EL PROTECTOR DEL GANADO

El día 13 de junio se celebra la festividad de San Antonio de Padua, religioso franciscano de origen portugués fallecido en Padua (Italia) en 1231.
En muchas zonas de España, este santo es venerado como patrón y protector del ganado.


Por estas fechas, el tiempo ya se ha "asentado" por regla general. 
Atrás queda el 40 de mayo y podemos quitarnos el sayo y sacar el ganado al campo sin miedo a la lluvia o llevarlo a los pastos de verano, agostaderos o puertos para que paste en completa libertad durante los meses estivales.

Vacas Tudancas en el puerto.
(c) Miguel Alba Vegas.

En muchos lugares, el ganado dormían en las majadas situadas en las zonas bajas del monte o en las cuadras de los pueblos, situadas muchas veces al lado o en la planta baja de la vivienda de la familia ganadera. 
En muchos lugares, la casa se encontraba dentro de un gran cercado o corral donde el ganado estaba protegido y podía dormir al aire libre si el tiempo lo permitía.

Cabras lecheras en el corral de una antigua casa serrana.
Navacepeda de Tormes (Ávila).
(c) Silvestre de la Calle García.

Normalmente, dado que los montes abundaban de osos, lobos, linces, zorros, grandes rapaces..., el pastor permanecía todo el día en el campo con el ganado, regresando por la noche a pernoctar en la majada o en el pueblo.

Cabrero en la sierra.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El pastor podía ser el propietario del ganado si se dedicaba exclusivamente a esta actividad o si tenía un rebaño numeroso o bien ser un pastor contratado por uno o más ganaderos.
En muchos pueblos, eran frecuentes los rebaños comunales de cabras, ovejas, vacas, cerdos, animales de trabajo...que eran pastoreados por turno entre todos los propietarios según el número de animales que cada uno poseía.
Por ejemplo, era típico que muchas familias rurales tuviesen sólo 1 ó 2 cabras para abastecerse de leche fresca.

Jesús y Feli con su cabra.
Navacepeda de Tormes (Ávila).
(c) Silvestre de la Calle García.

En ocasiones, el ganado dormía en el campo al aire libre tanto en invierno como en verano, encerrado en corrales de piedra, corrales de "teleras" o "cancillas" (vallas de madera o metal) o en los clásicos rediles.
Al lado, solía encontrarse la choza del pastor que podía ser fija o "portátil" como los clásicos chozuelos de los pastores trashumantes

Chozuelo o mampara en la que dormían los pastores para vigilar el ganado.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En cualquier casa, el pastor o el ganadero tenía que estar pendiente de todos los animales y contarlos al terminar la jornada para saber si faltaba alguno y salir en su busca.
Si ya se había hecho de noche o estaba mal tiempo, se recurría a SAN ANTONIO DE PADUA y se le rezaba un responso:

Si buscas milagros, mira:
muerte y error desterrados,
miseria y demonio huidos,
leprosos y enfermos sanos.

El mar sosiega su ira,
redímense encarcelados, 
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.

El peligro se retira,
los pobres van remediados,
cuéntenlo los socorridos,
díganlo los paduanos.

El mar sosiega su ira...

Gloria al Padre, Gloria al hijo,
Gloria al Espíritu Santo,
Dios Uno y Trino por siglos,
infinito sea alabado.

El mar sosiega su ira....

Ruega a Cristo por nosotros,
Antonio Divino y Santo,
para que dignos así
de sus promesas seamos.

AMÉN


Existían numerosas variantes y versiones del responso e incluso otras oraciones ya que se rezaba a San Antonio no sólo por el ganado sino también por la gente que se perdía, por cualquier objeto que se hubiese extraviado y por otras muchas necesidades.
Personalmente, escuché por primera vez esta oración en Aldeanueva del Camino (Cáceres) donde hay gran devoción a San Antonio.
De un modo parecido se reza en la comarca leonesa de La Cabrera. 
Ángel Santamarta García, cabrero de Vegapujín, Murias de Paredes (León), nos cuenta cómo ha oído a cabreros leoneses recitar esta oración cuando las cabras se pierden en el monte.

Cabras de Ángel Santamarta.
En una tormenta estas cabras se perdieron y al cabo de varios días aparecieron sanas y salvas gracias a San Antonio.
(c) Ángel Santamarta García.

La devoción a San Antonio está muy extendida en el mundo ganadero español. 

En la comarca cacereña de Las Hurdes, que durante siglos destacó por su numerosísima cabaña caprina, hay una gran devoción a San Antonio, especialmente en ciertas pueblos y alquerías como Nuñomoral, Fragosa o Aceitunilla. 
Teniendo en cuenta que las familias hurdanas tenían un reducido número de cabras y que constituían su principal riqueza, perder una cabra en el monte era una auténtica desgracia por lo que los dueños, rezaban con gran fervor a San Antonio para recobrar al animal sano y salvo.

Cabras en la alquería de El Gasco.
Nuñomoral (Cáceres).
(c) Silvestre de la Calle García.

En Tremedal, un pequeño pueblo de Ávila perteneciente al municipio de Solana de Ávila y destacado en otro tiempo por su nutrida cabaña ganadera de todas las especies, también hubo siempre gran devoción por San Antonio y era tradicional rezar el responso para recuperar sano y salvo el animal perdido. 

El Tremedal, residencia de pastores.
(c) Silvestre de la Calle García.

En su magnífica obra COSTUMBRES PARA EL RECUERDO, Julián Sánchez García, natural de Tremedal, cuenta que era común cuando él era niño, acudir a casa de una señora del pueblo llamada "tía Alfonsa" para pedir que "echase una oración" a San Antonio cuando algún animal se había quedado en el monte durante la noche, especialmente si se trataba de algún burro que eran animales muy valiosos y a la vez muy propensos a ser atacados por los abundantes lobos.

Los burros eran animales muy valiosos en el pasado.
(c) Silvestre de la Calle García.

Gran devoción se tiene a San Antonio de Padua como protector de los ganados en la capital del ganado trashumante. Nos referimos al municipio de Navarredonda de Gredos, formado por los núcleos de población de Navarredonda y Barajas, cada uno con sendas iglesias pero con una ermita dedicada al Santo de Padua de la que ya se tienen noticias en el siglo XVIII y que se encuentra exactamente a la misma distancia de los dos pueblos.

Yunta de bueyes junto a la ermita de San Antonio, entre Navarredonda y Barajas.
(c) Juan Manuel Yuste Apausa.

En Soba, en la Comarca del Asón (Cantabria), cuando se echaba el ganado al monte, ya fuesen vacas, ovejas o cabras, se decía:
"Que San Antonio las cuide".
Gaspar Guas Fernández nos cuenta cómo su abuela Josefa Ortiz, del pueblo de Valcaba, decía siempre esta frase cuando soltaba el ganado.

Cabra del Asón.
(c) Gorka Fernández Fernández. 

Algo parecido decían en Euskadi cuando se vendía un animal. Cuando el animal dejaba la casa donde había sido criado con gran mimo, en cuanto salía por la puerta de la cuadra se decía:
"Que San Antonio le guarde".

Carnero Latxo.
(c) José Antonio Uriarte.

En el ámbito popular, San Antonio de Padua es muy célebre y conocido por el MILAGRO DE LOS PAJARITOS, romance muy conocido en el medio rural y del que existen muchísimas versiones.
No pondremos aquí todo el romance por ser muy extenso y alejarse un poco de la temática ganadera, pero resumiremos la historia.
El padre de Antonio era un devoto labrador que un día se marchó a Misa no sin antes decir a su hijo pequeño que vigilase los campos para que los pájaros no devorasen los granos del sembrado.
Antonio quedó al cuidado de las tierras y para evitar que los pájaros causasen daño, los encerró en una habitación.
Cuando su padre volvió y vio aquello, mandó avisar al obispo que al ver tal espectáculo mandó que abriesen las ventanas pero los pájaros no se iban. Antonio dijo que mientras él no lo ordenase, los pájaros no saldrían. 
Cuando el niño dio la orden, todas las aves salieron y se quedaron esperando para ver si Antonio les permitía irse. El niño les dio permiso para hacerlo siempre y cuando no dañasen más los campos.

La perdiz estaba entre los pajaritos encerrados por San Antonio.
(c) Silvestre de la Calle García.

CONFUSIONES ENTRE SANTOS.
Es habitual, y más en estos tiempos en los que la Sociedad se va alejando cada vez más de la Iglesia, que varios santos con el mismo nombre, sean confundidos y más si, como en este caso, son protectores de animales.
Es muy frecuente confundir a San Antonio Abad (17 de enero) con San Antonio de Padua (13 de junio). Popularmente, el primero de ellos es conocido como "San Antón".
San Antón aparece normalmente representado con algún animal que, casi siempre, suele ser un cerdo. Se admite que San Antón es el patrón de los animales y por ello es habitual bendecir a los animales ese día en todo el mundo.
La bendición puede realizarla un sacerdote cualquier día del año, pero es tradición hacerla el 17 de enero.

Rvdo. P. Francisco Torres Ruiz bendiciendo un rebaño de cabras.
Guijo de Santa Bárbara (Cáceres).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

San Antonio aparece normalmente con el Niño Jesús en brazos y con un libro en la mano.
Sin embargo, por celebrarse en una época en la que el ganado pastaba a menudo suelto en el monte y con escasa vigilancia y protección, se le otorga en muchos lugares el patronazgo sobre el ganado doméstico. 
En este caso, lo tradicional es rezar el responso antes citado, que puede hacerlo cualquier persona, para que San Antonio interceda ante Dios para proteger el ganado.

San Antonio de Padua.
Imagen de la parroquia de Nuestra Señora del Socorro.
Guijo de Santa Bárbara (Cáceres)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Así es que, queridos amigos ganaderos y lectores en general, siempre que perdáis un animal o cualquier cosa, acudid a San Antonio y rezad su responso.


Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal. 

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