lunes, 30 de agosto de 2021

LA VACA BARROSA CACEREÑA

Hoy hablaremos de una curiosa "raza" bovina extinguida. Ponemos el concepto de raza entre comillas porque realmente de lo que hablaremos es de una población mestiza que nunca llegó a tener el calificativo oficial de raza.
Nos referimos a la raza BARROSA CACEREÑA, resultado del secular mestizaje entre la Avileña y la Blanca Cacereña.

Bella estampa de una vaca Blanca Cacereña.
(c) David Bernaldo

Antes de nada, es preciso hace una aclaración. No debemos confundir a la antigua vaca Barrosa Cacereña, con la auténtica y oficial raça Barrosã de Portugal y que es una de las razas bovinas más representativas del país vecino.
La raza Barrosã portugesa, de la que hablaremos otro día, es una raza caracterizada por su capa colorada, perfil cefálico cóncavo y unos cuernos extraordinariamente largos tanto en los toros como en las vacas aunque son los bueyes, por efecto de la castración a edades tempranas, los que presentan mayores cornamentas.
Se trata de una raza esencialmente de trabajo, pero que produce una de las carnes más exquisitas del mundo y también fue apreciada en otros tiempos como lechera.

Espectaculares bueyes de raza Barrosã portuguesa.
(c) Mario Nogueira.

Hace algo más de un siglo, ciertos autores hablaron ya de una curiosa vaca de capa clara que oscilaba entre el blanco y el jabonero con algunos individuos castaños, que habitaba en el sur de Ávila (Valle del Tiétar) y en la comarca cacereña de La Vera.
La describieron con una variedad de la raza Avileña, lo cual es insostenible pues de sobra sabemos que la raza Avileña presenta mayoritariamente capas negras o negras peceñas y ocasionalmente chorreadas (bardina) y berrendas (galana/jarda).

"Altanera", bellísima vaca Avileña "de las de antes".
(c) Miguel Alba.

Aquellas vacas de color claro eran, sin duda alguna, otro tipo de bovinos. Cuando se trataba de vacas absolutamente blancas con mucosas despigmentadas, se trataba de ejemplares de raza Blanca Cacereña, autóctona de Extremadura y que en el pasado estaba muchísimo más extendida que hoy, llegando hasta el sur de Ávila.
Los individuos de capa jabonera, barrosa (color pardo) y castaña, eran los llamados "Barrosos Cacereños", fruto del mestizaje en diferente grado entre las razas Avileña y Blanca.

Vaca de capa barrosa.
Cruce de Charolesa y Avileña.
Las auténticas barrosas cacereñas debieron ser parecidas aunque algo más finas.
(c) Silvestre de la Calle García.

La Blanca Cacereña es una de las razas bovinas ibéricas más antiguas pues ha cambiado muy poco en los últimos 2000 años.
Respecto a su origen hay muchísimas teorías aunque la más aceptada es que fue introducida por los romanos para utilizarla en sacrificios rituales al dios Júpiter.
Con la llegada del Cristianismo, la tenencia de estos bovinos perdió sentido y llegó a estar mal vista por muchos, al considerar que estaba relacionada con rituales paganos.
Pero la raza consiguió subsistir gracias a sus extraordinarias cualidades como animal de trabajo, poblando intensamente el centro de Extremadura, desde donde se exportaban yuntas de bueyes y vacas a regiones agrícolas vecinas o machos castrados para utilizarlos como cabestros en ganaderías de lidia.

La raza Blanca Cacereña, símbolo de las dehesas extremeñas.
(c) David Bernaldo.

En el noreste de Cáceres y el sur de Ávila choca con la raza Avileña dando como resultado la "raza" que nos ocupa: LA BARROSA CACEREÑA.
Recibía este nombre por presentar un color semejante al barro seco y por ser más abundante en la provincia de Cáceres.
El sacerdote verato D. Francisco Timón Timón, gran estudioso de la historia y cultura de la comarca de La Vera, habló en su libro ENCICLOPEDIA DE LA VERA Y SIERRA DE GREDOS. CÁCERES Y ÁVILA. de las vacas que poblaban La Vera en la primera mitad del siglo XX y dice lo siguiente:

- Vacas Jaboneras: de color blanco hueso y muy resistentes al frío y a la intemperie.

Sin duda, el Rvdo. P. Timón, se refería a la "raza" de la que hablamos.

Blanca Cacereña
(c) David Bernaldo.

Posiblemente, el mestizaje entre ambas razas, no fuese algo planeado sino que ocurriría de forma espontánea al convivir ambas razas juntas en algunas explotaciones o en las dehesas extremeñas cuando bajaban las vacas Avileñas a pasar el invierno como aún hacen hoy muchos ganaderos abulenses.
Los toros de una raza cubrirían ocasionalmente a las de la raza contraria y, muchas veces, los ganaderos no se darían cuenta hasta que tuviese lugar el alumbramiento.
No obstante, es posible que muchas veces, algunos ganaderos o labradores adquiriesen una yunta de raza Blanca en ferias ganaderas de renombre como la de Trujillo y al trasladarlas a La Vera o el Valle del Tiétar, las cubriesen de los toros disponibles que, con total seguridad, eran Avileños.

Toro y vaca de raza Avileña-Negra Ibérica.
(c) Miguel Alba.

Pero como en otras ocasiones, acudimos al magnífico libro de D. Antonio Sánchez Belda RAZAS BOVINAS ESPAÑOLAS (1984) que, con permiso y perdón de los lectores sacerdotes y obispos que leerán estas líneas, es una auténtica "Biblia del vaquero".
En este libro, en las páginas 331 y 332, el autor habla de la raza, diciendo que sólo quedan individuos sueltos. 
Unos años más tarde, D. Miguel Ángel García Dory en su GUÍA DE CAMPO DE LAS RAZAS AUTÓCTONAS DE ESPAÑA, habló también del ganado barroso en las páginas 37 y 42 aludiendo a lo que ya dijo Sánchez Belda.

Preciosos y bien cuidados ejemplares de raza Blanca Cacereña.
(c) David Bernaldo.

Pasemos ahora a hablar de las cualidades de la vaca Barrosa Cacereña. 
Las dos razas que sirven a partir de las cuales surge el ganado barroso, tienen características funcionales muy parecidas aunque también existen entre ellas diferencias notables.
Durante siglos fueron empleadas esencialmente para el trabajo. Eran vacas rústicas, sobrias y muy resistentes.
El resultado de cruzar ambas razas fue la obtención de un animal muy semejante pero con capa o coloración diferente. No se obtenía un bovino ni mejor ni peor que las razas originales por lo que el interés real en producir una raza nueva, realmente era escaso.

Vaca Avileña Bociblanca, la variedad original de esta  raza.
(c) Silvestre de la Calle García.

Actualmente, las diferencias entre ambas razas son más evidentes, no ya por la capa sino por la morfología general.
La Avileña es una raza que, sin llegar a presentar una morfología de raza cárnica "moderna", presenta un aspecto más armónico y una conformación más depurada, dando lugar a mejores canales.
La Blanca Cacereña, sin embargo, sigue siendo exactamente igual que hace 100 años. Una raza de morfología rústica o ambiental y con canales de peor conformación que las razas cárnicas. 
Sin embargo, en su "primitivismo" reside curiosamente su futuro al ser una raza extraordinariamente rústica, sobria y resistente que gracias a su gruesa piel, logra soportar el extremo clima, valga la expresión, de las dehesas y planicies extremeñas donde vive todo el año en completa libertad.

Joven toro de raza Blanca Cacereña.
La carne de estos animales es deliciosa.
(c) David Bernaldo.

Por tanto la Barrosa Cacereña tuvo interés como bovino de labor pero con la sustitución paulatina de las yuntas de bueyes por los equinos primero y los tractores después, su crianza no tenía sentido.
Además, los ganaderos que querían criar ganado autóctono preferían razas puras y no crear una raza nueva con dos razas antiguas que no iba a ser mejor que sus predecesoras.

El autor arando en Navacepeda de Tormes (Ávila).
Yunta de vacas de Jesús y Feli Marina Jiménez.
Las yuntas barrosas serían muy semejantes.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

¿Cuál es la situación de este bovino actualmente?
Que nosotros sepamos, no hay ahora mismo ningún bovino barroso cacereño porque normalmente las razas Avileña y Blanca Cacereña ya no conviven juntas y si lo hacen, es en cercados diferentes para que no se crucen puesto que la segunda está en gravísimo peligro de extinción.
No obstante, existe una explotación en la que ambas razas conviven y en la que dentro de poco asistiremos, como curiosidad extraordinaria, al nacimiento de terneros barrosos.

Avileñas y Blancas Cacereñas compartiendo un prado.
(c) David Bernaldo.

¿Tiene interés actualmente criar terneros barrosos? Realmente para la Blanca Cacereña podría ser peligroso porque sólo subsisten un millar de ejemplares (hace 35 años no llegaban a 200 reproductoras) por lo que es más interesante criar esta raza en pureza aunque, como experiencia, nada pasa por cubrir a media docena de vacas Blancas con un toro Avileño.

Semental Blanco Cacereño con una compañera de su raza.
(c) David Bernaldo.

Realizándolo a la inversa, es decir, utilizando como madres a vacas Avileñas ¡ancha es Castilla de Candeleda a Portilla! pues hay muchísimas Avileñas y no pasa nada por echar algunas a un toro Blanco o inseminarlas del mismo.
¿No se hacen mil y un cruzamientos estrambóticos con los perros? Pues puede perfectamente hacerse lo mismo con vacas para obtener una curiosa yunta de vacas o bueyes de "RAZA" BARROSA CACEREÑA.

Un buey de capa barrosa.
El resultado de las razas Avileña y Blanca, sería semejante.
Un excelente animal para el trabajo y.....con unos riquísimo chuletones.
(c) Miguel Alba.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico forestal.


Bibliografía y fuentes consultadas:
- García Dory, M.A. : Guía de Campo de las razas autóctonas españolas. (Madrid)1990.
- Sánchez Belda, A.: Razas Bovinas Españolas. (Madrid) 1984.
- Timón Timón, F. : Enciclopedia de La Vera y Sierra de Gredos. Ávila y Cáceres. 1994.

Agradecimientos:
- A don David Bernaldo de Quirós Pablo. Criador de las razas Blanca Cacereña y Avileña.
- A don Mario Nogueira. Criador de bueyes.
- A don Miguel Alba. Fotógrafo y ganadero.
- A don Alonso de la Calle Hidalgo. Fotógrafo.
- A don Jesús y doña Feli Marina Jiménez. Ganaderos y propietarios de yuntas de vacas.




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