lunes, 26 de julio de 2021

UNA ABUELA DE PUEBLO

 Hoy, 26 de Julio, se celebra el Día de los Abuelos. Mucha gente piensa que esto es algo arbitrario puesto que al fin de cuentas, cada día del año se celebra el día de tal o cuál cosa.
Sin embargo, esta celebración tiene un origen plenamente cristiano. Se celebra hoy el Día de los Abuelos por ser la festividad de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Santísima Virgen María y por lo tanto abuelos de Jesucristo. Por ello, la Iglesia les otorgó el patrocinio sobre los abuelos.
Grande es la importancia de los abuelos y hoy, tomaremos como ejemplo a una clásica abuela de pueblo, concretamente una señora de Guijo de Santa Bárbara (Cáceres). Será nuestra protagonista hoy Doña Marceliana Jiménez Esteban (1893-1985), nacida y fallecida en Guijo, pueblo que abandonó en muy pocas ocasiones.

Marceliana Jiménez Esteban en su cocina de lumbre.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Nació Marceliana en el seno de una familia de acomodados terratenientes guijeños el 2 de junio de 1893.
Hija de Cipriano Jiménez Pérez (1863-1927) y de Josefa Esteban Jiménez (1869-1951).
Tuvo Marceliana una gran suerte, pues conoció a su abuela paterna Justa Pérez Burcio (1823-1897) y a sus abuelos paternos Pedro Esteban Rosado (1838-1916) y Trinidad Jiménez Santos (1836-1913).
No era algo común en aquella época conocer a casi todos los abuelos y poder disfrutar largos años de algunos de ellos como le ocurrió a nuestra protagonista, pero es que además, Marceliana conoció a dos bisabuelos, los padres de su abuela Trinidad: Antonio Jiménez García (1810-1898) y Josefa Santos García (1812-1896), popularmente conocidos como "Los Abuelos Viejos".

Josefa y Antonio, los "Abuelos Viejos".
Bisabuelos de Marceliana.
(c) Colección Familia de la Calle.

Marceliana tuvo la inmensa suerte de pasar su infancia con sus bisabuelos y toda su juventud con la abuela Trinidad y el abuelo "Perico". Conservó durante toda su vida, nítidos recuerdos de aquella época, recordando a la perfección la muerte de su bisabuelo Antonio el 23 de Enero de 1898 ya que en dicho momento, ella estaba sentada y sujetando la mano al "Abuelo Viejo".
Recordaba perfectamente el entierro y las primeras misas que se celebraron por el alma del difunto en la ermita de Nuestra Señora de las Angustias.

Entierro de la bisabuela de Marceliana en 1896.
(c) Colección Familia de la Calle.

Marceliana tuvo la gran suerte de poder ir a la escuela, siendo su maestra su tía abuela Felipa Jiménez Santos (1842-1913), por lo que sabía perfectamente leer, escribir y "las cuatro reglas" (sumar, restar, multiplicar y dividir). Era una caso bastante curioso en la época puesto que por aquel entonces, se consideraba que lo importante en una mujer es que fuese "buena mujer de su casa" y no que aprendiese tales cosas.
Pero el caso de Marceliana era especial, al ser descendiente de una familia acomodada, siendo además hija del Juez de Paz del pueblo.
Esto no significa sin embargo, que Marceliana no tuviese que trabajar mucho tanto en casa como en el campo, al igual que sus hermanas y hermanos.
Su padre tenía vacas y cultivaba numerosas tierras, algunas como la Cerca de Pierdelana, situadas a más de 2 horas de camino a pie del pueblo. Recordaba Marceliana en sus vejez, cuando iba con su padre a sacar las patatas a Pierdelana.
Además, su madre era panadera, por lo que de vez en cuando tenía que ayudarla en el horno.

Cipriano Jiménez Pérez (centro) en la Plaza de Toros de Guijo de Santa Bárbara.
Año 1925.
(c) Colección familia De la Calle.

Josefa Esteban Jiménez.
(c) Colección familia De la Calle.

El 4 de octubre de 1917, Marceliana contrajo matrimonio con Alonso de la Calle Jiménez (1892-1950), vaquero y descendiente de una importantísima familia del pueblo.
En aquella época, lo habitual era que las mujeres se casasen con 18 ó 20 años, por lo que casarse con 24 años era ya poco habitual. Sin embargo, este hecho se debió a que Alonso realizó el servicio militar en África, donde permaneció tres años.
Cuando regresó, comenzaron todos los preparativos de la boda, pero en aquel tiempo eso suponía varios meses e incluso años.

Alonso de la Calle Jiménez.
1915.
(c) Colección familia De la Calle.

Alonso y Marceliana tuvieron 4 hijos, pocos para aquella época, de los que sobrevivirían tres:
- Benjamín (1919-2003)
- Marcelino (1922-1996)
- Antonio Leandro (n.1924)
- Eva (1932-1933)

Marceliana y Alonso con sus hijos Antonio Leandro y Marcelino.
(c) Colección Familia de la Calle.

Benjamín, hijo mayor de Marceliana y Alonso.
(c) Colección Familia de la Calle.

Eva, la única hija de Marceliana y Alonso, fallecida con 18 meses.
Retrato pintado por Francisco Martín Rivera.


Alonso era vaquero trashumante y además agricultor. Desde 1928 hasta su muerte en 1950 fue el cartero rural de Guijo de Santa Bárbara, teniendo que bajar diariamente a Jarandilla a lomos de su caballo para recoger el correo en la oficina y repartirlo luego en el pueblo.
Después del reparto, tenía que encargarse del ganado y de las tierras, para lo que contaba con la ayuda de sus hijos.

Corral de El Toril de Arriba, uno de los que poseían Alonso y Marceliana para encerrar sus vacas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Marceliana no podía trabajar en el campo al tener que hacerse cargo de la casa, de su madre y del abuelo Andrés, padre de Alonso.
Aún así, Marceliana iba cada mañana a la Casilla del Lavadero a ordeñar la cabra que tenían o alguna vaca para el consumo de casa. Cuando había mucha leche, hacía quesos para el consumo familiar.
También se hacía cargo de las gallinas y de los cerdos que se engordaban para la matanza.

Cerdo en periodo de cebo.
(c) Javier Bernal.

Marceliana y Alonso llevaban una vida sencilla y feliz. Ambos vieron casarse a sus dos hijos mayores y Alonso pudo conocer a algunos de sus nietos, aunque lamentablemente, falleció con 58 años.

Marceliana y Alonso.
1940.
(c) Colección familia De la Calle.

Tras la dramática muerte de Alonso el 26 de junio de 1950 mientras trabajaba en el campo, Marceliana quedó viuda, teniendo que encargarse aún de su madre que todavía vivía y era ya muy mayor.
Josefa Esteban, madre de Marceliana, murió el día de Nochebuena de 1951 a la edad de 82 años.
Además, sus dos hijos mayores ya se había casado, por lo que de vez en cuando les tenía que echar una mano con los nietos.

Hijos, nueras y nietos de Marceliana.
1952.
(c) Colección familia De la Calle.

Tras la muerte de su madre, Marceliana vivía sola en su casa de la Calle del Monje, recibiendo las visitas constantes de sus hijos y de sus nietos, siendo además visitada por su prima Modesta, que pasaba largos ratos dándole compañía.
También, durante el verano, recibía la visita de su hermana Trinidad, maestra nacional en el pueblo cacereño de Roturas.

Trinidad, Modesta y Marceliana.
(c) Colección familia De la Calle.

Marceliana era una clásica abuela de pueblo. Jamás faltaba a Misa diaria y por las noches, rezaba el Rosario con sus nietos.
La mayor parte del día, estaba en casa realizando las labores del hogar, preparando siempre la comida en su cocina de lumbre. Aún recuerdan sus nietos cómo cocinaba el cocido, que era lo que entonces se comía a diario, en un minúsculo pucherillo, ya que ella comía poco. 
En la cocina siempre estaba el bonito mortero de pie calado que le regaló tío Marianito "El Pintarruecas" cuando se casó.

Pucherillos y mortero de Marceliana.
(c) Silvestre de la Calle García.

Era una auténtica experta en realizar encanje de bolillos, conservando sus descendientes bellísimas puntillas.
Además de eso, Marceliana era muy aficionada a contar a sus nietos las "historias de antes", especialmente a sus nietos Alonso y Raquel de la Calle Hidalgo quienes la oían hablar muchas veces del mítico "Abuelo Viejo" cuando eran pequeños, por lo que ya siendo adultos preguntaron y se preocuparon de recopilar por escrito todas esas historias de la abuela, lo que les sirvió para comenzar a investigar sobre tan insigne personaje y publicar un libro sobre él en 2016, que dedicaron, como no podía ser de otra manera, a su abuela Marceliana.

Libro "El ABUELO VIEJO. ANTONIO JIMÉNEZ GARCÍA".
Biografía del bisabuelo de Marceliana.

Marceliana falleció un 20 de febrero de 1985, a los 91 años de edad pero gozando de buena salud.
Conoció a todos sus nietos y a buena parte de sus bisnietos. Todos la recuerdan con gran cariño.

Os parecerá extraño que yo, nacido en 1988, conozca a la perfección la historia de Marceliana Jiménez Esteban. El motivo es muy sencillo.

Os estoy hablando aquí de mi bisabuela pues era la madre de mi abuelo paterno Antonio Leandro de la Calle Jiménez y por ello, abuela de mi padre Alonso de la Calle Hidalgo.

Con mi abuelo Antonio Leandro, en la bodega que perteneció a mi bisabuela Marceliana.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Yo creo que en los casi 33 años que tengo, no ha pasado ni un sólo día en el que no haya escuchado a mis abuelos, a mi padre, a mi tía Raquel y a muchas otras personas de la familia, hablar de ABUELA MARCELIANA.

Por ello, en este DÍA DE LOS ABUELOS 2021, quiero dedicar estas líneas a mi bisabuela porque desde hace unos años, llevó oyendo en mi familia la siguiente frase:
"SERÍAS EL ORGULLO DE ABUELA MARCELIANA".

La verdad es que mucho de lo dicho para mi abuela Marceliana, vale para mí. Bien sabéis los que me conocéis en persona y los que me vais conociendo un poquito por leer este blog, que me gustan mucho las "historias de antes" y tampoco es secreto que soy el sacristán del pueblo por lo que soy también de Rosario diario y rezado precisamente con el misal que tenía abuela Marceliana puesto que conservo todos los libros religiosos.

Misal que utilizaba abuela Marceliana.
(c) Silvestre de la Calle García.

Así es que, va por usted, QUERIDA ABUELA MARCELIANA.

Nota: El libro de "ANTONIO JIMÉNEZ GARCÍA. EL ABUELO VIEJO" citado anteriormente, fue escrito también por mí pues aunque no oí tales historias contadas por mi bisabuela, sí que las he oído contar a mi abuelo y a mi padre.


Fdo: Silvestre de la Calle García.







3 comentarios:

  1. entrañable articulo...muy bien Silvestre

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  2. Familia de larga tradición ganadera y longeva, Silvestre,tuviste mucha suerte en disfrutar muchos años de tus antepasados,que diga así,muchos más...

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