jueves, 25 de febrero de 2021

LA VACA MACHORRA. UN MANJAR DE REYES.

    La carne de vacuno adulto es cada vez más consumida y demanda por el consumidor, especialmente por el que busca un producto de calidad excepcional. En numerosas ocasiones, tendemos a pensar que la carne de animales jóvenes es de mejor calidad, más tierna y con mejor sabor pero nos equivocamos totalmente pues como bien han dicho siempre los viejos carniceros, es carne que aún "no está hecha".
Esto quiere decir que el animal no ha desarrollado plenamente su potencial cárnico. 


MELLIZA, vaca machorra de raza Casina.
(C) Fotografía: Carlos Fidel Vejo.

Curiosamente, el pueblo judío ya sabía muy bien cuál era el mejor momento para sacrificar el cordero o el cabrito como se nos dice en el libro del Éxodo en el capítulo 12:

Dios dijo a Moisés y a Aarón en el país de Egipto. "Este mes será para vosotros el primero de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la comunidad de Israel: El día diez de este mes cada uno tomará una res por familia, una res por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comer la res, que la comparta con el vecino más próximo, teniendo en cuenta el número de personas y la ración que cada cual pueda comer. Será un animal sin defecto, macho, de un año. Lo escogeréis entre los corderos o los cabritos.

Podríamos terminar este pasaje, para uno de los más bellos de la Escritura, pero es suficiente con lo que se lee hasta aquí. Con un año, los corderos y cabritos adquieren ya prácticamente su tamaño adulto y la calidad de su carne es insuperable. A partir de ese momento, la carne adquiere un sabor un tanto fuerte que no es del agrado de muchos consumidores.
Lo mismo podríamos decir del ternero, aunque en este caso, la plenitud se alcanza a una edad algo mayor.
Animal sin defecto y macho, quiere decir que se debía buscar un animal entero, es decir, sin castrar. Aunque ya a esa edad tanto corderos como cabritos son sexualmente maduros y pueden cubrir a las hembras, se recomienda esperar hasta esa edad para que adquieran el desarrollo fisiológico correcto. Por tanto, se trataba de animales "vírgenes" que simbolizarían de alguna manera la pureza.

Un animal sin defecto, macho, de un año escogido entre los cabritos.
(C) Fotografía: Silvestre de la Calle García

Pero lógicamente, todas las especies ganaderas tienen un peso determinado en función del manejo y sobre todo de la raza a la que pertenezcan. Existe en el mundo animal lo que denominamos "dimorfismo sexual" que es más acusado en tanto y cuanto la raza sea más primitiva puesto que por efecto de la domesticación, dicho carácter se fue seleccionando para obtener animales más manejables. Actualmente, cuando disponemos de razas muy dóciles, podemos reinvertir el proceso.

Con respecto a la calidad de la carne, las hembras suelen tener carne más tierna y jugosa que los machos, que suelen ser más musculosos. Una hembra joven, de cualquier especie ganadera, tendrá una carne de mejor sabor que la de un macho de su misma edad, pero el peso será inferior.
Por el contrario, en los animales adultos, el macho será más pesado pero su carne seguirá siendo más musculosa y fibrosa que la de la hembra. Sin embargo, las viejas hembras reproductoras presentan una carne "fatigada" por el constante trabajo: puesta de huevos en el caso de las aves, crianza y lactación en el caso de todos los mamíferos, producción lechera elevada en las hembras destinadas a tal fin.

Por efecto de las hormonas masculinas, todo macho que haya alcanzado la pubertad, tendrá una carne de gusto más fuerte y sabor más recio que la carne de hembra. Es lo que en el norte de Extremadura, se designa popularmente como "sabor a cojúo".
Para la elaboración de ciertos productos como los tasajos (carne adobada y secada) es incluso mejor la carne de un macho entero que la de cualquier animal porque es fibrosa, seca y carece de grasa o sebo pero para elaborar embutidos o para comer, es una carne poco adecuada.


BESTIARIUM, macho de cabra Verata. Un animal de estas características es ideal para tasajos pero no para comer en fresco.
(C) Fotografía: Silvestre de la Calle García.

¿Cuáles son las posibles soluciones a todos estos problemas?
Podemos fácilmente conseguir un macho cuya carne tenga las características de una hembra. Para ello utilizaremos un procedimiento sencillo y conocido ya en la más remota antigüedad: la castración.
Este método consiste en la inutilidad o extirpación de los testículos de cualquier animal macho doméstico, sea mamífero o ave.
En el caso de los mamíferos, los testículos se encuentran en el exterior del organismo por lo que el proceso es sumamente sencillo. Existen multitud de formas de hacerlo sin tener que recurrir a la cirugía. De hecho, durante miles de años, esta práctica se ha realizado con métodos absolutamente indoloros para el animal.

Conviene realizar la castración a edades tempranas por ser más fácil de manejar el animal que se desee castrar. Generalmente, es recomendable hacerlo antes de la pubertad.

Los machos castrados, son animales mucho más dóciles que los machos enteros e incluso que las hembras. Su aspecto externo, recuerda más al de una hembra que al de un macho, al haberse anulado la acción de las hormonas sexuales y del crecimiento. El tamaño, es mayor incluso que el de un macho aunque con la particularidad de que apenas afecta al tamaño de la mayor parte del cuerpo, sino que afecta a los radios distales (patas) y a los cuernos en el caso de presentarse.


Buey de raza Avileña-Negra Ibérica de la variedad bardina, de la ganadería de Juan Manuel Yuste e Isabel López.
Nótese el aspecto "afeminado" o "avacado" de este macho castrado.
(C) Fotografía: Miguel Alba.

En principio, la castración no se realizaría con vistas a la producción de carne sino con el objetivo de obtener unos machos dóciles y manejables para poder utilizarlos en diversos trabajos. Al carecer de impulsos sexuales, los animales se mantenían siempre tranquilos.
Así, todo equino utilizado para la montura, la carga o el tiro, era normalmente castrado y lo mismo se hacía con los bovinos dando lugar a bueyes y cabestros. Con los ovinos y caprinos, el objetivo era obtener animales altos y más grandes que el resto del rebaño para colocarles cencerros y que sirviesen de guía al resto de ejemplares.

Aclaremos la diferencia de buey y cabestro. 
Un buey es un bovino macho castrado generalmente cuando ya es sexualmente maduro, a los 12-14 meses. Su aspecto cuando sea plenamente adulto, será semejante al de un toro de gran tamaño. Su aspecto físico no cambiará tanto.
El cabestro es un bovino castrado antes de la pubertad y por lo tanto, su aspecto recordará al de una vaca enorme, patilarga y con cuernos larguísimos.

Al finalizar la vida productiva de estos animales, los ganaderos se dieron cuenta de que proporcionaban una carne de gusto exquisito, mejor que la de una hembra y que por supuesto no tenía nada que ver con la de un macho de la misma especie.

Se comenzó entonces a realizar la castración de todo animal doméstico macho dedicado a la producción de carne. Cerdos, bueyes, carneros, machos cabríos...e incluso aves, surgiendo así el capón o gallo castrado cuya castración requiere un proceso complicado pero que da lugar a un producto exquisito.

    Sin embargo en toda especie ganadera, existe un tipo muy especial de animal cuya carne es superior a la de todos los demás animales de su especie. Nos referimos a las MACHORRAS, hembras improductivas cuya carne incluso de mayor calidad que la de cualquier hembra o macho castrado de su especie. Como dice un viejo dicho:

La machorra supera al capón ya sea buey, carnero o castrón.

Explicamos esto un poquito para aclarar los diversos términos:
- Machorra: hembra estéril.
- Capón: Macho de cualquier especie castrado.
- Buey: Bovino castrado. (El macho entero es el toro)
- Carnero: Ovino castrado. (El macho entero es el morueco).
- Castrón: Caprino castrado. (El macho entero es el macho cabrío).

En la Edad Media y la Edad Moderna, la carne más apreciada era la de carnero. Ya lo leemos en EL QUIJOTE. En esa época, la carne de vaca procedía de animales de desvieje y era seca y dura por lo que era consumida por los más "pobres" mientras que el carnero era una carne "aristocrática".

El refrán de la época decía: DE LA MAR EL MERO Y DE LA TIERRA EL CARNERO.

Hoy decimos cordero en lugar de carnero.

Pero ¿es rentable mantener una hembra que no da producción hasta que está en su sazón para ser sacrificada? Depende. 
En una ganadería pequeña, desde luego que esto es algo impensable y en una ganadería grande, tal y como están los precios del ganado, es cuestionable. Sin embargo, siempre hubo caprichosos que hicieron esto y hoy, es frecuente en tres especies: la vaca, la gallina y la cochina.
De la vaca hablaremos luego.


MELLIZA, vaca machorra de raza Casina.
(C) Fotografía: Carlos Fidel Vejo.

La gallina comienza su vida productiva, dependiendo de la raza, a partir de las 20 semanas aproximadamente. Comienzan a poner huevos y dedican toda su energía a eso, por lo que el resultado es que su carne se va volviendo cada vez más dura hasta que, al final de su vida productiva es prácticamente incomible según muchos aunque a quien esto escribe, le encanta la carne de gallina. Sin embargo, la gallina es un animal cuya producción de forma natural está ligada a los ciclos solares y climatológicos. Las gallinas silvestres, que aún se pueden encontrar en el sudeste asiático, ponen un reducido número de huevos a comienzos de la primavera cuando los días son más largos y hay más horas de sol.
Controlando esto, es decir, manteniendo a las pollas o gallinas inmaduras en instalaciones oscuras, se puede alargar el proceso "improductivo" hasta los 6 u 8 meses, tiempo suficiente para que el animal engorde y produzca una carne exquisita. Estas aves, reciben el nombre de pulardas.

Sobre las cochinas capadas, ya hemos hablado en otros artículos de este mismo blog. Animamos al lector curioso a leer el artículo de LA MATANZA.


Después de esta necesaria, aunque quizás un tanto pesada introducción, centrémonos en el tema del bovino adulto y su carne. Tendríamos 4 categorías básicas:

- Vaca.
- Toro.
- Buey.
- Machorra.

1. VACA.
Se trata de la hembra adulta de la especie bovina (mayor de 2 años) y que haya parido al menos una vez. La calidad de la carne varía mucho en función de la raza del animal.
Las vacas lecheras especializadas, agotadas tras una vida productiva de 4-5 años y una edad de 6-7 años, producen una canal con una mala conformación y su carne es seca y poco apta para el consumo directo, aunque puede valer para charcutería. Gran parte de las hamburguesas que consumimos, aunque nos digan lo contrario, proceden de viejas vacas lecheras.
Las vacas de aptitud cárnica, tienen una mejor conformación y si no son excesivamente viejas y se las somete a un adecuado proceso de engorde, pueden proporcionar un carne de muy buena calidad.

Vieja vaca Tudanca. La carne de un animal de este tipo, debidamente cebado, es un producto realmente exquisito que necesita poca preparación para degustarlo.
(C) Fotografía: Miguel Alba.

2. TORO.
Macho adulto entero, es decir, sin castrar. Puede haber sido utilizado como semental o no. En este último caso estarían los toros de lidia.
La carne de toro, si el animal no es muy viejo, es de buena calidad aunque suele ser algo seca. 
En cuanto al toro de lidia, si se le sacrifica en matadero, proporciona una carne de gran calidad pero si procede de animales lidiados, será una carne de calidad cuestionable al estar mal sangrada y fatigada por lo que su sabor será cuestionable aunque en una buena caldereta, es exquisita.


BENJAMÍN, toro de raza Charolesa aún en plenitud y en activo. Cuando termine su carrera productiva, proporcionará una exquisita carne roja de gran calid.
(C) Fotografía: Miguel Alba.

3. BUEY
Aquí podemos hacer varias subdivisiones.
3.1. Cebón. Se trata del macho bovino castrado y adulto menor de 4 años.
3.2. Buey propiamente dicho. Macho bovino mayor de 4 años castrado después de la pubertad y que ha sido utilizado para el trabajo.
3.3. Cabestro. Macho bovino mayor de 4 años castrado a edades tempranas y utilizado para la guía y manejo de ganado bravo o extensivo.

Actualmente, se utilizan las designaciones de cebón para los animales menores de 4 años y buey para los mayores de esa edad sean bueyes auténticos o cabestros y hayan sido utilizados o no para el trabajo.

Sería bueno exigir una denominación exhaustiva.

La carne de todos estos animales es exquisita. Roja, jugosa, con grasa infiltrada. Constituye uno de los mejores manjares que conoce la especie humana. Un buen chuletón de buey asado a la brasa y simplemente con unos granos de sal gorda, es algo sublime.


Bueyes Tudancos. Cualquier macho bovino castrado a la edad adecuada, puede ser un buey pero pocas razas superan a la Tudanca en este campo en cuanto a la exquisitez de su carne que es sencillamente sublime.
(C) Fotografía: Miguel Alba.

4. MACHORRA
 
¡Por fin! Después de dar vueltas y vueltas cual borrica en una era, llegamos a la famosa VACA MACHORRA que da título a este artículo.

¿Qué es una vaca machorra?

Ni más ni menos que una vaca que hasta el momento de su sacrificio, no ha parido NUNCA. Recalco este último vocablo. Si tenemos una vaca que ha parido uno o varios años y que luego ha estado x años sin volver a hacerlo, por mucho que digamos que es machorra, no lo es. Hablaríamos de una vaca horra, que pudiendo reproducirse y habiendo estado en contacto con el toro, no se ha vuelto a quedar preñada por el motivo que sea. Es frecuente que en ocasiones, vacas que han parido varias veces, se "machorreen" y no vuelvan a parir por diversos factores. Si estas vacas se engordan, producirán buena carne pero NO SERÁN MACHORRAS.

Una vaca machorra como tal es una hembra que no ha parido nunca pero no por capricho del ganadero, sino porque es estéril y no podrá jamás ser fecundada ni por monta natural del semental ni por prácticas de reproducción asistida.


Vista trasera de una vaca machorra. Obsérvese su aspecto claramente "boyuno".
(C) Fotografía: Carlos Fidel Vejo.

Pero ¿nacen vacas con esta peculiar característica?

SÍ. Se trata de hembras que son mellizas de uno o varios machos. 
En los bovinos, el parto doble o múltiple es más raro que en otras especies ganaderas. Varía en función de la raza y en función del sistema de manejo, así como si se trata de reproducción natural o artificial, aumentando en este último caso el porcentaje. Si se producen partos de más de 1 ternero, suelen nacer 2 pero los de 3 son más raros y los de 4 extraordinarios. Si se producen embarazos de más de 4 fetos, suelen terminar en abortos.

Las ovejas, por ejemplo, paren dos o más corderos con relativa frecuencia e incluso hay razas como la mítica Romanov que han llegado a parir 9 corderos vivos y viables. En España tenemos razas como la Gallega o la Menorquina en las que el parto doble es la norma y los partos múltiples (3 ó más crías) son muy frecuentes, reduciéndose el parto de una sola cría a las primíparas y no a todas.
En la cabra, el parto múltiple es aún más frecuente, hasta el punto de que en muchas razas lo raro es el parto simple. Casos como el de la graciosa cabra enana que tanto vemos en los zoos y que paren siempre 2 ó 3 cabritillos, son frecuentes en muchas razas.

En los equinos, el parto doble puede ser fatal. Suele terminar en abortos espontáneos aunque a veces la gestación llega a término pero no es conveniente ni para las crías ni para la madre por lo que lo más recomendable, es extraer uno de los fetos.

Respecto a la cerda, ya se sabe que los partos son siempre múltiples y pueden nacer muchísimas crías. Los partos de 10-11 lechones son frecuentes mientras que en las razas del sudeste asiático, se han registrado casos de hasta 40 lechones en un sólo parto.


Cochina Ibérica con sus lechones. Dentro de las razas porcinas, la Ibérica es de las menos prolíficas aunque la calidad de su carne, compensa cualquier otra falta.
(C) Fotografía: Javier Bernal.


Pero volvamos a las vacas.
¿Qué ocurre si en un parto nacen 2 terneros de distinto sexo? 
Si son dicigóticos, es decir, si proceden de dos óvulos diferentes, no hay ningún problema. Se desarrollarán en el útero de manera independiente y si son macho y hembra, serán totalmente normales y podrán reproducirse sin problema.

Sin embargo, si son monocigóticos, es decir, si se originan a partir de un sólo óvulo y son de distinto sexo, la ternera será estéril. Este fenómeno es conocido como freemartinismo o quimerismo.

No es EL CUADERNO DE SILVESTRE un blog dedicado a la explicación pormenorizada de ciertos aspectos que podrían resultar aburridos para el lector, sobre todo si es ajeno al mundo ganadero.

Además de eso, sabéis que soy simple y llanamente un sacristán de pueblo que nació en una familia vaquera pero que carezco de los conocimientos veterinarios exhaustivos para explicar este asunto adecuadamente.


"Pa muestra un botón". Aquí estoy con mi abuelo Juan García García en 1999.
Lo que sé de vacas, lo aprendí de él, pero jamás dominaré tanto el tema como lo dominó él, que fue vaquero durante 40 años y no digamos mi abuela Marcelina de la Calle Vicente que fue vaquera durante 70 años.
Ellos me inculcaron la afición que tengo al mundo ganadero y que hoy es en gran parte responsable de que podáis leer EL CUADERNO DE SILVESTRE.
(C) Fotografía: Alonso de la Calle Hidalgo.


El caso, es que estas hembras mellizas de macho procedentes del mismo óvulo, son las auténticas VACAS MACHORRAS.
Al nacer son una ternera normal y corriente que poco se diferencia de otra ternera normal.

Al ir creciendo ya se irán notando características particulares. En muchos casos, las machorras presentan un claro infantilismo genital externo pero realmente como se ve bien la morfología del aparato reproductor es realizando un tacto rectal al animal.
En ocasiones, estas vacas presentan un aparato reproductor prácticamente normal con vagina, útero y ovarios, aunque no sean funcionales, presentando también un sistema mamario poco desarrollado pero evidente.
En otros casos, si la diferenciación sexual se produjo en una etapa muy temprana del desarrollo dentro del útero materno, el aparato reproductor de la hembra machorra es casi inexistente, reduciéndose a pequeñas vaginas ciegas y a la ausencia de sistema mamario, pudiendo llegar a aparecer un "bolsa escrotal".

Si el grado de freemartinisno es bajo, aunque el animal sea estéril, cuando crezca se parecerá a una vaca normal lo cual es realmente peligroso porque algún becerro o toro enredando, puede llegar a montarla y si la vagina está poco desarrollada, el animal puede terminar con una perforación de la misma y ocasionarle la muerte.

Otras veces, las machorras tienen tal grado de masculinidad que recuerdan a un macho castrado y al llegar a la edad adulta, parecerán un auténtico y verdadero buey aunque sean una hembra.

¡ESA ES LA BUENA MACHORRA!

Una machorra de este tipo, proporcionará una carne exquisita, mejor que la de cualquier buey. Sin embargo, no es muy fácil encontrar estos animales. En ganado lechero, al que se le realizan inseminaciones, fecundaciones in vitro y demás, es relativamente frecuente encontrarlas pero en razas de carne con reproducción natural y sobre todo en razas autóctonas rústicas, a veces es como encontrar una aguja en un pajar.

No obstante, de todo hay en la viña del Señor y ocasionalmente, un ganadero recibe esta bendición del Cielo.

Este el caso de MELLIZA una preciosa machorra de raza Casina perteneciente al gran ganadero Carlos Fidel Vejo, del pueblo cántabro de Caloca.


MELLIZA al poco rato de nacer.
(C) Fotografía: Carlos Fidel Vejo

El día 26 de febrero de 2015, al visitar a algunas vacas Casinas de su explotación, observó que una había parido 2 terneros. Como se hace siempre que pare una vaca, Carlos miró a los terneros para ver si estaban bien y vio que uno era macho y otro hembra.
En la mayoría de los casos, cualquier ganadero reguñe y dice:
- ¡Vaya por Dios! ¡Una machorra!

Pero otros como Carlos, prefieren ser pacientes. Lo más probable es que cuando esto pasa, la hembra, efectivamente sea machorra.

Yo mismo he vivido esto en mi casa precisamente en un momento en el que era imperioso el nacimiento de una ternera para reposición. Pero mi abuelo, nada más ver a la ternerilla machorra dijo:
- Firmada tienes la sentencia.

Lo cierto es que mi abuelo sabía muy bien lo que decía y al cabo de pocos meses, era más que evidente que aquella ternera era machorra pero machorra, hasta el punto de ser la más masculina de todos los terneros que aquel año nacieron en la explotación. Era la capitana y ningún otro ternero se atrevía a acercarse a ella. A los 6 meses, mi abuelo dijo:

- Dios te guarde, machorrilla.

Y se la vendió a un tratante del pueblo para que la cebase y la vendiese luego al matadero. Este suele ser el destino de cualquier ternera machorra. El ganadero la vende al destete o la sacrifica para el consumo doméstico.

BLANCA, vaca Charolesa de mi abuelo Juan García García con sus dos terneros. En primer plano, la Machorrilla y echado su hermano.
(C) Fotografía: Alonso de la Calle Hidalgo. Febrero de 1996.


Este no fue el caso de Carlos y su MELLIZA a la cual dejó en la explotación. Cuando ya iba un poco crecidita, bien se veía que iba tomando el aspecto de un precioso buey. Carlos la dejó con el resto de sus vacas, colocándola un campano para que sirviese de guía a las demás en su subida a los puertos.
Esta es otra cualidad importante de las machorras que también tienen las vacas horras de cualquier vacada extensiva. Vamos, vacas, ovejas, cabras... y cualquier mamífera que no esté criando. Tienen mucha fortaleza y a la hora de caminar, van siempre en cabeza por lo que son buenas para guiar a las demás. Un gran cencerro o campano que sea pesado, como las zumbas que usamos en Gredos, sirve además para ralentizar el paso de la machorra o la horra.



En ambas fotografías vemos a MELLIZA guiando a sus compañeras camino del Puerto. En grandes ganaderías, no es infrecuente ver alguna machorra empleada para este fin aunque comen tanto como un buey o un toro y no generan beneficio económico hasta su venta.
(C) Fotografías: Carlos Fidel Vejo.


El 15 de febrero de 2018, poco antes de cumplir los 3 años, Carlos vendió a MELLIZA a otro ganadero. Una vaca machorra adquiere pronto un gran tamaño y come en función del tamaño que tiene. 
Su producción va a ser nula por lo que es un gasto tener un animal así y lo mejor es venderla a un ganadero dedicado al cebo para que la engorde adecuadamente.

Desde entonces, MELLIZA fue engordando poco a poco hasta alcanzar un tamaño descomunal para su raza. Mientras que una vaca Casina pesa entre 450 y 500 kilogramos, ella llegó a pesar entre 700 y 730 kilogramos, peso semejante e incluso superior al de muchos toros de esta singular raza bovina. Su aspecto era imponente, con una cornamenta enorme, propia de un buey y no de una vaca.



MELLIZA poco antes de su sacrificio. Véase su gran tamaño y su descomunal cornamenta.
(C) Fotografías: Carlos Fidel Vejo.

Por ello, el pasado 23 de febrero de 2021, MELLIZA ha sido sacrificada por haber llegado a su plenitud. Ha proporcionado una canal con un 56% de rendimiento.

Para los que no comprendáis esto de las canales, cuando un animal se sacrifica, se dice que pesa tantos kilos en vivo y tantos kilos en canal. La canal consiste en el cuerpo del animal desprovisto ya de la piel, las vísceras, la cabeza, la cola y la parte inferior de las patas.
¡Ojo! No quiere decir que todo esto no sea aprovechable. Es lo que se llama "quinto cuarto" de la canal de un animal:
- Cuarto delantero derecho.
-Cuarto delantero izquierdo.
-Cuarto trasero derecho.
- Cuatro trasero izquierdo.
- Quinto cuarto.

En los bovinos "modernos" las piezas "nobles" o de mayor calidad se localizan en los cuartos traseros mientras que en los antiguos bovinos de trabajo, estos cuartos presentan una morfología muy deficiente, ya que estos animales "cargan" de adelante lo cual era vital para animales usados antaño para el trabajo.
Con "EL QUINTO CUARTO", salvo la piel que es utilizable pero no consumible, se pueden preparar muchísimos platos exquisitos e incluso extraordinarios embutidos. Platos como el rabo de toro, entomatadas con las patas, callos, riñones, hígado...

No quiere decir que la canal sea totalmente aprovechable, pues de ella habrá que descontar cuando se despiece, el porcentaje correspondiente a la grasa (elevado en bueyes y machorras) y a los huesos.



Canal de Melliza y etiqueta de la misma. Es importante observar la etiqueta de la carne pues muchas veces nos venden gato por liebre.
Aquí tenemos una vaca adulta nacida, criada y engordaba en España.
(C) Fotografías: Carlos Fidel Vejo.

¿Puede entonces ser consumida ya la carne de MELLIZA? No, aún no. Tras el sacrificio, es conveniente que la carne madure unos días para que sea más tierna y jugosa.

Este proceso de maduración de la carne es lo que da realmente su exquisito sabor a la carne del vacuno adulto. Puede durar días, semanas e incluso meses en una cámara donde son exhaustivamente controladas la humedad y la temperatura para evitar la descomposición de la carne.

Una vez que esté adecuadamente madurada, la carne de MELLIZA será un auténtico manjar. Sus grandes chuletones, asados a la brasa y con un poco de sal gorda, serán disfrutados por gente con mucha suerte.

La carne madurada de vacuno adulto, especialmente de buey y no digamos de machorra, es muy cotizada en el mercado y muy demanda por los consumidores de alto nivel adquisitivo. Sin embargo, hay mucha picaresca en este aspecto y muchas veces se vende como buey, carne de vaca. Y no digamos ya en cuanto al tema de las machorras ya que como decimos las genuinas y auténticas VACAS MACHORRAS de razas rústicas, son muy difíciles de encontrar.

Algunos os estaréis preguntando que si MELLIZA  podría haber vivido más años. En condiciones normales, una vaca lechera tiene una vida productiva de 4-5 partos mientras que las de carne pueden parir hasta 10-12 veces. 
En el caso concreto de la raza Casina, la vida productiva es aún más larga y la longevidad o edad total, puede superar con facilidad los 20 años.


La REGALINA, madre de MELLIZA, un excelente ejemplar de pura raza Casina. Raza longeva, rústica y muy resistente.
(C) Foto: Carlos Fidel Vejo.

Sin embargo, MELLIZA había alcanzado ya un tamaño muy grande y un peso elevado y límite para su sistema esquelético. Si se la hubiese dejado vivir más tiempo, pronto podría haber empezado a sufrir problemas de salud.
Su vida ha sido excelente y todo gracias al empeño de Carlos Fidel Vejo pues otros ganaderos la hubieran vendido al matadero tras el destete con 5-6 meses para su sacrificio e incluso y dado que ya se sabía que su producción iba a ser nula en el plano reproductivo, podría haber sido vendida con 15 días a un cebadero en el que hubiese vivido durante pocas semanas para luego ser sacrificada.

Sirva este artículo de homenaje a este insigne ganadero del pueblo cántabro de Caloca: CARLOS FIDEL VEJO.

Terminamos con un vídeo de la canal de MELLIZA.
(C) Vídeo: Carlos Fidel Vejo.


Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico forestal.
Guijo de Santa Bárbara.

3 comentarios:

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