A UNA VIEJA GANADERA

INTRODUCCIÓN Y NOTA DEL AUTOR.
El presente artículo está dedicado a una mujer ganadera de Guijo de Santa Bárbara (Cáceres) pero en él encontrará el lector grandes similitudes con las mujeres del medio rural de otros pueblos y regiones de España.
Os animo a leerlo porque seguro que os sirve para recordar a vuestras propias madres, abuelas, bisabuelas....
Aquellas mujeres que eran el centro de la casa y cuyo trabajo era vital para el sostenimiento de la familia.

Visitación Hidalgo Burcio.
Ganadera de Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El próximo 14 de diciembre, Visitación Hidalgo Burcio, natural de Navalmoral de la Mata (Cáceres) pero vecina casi de toda la vida de Guijo de Santa Bárbara (Cáceres), cumplirá 92 años.
En EL CUADERNO DE SILVESTRE, blog dedicado a la ganadería y a la cultura tradicional, no podemos pasar por alto este hecho, teniendo en cuenta que tía Visita fue ganadera y como todas las mujeres de nuestros pueblos, una gran trabajadora y conservadora de la cultura tradicional.

Visita Hidalgo Burcio.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Visita Hidalgo ha vivido toda su vida vinculada a la ganadería y al campo. Pertenece a la familia de los Burcio, una de las familias guijeñas más antiguas y que siempre destacó por su inmejorable cabaña ganadera, siendo su abuelo Juan Burcio García uno de los vaqueros más famosos de La Vera y del Campo Arañuelo en las primeras décadas del siglo XX.
Su padre, Constantino Hidalgo del Monte, fue carnicero y cabrero durante bastantes años, para dedicarse luego según la costumbre imperante en la época al vacuno de leche.

Vaca Avileña Bociblanca.
Estos bovinos eran los autóctonos de Guijo de Santa Bárbara.
(c) Miguel Alba Vegas.

Posteriormente, Visita Hidalgo se casó con Antonio Leandro de la Calle Jiménez, miembro también de una importante familia ganadera y propietario ya en el momento de su matrimonio de excelentes vacas negras, que es como se llamaba a las vacas Avileñas en Guijo de Santa Bárbara.
Posteriormente, él y Visita tuvieron vacas lecheras hasta mediados de la década de 1980.
A parte de eso, tuvieron burros para trabajar en el campo, cochinos para la matanza y gallinas para abastecerse de huevos y carne.

Tío Antonio arando con el burro.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

A sus 92 años, tía Visita y su marido, que ya ha cumplido los 97, viven solos en su casa y son totalmente independientes.
Será ella misma la que nos relate su vida:

Nací el 14 de diciembre de 1929 en Navalmoral de la Mata. 
Mi padre se llamaba Constantino Hidalgo del Monte y era de Navalmoral. Sus padres se llamaban Claudio y Eustaquia, pero murieron antes de nacer yo. 
Mi madre madre se llamaba Benigna Burcio de la Calle y era de aquí de Guijo de Santa Bárbara. Sus padres se llamaban Juan y Visitación. Mi abuela Visitación murió antes de nacer yo y por eso me pusieron su nombre. A mi abuelo Juan sí que le conocí y murió en 1947.

Visitación Hidalgo Burcio. 1930.
(c) Colección familia De la Calle.

Mis padres, mi hermano Pepe y yo vivíamos en Navalmoral donde mi padre era carnicero.
Yo fui desde muy pequeña al Colegio de la Inmaculada Concepción de las Religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos que se fundó en Navalmoral en 1928. Con 5 años ya sabía leer y escribir perfectamente.
El 16 de febrero de 1937 bombardearon Navalmoral y muchas familias tuvimos que irnos. 
Nosotros nos vinimos al Guijo porque como mi madre era de aquí, teníamos casa y fincas.

Visita Hidalgo y su hermano Pepe.
(c) Colección familia De la Calle.

Aquí en el Guijo, mi padre siguió siendo carnicero. Entonces la única carne fresca que se comía era la de cabra. Los carniceros mataban cabras todos los días y la gente compraba un poco de carne para el cocido. 
Muchos carniceros compraban cabras viejas y cabritos cuando los había a los cabreros del pueblo pero algunos como mi padre tenían también su propia piara de cabras.

Constantino Hidalgo del Monte.
Carnicero y ganadero.
(c) Colección familia De la Calle.

Mi padre no iba con las cabras al campo como otros cabreros, porque tenía que estar en la carnicería para matar las cabras, partir la carne y atender a las mujeres que iban a comprar la carne.
Tenía las cabras a medias con tío Cipriano "El Pispís" en la finca de Los Chorros. 

Piara de cabras y corral tradicional de Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Algunos años, fuimos en invierno con las cabras a Majadas, que es el pueblo donde habían vivido siempre en invierno los padres de mi madre.
En Majadas mi padre mataba cabras también. Me acuerdo que se vendía la carne y las morcillas frescas que hacíamos.
También vendíamos el queso y el suero. La gente compraba el suero para hacer puches.

Cabrero en la dehesa.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Luego ya mi padre compró vacas suizas que daban mucho trabajo también pero eran más fáciles de cuidar y daban más dinero con la leche y los chotos.
Por aquella época fue cuando empezaron a tenerse suizas en El Guijo porque antes no las había. Antes eran sólo vacas negras. Mi abuelo Juan era de los que más vacas tenían y siempre las hubo en mi familia. 
Mis abuelos vivían en Majadas por eso. Llevaban las vacas a las dehesas en invierno y en verano se venían con ellas aquí al Guijo.
Pero como digo, las vacas que tuvo mi padre eran suizas.

Vaca Suiza.
Dirán muchos que es Frisona y no Suiza. Cierto, pero en el Guijo esto se llamaba, se llama y se llamará VACA SUIZA.
(c) Silvestre de la Calle García.

Mi madre era guisandera y la avisaban a las bodas para hacer la comida y los dulces. Se la daba muy bien hacer los buñuelos y las flores.
Aquí en el Guijo había antes muchas bodas. Ahora ya como el pueblo es chico no hay casi ninguna y mucha gente ya ni se casa pero entonces sí y para las bodas, siempre que se pudiera, se mataban cabras o chivas y se guisaba la carne en salsa y se hacían también los dulces. De más antiguo hacían dulces de horno como las perrunillas y los mantecados pero luego ya se hacían flores y buñuelos.
Ya en los últimos tiempos, las bodas eran de mucho trabajo porque se mataban chotos y todo.
Mi madre hizo la comida en muchas bodas y también los dulces de los mayordomos de Santa Bárbara.

Benigna Burcio de la Calle.
Guisandera y ganadera.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Cuando nos vinimos al pueblo, como yo era chica todavía, fui a la escuela hasta los 14 años que es cuando se iba entonces.
La maestra era doña Justa León Blasco. Era muy buena maestra y muy buena mujer. A mi me quería mucho. La pobre se murió de parto en 1943.
Yo ayudaba a mi madre a hacer las cosas de casa y cuando hacía falta ayudaba a mi padre en el campo y con las vacas. Entonces desde bien chicos hacíamos todo lo que hiciera falta. 

Visita Hidalgo Burcio.
(c) Colección familia De la Calle.

Ya de moza me hice novia del que es mi marido a día de hoy, Antonio Leandro de la Calle Jiménez. No tuve más novios.
Fuimos novios 6 años y nos casamos el 12 de abril de 1951 a las 5 de la mañana porque se había muerto mi suegro el año antes y la costumbre entonces era esa. Si se estaba de luto, te tenías que casar de noche y no hacer mucho gasto en la boda porque si no la gente hablaba.

Antonio y Visita. 1950.
(c) Colección familia De la Calle.

Antonio era el cartero del pueblo desde que se murió su padre pero además tenía vacas negras.
El ganado grande como las vacas y las cabras era cosa de los hombres entonces y las mujeres sólo íbamos cuando hacía falta aunque para algunas cosas relacionadas con el ganado como era recoger el heno para el invierno, teníamos que ir porque era mucho trabajo.

Vacas negras, actualmente Raza Avileña.
(c) Silvestre de la Calle García.

Pero también íbamos las mujeres a ordeñar cuando hacía falta y a por la leche a los corrales para traerla al pueblo y llevarla al camión que venía a recogerla o hacíamos el queso para casa o para vender.
El queso de vaca no lo compraba aquí la gente. Gustaba más el de cabra. Pero los que teníamos vacas de leche, hacíamos queso para el gasto de casa. Yo lo hacía siempre y hasta después de quitar las vacas, a veces me daba una cantarilla de leche un cabrero y lo hacía.

Quesos recién hechos.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Las mujeres nos encargábamos de los cochinos y las gallinas. Importantes eran las vacas porque daban mucho dinero con los chotos, pero de los cochinos y de las gallinas también se comía y se sacaba dinero porque entonces mucha gente vendía cosas de la matanza y los huevos de las gallinas.

El cochino era cuidado siempre por las mujeres.
(c) Javier Bernal Corral.

Al principio, vivimos en casa de mis padres en la Calle del Tejar pero luego nos fuimos a nuestra propia casa que estaba en la Calle del Portal, al lado de la fuente de La Chorrerilla.
Tardamos poco en tener hijos. El primero fue Alonso, que nació el 17 de julio de 1952. Dos años más tarde tuvimos a Inmaculada y dos más tarde a María Antonia.
Luego en 1966 tuvimos a Raquel que es la más chica.

Visita Hidalgo y su hijo Alonso.
(c) Colección familia De la Calle.

Las mujeres trabajábamos mucho entonces porque en las casas no había las comodidades que hay ahora. Además de hacer las cosas de casa, teníamos que ir también al campo. Los hombres trabajaban en el campo pero cuando llegaban a casa estaba todo hecho. Nosotras, aunque llegásemos cansadas del campo, teníamos que seguir haciendo cosas.
Yo con los tres muchachos grandes tan seguidos, tuve que trabajar mucho. Sólo con lavar los pañales, que entonces eran de tela, ya tenía una bastante. Entonces la gente se mudaba de ropa una vez a la semana y se quitaban también las sábanas. Se iba a lavar al pilón o a la garganta.
Yo llevaba toda la ropa de nuestra casa más lo que tuviesen mi madre y mi suegra que eran ya mayores y no podían lavarla.



Visita Hidalgo lavando la ropa.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Como en las casas no había agua corriente, había que ir a la fuente con los cántaros y los barriles (botijos) a por el agua para beber, cocinar, limpiar, fregar los cacharros....
Yo la verdad es que tenía suerte porque en 1966 nos vinimos a vivir a la casa donde vivimos ahora y está justo en frente de la fuente de Tía Josefa, que se llama así por la abuela de mi marido.


Visita Hidalgo yendo a por agua a la fuente de Tía Josefa.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Aunque había luz en las casas, la comida había que hacerla en la lumbre. Había que hacer la lumbre todos los días. Encima, las cocinas estaban en el piso más alto de la casa y había que subir la leña, estando pendiente todo el día de que no se apagase la lumbre.
Se hacía la comida en pucheros, sartenes y calderos. En invierno como hacía frío, se pasaba bien pero en verano con el calor te asabas viva. 

Visita Hidalgo asando castañas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Además de estar pendientes de los muchachos, las cosas de casa y demás, como he dicho antes teníamos que hacernos cargo del cochino y de las gallinas.
Entonces había que cocer el centeno y las patatas para el cochino y luego ir a echarle de comer y limpiar la cuadra. Muchas veces se tenía el cochino en la cuadra que había dentro de las casas pero otras veces se tenía en alguna casa vieja o en una casilla lejos de casa así es que tenías que preparar el "brebajo" e ir con la calderilla para echarle de comer en el camellón que había en las cuadras.
Nosotros al principio, le teníamos en una casilla lejos de casa y todos los días tenía que ir un par de veces. Daba igual que lloviese o nevase, porque el cochino tenía que comer.
Luego ya, en esta casa teníamos la cuadra al lado y era más cómodo aunque había que limpiarla más para que no oliese así es que era trabajoso igual.

Camellón para echar de comer a los cochinos.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Y claro, el cochino se engordaba para la matanza. Esa era una de las tareas más trabajosas para las mujeres. Tenías que estar pendiente de un montón de cosas, tenerlo todo preparado y cuando ya se terminaba todo, a fregar cacharros. Como he dicho antes, no había agua así es que te tirabas todo el día yendo a la fuente para dejarlo todo limpio.
Se ponía la casa echa una mierda, pero había que hacerlo porque si no, no había para comer y no se podía comprar. La verdad es que como las cosas de la matanza de casa, no las hay. Ya nos acostumbramos a lo comprado, pero no es igual.

Matanza en casa de Visita Hidalgo.
Aquí la vemos recogiendo la sangre del cochino en el caldero para hacer las morcillas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Las gallinas no daban tanto trabajo pero eran un "enreo" más. Había que abrirlas por la mañana, echarlas de comer, ir varias veces a recoger los huevos y cerrarlas por la noche.
Antiguamente se tenían en casa en un gallinero en el patio y estaban sueltas por la calle. Entraban y salían por el patio y lo llenaban todo de gallinazas y había que estar todo el día limpiando.
Luego ya se hicieron granjas cerradas con tela metálica en los huertos y era más fácil cuidarlas.
Algún año las tuvimos en la finca donde teníamos las vacas pero era peor porque tenías que echar un par de buenos paseos para aviarlas.
Las últimas las hemos tenido en el huerto al lado de casa.

Las gallinas de tía Visita.
(c) Silvestre de la Calle García.

Ya he dicho que al principio teníamos vacas negras que estaban en la sierra casi todo el año. Antonio subía a verlas todos los días. No daban mucho trabajo pero es verdad que también daban menos dinero porque sólo se sacaba de ellas el dinero de vender el choto porque daban poca leche para ordeñarlas. Se las podía ordeñar para el gasto de casa pero no para vender mucha leche.

Vaca Avileña de vieja estirpe.
Los animales de Visita y Antonio eran muy semejantes.
(c) Miguel Alba Vegas.

Pero aunque no daban trabajo, había que segar y recoger el heno en el verano para poder echarlas de comer en invierno. Segaban los hombres pero las mujeres íbamos también a recoger el heno. ¡Qué calores pasábamos! Después de estar toda la mañana en casa haciendo cosas, mientras siesta a recoger heno con todo el calor y por la tarde cuando llegabas a casa a seguir haciendo cosas.

Recogida del heno en una de las fincas de tía Visita.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Luego ya las vendimos y nos quedamos sólo con las vacas de leche en una finca que yo heredé de mis padres. Nunca tuvimos muchas vacas porque como Antonio era cartero, tampoco tenía mucho tiempo para atenderlas.
Eran vacas suizas y pardas. Las suizas daban más leche aunque era más floja. Las pardas no daban tanta leche pero era más gorda y mejor para hacer queso. Además, los chotos pardos eran mejores.

Romera. Vaca de Visita y Antonio.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Cuando era necesario, yo tenía que ir al campo. Normalmente, se iba por la mañana temprano a hacer las cosas y luego volvías al pueblo y te ponías a hacer las cosas de casa aunque estuvieses cansada.
Otras veces, era al revés. Madrugabas para dejar todo hecho en casa y te ibas al campo todo el día como pasaba en el tiempo de las aceitunas por ejemplo.



Visita Hidalgo realizando diversos trabajos en el campo.
Arriba: Recogiendo las patatas.
Centro: Cogiendo aceitunas.
Abajo: Cogiendo aceitunas "pa agua".
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Y no acababa muchas veces el trabajo en el campo porque algunas cosas se recogían y luego había que prepararlas para conservarlas como hacer las "riestras" para secar los pimientos, secar y capar los higos, hacer los manojos de manzanilla para secarla...




Arriba: Enristrando pimientos.
Centro: Capando higos.
Abajo: Atando manzanilla.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Las mujeres no parábamos y encima, si teníamos poco que hacer, nos buscábamos trabajo: hacer jabón, coser a la máquina...
Hubo unos años, que algunas mujeres del pueblo se dedicaban a hacer encargos de costura para algunas empresas. Las empresas les traían el material y ellas lo repartían entre las mujeres que queríamos y cuando estaban terminados los trabajos, se entregaban y se cobraba. Hacíamos baberos, manteles de deshilado....


Arriba: Haciendo jabón.
Abajo: Cosiendo en la máquina de coser marca SINGER.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Luego ya con el tiempo, quitamos las vacas. Las tuvimos que vender porque Antonio se operó de una rodilla y en aquellas tiempos no se sabía cómo iba a quedar. Además, teníamos a mi madre y a mi suegra que eran ya muy mayores y había que cuidarlas y yo no podía hacerme cargo sola de las vacas.
La verdad es que Antonio quedó perfectamente de la operación y siguió trabajando de cartero hasta que se jubiló a los 65 años.

Las últimas vacas de Visita y Antonio.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Luego ya trabajábamos menos. No teníamos las vacas pero Antonio siguió con el huerto y el campo así es que yo tenía que ir cuando sacábamos las patatas, a coger las aceitunas o lo que tocase.
Además seguí teniendo el cochino y las gallinas. Como estaban al lado de casa y vivimos en el centro del pueblo, tenía que limpiar mucho la cuadra para que no oliese mal y no se quejasen los vecinos aunque entonces había muchas cuadras dentro del pueblo.
Luego ya, como íbamos mayores y demás, quitamos también el cochino y nos quedamos con las gallinas. Las he tenido hasta los 91 años pero ya les daba miedo a los hijos por si me caía en la granja o algo y las quité.

Las últimas gallinas de tía Visita.
Agosto de 2020.
(c) Silvestre de la Calle García.

Gracias a Dios he tenido siempre muy buena salud. En octubre de 2007 cuando iba a cumplir 77 años y Antonio ya había cumplido los 83, fuimos a la Laguna Grande de Gredos. Hay que andar un buen cacho por un camino de sierra. La gente no se creía al vernos allí que tuviésemos esa edad y muchos no se lo creían cuando les decíamos después que habíamos subido hasta allí, pero ahí están las fotos.

Tía Visita y tío Antonio en la Laguna Grande de Gredos.
Octubre de 2007.
FOTO REAL. NO ES UN MONTAJE.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Hasta el año 2009 no tuve que ir a urgencias y fue porque me picó un gallo en la mano y se me hinchó mucho. El médico buscaba el historial en el ordenador y decía que no podía ser, porque no salía nada. ¿Cómo iba a salir si no había ido nunca al médico?
Después de aquello, no he vuelto a los médicos hasta enero de este año, cuando se me rompió la cadera y tuvieron que operarme. Fue en el mes de enero y yo creí que allí se acabó ya Visita Hidalgo, pero no.
Estoy perfectamente. Hago todas las cosas de casa, voy a comprar, salgo a pasear....

El famoso gallo de Tía Visita.
Era poco más grande que una paloma.
(c) Silvestre de la Calle García.

Todos los domingos me avío y voy a Misa, porque yo siempre he sido de ir a Misa y de rezar el Rosario. Antes de operarme, no faltaba ningún domingo a Misa y comulgaba siempre de rodillas. Cuando me operaron estuve un tiempo sin poder ir. Vamos, que me operaron en enero y el día de San José ya fui a Misa con el andador.
Ahora, voy sin andador ni nada y sigo comulgando de rodillas.

Tía Visita y tío Antonio con el Rvdo. P. Francisco Torres Ruiz, párroco del Guijo.
Septiembre de 2021.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Antonio y yo vivimos muy bien. Él está ya más viejillo porque tiene 97 años pero nos apañamos bien.
Llevamos 70 años casados y en abril vinieron del periódico y luego de Canal Extremadura para entrevistarnos. Nos hizo mucha ilusión vernos luego en la tele y en el periódico porque nos llamaba la gente para decirnos que nos habían visto.

Estrellas de la televisión.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Cuando voy por la calle, me paran todos los que me ven y me dicen que estoy muy bien y muy guapa. Dicen que qué hago para estar así. Yo no hago nada especial.
Moverme y comer bien. Yo sigo haciendo las comidas de toda la vida pero lo que más nos gusta a Antonio y a mí son los torreznillos de tocino.

Celebrando el cumpleaños de tío Antonio.
13 de septiembre de 2021.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Desde EL CUADERNO DE SILVESTRE queremos felicitar a Visitación Hidalgo Burcio por sus 92 años con esa lozanía. 

* Nota final del autor.
Más allá de la importancia de tía Visita como ejemplo de aquellas mujeres de nuestros pueblos que lo mismo trabajaban en casa sin las comodidades de hoy en día y también iban al campo y se hacían cargo del ganado, quiero dedicar un homenaje a esta mujer porque es MI ABUELA, madre de mi padre.
En gran medida, el escribir este blog se debe a ella y a las historias que durante años me ha transmitido. Ha sido y sigue siendo una de las personas más importantes de mi vida. 
Muchas cosas podría decir pero lo resumiré en tres palabras:

TE QUIERO, ABUELA.

El autor con sus abuelos Antonio y Visita.
Octubre de 2021.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Fdo: Silvestre de la Calle García.


















Comentarios

  1. Fotos,costumbres entrañables,no sabía lo del luto (casarse por la tarde- noche).

    ResponderEliminar
  2. Acercas a cualquier persona a la cultura ya medio olvidada en muchos lugares, a la tradición, costumbres,.... la verdad que haces una gran labor.

    ResponderEliminar
  3. ¡ Silver, me ha encantado! Qué bonito recordar la vida de tu abuela y de tantas mujeres como ella. Dale un beso grande de mi parte y felicítala por su cumpleaños. Efectivamente, sigue estando tan guapa cómo cuando era jovencita. Besos.

    ResponderEliminar
  4. Es una pasada agradezco el gran trabajo es muy gratificante leer y ver todo lo que fue de antaño..gracias por todo maestro..

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

ENTRADAS MÁS VISITADAS