ABEL PACHE DE VALDEBORRACHO: JOVEN PASTOR EXTREMEÑO.

Abel Pache Gómez (1986) es un joven ganadero de la localidad pacense de La Codosera donde todo el mundo le conoce como "El Tutas", al noroeste de la provincia de Badajoz y muy cerca de la frontera de España y Portugal, si bien su ganado, principalmente ovino, pasta en la localidad de Alburquerque en la finca denominada Valdeborracho y de ahí el título de este artículo sobre un joven que es un claro ejemplo de lucha y superación con una historia verdaderamente interesante.

Abel con sus ovejas.
(c) Abel Pache Gómez.

La historia de Abel está, como no podía ser de otra manera, íntimamente ligada a la finca de Valdeborracho.
Según han contado siempre los mayores de la familia, el tatarabuelo de Abel fue comprando poco a poco la finca. 
Cada vez que iba al pueblo, aprovechaba para hacer gestiones y entre ellas estaba la compra de alguna parcela limítrofe con las que ya tenía, consiguiendo así crear una finca de buena extensión.

Valdeborracho.
(c) Abel Pache Gómez.

El abuelo de Abel, Francisco Pache Rivero, apodado El Cabo Pache por haber sido cabo cuando hizo la mili,  fue sin lugar a dudas su maestro en el mundo de la ganadería. Llegó a tener unas 350 ovejas, algunas cabras para el abastecimiento de leche para el consumo familiar y unas 10 vacas, al principio lecheras y posteriormente de carne, además de algunos guarros o cerdos y yeguas.

Rebaño de ovejas.
(c) Abel Pache Gómez.

A Abel siempre le ha encantado el ganado y cuando era niño, deseaba que llegase el viernes porque al salir del colegio, su madre lo llevaba a Valdeborracho con los abuelos y pasaba allí el fin de semana. Cuando iba su madre a buscarlo el domingo, no quería irse y marchaba al pueblo llorando y deseando volver nuevamente a Valdeborracho.

Ovejas.
(c) Abel Pache Gómez.

Como muchos niños del medio rural extremeño, Abel empezó a trabajar muy pronto.
Con tan sólo 12 años empezó a trabajar por las noches cargando pollos en granjas de La Codosera y durante los días de verano iba a las huertas para trabajar recogiendo tomates, judías y otros productos.
A los 14 años se sacó el carnet de moto y cuando terminó los estudios comenzó a trabajar con su abuelo Francisco cobrando 50.000 pesetas al mes, trabajando al mismo tiempo en fincas cercanas arreglando alambradas, preparando guarros para la montanera...

Abel cuidando guarros en la montanera.
(c) Abel Pache Gómez.

Después de eso, trabajó como albañil algún tiempo y posteriormente empezó a trabajar en una finca con tractores, segando heno, labrando, con cosechadoras y limpiando encinas. El dueño de esta última finca, enseñó mucho a Abel y hoy son grandes amigos, ayudándose mutuamente en diversas tareas como el saneamiento del ganado.
También trabajó en otra finca con vacas y guarros.

Abel con las vacas.
(c) Abel Pache Gómez.

Pero ¿Cómo comenzó Abel su carrera como ganadero profesional? 
Todo empezó cuando a los 12 años, compró su primera cabra pero no una cabra cualquiera, sino que compró una cabra "de esas de orejas chicas".
Las cabras con orejas más pequeñas de lo normal o atróficas, conocidas con diferentes nombres locales, son bastante raras pero algunos ganaderos como Abel, las mantienen. Realmente, y salvo ese pequeño carácter, son cabras idénticas a las demás.

Cabra con orejas pequeñas.
(c) Abel Pache Gómez.

Poco a poco Abel fue criando cada vez más cabras, compaginando sus múltiples trabajos con el esmerado cuidado que daba a su ganado.
Llegó a tener 65 cabras pero al no tener lugar adecuado para encerrarlas, tuvo que llevarlas a la finca en la que trabajaba y posteriormente a otra finca que le dejaron, teniendo que ir de un lado para otro para poder guardarlas.

Abel con las cabras.
(c) Abel Pache Gómez.

Sin embargo, Abel se tuvo que enfrentar al grave problema de la comercialización.
En la zona, los cabritos son demasiado baratos y su venta sólo resulta rentable en fechas próximas a la Navidad y la venta de leche apenas tiene salida y más tratándose de un rebaño tan pequeño por lo que Abel tuvo que deshacerse de la mayoría de las cabras.

Las cabras de Abel.
(c) Abel Pache Gómez.

En algún momento, llegó a quedarse solamente con tres cabras pero comenzó a criar las chivas que iban naciendo y en poco tiempo, prácticamente sin darse cuenta, volvió a tener más de 30.

Cabras de Abel.
(c) Abel Pache Gómez.

Actualmente, Abel tiene unas 13 cabras y los cabritos, que antes eran comercializados en Portugal, los vende a una cooperativa a la que pertenece, lo cual facilita mucho la venta.

Cabra con dos cabritillos.
(c) Abel Pache Gómez.

Pero Abel es un ganadero absolutamente profesional y con 13 cabras es imposible vivir.
Cuando su abuelo se jubiló, la ganadería pasó a ser propiedad de su abuela. Al fallecer El Cabo Pache, el ganado fue vendido y la finca fue repartida entre sus hijos aunque Abel siguió con sus cabras y con un pequeño lote de ovejas, comprando una parte de la finca a un tío suyo.

Uno de los caseríos de Valdeborracho.
(c) Abel Pache Gómez.

Después de eso, Abel siguió comprando partes de la finca con la idea de volver a reunir todas las partes en una sola y recuperar así el esplendor que tuvo en otros tiempos la finca de sus abuelos en la que se creció y pasó los mejores momentos de su infancia e incluso podríamos decir que de toda su vida.

Ganado en Valdeborracho.
(c) Abel Pache Gómez.

Realmente Valdeborracho es una gran finca de numerosos propietarios en la que Abel es quien más terreno y ganado tiene. Una alberca permitía que todos los propietarios regasen sus huertas, correspondiendo a cada regante unas horas determinadas en función de la superficie que tuviese y quedando totalmente prohibida la construcción de pozos. 
Dos fuentes abastecen una alberca que era utilizada tradicionalmente para lavar la ropa y desde la misma, el agua pasaba a la alberca grande que era utilizada para el riego.
El agua de riego llegaba a todas las huertas mediante una regadera junto a la cual crecían árboles como higueras, naranjos, ciruelos bruñeros, laureles, membrilleros, olivos, granados, nogales, parrales....

Cosechando peras en Valdeborrracho.
(c) Abel Pache Gómez.

Abel recuerda cómo en una pequeña vega junto a las fuentes, su abuelo sembraba melones y sandías muy dulces que crecían sin necesidad de riego gracias a la frescura del lugar.
En los últimos años, la alberca pequeña tuvo que ser destruida para hacer una poza y obtener agua debido a que una de las fuentes se secó debido a la terrible sequía, sacando actualmente el agua con motores para almacenarla en depósitos.

Caserío de Valdeborracho.
(c) Abel Pache Gómez.

Abel tuvo que trabajar muy duro para conseguir su objetivo y su sueño. 
Trabajaba en otras fincas, atendía su ganado antes y después de irse a trabajar y de esa forma iba pagando todos los gastos que tenía contando siempre con la ayuda de los vecinos pues en el medio rural la solidaridad para realizar diversos trabajos y ayudar a los vecinos siempre ha sido y será muy importante, más incluso que los propios lazos familiares, algo difícil de comprender a veces en las grandes ciudades.

Abel en el tractor camino del trabajo.
(c) Abel Pache Gómez.

Cuando Abel compró las diferentes partes de Valdeborracho que habían pertenecido al abuelo Francisco, teniendo que realizar una gran labor de limpieza de matorral y del arbolado, llegando a obtener 4 tráilers de leña que vendió para invertir el dinero en la compra de 60 corderas muy especiales, pues se trataba de ejemplares de raza Merina Negra, una de las más antiguas y en mayor peligro de extinción de toda la península Ibérica.

Merinas Negras.
(c) Abel Pache Gómez.

Así llegamos al momento actual en el que Abel se dedica fundamentalmente al cuidado de su ganado y de su finca aunque sigue trabajando de vez en cuando fuera de la finca podan encinas y olivos, desbrozando fincas, cogiendo aceitunas y sobre todo esquilando ovejas.
Hablemos un poco de la vida actual de este joven pastor extremeño.

Abel con sus ovejas.
(c) Abel Pache Gómez.

Abel es propietario de unas 270 ovejas Merinas de las cuales alrededor de 120 son negras y el resto blancas.
Ambas variedades ovinas son morfológicamente idénticas, cambiando únicamente el color de su pelaje y su lana.
Inicialmente, las ovejas Merinas eran todas negras pero desde la época romana y sobre todo en la Edad Media, se fomentó la cría de Merinas blancas con el fin de obtener lana más fácil de teñir, colocando a la Merina negra al borde de la extinción.

Abel con sus ovejas blancas y negras.
(c) Abel Pache Gómez.

Una característica peculiar de las ovejas de Abel, es que un alto porcentaje de las hembras prácticamente todos los machos, presentar cuernos.
Estas ovejas, poco usuales en el pasado pero sumamente estimadas como decía el adagio pastoril "oveja cornuda no la cambies por ninguna", presentan una curiosa imagen para quien está poco a acostumbrado a ver ovejas con cuernos.

Abel con una oveja Merina Negra cornuda y sus dos corderos.
(c) Abel Pache Gómez.

Los carneros de Abel son animales verdaderamente espectaculares que sorprenden por su gran tamaño y por el enorme desarrollo de su cornamenta, típica de las estirpes antiguas de la raza Merina.

Abel con un carnero negro.
(c) Abel Pache Gómez.

Tanto los carneros negros como los blancos son impresionantes destacando entre las ovejas mochas o con pequeños cuernos.

Abel con un carnero blanco.
(c) Abel Pache Gómez.

La producción principal de las ovejas, es el cordero. 
Estas ovejas criadas de forma extensiva, proporcionan un cordero de calidad excepcional pues la alimentación de las ovejas confiere un sabor único a la carne de los corderos.

Oveja con corderos recién nacidos.
(c) Abel Pache Gómez.

La paridera o época en la que paren las ovejas, es una de las más delicadas del año.
Aunque la mayoría de las ovejas consiguen parir solas, es conveniente estar pendiente por si el parto es múltiple y la oveja se cansa o alguno de los corderos viene mal colocado y es necesario ayudarla. Lo mismo ocurre con las ovejas primerizas, que pueden parir a veces corderos demasiado grandes.
En todos esos casos, Abel tiene que ayudar a las ovejas.

Abel ayudando a parir a una oveja.
(c) Abel Pache Gómez.

Como los corderos permanecen con las ovejas en el campo, es necesario protegerlos del ataque de los depredadores como zorros, meloncillos y grandes rapaces.
Para ello, Abel corta un cuadrado de saco de colores vivos y tras hacer un orificio se lo coloca a los corderos alrededor del cuello, de forma que los depredadores observan algo extraño y no se atreven a acercarse al animalito.

Corderillos con su "dispositivo de seguridad".
(c) Abel Pache Gómez.

La mayoría de los corderos, son criados por sus madres sin ningún tipo de problema, las cuales los amamantan primero con el nutritivo calostro durante 2 ó 3 días y posteriormente con leche rica en grasas y proteínas que permite el rápido crecimiento de los recién nacidos.

Oveja Merina Negra amamantando a sus corderos recién nacidos.
(c) Abel Pache Gómez.

Sin embargo, en ocasiones algún cordero muere y para evitar problemas a la oveja con la retirada de la leche y facilitar la crianza de algún cordero rechazado por su madre, huérfano o de parto gemelar, se recurre a la ancestral práctica del ahijado cuyo primer paso consiste en desollar al cordero muerto.

Cordero muerto ya desollado.
(c) Abel Pache Gómez.

Hecho esto, se coge la piel y se coloca sobre otro cordero, asegurándola con unas cuerdas para evitar que se desprendan. Podría decirse que es como poner una capa al cordero.

Cordero con la piel de otro cordero encima.
(c) Abel Pache Gómez.

Seguidamente, se lleva al cordero junto a la oveja que perdió a su cordero y al oler la piel, piensa que es su propio cordero y lo acepta y cría como si fuese su verdadero hijo. Cuando ya lo ha aceptado, se retira la piel.

Oveja amamantando al cordero adoptivo.
(c) Abel Pache Gómez.

No obstante, algunas ovejas son reacias a criar corderos ajenos por lo que se tienen que buscar otras soluciones como el empleo de biberones, práctica bastante engorrosa y que quita mucho tiempo al ganadero.

Abel dando el biberón a un cordero.
(c) Abel Pache Gómez.

Opta entonces Abel por una solución muy tradicional para la cría de corderos que, por los motivos antes citados, no pueden ser criados por sus madres: el empleo de cabras.
Las cabras son excepcionales nodrizas que aceptan sin problemas a los corderos, criándolos junto a su propio cabrito o sin él. 

Cabra amamantando un cordero.
(c) Abel Pache Gómez.

Por ese motivo, y también porque le gustan mucho, Abel sigue manteniendo su pequeño rebaño de 13 cabras, conservando en él y con grandísimo orgullo ejemplares con la genética de aquella primera "cabra de orejas chicas" que compró cuando sólo era un niño.

Cabra de orejas chicas.
(c) Abel Pache Gómez.

Los corderos son criados hasta que adquieren el peso necesario para ser vendidos según los precios de mercado. 
Es una gran satisfacción para el ganadero ver cómo sus corderos se crían satisfactoriamente alimentándose con la leche de sus madres, si bien en ocasiones es necesario aportarles un poco de pienso para acelerar el proceso.

Corderos ya crecidos.
(c) Abel Pache Gómez.

Para vender los corderos, es necesario pesarlos uno por uno si la partida es pequeña o muy heterogénea o bien pesando al azar unos cuantos corderos para adquirir el peso medio y poder así fijar el precio en función de los precios de la lonja más próxima.
El pesado se sigue haciendo con el sistema tradicional, utilizando la romana de barra y pilón aunque ya graduada en kilogramos y no en libras y arrobas como antaño.

Pesando un cordero.
(c) Abel Pache Gómez.

Una vez pesados, los corderos se embarcan en remolques para ser llevados al matadero o al punto de carga establecido por el comprador en caso de no poder llegar a la explotación con camión.

Corderos en un remolque para ser vendidos.
(c) Abel Pache Gómez.

La otra gran producción del ganado ovino era tradicionalmente la lana, siendo la de oveja Merina la más estimada del mundo por su finura y calidad.
La competencia con lana importada de países como Uruguay, Argentina, Sudáfrica, Australia o Nueva Zelanda, hundieron el mercado español de la lana y hoy en día el precio del producto en el mercado no alcanza en muchos gastos para pagar el coste del esquileo o pela de las ovejas.

Abel esquilando un carnero.
(c) Abel Pache Gómez.

Por suerte, Abel es esquilador profesional y esquila tanto sus propias ovejas como las de otros ganaderos de España y Portugal.
Esto le permite por una parte reducir los costes en su explotación y obtener unos ingresos extra para complementar su actividad económica principal.

Abel esquilando una oveja.
(c) Abel Pache Gómez.

Abel es esquilador totalmente profesional al que le gusta, de vez en cuando, esquilar alguna oveja de manera curiosa tal y como se hacía en algunas zonas de España con los mansos o carneros castrados utilizados como guías del rebaño o con aquellas ovejas cuya lana era menos valiosa.

Abel y sus compañeros con una oveja graciosamente esquilada.
(c) Abel Pache Gómez.

Las ovejas Merinas son excelentes productoras de leche, no por la cantidad producida, que es bastante reducida en comparación con otras razas, sino por la riqueza en grasa y proteína de la leche, que es ideal para la elaboración de quesos.
Pero en la explotación de Abel las ovejas no son sometidas a ordeño sino que su producción se destina enteramente a la lactancia de los corderos.

Oveja con sus dos corderos.
(c) Abel Pache Gómez.

Hace algunos años, Abel tuvo por capricho algunas ovejas lecheras de tipo Awassi, raza famosa por su gran producción lechera que hace que sean extraordinarias criadoras.
Sin embargo, como la producción era muy superior a la que el cordero podía consumir, debían ser ordeñadas a menudo y eso era demasiado trabajo por lo que Abel decidió retirarlas cuando fueron viejas.

Abel con una oveja lechera.
(c) Abel Pache Gómez.

Todavía queda en la explotación alguna oveja cruzada hija o nieta de las lecheras, siendo excelentes criadoras sin necesidad de tener que ordeñar la leche sobrante salvo en momentos puntuales.

Oveja cruzada con su cordero.
(c) Abel Pache Gómez.

La intención de Abel ahora que ya se dedica profesionalmente a la cría ovina como actividad principal, es homogeneizar el rebaño hacia el tipo Merino negro dejando sólo algunas ovejas Merinas blancas excepcionales.

Ovejas Merinas Negras.
(c) Abel Pache Gómez.

Las ovejas pastan en el campo durante todo el año aprovechando también otros recursos como el ramón de las encinas o las bellotas, ya que Valdeborracho es una finca con bastante arbolado y el ganado puede alimentarse de bellotas durante todo el invierno.

Ovejas en el campo.
(c) Abel Pache Gómez.

Las ovejas suelen permanecer solas en el campo, pero Abel acude regularmente a vigilarlas.
En ocasiones, toda cambiarlas de parcela o conducirlas a algún punto de determinado para ser saneadas, esquiladas o realizar cualquier otra práctica relacionada con el manejo, teniendo que hacerlo Abel sin importar si hace frío, calor, esté lloviendo o haga sol.

Abel con las ovejas en verano.
(c) Abel Pache Gómez.

Si hay prisa por realizar el traslado y el terreno lo permite, Abel utiliza el coche, algo que se agradece especialmente en las frías, lluviosas y cortas jornadas invernales en las que hay que aprovechar al máximo las horas de luz.

Abel guiando a las ovejas desde el coche.
(c) Abel Pache Gómez.

En momentos de escasez o cuando las necesidades nutritivas aumentan, la alimentación de las ovejas debe ser suplementada para lo cual Abel acude a la finca de uno de sus vecinos para comprar maíz. 
El maíz permite cuando aún no ha madurado la piña o mazorca, cortar parte de las hojas y la parte superior del tallo y dárselo a las ovejas, favoreciendo así el crecimiento y maduración del grano.

Abel acarreado maíz.
(c) Abel Pache Gómez.

Las hojas y parte superior del tallo del maíz son un excelente alimento para el ganado, sobre todo si se tiene en cuenta que se corta cuando en el campo apenas hay nada para comer.

Ovejas comiendo hojas y tallos de maíz.
(c) Abel Pache Gómez.

En Valdeborrachos Abel siembra veza avena o veza y raigrás para segar y hacer alpacas con las que complementa la alimentación de las ovejas cuando el pasto escasea.

Terreno segado con las alpacas colocadas para protegerlas de la lluvia antes de ser recogidas.
(c) Abel Pache Gómez.

Al sembrar, Abel utiliza un sistema de rotación de tres años, de forma que la tierra pueda descansar tras la cosecha y servir de pastizal para las ovejas, volviendo a labrarlas y sembrarlas nuevamente para evitar que el monte se apodere del terreno.

Abel sembrando.
(c) Abel Pache Gómez.

Además de las ovejas y de las cabras, Abel cría guarros Ibéricos en Valdeborracho. Como muchos otros criadores, no cría Ibéricos 100% sino que realiza cruzamiento de cerdas Ibéricas y verracos de raza Duroc aunque también tiene una cerdo Duroc.
En total tiene 5 reproductoras en su explotación destinadas a la crianza.

Cerda con sus cochinillos.
(c) Abel Pache Gómez.

Los lechones puros de raza Duroc son vendidos por Abel cuando son cochinillos, siendo conocidos en la zona como peladillas. Reciben este nombre porque tradicionalmente los cochinillos ibéricos criados en la zona eran lampiños o pelones, careciendo prácticamente de pelo.
Además de los que vende, Abel reserva alguno para el consumo familiar constituyendo un suculento manjar.

Peladillas listas para su consumo.
(c) Abel Pache Gómez.

Por el contrario, los cochinillos cruzados de madre Ibérica y verraco Duroc, que son denominados cerdos Ibéricos 50%, son recriados para ser engordados durante la montanera para ser vendidos ya cebados tras haberse alimentado de pastos y bellotas.
Cada año, Abel ceba y vende alrededor de 25 cerdos.

Abel con sus cerdos durante la montanera.
(c) Abel Pache Gómez.

Estos animales, que como es bien sabido proporcionan una carne de calidad excepcional, son vendidos por Abel cuando ya están listos para su sacrificio, alcanzando en ocasiones pesos verdaderamente elevados de hasta 217 kilogramos, si bien los guarros eran tradicionalmente pesados en arrobas (11,5 kilgoramos) costumbre que se sigue manteniendo, por lo que un guarro de 217 kilogramos pesa (18,89 arrobas).

Pesando un guarro.
(c) Abel Pache Gómez.

Naturalmente, Abel no vende la totalidad de los guarros que ceba, sino que reserva algunos para hacer la matanza en invierno, base de la dieta de las familias del medio rural durante el año siguiente a dicha matanza.

La matanza tradicional.
(c) Abel Pache Gómez.

La matanza es una auténtica fiesta en la que se reúnen familiares y amigos para colaborar en todas las tareas y así se irá haciendo durante todo el invierno con el fin de ayudarse mutuamente.
Muchos son los preparativos que hay que hacer en los días previos a la matanza: comprar y preparar tripas y cuerdas para los embutidos, tener dispuestas las mesas para sacrificar a los cerdos, los cuchillos afilados, preparar artesas, barreños y demás recipientes, comprar el pimentón, pelar, picar y cocer la calabaza así como las patatas para las patateras.....

Cociendo las patatas para elaborar la patatera.
(c) Abel Pache Gómez.

Llegado el gran día, los cerdos se sacrifican, se chamusca y se despiezan mientras se espera el correspondiente reconocimiento veterinario para saber si la carne está libre de triquinosis, comenzando entonces el proceso de elaboración de los embutidos que puede durar varios días.

Típica escena matancera.
(c) Abel Pache Gómez.

Los embutidos se colgarán posteriormente a secar para comenzar a consumirlos unas semanas más tardes e ir haciéndolo poco a poco a lo largo de todo el año siguiente.
Es una alegría para cualquier criador de cerdos, ver la cocina de lumbre baja repleta de embutidos y más aún si los cerdos han sido nacidos, criados y engordados en casa durante muchos meses.

Abel con los embutidos de la matanza de sus cerdos.
(c) Abel Pache Gómez.

Lamentablemente, por diversas trabas burocráticas un tanto absurdas a veces y porque resulta mucho más cómodo comprar los embutidos en el mercado, cada vez se hacen menos matanzas tradicionales en nuestros pueblos y que un joven ganadero como Abel siga criando y engordando cerdos y haciendo la matanza como hicieron sus abuelos, es algo digno de mención.

Sin comentarios.
Sea el lector quien comente.
(c) Abel Pache Gómez.

No falta en Valdeborracho, las gallinas, los pavos, los patos, las ocas..."y toda esa fusca" como suele decir el propio Abel que ya ni sabe las aves que tiene pero asegura que "alrededor de 100".

Galllinas alimentándose.
(c) Abel Pache Gómez.

La principal función de las gallinas es producir huevos para el consumo familiar.
El sabor de estos huevos procedentes de gallinas criadas en libertad y alimentadas con cereal, hierba y todo aquello que encuentran en el campo, es inigualable y nada tiene que ver con los huevos comprados en el mercado.

Huevos de gallina.
(c) Abel Pache Gómez.

Con tantas gallinas es habitual que sobren muchísimos huevos por lo que la madre de Abel preparar exquisitos dulces como magdalenas y bizcochos. También elabora otros dulces típicos como las exquisitas bollas de chicharrones, preparadas tras la matanza del cerdo aprovechando los chicharrones, residuo sólido que se obtiene al derretir la grasa o manteca del cerdo.

Dulces elaborados por la madre de Abel.
(c) Abel Pache Gómez.

Las gallinas también se han criado siempre en el medio rural para el abastecimiento familiar de carne. En lugar de mantener razas cárnicas que son poco ponedoras, Abel compra pollitos pequeños de engorde para cebarlos y sacrificarlos cuando es necesario.

Pollos.
(c) Abel Pache Gómez.

Suele comprar unos cuantos pollos en septiembre para que estén listos para ser sacrificados en fechas próximas a las Navidades y otros cuantos en febrero para sacrificarlos antes del verano, evitando así las épocas de temperaturas extremas que son poco apropiadas para estas aves.

Pollos blancos.
(c) Abel Pache Gómez.

La carne de estos pollos, criados en el campo y con una variada alimentación a base de piensos naturales y de todo lo que encuentran en el campo, es de una gran calidad. 
Asada a la brasa en pleno campo, constituye un auténtico manjar imposible de comer en la ciudad.

Asando pollo al fuego.
(c) Abel Pache Gómez.

Abel mantiene junto a las gallinas numerosos gallos que le permiten poder criar pollitos de manera natural cuando las gallinas se quedan cluecas. Para esto suele utilizar gallinas enanas, conocidas popularmente como americanas.

Pollitos recién nacidos.
(c) Abel Pache Gómez.

Estas gallinas incuban huevos de cualquier gallina, criando a los pollitos como si fuesen sus propios hijos hasta que están listos para independizarse. El pequeño tamaño de las gallinas da lugar a graciosas imágenes cuando los pollitos son de gallina grande y antes de independizarse son ya más grandes que su madre adoptiva.

Gallina enana con pollitos de gallina grande.
(c) Abel Pache Gómez.

También incuban sin problema alguna huevos de otras aves como patos, pavos, ocas, perdices, codornices...criando a los pollitos de estas especies como si fueran pollitos de gallina.

Pollitos de pavo común recién nacidos en el nido de una gallina.
(c) Abel Pache Gómez.

Siempre fue común en las casas de los cazadores o de los agricultores dedicados al cultivo de cereal, la costumbre de mantener gallinas enanas para incubar los huevos de las perdices que se encontraban en el campo o entre el cereal cuando se iba segando. Los huevos se llevaban a casa y cuando las gallinas enanas habían incubado y criado a los pollos de perdiz, estos eran liberados en el campo.

Gallina americana con pollos de perdiz.
(c) Abel Pache Gómez.

Junto a las gallinas, viven como ya se dijo, otras aves como los elegantes pavos que son destinados fundamentalmente al engorde para consumir su exquisita carne en alguna jornada festiva. Sus huevos, también pueden destinarse al consumo cuando son demasiados para incubarlos.

Pavo y pavas en Valdeborracho.
(c) Abel Pache Gómez.

Cría Abel también algunos patos que, como los pavos se destinan fundamentalmente al engorde pero cuyos huevos también pueden ser consumidos.
Se trata fundamentalmente de patos mudos, aves muy rústicas y resistentes y cuyas madres son extraordinarias para la incubación y crianza de sus propios patitos o de pato común e incluso de otras especies de aves.

Patas con sus patitos.
(c) Abel Pache Gómez.

Un grupo de escandalosas ocas, habita también en Valdeborracho. 
Estos animales, que proporcionan una carne exquisita y cuyos grandes huevos también se pueden destinar al consumo, cumplen en las fincas una importante función como animales de guardia al avisar con sus estridentes graznidos de la presencia de cualquier depredador o persona extraña.

Ocas.
(c) Abel Pache Gómez.

Pero en Valdeborracho hay muchísimas más especies de aves. Se trata de todas ellas a las que Abel denomina "fusca" y que se tienen simplemente por tenerse sin esperar una producción o rendimiento económico de ellas.
Entre ellas se encuentran las palomas de variados colores y tipos.

Palomas.
(c) Abel Pache Gómez.

También tiene Abel una gran diversidad de pájaros como periquitos, ninfas, loros....
Para ellos dispone de amplios jaulones o voladeros donde pueden volar libremente y disponen de comederos y bebederos, posaderos, cajas para anidar...

Uno de los voladeros de Abel.
(c) Abel Pache Gómez.

Los pájaros constituyen un pasatiempo para Abel, que en sus escasos ratos libres disfruta atendiendo y viendo a estos alegres animales.

Periquitos y ninfas.
(c) Abel Pache Gómez.

Sin embargo, en otros tiempos, los pájaros llegaron a ser un negocio más para Abel, que llegó a tener más de 200 ejemplares de diversas especies, dedicándose a criarlos y llevándolos a mercados de Portugal donde los vendía o cambiaba por otros.

Loro.
(c) Abel Pache Gómez.

En una finca ganadera, no pueden faltar los perros.
Aunque las parcelas de pastoreo están cercadas con alambradas, los perros son fundamentales para el manejo del ganado.

Abel con sus perros.
(c) Abel Pache Gómez.

También vigilan los alrededores de los caseríos de la finca alertando de la presencia de extraños y detectando depredadores como zorros, ginetas, meloncillos...y otros animales que pueden atacar al ganado.

Gineta escondida.
(c) Abel Pache Gómez.

Los perros dan mucha compañía a Abel pues Valdeborracho está lejos del pueblo y Abel pasa bastante tiempo solo. Vaya donde vaya, siempre hay algún perro cerca.

Abel con uno de sus perros.
(c) Abel Pache Gómez.

Tampoco faltan los gatos en Valdeborracho siendo su función la de cazar ratones y otros animales dañinos.
Abel tiene algunos gatos en casa pero cuando crían, lleva los gatitos a Valdeborracho donde habrá unos 20 ó 30 gatos.

Gatos en casa.
(c) Abel Pache Gómez.

Los gatos de Valdeborracho no están abandonados a su suerte sino que Abel cuida convenientemente de ellos y cuando ordeña a las cabras, les da su ración de leche.
Los gatos recorren la majada de las cabras cazando ratones y cualquier animal que encuentren, escondiéndose durante sus horas de descanso entre la paja, sabiendo perfectamente la hora a la que Abel ordeña las cabras y acudiendo al lugar donde Abel les da la leche.

Gatos bebiendo leche.
(c) Abel Pache Gómez.

Después de eso, Abel les deja que cacen. Unas veces acuden con un ratón o algún pajarillo y otras veces se atreven con presas más grandes y peligrosas como alguna culebra, viéndoles pelear entre ellos para llevarse el suculento manjar.

Gatos con una culebra.
(c) Abel Pache Gómez.

En ocasiones, cuando está en el campo con las ovejas, aparece algún gato por allí que aprovechando uno de sus recorridos para cazar, acude a dar compañía a su dueño.

Abel con un gato y las ovejas.
(c) Abel Pache Gómez.

Abel cría también conejos para el abastecimiento familiar de carne. Estos animales son, aparentemente fáciles de criar debido a su proverbial prolificidad y a que son poco exigentes en cuanto al alimento, pudiendo consumir heno, paja, malas hierbas, verdura, pienso....pero son muy sensibles a las enfermedades y en verano muere gran parte de ellos.
Además, la venta es muy complicada porque su carne es poco demanda pese a ser una de las más saludables que existen.

Conejos.
(c) Abel Pache Gómez.

También tiene Abel algunas cobayas como animales de compañía. Aunque estos animalitos no se crían por su producción, a Abel siempre le han encantado.

Cobayas.
(c) Abel Pache Gómez.

Para terminar con los animales de Valdeborracho, Abel tiene también una bonita burra que mantiene como animal de compañía. La compró cuando aún eran una borrica joven y estando preñada pero bastante descuida. Abel consiguió que se recuperase gracias a los esmerados cuidados. Lamentablemente, cuando llegó el momento del parto, la burra lo hizo al aire libre y los buitres devoraron a la cría y estuvieron a punto de matarla a ella, un problema cada día más común en el medio rural ante la prohibición de dejar en el monte los cadáveres del ganado que antaño servían de alimento a los carroñeros.

Abel con su burra.
(c) Abel Pache Gómez.

Como ya se dijo anteriormente, además de su trabajo como ganadero desde que compró aquella cabra de orejas chicas con su primer sueldo, Abel ha trabajado en muchas otras cosas y actualmente aún sigue realizando ciertas actividades como complemento a su actividad como ganadero y esquilador para obtener unos ingresos extra.
Una de estas actividades es el desbroce de fincas y terrenos que no se dedican al aprovechamiento agrícola y o ganadero pero deben mantenerse limpios para evitar riesgo de incendios e incluso en fincas que sí se dedican a las actividades mencionadas pero que poco a poco se van viendo invadidas por el matorral.

Abel desbrozando.
(c) Abel Pache Gómez.

Abel se dedica a la poda de encinas y olivos. Estos árboles, aparentemente muy distintos, se podan de manera muy parecida para favorecer la fructificación.
Con su motosierra, Abel realiza rápida y cómodamente esta tarea.

Abel con su motosierra.
(c) Abel Pache Gómez.

La poda de las encinas y de los olivos se realiza tras la campaña de fructificación.  Al ser una época en la que hace bastante frío y la hierba crece poco, el ramón de ambas especies es un excelente alimento para el ganado. Las encinas presentan unas hojas sumamente punzantes en las partes bajas de la copa pero en las superiores, las hojas son de forma lancealada y constituyen un apreciado alimento para vacas, cabras y ovejas.

Vacas aprovechado el ramón de las encinas.
(c) Abel Pache Gómez.

Después de que el ganado consuma la hoja, se trocean las ramas. Las más gruesas, constituyen la valiosa leña de encina, muy apreciada por su gran poder calorífico para quemar en estufas, chimeneas y calderas.

Montón de leña de encina.
(c) Abel Pache Gómez.

Las ramas más finas, que se quemarían demasiado rápido, se trocean para hacer picón, producto muy utilizado durante siglos para los braseros.

Abel troceando las ramas pequeñas.
(c) Abel Pache Gómez.

Con las ramas finas de encina o taramas troceadas debidamente, se forma un montón ordenado que se enciende para que se vaya quemando pero sin dejar que se consuma, añadiendo poco a poco más combustible antaño a brazados y hoy con la pala del tractor.
La gran diferencia entre el picón y el carbón vegetal es que el primero se produce sin cubrirlo con tierra y utilizando leña menuda mientras que para el segundo se utiliza leña gruesa y se cubre el montón con tierra apisonada dejando pequeñas salidas para regular la combustión.

Piconera.
(c) Abel Pache Gómez.

Cuando parte de la leña se ha consumido, se apaga el fuego con agua pero sin empapar el picón, procediendo luego a extenderlo cuidadosamente para que se enfríe.
Este trabajo es uno de los más duros del campo extremeño pues tras pasar horas soportando altas temperaturas junto al fuego, el piconero debe respirar el polvillo del picón.

Abel tras extender el picón.
(c) Abel Pache Gómez.

Una vez frío, el picón se almacena en sacos de papel o de otro material para conservarlo hasta el momento de su uso en el brasero.

Sacos de picón.
(c) Abel  Pache Gómez.

Abel también cosecha gran cantidad de aceitunas para la elaboración de aceite.
Tras preparar debidamente los olivos durante la época de la poda y cuidarlos durante todo el año, llega el momento de la cosecha en el otoño.

Cosecha de la aceituna.
(c) Abel Pache Gómez.

Una vez recogidas, las aceitunas son llevadas al molino o almazara para ser transformadas en el valioso aceite de oliva que es envasado en garrafas de 5 litros que facilitan su transporte y almacenamiento.

Abel Pache Gómez con el coche cargado de garrafas de aceite.
(c) Abel Pache Gómez.

Como vemos, la actividad de Abel es incansable aunque él siempre saca tiempo para pasar algún rato con los amigos o para acudir a algún mercado o feria y aprovechar el viaje para comprar material ganadero como por ejemplo cencerros, que siguen siendo vitales para el manejo del ganado extensivo.

Cencerros.
(c) Abel Pache Gómez.

Los cencerros a menudo se compran sin badajo ni collar para que resulten más baratos. Abel prepara los collares pero los badajos, que suelen prepararse con madera de corazón de encina por ser la más dura y que requieren una esmerada técnica, son fabricados y colocados por su padre y un vecino.

Badajos en proceso de fabricación.
(c) Abel Pache Gómez.

Los cencerros ayudan hoy en día a tranquilizar al ganado durante el pastoreo y en zonas de matorral o en días de niebla, ayudan al ganadero a localizar los animales y si alguno se pierde y no lleva cencerro, sabrá volver solo guiándose por el sonido de los cencerros del resto del rebaño.

Abel junto a una oveja con cencerro.
(c) Abel Pache Gómez.

En ocasiones, Abel se dedica incluso a recoger cardos en el campo, algo que puede sorprender a las personas ajenas al medio rural extremeño pero es que las flores de estas pinchudas plantas son utilizadas para obtener el cuajo necesario para la elaboración del queso, que la madre de Abel prepara de vez en cuando para el consumo familiar cuando sobra leche de las cabras.

Flores de cardo.
(c) Abel Pache Gómez.

Y a veces, hasta le da tiempo a dejar un rato el campo y hacer una carreta de 100 km en 24 horas para la que está de sobra preparado como muestra su constante actividad.

Abel dispuesto para realizar una carrera.
(c) Abel Pache Gómez.

CONCLUSIÓN.
Abel Pache Gómez "El Tutas" es una persona excepcional. Siempre ha sido un trabajador nato y desde los 12 años tuvo claro que quería ser pastor como su abuelo Francisco "El Cabo Pache" y aunque su padre Joaquín Pache Martínez trató que su hijo se dedicase a una actividad distinta, no lo consiguió.
Con sus cabras de "orejas chichas" y trabajando en todo lo que podía, Abel consiguió ir ganando dinero y cumplir su sueño de ser pastor en Valdeborracho.

Abel con una oveja y sus dos corderos.
(c) Abel Pache Gómez.

Toda su familia, amigos de toda la vida y quienes le conocemos desde hace poco tiempo, nos sentimos inmensamente orgullosos de lo que ha conseguido Abel, que es un claro ejemplo a seguir para otros jóvenes ganaderos y para cualquier persona, pues con trabajo y esfuerzo, se puede llegar muy lejos.

Abel con sus chivos de "orejas chicas"
(c) Abel Pache Gómez.

DEDICATORIA.
Como no podía ser de otra manera, este artículo quiero que sea un sencillo pero sincero homenaje al gran ABEL PACHE GÓMEZ, lector y gran colaborador de EL CUADERNO DE SILVESTRE, blog dedicado a la ganadería y a la cultura tradicional.

Abel con los cencerros y el gancho.
(c) Abel Pache Gómez.

El Cabo Pache estuvo siempre supo que Abel seguiría sus pasos y sin duda alguna si hoy viera a su nieto se sentiría muy orgulloso de ver en el gran hombre y extraordinario ganadero en el que se ha convertido. 
Con tal sólo 38 años, Abel tiene por delante una larga y prometedora carrera como ganadero aunque la situación del sector no sea la más halagüeña. Entre sus grandes logros está y estará sin lugar a dudas la recuperación y conservación de la oveja Merina Negra.

Ovejas Merinas Negras.
(c) Abel Pache Gómez.

Considero que ganaderos anónimos, personas normales y corrientes como él, deben ser los verdaderos famosos y no los que acuden al campo para hacerse la foto.
También se lo quiero dedicar de una manera especial a JOAQUÍN PACHE MARTÍNEZ, padre de Abel, que se está recuperando de una larga enfermedad contando con la gran ayuda y los esmerados cuidados de Abel y su hermana y es que los grandes hijos salen de padres grandes.

Abel con sus ovejas.
(c) Abel Pache Gómez.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal

Comentarios

  1. Respuestas
    1. Así es. Un ejemplo para todos los ganaderos jóvenes y para cualquier persona.

      Eliminar
  2. Increíble! Abel es una leyenda y un tesoro nacional. Gracias por este artículo tan inspirador

    ResponderEliminar
  3. Sigue así Abel, te deseo lo mejor siempre! Enhorabuena por tus logros.Se ha quedado olvidada la abuela Josefina, que con el cabo Pache han formado la familia de Valdeborracho !

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En próximos artículos se hablará con más detalle de Valdeborracho.
      Hablaré con Abel para que me dé datos sobre la Abuela Josefina.

      Eliminar
  4. Ejemplo de ganadero y gran persona
    Te deseo toda la suerte del mundo
    Yo también soy ganadero de ovino
    Aunque el sector del ovino no está muy alla pero al que nos gusta hacemos de tripa corazón para seguir adelante
    Un saludo Abel
    Ojalá hubiera muchos jóvenes como tu

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

ENTRADAS MÁS VISITADAS