lunes, 19 de julio de 2021

¿TUDANCAS EN ÁVILA?

    Ávila. Bellísima provincia que tiene de todo. Dicen algunos que no tiene mar pero bueno, los pantanos de Rosarito y El Burguillo pueden valer de "mares interiores".
Sin duda, el símbolo más conocido de la provincia es la VACA AVILEÑA.
Pero ahora, paseando por los alrededores de la noble villa de La Adrada, a orillas del río Tiétar, podemos ver unas vacas muy curiosas. Son....¡TUDANCAS!

Tudanca con su ternero.
(c) Miguel Alba.

    Tradicionalmente, el sur de Ávila estaba poblado por un curioso vacuno denominado por algunos "Avileña Blanca" y por otros como "Raza Barrosa". No se trataba realmente ni de ejemplares de raza Avileña ni existía la raza Barrosa como entidad independiente. Eran el resultado del cruzamiento secular entre las razas Avileña y Blanca Cacereña.

Vaca Avileña-Negra Ibérica.
(c) Miguel Alba.

Vaca Blanca Andaluza.
(c) David Bernaldo de Quirós.

    Pero sí, señoras y señores. Actualmente, un pequeño lote de ejemplares de la mítica raza Tudanca, autóctona de las montañas occidentales de Cantabria, pasta plácidamente en una dehesa cercana a La Adrada, en el valle del Tiétar, al sur de la provincia de Ávila.

Tudanca amamantando a su ternero.
(c) Miguel Alba.

    La Tudanca es una primitiva y bellísima raza bovina, ¿acaso la más bella de las ibéricas?
Lleva miles de años criándose en las montañas cántabras donde habitaban también "razas" muy similares que hoy están extinguidas como la Campurriana o la Lebaniega.
Raza de triple aptitud, sus bueyes se exportaban a muchos puntos de la Castilla cerealista y sus yuntas de vacas no eran raras fuera de Cantabria.
Largo y tendido hemos hablado sobre esta raza por lo que remitimos al lector, habitual o reciente, a leer dichos artículos.

Vaca Tudanca.
(c) Miguel Alba.

    Hace unos años, un experto ganadero de La Adrada adquirió en una de las mejores ganadería de Cantabria tres preciosos ejemplares de raza Tudanca. Veía su propietario en ellas, tres maravillosos animales que se convertirían en unas preciosas vacas con el paso de unos años pero otros, veían simplemente tres excelentes motivos para hacer caldereta.

Terneras Tudancas a su llegada a tierras abulenses.
(c) Miguel Alba.
   
 Las ternerillas iban creciendo poco a poco, convirtiéndose pronto en bellísimas añojas sometidas a los esmerados cuidados de sus propietario. Crecían y se desarrollaban  hasta convertirse en unas magníficas novillas y estar listas para recibir al toro.

Bella añoja en la dehesa.
(c) Miguel Alba.

    Varios eran los toros candidatos para vivir con las novillas Tudancas, pero ninguno era de su raza. 
Aunque las Tudancas presentan un tamaño ligeramente inferior a otras razas bovinas a las que estamos acostumbrados, rara vez presentan problemas de parto pero es recomendable que la primera vez se cubran de un toro de su raza aunque, si esto no es posible, puede emplearse un toro de raza Limusina puesto que las crías de estos toros tienen una morfología particular que facilita el parto.

Toro de raza Limusina.
(c) Miguel Alba.

Ya preñadas, sólo había que esperar 9 eternos meses para ver el fruto de las Tudancas.
Pueden parecer pocos meses, pero cuando se espera la llegada de unos terneros que supondrán el principio de un glorioso proyecto, el reloj y el calendario funcionan a ritmo más lento del debido a ojos del ilusionado ganadero.
Esto me recuerda a mi infancia y a mi abuela Marce cuando iba tachando en el calendario los días que faltaban para que pariese la vaca Fulana o Mengana con gran alegría esperando, en su caso, las ricas cazuelas de calostros que iba a preparar durante unos días....

Vaca próxima a su primer parto
(c) Miguel Alba.
    
    Aquellos que, otrora quisieron hacer caldereta con las bellas Tudancas, ahora ya deseaban otra cosa: que pariesen pronto para poder ordeñarlas y hacer mantequilla.
Realmente, hoy la Tudanca es una raza esencialmente de producción cárnica pero en el pasado fue una raza de trabajo, para lo cual aún se usan algunas parejas de vacas e incluso de bueyes con motivos más bien folklóricos. En menor medida, era una raza lechera, destinándose a la producción de una mantequilla deliciosa.

Preparándose para el parto.
(c) Miguel Alba.

Todo trabajo, tiene su recompensa. Por fin llegó el ansiado momento y las tres Tudancas protagonistas de nuestra historia, parieron a sus crías hace muy pocos días. Los partos han tenido lugar en pleno campo, sin la más mínima ayuda pues estas vacas son unas campeonas.

Primer parto.
(c) Miguel Alba.

En plena dehesa, han venido al mundo estos ternerillos cruzados o F1 como decimos en el argot ganadero.
Ya maman de sus madres y pronto corretearán por la dehesa hasta que el ganadero decida su destino.

Ternero F1 mamando.
(c) Miguel Alba.

En unos meses, las vacas serán nuevamente visitadas por el toro, pero esta vez será un joven novillo de su raza el que se encargará de realizar los menesteres propios para dar lugar a una nueva generación, que será la generación de las primeras Tudancas concebidas y nacidas en una dehesa abulense.

Futuro padre de Tudancas en el Tiétar.
(c) Miguel Alba.

    Todo este proceso, emprendido por un entusiasta ganadero abulense, ha sido supervisado por una ganadera de Cantabria que, actualmente, es una de las mejores conocedoras de la raza.
Ya las Tudancas están plenamente adaptadas a la vida en las riberas del Tiétar y han realizado su primer parto, aunque las crías sean cruzadas.
Sin embargo, todo va muy bien y el año que viene corretearán por las dehesas  abulenses auténticos terneros ("jatos" o "bellos").

Teresa Callejo Fernández.
Premio Mujer Rural 2019.
(c) Miguel Alba.

    Y acudirá algún "cocinillas" en cata de esa leche densa y aromática de las Tudancas para hacer algún queso o mantequilla con la que preparar unos buenos sobaos. 
Que no se enfaden los cántabros porque Eusebia Hernández Martín, la que inventó el sobao "moderno" tal cual lo conocemos hoy, era abulense, en concreto de la villa de Umbrías, cerca de El Barco de Ávila, así es que elaborar sobaos en Ávila será un homenaje a esta buena mujer.

Tudanca en Ávila.
(c) Miguel Alba.

    Pero que no se preocupen nuestras vacas Avileñas de toda la vida. Su exquisita carne, su extraordinaria rusticidad, su sobriedad, su imponente imagen....las avala.
Las bellas Tudancas no pondrán en peligro alguno a nuestra antigua raza. Será simplemente una compañera más en el rico mosaico étnico bovino de nuestra tierra como la Charolesa, la Limusina o la Frisona.

Soberbia vaca Avileña.
(c) Miguel Alba.

    Quiero dedicar este artículo a mis buenos amigos Miguel Alba y Teresa Callejo porque gracias a ellos veremos dentro de unos años una buena vacada de TUDANCAS EN ÁVILA.
Ambos, Miguel y Teresa, colaboran activamente con EL CUADERNO DE SILVESTRE por lo que quiero agradecer públicamente esta colaboración, especialmente a Miguel aportando de manera totalmente desinteresada sus magníficas fotografías.

Bibliografía:
A. Sánchez Belda. Razas bovinas españolas. 1984.
G. Adriano García-Lomas. Los Pasiegos. 1960.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal. 
   





2 comentarios:

  1. No me digas que no has ido a La Adrada a comer con Miguel.

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    Respuestas
    1. No, Luis. El seguimiento de las Tudancas de La Adrada, lo he hecho a distancia jajaja.
      Aún no las conozco en "persona".

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