lunes, 29 de noviembre de 2021

ENTRE CABRAS Y OVEJAS

Candeleda es una población situada al sur de la Sierra de Gredos en la confluencia de las provincias de Ávila, provincia a la que pertenece, Cáceres y Toledo.
Su amplio término municipal es idóneo para la agricultura destacando cultivos como el pimiento, el tabaco, el olivo y la higuera. Pero Candeleda destaca sobre todo por su ganadería caprina y ovina.

Cabras Veratas y ovejas Entrefinas o Serranas
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Entre cabras y ovejas transcurre la vida de muchos candeledanos y por eso hemos elegido este título para el presente artículo.
Normalmente, las familias candeledanas tenían cabras u ovejas y no las dos cosas al mismo tiempo. Era frecuente tener siempre unas cuantas cabras entre las ovejas y viceversa, pero no piaras mixtas.
Sin embargo, algunos ganaderos como Jesús Carreras Delgado, tienen excelente ganado de ambas especies en la misma explotación aunque juntas pero no revueltas.

Jesús Carreras Delgado con sus padres Jesús y Prudencia.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Jesús Carreras Delgado es propietario de ganado caprino y ovino en Candeleda, siendo uno de los pocos ganaderos que aún siguen en la sierra con el ganado, pues la mayoría de las piaras de cabras y ovejas pastan en las zonas bajas o son mantenidas en estabulación.

Cabras en pastoreo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

La cabra criada por excelencia en Candeleda desde tiempo inmemorial es la raza Verata, conocida en otros tiempos como "cabra del país".
Se trata de una raza antiquísima, fruto del cruzamiento entre caprinos del Tronco Pirenaico que poblaban estas montañas hace miles de años con caprinos del Tronco Prisca/Falconeri introducidos hacia el I ó II Milenio antes de Cristo.

Cabra del Guadarrama.
Tronco Pirenaico.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Las cabras del Tronco pirenaico (Tronco aegagrus) presentan perfil cefálico cóncavo, cuernos en forma de arco y pelaje largo de tonalidades generalmente oscuras. Su aptitud es marcadamente lechera.
Por su parte, las cabras del Tronco prisca/falconeri, presentan perfiles rectos, cuernos en espiral y pelo corto y rudo de tonalidades claras aunque en el pasado debió existir una rama dentro de este tronco que presentase capas oscuras.

Macho Verato.
Este ejemplar presenta una morfología muy semejante el tipo Prisca/Falconeri.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

No es aventurado decir que las cabras criadas por los vettones en el Castro de El Freíllo en las cercanías de El Raso, fuesen ya prácticamente idénticas a las actuales Veratas.
Sin embargo, si nos remontamos a la época del poblado del Prao de la Carrera, en plena Edad del Bronce, las cabras serían más semejantes a la cabra del Guadarrama.

Castro de El Freíllo en El Raso.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En tiempos recientes, el punto de separación entre las cabras Veratas y Guisanderas (raza emparentada con la Verata) y las de Guadarrama, lo encontramos en el Puerto del Pico.
Hacia el oeste de este punto se extenderían las dos primeras, mientras que la raza del Guadarrama, se distribuía hacia el este de dicho Puerto, siendo abundantes en otro tiempo desde Pedro Bernardo en el sur y Navalosa en el norte hacia el este.
Por simple capricho, en la piara de Jesús Carreras, encontramos algún ejemplar de cabra del Guadarrama. 

Cabras de Jesús Carreras.
Animamos a los lectores a distinguir las cabras de Guadarrama de las Veratas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En la cabra Verata actual encontramos características de ambos Troncos. Se trata de animales de formato medio, brevilíneos o cortos, con perfil ligeramente cóncavo, cuernos de gran desarrollo y tipo prisca/falconeri en los machos y en un gran número de cabras (cabras machunas) o de tipo aegagrus o en arco en algunas hembras.
El pelo es actualmente corto y tupido pero en otro tiempo existían ejemplares con pelo largo en la parte trasera del cuerpo. 

Cabras Veratas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

La capa o pelo es muy variable y con una riquísima semántica que varía de unos pueblos a otros.
Morucha, carrillera, oriscana, revolada, cárdena, galana, herrera.....

Piara de cabras.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Dependiendo del gusto de los ganaderos, predominarán unos pelos u otros. En el caso de las cabras de Jesús Carreras predominan claramente los pelos oscuros.
Se ven también algunas cabras de pelos claros, que siempre se tenían en las piaras para distinguirlas desde lejos y diferenciar así fácilmente la piara de otras.

Piara de cabras.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

La aptitud de la raza Verata ha sido desde siempre mixta leche-carne. 
La leche se destina a la elaboración de queso de gran calidad que, en otro tiempo, era elaborado por los propios ganaderos. Hoy la leche se entrega a la industria quesera.
La producción de carne se centra actualmente en el cabrito lechal si bien también tiene cierta importancia la producción de carne de animales adultos aunque no tanta como en el pasado.

Cabritos en el interior de la majada.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

La variabilidad de los cabritos es también grandísima en lo que a pelos se refiere. También encontramos algún cabritillo con orejas atróficas o "mueso". Cuenta la leyenda que el origen de estos animales muesos en el seno de las piaras candeledanas está en un chivo que fue traído en una maleta por un joven cuando regresaba de la "mili" hace ya muchos años.

Cabrito con orejas normales delante y cabrito mueso detrás.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Llegado el momento de la venta, el ganadero decidirá los cabritos que se quedan para vida y los que son vendidos para carne. En el caso de los cabritos, se valoran más aspectos que en el caso de los corderos. Se tiene en cuenta la morfología, el pelo, las características morfológicas y productivas de los padres, la producción lechera de la madre....

Cabritos.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Destacable en esta piara es también la presencia del macho castrado o capón que lleva un gran cencerro para servir de guía al resto de la piara durante el pastoreo o careo.
Esta costumbre era muy habitual en el pasado cuando los machos reproductores eran castrados al cumplir 4 años o cuando en la piara había muchas hijas suyas para evitar así la consanguinidad. Esos machos capados, mantenidos durante 1 ó 2 años más, proporcionaban una carne abundante y de calidad.
Al llevar muchos años en la piara, conocían perfectamente los recorridos o careos y guiaban a la perfección a los demás animales.

Macho capón con el cencerro.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Pese a que la cabra es la especie ganadera más representativa de Candeleda, la familia Carreras destaca por su gran piara de ovejas o borras, las únicas que pastan a gran altitud en la sierra de Candeleda, siendo frecuente verlas a más de 2.000 metros de altitud sobre todo en el verano.

Piara de ovejas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Las ovejas criadas tradicionalmente en Candeleda son conocidas como "entrefinas" o "serranas". No se trata de una raza definida sino del resultado del cruzamiento secular entre la raza Merina y ovejas del tronco Entrefino (Manchega, Talaverana, Castellana) con el objetivo de conseguir animales productores de lana y carne que sean resistentes al frío y a la lluvia.

Ovejas entrefinas o serranas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Si queremos conocer el tipo de oveja criado hace miles de años en estas sierras como hemos hecho con las cabras, debemos viajar más allá de la zona oriental de la provincia de Ávila y llegar a la provincia de Madrid para encontrarnos con la oveja Colmenareña, viajar a Valladolid para encontrarnos con la oveja Churra e incluso subir hasta Bilbao para ver la singularísima oveja Latxa, la más primitiva de las razas ibéricas.
En el Castro de El Freíllo o en Los Castillejos de Chilla, nos encontraríamos hace más de 2.000 años con ovejas de lana larga y basta. Posteriormente, aparecían en época romana o ya en la Edad Media, ovinos de lana fina (Merina) procedentes del sur que posteriormente serían cruzados con ovejas de tipo entrefino procedentes de ambas submesetas.

Los Castillejos de Chilla.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

La piara de la familia Carreras estaba compuesta por este tipo de ovejas, cuya lana era muy cotizada en otros tiempos, siendo también los corderos de gran calidad.
Sin embargo, actualmente el precio de la lana es muy bajo y apenas cubre los gastos del esquileo por lo que la principal producción de las ovejas son los corderos para carne.

Corderos en la majada.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Con el objetivo de mejorar la calidad de la carne de los corderos, Jesús Carreras ha introducido en su explotación sementales de raza Ojalada. 
Estas ovejas autóctonas de Soria y Guadalajara, son famosas por la calidad de su carne, definida por algunos como "el ibérico de los corderos" debido a la infiltración de grasa que presenta la carne, lo que hace que sea realmente exquisita.

Oveja Ojalada.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Como la piara se encuentra en pleno proceso de mestizaje con la raza Ojalada, encontramos animales de una gran variedad morfológica y con capas o coloraciones (pelos en terminología local) realmente diversas.
Frente a ovejas que recuerdan al antiguo ganado entrefino de la zona, encontramos otras prácticamente idénticas ya a las de raza Ojalada.
Ovejas blancas, negras, manchadas (galanas), caretas, ojaladas...

Ovejas con gran variabilidad de capas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

La variabilidad morfológica también se nota en aspectos tan curiosos y aparentemente desapercibidos para el observador poco acostumbrado como son las orejas de las animales. Encontramos ovejas con orejas normales e incluso un poco largas junto con otros que presentan orejas atróficas. Estos animales son denominados "muesos". Si ampliamos la fotografía anterior, lo veremos con mayor claridad. La oveja negra es una oveja muesa.

Oveja negra muesa.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Algunas ovejas de esta ganadería presentan bonitas cornamentas, aunque no tan desarrolladas como los machos.
Teniendo en cuenta el origen mestizo de los animales, esto no debe sorprendernos. Las ovejas cornudas eran muy frecuentes en el seno de la raza Merina y también en algunas poblaciones primitivas de ciertas razas entrefinas.
Es famoso el viejo dicho pastoril: oveja cornuda no la cambies por ninguna.

Ovejas con cuernos y ovejas mochas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los corderos son mayoritariamente de capa ojalada, debido a que los sementales son casi todos ojalados tanto de raza como de capa.
La capa ojalada es blanca con manchas negras en el hocico, alrededor de los ojos y las orejas. También pueden aparecer manchas negras en las patas y en la cola. En ocasiones, también se presentan pequeñas manchas en el cuerpo que desaparecen con la edad o quedan enmascaradas al crecer la lana.

Cordero ojalado.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Debido a que los corderos permanecen en la majada donde no se ensucian y a que aún no se les ha desarrollado la lana, su color blanco es mucho más intenso que el de los adultos, por lo que las manchas negras destacan aún más.

Corderos ojalados.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Dado el origen mestizo ya aludido antes, no puede sorprender la presencia de infinidad de pelos diferentes entre los corderos desde blancos a negros pasando por todo tipo de combinaciones posibles.

Cordero "galano".
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los corderos de esta ganadería son criados mediante el sistema de lactancia natural y cuando alcanzan el peso deseado y según los precios del mercado, el ganadero decide su venta, reservando los mejores para criarlos como futuros reproductores.

Corderos descansando.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Para proteger al ganado del ataque de los depredadores y de posibles ladrones, Jesús Carreras Delgado tiene varios Mastines mientras que para el manejo del ganado durante el pastoreo o careo, utiliza perros Carea.

Mastín español.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Ya que hemos hablado de antigüedad de razas, diremos que los mastines fueron traídos a la península Ibérica en el I Milenio antes de Cristo, posiblemente desde la actual Grecia. Se han encontrado restos óseos de perros de gran tamaño en yacimientos de toda España.
Estos perros fueron muy necesarios en la sierra de Candeleda, donde hace siglos los osos y los lobos fueron abundantísimos, extinguiéndose los primeros a finales del siglo XVI o comienzos del XVII y los segundos ya en pleno siglo XX, aunque se espera que dentro de poco vuelvan a verse por estas sierras.

Mastín español.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Jesús Carreras Delgado heredó su ganadería de sus padres Jesús Carreras Blázquez y Prudencia Delgado Delgado, ganaderos de toda la vida.
Este matrimonio supo conservar las tradiciones ganaderas de esta sierra e inculcar los milenarios saberes de los ganaderos de Gredos a sus hijos para que continúen con este oficio que muchos consideran poco importante pero que es la base para que todos podamos vivir, pues sin agricultores y ganaderos, el mundo no existiría.

Jesús con sus padres Jesús y Prudencia.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Además de ganadero, Jesús Carreras Blázquez fue durante mucho tiempo uno de los grandes expertos de estas sierras en golpear los cencerros para afinarlos y arreglarlos. Los cencerros de cada ganadero tenían que tener un sonido particular para que su piara fuese distinguible a distancia, especialmente en días de niebla y para no confundirlas con las de otros ganaderos.
Esta práctica requiere gran habilidad, buen pulso y un finísimo oído.

Jesús Carreras Blázquez 
(c) Alonso de la Calle García.

Candeleda y su anejo de El Raso son poblaciones de visita obligada para disfrutar de su belleza natural, su enorme patrimonio histórico-cultural y su gastronomía entre las que sobresalen productos como el queso, el cabrito y el cordero.

Ovejas descansando al sol.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Quiero dedicar este artículo a Jesús Carreras Delgado y a su familia, especialmente a sus padres Jesús y Prudencia por conservar las tradiciones ganaderas de la Sierra de Gredos.

Jesús Carreras Delgado y el autor
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Agradecimientos: 
- A Jesús Carreras Delgado, ganadero de Candeleda (Ávila).
- A Alonso de la Calle Hidalgo, fotógrafo.

Fdo: Silvestre de la Calle García.










jueves, 25 de noviembre de 2021

LA OVEJA LATXA

España cuenta con una gran diversidad de razas ovinas adaptadas a todo tipo de climas y entornos. Posiblemente, si preguntamos a cualquier persona que nos diga el nombre de dos razas ovinas españolas dirá la CHURRA y la MERINA por ser las más "famosas" pero contamos con otras razas muy especiales como la singularísima oveja LATXA.

Rebaño de ovejas Latxas.
(c) Miguel Alba.

Se trata de una raza que agrupa animales de perfil recto, tamaño mediano a pequeño y proporciones alargadas, adaptados a vivir en zonas de montaña de elevada pluviosidad.
Presenta vellón abierto, de lana larga y basta existiendo dos variedades oficiales en cuanto al color de la piel: negra y rubia.
Su biotipo es claramente lechero, lo que hace que la principal aptitud productiva de la raza sea la producción de leche.

Rebaño de ovejas Latxas en la nieve.
(c) José Antonio Uriarte.

Prototipo racial:
Cabeza de tamaño medio y perfil recto o ligeramente subconvexo en los machos. Orejas de longitud media, móviles y proyectadas horizontalmente o ligeramente levantadas.
Frente amplia y plana cubierta a veces de lana (moña).
Los animales de ambos sexos pueden presentar cuernos que adquieren más desarrollo en los machos que en las hembras.
Cuello sin pliegues y bien unido al tronco el cual presenta la línea dorsolumbar recta. Cruz ligeramente destacada. Costillares planos y cola de inserción baja.
Extremidades de tamaño medio con nalgas y muslos poco musculados. Cañas finas y pezuñas pequeñas y duras. Los aplomos son correctos.
Mama globosa y bien desarrollada.
Testículos de igual tamaño y simétricos.

Carnero Latxo.
(c) José Antonio Uriarte.

La piel es gruesa y sin pliegues con el pelo de cobertura liso y brillante y mucosas pigmentadas.
Color del vellón blanco uniforme mientras que el color del pelo varía en función de la variedad siendo marrón oscuro o negro en la variedad "cara negra" y rojo al casi blanco en la variedad "cara rubia".
Vellón abierto que cubre el tronco, cuello e incluso la parte superior de la cabeza (moña). Característica es la línea que recorre el dorso y divide el vellón simétricamente. Las mechas son puntiagudas y muy largas, llegando casi al suelo. Los corderos presentan sin embargo una lana ensortijada durante los primeros meses.
Precisamente el tipo de lana es lo que da nombre a la raza pues Latxa sería sinónimo de basta. 

Oveja Latxa poco antes de la esquila
Quesos Aguiñiga. Larrabe Baserria.
(c) Ritxar Aguirre.

El formato en la raza Latxa varía en función de las dos variedades oficiales, que además presentan diferencias entre sí.
La variedad Cara Negra, es ligeramente mayor con pesos de 40-50 kilogramos en las hembras y de 60- 75 kilogramos en los machos.
La presencia de cuernos es generalizada en los machos de esta raza mientras que en las hembras, el 50% de los ejemplares también los presentan, porcentaje que varía ampliamente según zonas llegando hasta el 90-95% de hembras con cuernos en algunas zonas.
En Francia, esta variedad es conocida como Manech tête noir.

Ovinos Latxos de Cara Negra.
(c) Miguel Alba.

La variedad Cara Rubia es ligeramente menor con pesos de 35-45 kilogramos en el caso de las hembras y 55-65 kilogramos en el caso de los machos.
Los cuernos son menos frecuentes, presentándose en algunos machos.
Son animales de temperamento más vivo, muy rústicos y adaptados a vivir en zonas montañosas. 
En Francia, esta variedad es conocida como Manech tête rousse.
Dentro de esta variedad encontramos ejemplares prácticamente blancos que podrían ser considerados como una variedad más aunque a nivel oficial no es así.

Rebaño de ovejas en el que pueden apreciarse los diferentes colores.
(c) Aitor García Salcedo.

Emparentadas con estas razas, encontramos a la oveja Carranzana, diferenciable fácilmente por su mayor tamaño y ausencia casi generalizada de cuernos.
La Carranzana presenta también variedad negra y rubia y en Francia existe una raza muy similar a ella pero de color blanco denominada Basco-Bearnaise que presenta como característica distintiva cuernos en ambos sexos.
Finalmente, en el País Vasco y Navarra podemos encontrar la raza Sasi Ardi, semejante a una pequeña Latxa Cara Rubia y que es criada en semilibertad.

Ovejas Carrranzanas Cara Rubia.
(c) Miguel Alba.

El origen e historia de la raza Latxa genera grandes controversias. Tradicionalmente, los ovinos ibéricos se han dividido en 4 grandes grupos o troncos raciales según el tipo de lana:
- Ibérico.
- Churro.
- Entrefino.
- Merino.
La Latxa quedaría englobada dentro del tronco Churro si bien, este grupo se dividiría en dos grandes grupos: el ganado churro de la Meseta Castellana y el ganado Latxo (junto con las razas Carranzana y Sasi Ardi) por otro.

Carnero Latxo con abundante moña.
(c) José Antonio Uriarte.

Según esta teoría el tronco Churro se originó a partir de un antiquísimo cruzamiento entre el tronco Ibérico y el ganado ovino traído por los celtas.
El tronco Ibérico se caracteriza por su capa blanca con pigmentaciones centrífugas de color negro en el hocico, alrededor de los ojos, las orejas  y la parte distal de las extremidades. Su lana es de tipo entrefino.
Quienes sostienen la hipótesis de este cruzamiento, consideran que el ovino Ibérico es el más antiguo de nuestro país y que estuvo extendido por la mayor parte de la Península Ibérica, siendo luego desplazado por otras razas y quedando acantonado en zonas sumamente pobres y hostiles donde otras ovejas no lograban sobrevivir. Razas de tipo Ibérico puro serían la Ojalada, la Ojinegra de Teruel, la Xisqueta y la Montesina.

Raza Ojalada.
Ganado de tipo Ibérico.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Sobre el ganado Ibérico ejerció su influencia un tipo ovino muy peculiar introducido por los celtas, que agrupaba animales de pequeño tamaño, capas oscuras o negras y lana larga y basta, cuyo representante actual más representativo sería la oveja Xalda de Asturias.

Raza Xalda.
Ganado de tipo Celta.
(c) Santiago Álvarez Bartolomé.

Del cruzamiento indicando, surgen ovejas de lana larga y basta con vellón de color blanco pero con pigmentaciones variables en las zonas deslanadas.
Por un lado, tenemos ovejas que conservan una pigmentación semejante al ganado Ibérico (Churra, Churra Tensina y Churra Lebrijana) y por otro tenemos ovejas con pigmentación más extensa (Latxa, Carranzana y Sasi Ardi). Estas últimas razas y en especial la Latxa, habrían recibido menores influencias del ganado Ibérico y serían por lo tanto más parecidas al ganado Celta.

Ovejas Carranzanas de cara rubia.
(c) Miguel Alba.

Sin embargo, para otros autores, la raza Latxa tendría un origen diferente al de la raza Churra. 
Se trataría de una raza perteneciente al tronco ovino preindoeuropeo. Las razas de este tronco se caracterizan por su cabeza de tamaño medio en armonía con el tronco y las extremidades, perfil fronto-nasal recto y tendencia a presentar cuernos. El vellón es blanco pero la pigmentación de las zonas deslanadas es oscura variando del rojizo al negro. La lana es de tipo basto en el grupo Atlántico y entrefina en el grupo Mediterráneo.
Son razas de marcada aptitud lechera que ocupan áreas de montaña donde otras ovejas no consiguen adaptarse.

Oveja Latxa.
Quesos Aguiñiga. Larrabe Baserria.
(c) Ritxar Aguirre.

 Este tronco se dividiría en dos subgrupos:
- Atlántico: Razas Latxa, Carranzana, Sasi Ardi, Churra Leonesa, Colmenareña y Rubia de El Molar.
- Mediterráneo: Razas Fardasca, Segureña (antigua), Lojeña (antigua) y Ripollesa.
El tronco ovino Preindoeuropeo ocupó toda la Península Ibérica pero posteriormente fue sustituido o cruzado con otros ovinos más evolucionados, quedando acantonado en las zonas más difíciles.
Esto convertiría a la Latxa en una de las razas más antiguas de la península Ibérica e incluso de toda Europa.

Rebaño de ovejas Latxas en la nieve.
(c) Miguel Alba.

Sea como fuere, la Latxa es una raza que lleva siglos criándose en la parte atlántica de los Pirineos y en los Montes Vascos, adaptada plenamente a vivir en zonas montañosas de clima lluvioso que, aparentemente, resultan más aptas para el ganado bovino que para el ovino.
Criada secularmente en el País Vasco y en ciertas zonas de Navarra, la raza se fue extendiendo poco a poco a regiones vecinos como el norte de Castilla y León, Cantabria y el sur de Asturias.
Su gran rusticidad, agilidad, resistencia y elevada producción lechera, han favorecido su expansión por el norte de España.

Oveja Latxa en la Feria de Ruente (Cantabria)
(c) Miguel Alba.

Tradicionalmente, las ovejas Latxas se cubrían en los meses de abril a octubre, teniendo lugar los partos entre septiembre y marzo. Sin embargo, con la mejora de la alimentación, el periodo de cubrición se ha visto ampliado y consecuentemente el de partos. 
Actualmente, las cubriciones tienen lugar en mayo-junio en las zonas costeras y en septiembre-octubre en las zonas del interior, concentrándose el mayor número de partos en los meses invernales.

Carnero con las ovejas.
(c) José Antonio Uriarte.

La fertilidad ronda el 95% y el intervalo entre partos es de 12 meses. La prolificidad se sitúa en 110-120 corderos por cada 100 partos aunque con un esmerado manejo, puede ascender hasta 135.
La producción de carne en esta raza tiene escasa importancia. Los corderos son sacrificados pronto con el fin de poder ordeñar a las madres lo antes posible.
Generalmente se sacrifican con 30 días y un peso vivo de 10-12 kilos siendo su carne altamente demanda en la zona de producción.

Ovejas Latxas con sus corderos.
(c) José Antonio Uriarte.

La principal aptitud de esta raza es la producción de leche. Destaca por sus elevados rendimientos, lactaciones prolongadas y gran facilidad para el ordeño.
La producción media se sitúa en 140 litros de leche en 180 días de lactación, producciones que pueden ser ampliamente superadas con ganaderías cuya producción es ampliamente superada en los rebaños selectos donde no es raro encontrar individualidades que superan los 400 e incluso los 500 litros por lactación.
La composición media de la leche de esta raza responde a las siguientes características:
- Grasa: 6,85%
- Proteína: 5,55%.
Es una leche idónea para la elaboración de quesos de gran fama como el IDIAZÁBAL y el RONCAl.

Rebaño de ovejas Latxas.
(c) José Antonio Uriarte.

La producción de lana apenas tiene importancia al ser de tipo basto quedando incluida en los tipos VII y VIII de la clasificación española, presentando las siguientes características:
- Peso del vellón: 2,5-3 kilos en machos y 1,5-2,5 en hembras.
- Rendimiento al lavado: 65%.
- Longitud de la fibra: 35-40 cm.
- Diámetro de la fibra: 40-45 micras.
Este tipo de lana es apta para la fabricación de alfombras y tapices, siendo también apreciada en otro tiempo para el relleno de colchones.

Carnero Latxo.
Obsérvense las particularidades de la lana.
(c) José Antonio Uriarte.

El sistema tradicional de explotación de la raza Latxa era extensivo y trashumante (más bien trasterminante). 
Los rebaños pasaban el invierno en las zonas bajas pastando en las praderas y montes cercanos a los baserris o caseríos y el verano en las zonas de montaña donde el pastor vivía en las tradicionales txabolas elaborando el queso.


Rebaño en una pradera cerca del baserri.
(c) Jose Antonio Uriarte.

Se trataba generalmente de rebaños pequeños de 70-80 ovejas que podían ser manejados por un único pastor con la ayuda de perros de la raza autóctona Euskal Artzain Txakurra. Es preciso indicar que las Latxas tienen un menor gregarismo que otras ovejas, teniendo a pastorear separadas y ampliamente extendidas por los pastizales.
El ordeño se realizaba a mano dada la facilidad de ordeño que presenta la raza y al amplísimo conocimiento de esta práctica por parte de los ganaderos vasco-navarros. Un hombre podía ordeñar fácilmente las 70 u 80 ovejas de su rebaño en menos de una hora.

Rebaño de ovejas vigiladas por el Euskal Artzain Txakurra.
(c) Aitor García Salcedo.

Actualmente, los sistemas de explotación han cambiado. Los rebaños son de mayores dimensiones, pudiendo superar fácilmente las 200 cabezas, por lo que el ordeño se realiza ya de forma mecánica lo que dificulta e incluso imposibilita la trashumancia aunque aún la realizan pequeños rebaños.

Rebaño de ovejas Latxas transitando por una carretera.
Quesos Aguiñiga. Larrabe Baserria.
(c) Ritxar Aguirre.

Por su singularidad morfológica, su adaptación a un medio muy particular para la cría ovina, su elevada producción de leche y por su antigüedad y glorioso pasado, la raza Latxa debe ser conservada y preservada como un símbolo del pueblo vasco y como una de las razas ovinas ibéricas más singulares.

Rebaño de ovejas Latxas.
(c) José Antonio Uriarte.

Agradecimientos:
- A Ibai Menoyo, José Antonio Uriarte y Santiago Álvarez Bartolomé por su inestimable colaboración.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.

Bibliografía y fuentes consultadas:
- Álvarez Bartolomé, S. (2007 ) La agrupación ovina Fardasca. En Revista FEAGAS Nº 32
- Esteban Muñoz,  C. (2003) Razas Ganaderas Ovinas Españolas. Colección FEAGAS.
- García Dory, M.A. (1990) Guía de campo de las razas autóctonas de España. Alianza Editorial.
- Sánchez Belda, A y Sánchez Trujillano M.C. (1980) Razas Ovinas Españolas.
- Varios Autores. Catálogo de Razas Autóctonas Españolas. I Especies Ovina y Caprina.
- Razas ganaderas (ARCA) Web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.










GUIJO DE SANTA BÁRBARA. EL PUEBLO DE VIRIATO.

Guijo de Santa Bárbara es un pequeño pueblo situado en la comarca de La Vera, al noreste de la provincia de Cáceres y en las estribaciones o...