ALEXIS: UN VAQUERO DE DOS VACAS.

Si preguntamos a un vaquero que cuántas vacas tiene, posiblemente esperemos que nos responda que 20, 30...50 ó 100. Si nos dice que "tengo dos vacas", seguramente nos sorprenderemos y habrá algunos que incluso se rían sin saber que esa respuesta fue la habitual durante siglos e incluso milenios si se le hubiese preguntado lo mismo a cualquier vaquero de la península Ibérica siendo raro que dijese tener 3 ó más vacas.

Es el caso de Alexis Ávila Pulido (n.1995), joven ganadero extremeño de la localidad cacereña de Almoharín pero residente en Montehermoso y que, además otras cabezas ganaderas, es propietario de dos vacas.

Alexis, vaquero de dos vacas.

(c) Alexis Ávila Pulido.

Alexis es ganadero, además de trabajar en una empresa agrícola y de ser estudiante. Mantiene un excelente rebaño de unas 50 cabezas de ganado ovino selecto de raza Fleischschaf, media docena de cabras, abundantes aves de corral y, por supuesto, dos vacas.

Pero antes de explicar todo esto, hablemos del origen del ganado vacuno y del motivo por el cual, tradicionalmente, muchos ganaderos tenían solamente dos vacas.

Alexis con sus dos vacas.

(c) Alexis Ávila Pulido.

El ganado bovino doméstico, desciende del uro, bovino salvaje de gran tamaño que habitó gran parte de Europa, Asia y el norte de África hasta que se extinguió en un remoto bosque de la actual Polonia en 1627.

Los uros fueron domesticados por primera vez en Oriente Próximo en una región que comprende parte de la actual Turquía, Siria, Irak e Irán destacando fundamentalmente el valle de los ríos Tigris y Éufrates, actual Irak, hace alrededor de 10.500 años, aunque posteriormente otra población diferente de la especie fue domesticada en el valle del río Indo, actual Pakistán, hace unos 9.500 años.

Toro y vaca de raza Serrana Negra.

Estos bovinos no son muy diferentes al antiguo uro.

(c) Iván Ureta.

Los bovinos domésticos se extendieron rápidamente por toda Eurasia y África, pudiendo encontrarse en la península Ibérica hace más de 7.000 años, donde vivían uros salvajes aunque nunca fueron domesticados.

Durante miles de años, los bovinos fueron utilizados esencialmente como animales de trabajo, para la crianza y para la producción de leche destinada al consumo directo y a la elaboración de derivados lácteos, teniendo la producción cárnica una importancia muy secundaria reduciéndose al sacrificio de terneras sobrantes del cupo de renuevo, que eran consumidos por nobles y reyes, y a los individuos viejos de carne dura y seca consumida por la gente más pobre.

Yunta de bueyes.

(c) Iván Ureta.

Teniendo en cuenta esto, un ganadero o agricultor, no solía tener más de dos vacas que utilizaba para trabajar, producir leche y criar. Sólo los grandes propietarios de tierras o los nobles tenían varias yuntas de bueyes y grandes vacadas.

Además, los abundante lobos y osos así como los ladrones humanos, obligaban a encerrar a las valiosas vacas en corrales, establos o en la propia vivienda durante la noche, lo que obligaba al ganadero a adaptarse al espacio disponible.

Dos vacas en una cuadra.

(c) Miguel Alba Vegas.

Salvo en las zonas montañosas del norte peninsular, ricas en pastos y poco apropiadas para la agricultura, donde se podían mantener más vacas aunque sin superar mucho las 5 ó 6 reproductoras por explotación, la situación descrita anteriormente se repitió en toda la Península durante siglos y milenios hasta que las vacas fueron sustituidas primero por las mulas y después por los tractores y camiones como animales de trabajo.

Yunta de vacas.

(c) Silvestre de la Calle García.

Muchos ganaderos decidieron ampliar efectivos y dedicarse de manera más profesionalizada a la cría de vacas mientras que otros, optaron por criar otras especies y mantener una pareja de vacas como complemento de su actividad, algo que también hicieron muchos agricultores o personas dedicadas a otras actividades, sustituyendo en muchos casos las vacas autóctonas de doble o triple aptitud por vacas especializadas, especialmente vacas lecheras.

Vacas "suizas" en Extremadura.

(c) Pilar Domínguez Castellano.

Y, tras esta larga y tal vez aburrida introducción, llegamos al caso de Alexis Ávila Pulido. 

Este joven ganadero, se dedica fundamentalmente a la cría de ganado ovino selecto de raza Fleischschaf. El origen de estos ovinos está en animales de nuestra raza Merina autóctona que fueron llevados a la actual Alemania, donde fueron seleccionados para la producción de carne, significando precisamente su nombre oveja de carne.

En los años 60 fueron importados para el cruzamiento con razas autóctonas, fundamentalmente con nuestra Merina pero también con razas rústicas.

Carnero de raza Fleischschaf.

(c) Alexis Ávila Pulido.

En otro tiempo, Alexis llegó a tener un rebaño de más de 200 ovejas cruzadas pero la difícil situación atravesada por la ganadería ovina española en particular y la extremeña en especial, le obligó a centrarse en la cría de ganado ovino selecto de raza Fleischschaf y vender el resto de los animales.

El rebaño de Alexis hace unos años.

(c) Alexis Ávila Pulido.

Actualmente, Alexis tiene unas 50 cabezas de ganado selecto de raza Fleischschaf vendiendo fundamentalmente animales para vida a otras ganaderías. Pese al pequeño tamaño del rebaño, el alto nivel genético de los animales y los grandes cuidados dispensados por su propietario, hacen que esta explotación esté conociéndose en toda Extremadura.

Una de las ovejas de Alexis.

(c) Alexis Ávila Pulido.

Como ha sido común a lo largo de los siglos entre los ganaderos dedicados al ovino y al vacuno, Alexis tiene unas cuantas cabras para el abastecimiento familiar de leche fresca.

Las cabras son bastante fáciles de cuidar y manejar en pequeños rebaños, siendo el mejor animal lechero ya que en proporción a su tamaño, son las hembras que producen mayor cantidad de leche la cual es, por su composición, muy parecida a la leche materna siendo únicamente superada en semejanza por la de yegua y burra.

Media docena de cabras componen el rebañito de Alexis. Podría pensarse que no resulta económico mantener semejante cantidad de cabras, pero en épocas pasadas, tener más de 5 cabras no era algo habitual en muchas zonas de España.

Alexis con una chiva.

Alexis siempre ha sido un gran aficionado a la cría de aves de corral como gallinas, pavos o patos. Estos animales cumplen en toda explotación agropecuaria un importante papel abastecimiento de huevos y carne para el consumo familiar así como permitiendo la venta de los excedentes.

Son animales fáciles de criar y que requieren pocos cuidados.

Alexis con sus aves.

Pero en la explotación o ganadería de Alexis las dos estrellas son sus vacas que, como no podía ser de otra manera tienen nombre propio: Matilda y Josefina.

Estas dos vacas están acompañadas por un ternero, o choto como se dice  en Extremadura, llamado Pelayo.

Matilda, Josefina y Pelayo.

(c) Alexis Ávila Pulido.

Se trata de ejemplares del denominado conjunto mestizo, es decir, que no pertenecen a una raza concreta aunque su aspecto se asemeja al de animales de raza Limusina.

Estos animales no se emplean para la producción de leche ya que producen solamente la necesaria para la alimentación del ternero y tampoco se utilizan para el trabajo en el campo. Se trata de vacas de aptitud cárnica destinadas a la cría de terneros para la venta. Los terneros permanecen con la madre hasta los 6 meses aproximadamente, momento en el que son destetados para su venta o para cebarlos y venderlos posteriormente.

La venta de un par de terneros anuales, pese al bajo precio en origen recibido por y a los elevados costes de producción, supone un ingreso de gran importancia para las pequeñas explotaciones.

Alexis con sus vacas.

Las dos vacas y el choto de Alexis pastan en parcelas cercadas a las que su dueño acude diariamente para ver si están en perfecto estado o si les falta agua, aprovechando para llevarles alguna golosina como pueden ser las mazorcas o piñas de maíz.

Si el pasto escasea, se complementa su alimentación con pienso, paja y heno segando Alexis todos los años numerosas fincas y recogiendo varios centenares de alpacas pequeñas que le sirven para alimentar a vacas, ovejas y cabras.

Alexis dando de comer a las vacas.

Realmente, a Alexis le gustaría tener más vacas aunque la situación que atraviesa la ganadería española en general y la ganadería extremeña en particular, es sumamente complicada debido fundamentalmente a las continuas trabas burocráticas.  Cada día se exige a los ganaderos mayor número de "papeles" e instalaciones sin importar que tengan 2 ó 200 vacas.

En el caso de Alexis, el estar trabajando, estudiando y tener ovejas, cabras, gallinas...dificulta el cuidado de las vacas aunque cuenta siempre con la inestimable ayuda de su novia Carolina Martín Fuentes que es una gran experta en el manejo del ganado por pertenecer a una importante familia de ganaderos.

Carolina con las vacas.

Además de hacerse cargo de las vacas, Carolina va también a las ovejas o a las cabras siempre que es necesario y puede compaginarlo con su trabajo, encargándose de tareas como cambiar al ganado de parcela o de ordeñar a las cabras, algo que, en esta pequeña explotación se realiza de forma manual.

Carolina ordeñando una cabra.

Desde EL CUADERNO DE SILVESTRE animamos a Alexis a seguir con la actividad ganadera y a que se sienta orgullo de ser UN VAQUERO DE DOS VACAS.

Y es que, quien esto escribe, puede decir, también con gran orgullo, que es nieto de vaqueros de dos vacas, pues al final de sus días como ganaderos, mis abuelos Antonio Leandro de la Calle Jiménez y Juan García García, tenían cada uno 2 vacas adultas con sus crías. Ciertamente, de jóvenes habían tenido más pero mi abuelo Antonio Leandro no superó nunca la docena de reproductoras y mi abuelo Juan la media docena.

Las dos vacas de mi abuelo Antonio Leandro.

(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Fdo: Silvestre de la Calle García.

Técnico Forestal.