LA VACA BLANCA CACEREÑA
Razas ganaderas autóctonas de Extremadura como el cerdo Ibérico, la oveja Merina o la vaca Retinta son sumamente conocidas dentro y fuera de la región pero hay una raza bovina muy singular que es desconocida tanto dentro como fuera de Extremadura pese a estar ante una de las razas ganaderas más antiguas de España. Nos referimos a la vaca BLANCA CACEREÑA.
La Blanca Cacereña, una de las razas ibéricas más desconocidas.
Ganadería de David Bernaldo de Quirós Pablo.
(c) David Bernaldo de Quirós Pablo.
Se trata
de una raza de perfil ortoide (recto), mediolíneo, buena masa y poco hueso. La
coloración es completamente blanca aunque en algunos individuos adultos toma un
tono cremoso. Las mucosas son sonrosadas, existiendo algunos ejemplares de
mucosas negras que no son deseables. Las pezuñas son también de color claro.
Precisamente su peculiar coloración blanca, ha contribuido ha su supervivencia pues al contrastar grandemente con los bovinos vecinos y en particular con los toros de Lidia, de coloraciones generalmente oscuras, fue muy demanda para la producción de cabestros.
Preciosa vaca Blanca Cacereña. Obsérvese el pelaje blanco inmaculado que hace inconfundible a esta raza del resto de bovinos españoles.
Ganadería de David Bernaldo de Quirós Pablo.
(c) David Bernaldo de Quirós Pablo.
Su
arquitectura corporal se caracteriza una silueta de líneas abiertas y una
morfología algo basta con gran desarrollo cutáneo.
Los toros miden por término medio 141 cm de alzada y su peso oscila entre los 800 y 1000 kilogramos mientras que las hembras miden unos 134 cm y pesan alrededor de 550 kilogramos.
Los toros miden por término medio 141 cm de alzada y su peso oscila entre los 800 y 1000 kilogramos mientras que las hembras miden unos 134 cm y pesan alrededor de 550 kilogramos.
Al explotarse en un sistema netamente extensivo, estos pesos pueden superarse cuando se modifica el sistema de explotación, especialmente en lo referente a la alimentación.
Joven semental de raza Blanca Cacereña.
(c) David Bernaldo de Quirós Pablo.
En un pasado no tan lejano, la raza se distribuía ampliamente por Extremadura, fundamentalmente por la provincia de Cáceres y el norte de Badajoz. Llegó a ser bastante abundante en el noreste de Cáceres, llegando a ocupar parte del Valle del Tiétar abulense, existiendo algunos testimonios de su cría en el siglo XIX en plena Sierra de Gredos.
Actualmente se encuentra distribuida en unas cuantas explotaciones,
a menudo propiedad de la Junta de Extremadura y de diversas asociaciones
conservacionistas, aunque existen algunas explotaciones convencionales.
La Blanca Cacereña es una símbolo de la dehesa extremeña.
Ganadería de David Bernaldo de Quirós Pablo.
(c) David Bernaldo de Quirós Pablo.
El origen
la raza es muy antiguo, existiendo tres teorías mayoritariamente aceptadas:
1. - Descendiente del Bos taurus desertorum y originaria de la propia península.
2. - Procedencia norteafricana, habiendo sido introducida en el neolítico junto con bovinos del tipo rojo, precursores de la actual Retinta.
3. - Introducida por los romanos.
4. - Introducción desde Nápoles en el siglo XVI por parte del Gran Duque de Alba don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel.
La tercera teoría es normalmente la más aceptada debido a que se sabe a ciencia cierta que los romanos sacrificaban terneras blancas al dios Júpiter y que se preocuparon mucho por mantener bovinos blancos en todos los puntos del Imperio.
No obstante, es posible que todas las teorías sean ciertas y que los Romanos primero y el Gran Duque después, se centrasen en mejorar y acrecentar los bovinos blancos ya existentes.
Con la llegada del Cristianismo, esta costumbre de sacrificar terneros blancos desapareció y la posesión de vacas de este color, fue vista como un signo de posible paganismo.
Durante siglos, las Blancas Cacereñas han prosperado en zonas donde otros bovinos no eran capaces de sobrevivir siguiendo un sistema de explotación absolutamente extensivo.
Ganadería de David Bernaldo de Quirós Pablo.
(c) Ganadería de David Bernaldo de Quirós Pablo.
Sin
embargo, durante siglos la raza siguió criándose en las serranías y dehesas del
centro de Extremadura, donde otros bovinos no conseguían adaptarse.
Ocupó intensamente el noreste de la provincia de Cáceres y el suroeste de Ávila donde se cruzó con la raza Avileña dando lugar al llamado ganado “barroso cacereño” de aspecto intermedio entre ambas razas. Recibían este nombre por su capa de color terroso.
Ocupó intensamente el noreste de la provincia de Cáceres y el suroeste de Ávila donde se cruzó con la raza Avileña dando lugar al llamado ganado “barroso cacereño” de aspecto intermedio entre ambas razas. Recibían este nombre por su capa de color terroso.
No deben confundirse estas barrosas con la célebre raza Barrosã del norte de Portugal, de la que hablaremos otro día.
Vaca F1 Charolés x Avileña.
Salvando las distancias, el ganado barroso cacereño presentaba un aspecto muy parecido al de esta bonita vaca.
(c) Miguel Alba.
La raza
fue explotada durante siglos por su doble aptitud trabajo-carne. Las vacas eran
utilizadas para el trabajo agrícola en el área de cría mientras que los bueyes
eran muy apreciados para la carretería. Por su capacidad de aprendizaje, su
excelente morfología y rápido paso, además de por su extremada sobriedad, era
uno de los bovinos de labor más apreciados de toda España.
Precisamente, esa morfología y cualidades como bovino de labor, la hacían una raza idónea para la producción de magníficos cabestros.
Con la mecanización agrícola y la introducción de razas más productivas, la Blanca Cacereña desapareció rápidamente, quedando relegada a pequeños núcleos que algunos ganaderos mantuvieron por tradición familiar.
La Blanca Cacereña quedó relegada en los años 70 pequeños núcleos en las dehesas del centro de Extremadura.
Ganadería de David Bernaldo de Quirós Pablo.
(c) David Bernaldo de Quirós Pablo.
En los años 70 del pasado siglo, la raza estuvo a punto de desaparecer. Diversas entidades se preocuparon por recuperar la raza y evitar su desaparición. Actualmente, sigue estando en peligro de extinción aunque su supervivencia parece estar asegurada.
En su conservación ha sido y sigue siendo clave la labor llevada a cabo por el CENSYRA (Centro de Selección y Reproducción Animal) de Badajoz.
El
principal interés de su conservación, radica precisamente en que es una reserva
genética de primer orden al no encontrarse estrechamente emparentada con ningún
otro bovino ibérico si bien guarda cierto parecido con la raza Palmera y las variedades cromáticas claras de la razas Rubia Gallega (marela) o Pirenaica (zuri).
No
obstante, tiene interés como productora de carne de calidad en un medio
bastante adverso sin necesitar apenas suplementación alimentaria. La canal
tiene una conformación aceptable y como hemos dicho ya, el sabor de su carne es
realmente delicioso.
La carne se comercializa dentro de la IGP Ternera de Extremadura junto con la de otras razas criadas en Extremadura y bajo las siguientes categorías:
- Ternera: 7-12 meses.
-
Añojo: 12-16
meses.
-
Novillo: 16-36
meses.
La carne se comercializa dentro de la IGP Ternera de Extremadura junto con la de otras razas criadas en Extremadura y bajo las siguientes categorías:
- Ternera: 7-12 meses.
Pequeño lote de Blancas Cacereñas en una dehesa extremeña.
Ganadería de David de Bernaldo de Quirós Pablo
(c) David Bernaldo de Quirós Pablo.
El sistema de explotación es el propio de todo vacuno de dehesa, con núcleos de unas 30-40 reproductoras y un semental.
Tradicionalmente, se ha atribuido a esta raza un temperamento algo bronco, pero ello se debe más bien al manejo que a cualidades genéticas pues cuando se maneja adecuadamente, se comporta como cualquier otra raza de dehesa.
Los terneros son criados por las madres hasta el
momento del destete, basando su alimentación en la leche materna y el pasto.
Algunos pasan directamente al sacrificio y otros pasan al cebadero, para ser
vendidos como añojos o novillos según la demanda o el gusto del propio ganadero.
Aclaración final.
Cuando recorramos Extremadura, veremos muchísimos bovinos blancos o de colores claros pero la inmensa mayoría son mestizos de raza Charolesa o bien bovinos puros de esta raza oriunda de Francia, siendo muy difícil encontrar ejemplares de la raza Blanca Cacereña aunque diversos organismos oficiales y algunas explotaciones convencionales mantienen esta raza en nuestra región, donde lleva más de 2000 años.
Abajo: El autor de este artículo con una soberbia hembra Charolesa. (c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Como puede observarse, las diferencias entre la Blanca Cacereña y la Charolesa son muy notables, especialmente en el caso de las hembras.(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Bibliografía y fuentes consultadas:
- Aparicio Sánchez, G. (1960). Zootecnica especial. Etnología Compendiada.
- García Dory, M.A. (1990) Guía de campo de las razas autóctonas de España.
- Sánchez Belda, A. (1981). Catálogo de razas autóctonas españolas. Volumen I.
- Sánchez Belda, A. (1984). Razas Bovinas Españolas.
- Sánchez Belda, A. (2002). Razas Ganaderas Españolas Bovinas. Colección FEAGAS.
-VV.AA. (2009) Guía de campo de las razas autóctonas españolas.
- Ministerio de Agricultura (2010). Razas de ganado del catálogo oficial de España.
- Web del Ministerio de Agricultura.
Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.
Guijo de Santa Bárbara.
maravilloso Silvestre, de pequeño yo las veía en Torrecillas de la Tiesa...
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