miércoles, 22 de noviembre de 2023

LA BULA DE SANTA BÁRBARA.

Se acerca la fiesta de la gloriosa virgen y mártir Santa Bárbara, patrona de la localidad de Guijo de Santa Bárbara, pequeño pueblo de ganaderos y agricultores de la provincia de Cáceres
Como cada año, en EL CUADERNO DE SILVESTRE, toca publicar un artículo o entrada dedicado a algún tema relacionado con esta Santa y su devoción en Guijo, que se remonta al menos al año 1560.
Este año hablaremos de uno de los hechos más insólitos: LA BULA DE SANTA BÁRBARA.

Santa Bárbara es patrona de un pueblo de vaqueros y cabreros.

Hace dos años se publicó un artículo titulado LA VACA DE SANTA BÁRBARA en el que se cuenta la curiosa costumbre que tenían los cofrades de comprar y sacrificar una vaca los días previos a la fiesta para repartir la carne entre todos a razón de cuatro libras para cada uno, vendiendo la carne sobrante y los despojos a los vecinos del pueblo.
Esta tradición aparece reflejada en las Ordenanzas de la Cofradía, redactadas y aprobadas en 1672, donde se dice que era una costumbre de tiempo inmemorial.
La compra y sacrificio de la vaca perduró hasta 1867 cuando, debido gran gasto que suponía para las arcas de la Cofradía, se decidió suprimir.

Vaca Avileña Bociblanca.
Raza autóctona de estas serranías.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El pasado el artículo publicado en estas fechas se centro en la celebración de la fiesta de Santa Bárbara en 1828, año del que se conserva la lista de ingresos y gastos más antigua de la Cofradía y donde se mencionan detalles tan insólitos como la confección del RAMO, consistente en una rama de tejo adornada primorosamente con cintas y rosquillas que era subastada el día de la fiesta. Por supuesto, también aparecen reflejados en esa lista el importe que supuso la compra de la vaca y lo que se pagó al tamborilero por amenizar la fiesta.
Por todo ello, el artículo llevó por título VACA, TAMBORIL Y RAMO: SANTA BÁRBARA EN 1828.

Jesús Santos García.
Actual tamborilero de Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Este año, hablaremos de un documento de gran importancia para la historia de Guijo de Santa Bárbara en general y para la Cofradía de Santa Bárbara en particular. Se trata de una Bula pontificia en la que el Papa concedió una serie de privilegios a los cofrades de Santa Bárbara en el siglo XVIII.

Documento de la bula de Santa Bárbara.
(c) Silvestre de la Calle García.

Sin que se haya conseguido averiguar cómo, el Papa Benedicto XIII (29 de mayo de 1724 - 21 de febrero de 1730) conoció la existencia de la Cofradía de Santa Bárbara que existía en la Parroquia de Santa Bárbara del lugar del Guijo de Jarandilla y en el año 1725 concedió, mediante una bula pontificia, 5 Indulgencias plenarias a los cofrades de la misma siempre y cuando cumpliesen una serie de requisitos.

Benedicto XIII.
Retrato pintado por Giuseppe Bazzani.

Antes de pasar a ver detenidamente el contenido de la Bula Pontificia, explicaremos brevemente la historia de Guijo de Santa Bárbara hasta llegar al año 1725.
Durante buena parte de su historia, esta población recibió el nombre de El Guijo haciendo referencia a los guijos o guijarros, nombre local de la piedra granítica con elevado porcentaje de cuarzo y que aflora en diversos lugares de la sierra e incluso dentro del propio núcleo de población.

Covacho del Guijarro del Manzanar.
Obsérvese el tono blanquecino de la piedra de guijarro.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Como "apellido" el pueblo no recibía el nombre de su Patrona como ocurre actualmente, sino que se denominaba Guijo de Jarandilla, debido a que pertenecía en lo señorial al Señorío de Jarandilla y en lo jurisdiccional a la villa de Jarandilla de la Vera, que durante un breve periodo a caballo entre los años 1556 y 1557 se convirtió en el "centro del mundo" por ser la residencia del retirado pero poderoso Carlos I de España y V de Alemania.

Castillo de los Condes de Oropesa.
Jarandilla de la Vera.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Tenemos constancia escrita del pueblo del Guijo ya en 1468 cuando los vecinos del lugar pidieron al señor de Jarandilla que les señalase un coto de pastos para sus ganados independiente del utilizado por los ganaderos jarandillanos.
Aquellos antiguos ganaderos guijeños recibieron como coto de pastos la zona alta de la garganta de Jaranda, un terreno ideal para el pastoreo de cabras pero menos apto para la cría de otras especies como vacas y ovejas y con escasas posibilidades agrícolas.

Piara de cabras.
Al fondo, Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En 1560 se produjo un hecho que marcó para siempre la historia del pueblo.
En una de las casas del pueblo, se produjo un pavoroso incendio que en pocos minutos hizo que la vivienda que, como todas las de la época estaba construida a base de piedra, adobe y sobre todo madera, estuviese envuelta en llamas.
Todos los ocupantes de la casa lograron salvarse a excepción de dos niños pequeños que quedaron atrapados entre las llamas.
La desconsolada familia comenzó a rezar a Santa Bárbara para que por su intercesión Dios apagase el fuego y los niños se salvasen. Milagrosamente, el fuego se apagó y los niños fueron encontrados con vida.

Casa guijeña tradicional.
(c) Silvestre de la Calle García.

Agradecidos por semejante milagro, los guijeños decidieron construir una ermita dedicada a Santa Bárbara que, como no podía ser de otra manera, se convirtió en la patrona del pueblo.
En 1580 se fundó la Cofradía de Santa Bárbara tal y como escribió en 1922 el entonces párroco de Guijo don Gregorio María Cruz Aparicio al comenzar a escribir el libro de cuentas de la Cofradía y en virtud de los datos que aparecían en los libros anteriores, hoy lamentablemente desaparecidos.
La Cofradía se encargaba del mantenimiento de la organización de la fiesta y del mantenimiento del tempo que, en 1674 y no sin grandes luchas, pasó a ser Parroquia de Santa Bárbara, colocándose en esa fecha la pila bautismal que aún se conserva y el Sagrario con el Santísimo Sacramento.

Pila bautismal en la Parroquia.
(c) Silvestre de la Calle García.

De esa época, contamos con una maravillosa descripción del Guijo en la obra Amenidades, recreos y florestas de la Vera, escrita por Gabriel Azedo de la Berrueza y Porras:

"Es lugar el Guijo de hasta setenta vecinos, y está al pie de la misma sierra. Allí sí que son las aguas de las fuentes frías y buenas. Es el lugar muy recreable, ameno y regalado. 
Hacénse en él buenas mantequillas y el mejor queso fresco y mantecoso que se conoce, aunque entre Algarrobillas y lo pleitee Flandes. 
Tiene por patrona y titular de su iglesia a la gloriosa Santa Bárbara, virgen y mártir, que por estar al pie de aquella sierra los defiende de las tempestades y rigores del invierno que les amenaza. 
Es tradición muy válida que fue cabeza de Jarandilla y que allí se retiró la nobleza y vecindad y se hicieron fuertes en tiempo de la persecución de los moros, valiéndose de las eminencias y esconces que aquellas montañas les ofrecían para su amparo y defensa" 

Elaboración tradicional del queso.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Como se desprende de esta descripción, Guijo era un pequeño pueblo de 70 vecinos o familias (unos 300-350 habitantes) que vivían dedicados fundamentalmente a la ganadería lechera, mayoritariamente cabras con cuya leche se elaboraría como hasta tiempos recientes el rico queso fresco y mantecoso que tanta fama ha dado al pueblo y la ya casi desconocida mantequilla, elaborada esta última posiblemente con nata procedente de las escasas vacas autóctonas como ocurría en los demás pueblos de la zona.

Cabra Verata.
Autóctona de estas montañas.
(c) Silvestre de la Calle García.

Ya confiaban plenamente los guijeños en Santa Bárbara para que los salvase de las tempestades y rigores invernales de estas serranías. No en vano, Santa Bárbara es la abogada contra las tormentas, tan habituales durante el estío en la zona y que, según la leyenda, fueron la causa del incendio de 1560.

Tormenta.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los guijeños fueron siempre muy luchadores y no paraban hasta conseguir lo que se proponían. A finales del siglo XVII lucharon por tener cura propio, y aunque lo consiguieron en 1695, no pudo tomar posesión de la Parroquia hasta 1698 debido a la férrea oposición de Jarandilla.
Unos años más tarde, y no sin grandes esfuerzos, logaron conseguir su independencia. El 27 de junio de 1708 lograron convertir su pequeña aldea en una villa independiente pero al no poder pagar la cantidad exigida por Jarandilla, al año siguiente pasaron a ser nuevamente un anejo o barrio de esta última Villa.

Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Llegamos así al año 1725. 
Los 300 ó 350 habitantes con que contaría Guijo de Jarandilla en aquel momento llevaban una vida apacible y tranquila. Los hombres se dedicaban al cuidado de sus piaras de cabras y al cultivo de los castaños y los sembrados de centeno mientras las mujeres se hacían cargo de la elaboración del queso y de las labores domésticas y el cuidado de los niños y ancianos.

Cabrero con sus cabras.
Imagen común para los guijeños de 1725.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Su vida únicamente estaba condicionada por las labores del campo y por algunos acontecimientos religiosos.
Aquel año sonaron las campanas de la antigua iglesia para anunciar el bautismo de 7 niños y la celebración de un matrimonio, además de doblar en otras 7 ocasiones para anunciar el fallecimiento de otras tantas personas entre las que, lamentablemente, figuraron 4 niños recién nacidos.
A vuelo resonar cuando el 19 de octubre el obispo de Plasencia D. Juan Laso de la Vega visitó el pueblo y la Parroquia para confirmar a 27 jóvenes entre los que, podemos destacar a Sebastiana del Toro Gómez, que tan sólo contaba entonces con 3 añitos pero con el paso del tiempo se convirtió en la bisabuela de Antonio Jiménez García (1810-1898), más conocido como "El Abuelo Viejo" y que fue el personaje más importante de la historia de Guijo de Santa Bárbara teniendo trato con reinas y papas.

Antonio Jiménez García "El Abuelo Viejo".
(c) Retrato pintado por Francisco Martín Rivera.

Pero si por algo es especial para la historia de Guijo de Santa Bárbara el año 1725, es porque en esa fecha fue en la que el Papa Benedicto XIII, al que no debemos confundir con el Antipapa Benidicto XIII (1328-1423) que fue el llamado Papa Luna, otorgó a los integrantes de la Cofradía de Santa Bárbara los privilegios que se detallan en la Bula que, de forma bastante resumida para facilitar su lectura, dice lo siguiente:

“Benedicto Obispo, Siervo de los Siervos de Dios, Vicario de Cristo en la tierra, a todos los fieles que las presentes vieren, salud y bendición:
Habiéndosenos manifestado que en la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara del lugar de Guijo de Jarandilla, Diócesis de Plasencia en la provincia Compostelana existe una devota y piadosa cofradía para los fieles de ambos sexos erigida bajo la advocación de la referida Santa Bárbara para mayor gloria de Dios, salud de las almas y provecho del prójimo, cuyos cofrades han tenido por costumbre practicar obras de caridad y misericordia, con el fin de que expresada cofradía tenga en adelante mayor incremento y sus cofrades se afirmen más y más en su propósito de ejercitarse en buenas obras…

 

Imagen de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

….apoyados en la misericordia de Dios omnipotente y en la autoridad de los Bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo, a todos y cada uno de los fieles de uno y otro sexo que en lo sucesivo se alistaren y fueren recibidos en esta Cofradía, les concedemos perpetuamente Indulgencia plenaria y remisión de todos sus pecados si contritos y confesados recibieren el Santísimo Sacramento de la Eucaristía; Igual gracia concedemos a todos los cofrades actuales y venideros en la hora de la muerte si contritos y confesados recibiesen pudiendo cómodamente la Sagrada Comunión, o en su defecto arrepentidos y contritos pronuncien del dulcísimo nombre de Jesús con el corazón, si no pudiesen con los labioso hiciesen alguna señal de dolor y arrepentimiento.

 

Medalla de los cofrades de Santa Bárbara.
(c) Silvestre de la Calle García.

La misma Indulgencia plenaria y remisión de todos sus pecados, concedemos a todos los hermanos de la Cofradía que contritos, confesados y comulgados visitaren devotamente cada año la mencionada Iglesia de Santa Bárbara en el día en el que los cofrades celebren su fiesta principal cuyo día será elegido por ellos mismos y aprobado por el Diocesano, exceptuándose la fiesta de Pascua de Resurrección desde las primeras vísperas hasta ponerse el sol, y una vez elegido ese día, nunca podrá variarse, debiendo los cofrades rogar y pedir en esta visita por la exaltación de nuestra fe católica, extirpación de las herejías, conversión de los infieles y pecadores, por la paz entre los príncipes cristianos y por la salud del Soberano Pontífice a la sazón reinante.

Celebración de la Santa Misa.
Festividad de Santa Bárbara. 2018.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Además a todos los cofrades que contritos, confesados y comulgados visitasen expresada Iglesia en cada año en otras cuatro festividades o en días feriados que han de elegirse por los mismos y aprobarse por el ordinario sin que puedan variarse una vez elegidas. A todos los que visitasen susodicha Iglesia en estos cuatro días y rogasen en ella por los fines arriba expresados, les concedemos en cada uno de los días que esto hicieren; siete años y siete cuarentenas de perdón.

Nota: los cofrades eligieron las festividades de la Natividad del Señor (25 de Diciembre), la Epifanía (6 de enero), la Encarnación (25 de marzo) y la Natividad de Nuestra Señora (8 de septiembre).

Interior de la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Socorro.
(c) Silvestre de la Calle García.

Finalmente a todos los cofrades que asistan a cada una de las misas que en la referida Iglesia se celebren por voluntad y devoción de la cofradía o se asocien en reuniones públicas o secretas realizadas por ella con el fin de ejercer y fomentar la piedad, asistan a las procesiones ordinarias o extraordinarias, tanto de la cofradía como de otras que se hicieren con licencia del Diocesano, acompañaren a los entierros o al Santísimo Sacramento cuando se lleva a los enfermos, o estando impedidos rezaren de rodillas la oración del Padrenuestro, a todos los que visitasen a los enfermos, los consuelen en sus trabajos o den hospitalidad a los pobres mendigos, les ayuden y socorran con limosnas, a todos los que procuren poner en paz a los enemigos así propios como extraños, rezaren cinco padrenuestros a las almas de los cofrades difuntos, atraigan al camino de la salvación a algún extraviado, enseñen a los ignorantes los preceptos y las cosas pertenecientes a la vida eterna, practiquen alguna otra obra de misericordia espiritual y corporal; a todos los que siendo cofrades, hagan alguna de estas obras, por cada una y cada vez que lo ejecuten, les concedemos por las presentes letras que queremos sean perpetuas, sesenta días de indulgencia.

Procesión de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Es nuestra voluntad que si la cofradía de Santa Bárbara se agregase a otras aunque fuese por participar de sus indulgencias, cualquiera que sean las letras que se obtengan, sean del ningún valor y efecto.

Dado en San Pedro de Roma, a primero de julio de mil setecientos veinte y cinco años de la Encarnación del Señor.


Retrato ecuestre de Benedicto XIII.
Pintado por Agostino Masucci.

Con el paso del tiempo, la bula fue lamentablemente olvidada por los guijeños que ni siquiera recordaron su existencia.
De hecho, ya en 1762 cuando se redactan y aprueban las Ordenanzas de la Cofradía, que regirían el funcionamiento de la misma hasta épocas verdaderamente recientes, no se menciona para nada la Bula e incluso se toman decisión absolutamente contrarias a los reflejado en la misma como el que los cofrades fuesen únicamente hombres casados y mujeres viudas las cuales no podían ejercer el cargo de mayordomas.

Ordenanzas de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El propio pueblo cambió mucho en aquella época pues en 1776 y ante el estado de deterioro del primitivo edificio que fue primero ermita y posteriormente Parroquia de Santa Bárbara, obligó a la construcción en el mismo lugar del actual tempo parroquial que, desde 1838, cuenta con Nuestra Señora del Socorro como titular.

Parroquia de Nuestra Señora del Socorro.
(c) Silvestre de la Calle García.

A lo largo de los siglos XVIII y XIX muchas costumbres como el pago de la cuota de cofrades con media fanega de castañas injertas o una fanega de centeno en grano, la confección del ramo o el sacrificio de la vaca, fueron desapareciendo paulatinamente.

Tejo, árbol con el que se confeccionaba el Ramo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Pero el mayor cambio en la celebración de la fiesta de Santa Bárbara, se produjo ya en la segunda mitad del siglo XX, concretamente en 1959 cuando el párroco D. Ascensio Gorostidi Altuna (1923-1966) fomentó la creación de un grupo de danzantes, similar a los de otros pueblos cercanos pero con un "aire" vasco, ya que este sacerdote era natural de localidad de Amezketa (Guipuzkoa).
Además, desde aquel año, se comenzó a celebrar una segundo día de fiesta el 5 de diciembre.

Procesión de Santa Bárbara en 1959.
(c)  Familia de la Calle.

Los danzantes constituyen hoy en día uno de los principales atractivos de la fiesta para numerosos vecinos y visitantes. Bailan el día 3 de diciembre para acompañar a los mayordomos desde su casa a la iglesia y los días 4 y 5 de diciembre delante de la imagen de Santa Bárbara durante toda la procesión.
Han acudido en varias ocasiones a encuentros de danzantes celebrados dentro y fuera de Extremadura, causando siempre gran admiración.

Danzantes de Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Ya en el siglo XXI, se produce un nuevo cambio: la recuperación de la BULA DE SANTA BÁRBARA.
El Rvdo. P. Marco Antonio Santos García, natural del pueblo, se preocupó de transcribir y hacer un cuadro con el documento de la Bula para que este valioso documento fuese conocido por todos los guijeños.
Por su parte, el Rvdo. P. Francisco Torres Ruiz se encargó de que la Bula comenzase a exponerse y leerse en la festividad de Santa Bárbara desde 2018, celebrando además las misas en los días expresados en el documento.

D. Marco Antonio, D. Francisco y Silvestre de la Calle.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los guijeños de hoy en día debemos valorar en gran medida este maravilloso documento tan importante para nuestra historia, evitando por todos los medios que vuelva a caer en el olvido.
Para ello, debemos leer con detenimiento y poner en práctica todo lo que dice la bula.
Un año más, desde EL CUADERNO DE SILVESTRE, nos proponemos dar a conocer un nuevo aspecto sobre la devoción a nuestra gloriosa Patrona y aprovechamos para felicitar a todos los guijeños.

¡VIVA SANTA BÁRBARA! ¡VIVA NUESTRA PATRONA!

Imagen de Santa Bárbara y cuadro de la Bula.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Bibliografía y fuentes consultadas:
- Azedo de la Berrueza. (1667) Amenidades, recreos y florestas de la Vera.
- Archivo parroquial de Nuestra Señora del Socorro de Guijo de Santa Bárbara.
- Manuscrito del Seminario de Plasencia (1845).

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Sacristán y archivero de la Parroquia de Nuestra Señora del Socorro.
Cronista oficial de la Villa de Guijo de Santa Bárbara.

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