CABRERO DE PURA CEPA
Juan Antonio Rodríguez Vidal (nacido en 1984) es uno de los pocos cabreros que aún quedan en Guijo de Santa Bárbara (Cáceres).
En la sierra de este pueblecito situado en la vertiente sur de la Sierra de Gredos pastaban hace años más de 4000 cabras divididas en unas 40 ó 50 pequeñas piaras o hatajos.
Actualmente, tan sólo 5 ó 6 familias del pueblo tienen cabras, siendo la de Juan Antonio una de las piaras más importantes.
Hijo de Juan Antonio Rodríguez y Martina Vidal, nieto por línea paterna de Antonio Rodríguez y Camila López y por línea materna de Dionisio Vidal y Gregoria Guerra; podemos decir que Juan Antonio es cabrero de pura cepa.
La familia de Juan Antonio siempre ha destacado por sus cabras. Sus abuelos eran grandísimos conocedores de este mundo y pastorearon durante años tanto cabras propias como cabras y ovejas de otros ganaderos pues por su gran experiencia eran muy solicitados por otros ganaderos.
Fueron incluso cabreros de cabras caseras, de las que hablaremos en otro artículo.
Aunque en un principio Juan Antonio se dedicaba a otras actividades y sólo tenía unas cuantas cabras, poco a poco decidió ir aumentando su piara para terminar por dedicarse a lo que profesionalmente le gustaba de verdad: las cabras.
Al principio, era propietario de un pequeño hatajillo de cabras Malagueñas y poco a poco fue introduciendo algunas Veratas, raza autóctona de la zona y que era la que habían criado sus antepasados al igual que los demás cabreros del pueblo.
La piara iba aumentando por lo que Juan Antonio tuvo que cambiarse de corral a Los Manzorreros, ocupando la antigua majada familiar. Atrás iban quedando las cabras Malagueñas, puesto que ya todas las chivas jóvenes y los machos eran de raza Verata, subsistiendo sólo alguna vieja Malagueña.
Las cabras en el majal del corral de Los Manzorreros.
(c) Silvestre de la Calle García.
Las cabras en la sierra.
Aún se pueden ver en esta foto algunas Malagueñas.
(c) Juan Antonio Rodríguez.
Las cabras recorren los bonitos pastizales de la sierra, variando el recorrido o "careo" dependiendo de la época del año con el objetivo de aprovechar mejor los recursos que la naturaleza ofrece en cada momento.
Las cabras camino de la majada custodiadas por Juan Antonio Rodríguez López.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Recorre Juan Antonio con su piara durante los meses invernales, las zonas más bajas del término municipal, cubierto por extensos bosques de robles. Aquí las cabras se alimentan del pasto, de los matorrales, de las hojas tiernas de los robles en primavera y de las abundantes bellotas en el otoño....
Cabras en zona baja.
(c) Juan Antonio Rodríguez.
Poco a poco, conforme avanza el año, las cabras suben a cotas más altas para ir aprovechando los pastizales de altura y recursos como las flores de escoba y carabón (piorno serrano) que son un alimento extraordinario para este ganado.
Cabras comiendo flor.
(c) Juan Antonio Rodríguez.
La piara en pastoreo.
(c) Juan Antonio Rodríguez.
Las cabras aprovecharán las pastos de montaña hasta bien entrado el otoño. Incluso en pleno invierno subirán de vez en cuando a las zonas altas antes de que se cubran de nieve, pues aún en pleno invierno, en las zonas húmedas crecen apetecibles pastos para las cabras y las fuentes y arroyos se llenan de la pamplina, tierna hierba muy buscada por el ganado.
Imagen verdaderamente icónica para cualquier guijeño.
Las cabras pastando a los pies de la Capilla-Refugio de Nuestra Señora de las Nieves.
(c) Juan Antonio Rodríguez.
Las cabras siempre van acompañadas de Juan Antonio y de sus fieles perros, que le ayudan en todo momento a guiar y defender la piara.
Los perros cuidando la piara.
(c) Juan Antonio Rodríguez.
Además, en zonas loberas, los perros son muy eficaces para ahuyentar al lobo.
Un método eficaz de controlar a las cabras en zonas de espesos matorrales, es el uso de los clásicos cencerros o campanillos. Juan Antonio es muy aficionado al uso de este ancestral instrumento y sabe perfectamente el tipo de campanillo que debe llevar cada cabra en cada momento, pues varía mucho a lo largo del año.
Desde los cascabelillos de las chivas a las enormes zumbas de los machos capones, el colocar campanillos es un auténtico arte.
La Verata es una raza de aptitud mixta carne-leche. Frente a otras razas de alta producción lechera y otras de producción eminentemente cárnica, la Verata compagina como pocas razas ambas producciones, adaptándose además a sistemas de explotación extensivos en zonas montañosas y de dehesa donde pocos animales pueden adaptarse y dar tan elevado rendimiento.
En el caso de las cabras de Juan Antonio, tras la paridera, las madres alimentan a las crías durante 30-45 días o hasta que alcanzan el peso deseado, próximo a 10 kilos, para ser vendidos.
La carne del cabrito Verato criado según el sistema tradicional, es realmente exquisita. Un asado o una caldereta de cabrito, son auténticos manjares.
Terminado ese periodo de amamantamiento, se comienza a realizar el ordeño.
En algunas ganaderías de gran dimensión, el ordeño se realiza de forma mecánica pero dado que Juan Antonio tiene una piara relativamente pequeña y que cuenta con la ayuda de su padre en algunas ocasiones, el ordeño se realiza de forma manual como se ha hecho toda la vida.
Terminado el ordeño, la leche se entrega a la industria quesera.
Con la leche de cabra Verata, se elaboran exquisitos quesos que, tanto frescos como curados, son una delicia.
Juan Antonio mantiene vive la tradición de sus antepasados. Muchos días sube con su piara hasta el paraje de El Biezo, donde sus abuelos Antonio y Camilia pasaron muchos veranos con su piara hasta su jubilación.
Juan Antonio cuida con grandísimo mimo a sus animales.
Es una auténtica alegría verle al frente de su preciosa piara que como dicen los viejos del pueblo, es una piara de "las de antes", haciendo referencia a que está integrada por ejemplares de la auténtica raza Verata, la de toda la vida.
Es un orgullo para todos los guijeños encontrarse al pasear por la sierra con esta bonita piara de cabras o escuchar desde el pueblo el alegre "campanilleo" cuando las cabras salen del corral por la mañana o cuando regresan al atardecer tras pasar todo el día en la sierra.
Las cabras camino del corral.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Sirvan estas líneas de sencillo pero sincero homenaje a este joven cabrero guijeño.
Aunque no me gusta mucho hablar de temas personales, hoy tengo que terminar este artículo diciendo que me une a Juan Antonio Rodríguez Vidal una grandísima amistad desde hace muchísimos años y sé lo que le ha costado tener lo que tiene hoy.
Nadie le ha regalado nada. Todo lo que ha conseguido es gracias a su trabajo y a que, a parte de ser una gran persona, es un vivo ejemplo de lucha, esfuerzo y superación.
Muchísima suerte para seguir adelante, amigo.
Las cabras de Juan Antonio.
Auténticas Veratas en la sierra de Guijo de Santa Bárbara.
(c) Juan Antonio Rodríguez.
Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.
Hola Silvestre.
ResponderEliminarFelicidades por tu trabajo.
Tu nombre debe tener alguna "historia" !
Sabes si el cabrero se queda con las cabras en la majá o va y viene al pueblo ?
Hace queso ?
Salud desde USA.
Mr. Merch
Juan Antonio un valiente por mantener una raza en extinción, gran homenaje Silvestre a Juan Antonio...
ResponderEliminarMucha fuerza a ambos
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