recorrido con lugares adecuados para herrar a los animales.

Yunta de vacas.
Barajas (Ávila)
(c) Silvestre de la Calle García.

Con la abolición de los privilegios de la Real Cabaña de Carreteros en 1836, la expansión del transporte ferroviario, la mecanización agrícola y del transporte y el éxodo rural, los bueyes y vacas de labor fueron poco a poco desapareciendo aunque en algunos lugares aislados lograron subsistir más por motivos folklóricos o culturales que plenamente laborales, trabajando a menudo los animales sin ser herrados debido a la escasa intensidad del trabajo realizado.

Recogida de heno con carro y yunta de vacas.
Navacepeda de Tormes (Ávila). 2007.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los potros de herrar perdieron su función y muchos acabaron derrumbándose o siendo derribados deliberadamente porque "estorbaban"...
Sin embargo, muchos siguen en pie aunque en mal estado de conservación.

Potro en Navalosa (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Sin embargo, el creciente interés por la cultura tradicional ha motivado que muchos colectivos como Ayuntamientos, Asociaciones Culturales e incluso personas individuales hayan reconstruido viejos potros de herrar por considerarlos monumentos y símbolos de una vida ya pasada, trasladándolos en ocasiones de su ubicación original a puntos más visibles de los pueblos.

Potro restaurado.
Hoyos del Espino.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

EL POTRO DE BARAJAS. UN GRAN EJEMPLO DE CONSERVACIÓN.
El potro de herrar de Barajas (Ávila) situado junto a la antigua fragua, es un ejemplo magnífico de reconstrucción y utilización de un antiguo potro.
Hace unos años, su aspecto aunque bueno no era como el de tiempos pasados por lo que se decidió arreglarlo.

Potro de Barajas (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

La Real Cabaña de Carreteros de Gredos decidió poner este potro en uso y herrar en él una de las yuntas de bueyes perteneciente Juan Manuel Yuste, uno de los miembros de este colectivo que lucha por recuperar y preservar antiguas tradiciones de la Sierra de Gredos relacionadas con el uso de bovinos de raza Avileña-Negra Ibérica.

Juan Manuel Yuste Apausa con uno de sus bueyes.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Con el empeño de Juan Manuel Yuste y Diego Torres, se realizó el herrado o herraje de los bueyes en el verano de 2015.
Muchos años hacía que no se herraba una yunta de vacas o de bueyes en el pueblo por lo que numerosos curiosos acudieron a verlo aunque entre ellos estaba el mayor experto en ganado bovino de labor de la localidad abulense: Don Manuel Yuste García, uno de los grandes ganaderos de la historia de la Sierra de Gredos.

Herrando el buey ante la atenta mirada de "tío Manolo".
Barajas (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Gracias al trabajo de Diego Torres y Juan Manuel Yuste se recuperó una de las tradiciones perdidas más antiguas e importantes de Barajas y Navarredonda, dos pueblos unidos por numerosos lazos y con un glorioso pasado carretero.

Diego Torres y Juan Manuel Yuste con un buey en el potro.
Barajas (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

A MODO DE EPÍLOGO.
Con este artículo queremos dar a conocer el uso de los potros de herrar y animamos a la gente a visitar zonas como el suroeste de la provincia de Ávila donde en la mayoría de los pueblos encontramos maravillosos ejemplares de potros de herrar.

Potro, fragua y buey.
Barajas (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Bibliografía y fuentes consultadas.
- Klemm, A. (2008) La cultura popular de Ávila. Edición de Pedro Tomé. Institución Gran Duque de Alba.
- Palomar, M y Merino, M. (2010) Arrieros y carreteros por los viejos caminos de Castilla y León. Ediciones La Horaca.

ENLACES DE INTERÉS:

- LA REAL CABAÑA DE CARRETEROS DE GREDOS.


- EL GANADO VACUNO DE LABOR.


- LA  SERRANA NEGRA.


ENLACES EXTERNOS.
"Huellas Ganaderas"
Mapa de los potros de la provincia de Ávila.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.

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