domingo, 19 de septiembre de 2021

LA OVEJA EN LA SIERRA DE GREDOS

Solemos asociar a las ovejas con zonas bajas y llanas pensando que las abruptas montañas, son terreno más apropiado para las cabras. Lo cierto es que en España, existen muchas regiones montañosas donde las ovejas tienen y han tenido siempre una gran importancia. Una de estas áreas es la Sierra de Gredos.

Ovejas en la Sierra de Gredos.
Al fondo, el Pico Almanzor.
(c) Jesús Carreras.


Coronada por el Pico Almanzor de 2592 metros de altitud, la Sierra de Gredos se alza imponente en tierras de Ávila y Cáceres, separando dos mundos. Al norte, tierras de clima frío y seco y al sur una región más lluviosa y con clima más templado que permite el desarrollo de una gran variedad de cultivos y la crianza de numerosas especies ganaderas.

Rebaño de ovejas en la Sierra de Gredos.
(c) Jesús Carreras.

Tradicionalmente, la Sierra de Gredos ha sido una región ganadera de primer orden. En la vertiente norte, tenían y tienen gran relevancia las vacas, consideradas hoy como de raza Avileña pero en el recuerdo de los viejos vaqueros quedan las Zapardielas, Barqueñas, Bardinas, Galanas....
También las cabras fueron muy abundantes en algunos pueblos de esta vertiente como Navacepeda de Tormes, Bohoyo o Navalonguilla, si bien actualmente apenas quedan rebaños de cabras.

Vacas en Navarredonda de Gredos.
(c) Juan Manuel Yuste Apausa.

En el sur, la reina y señora de la Sierra era y sigue siendo la cabra. Las razas Verata y la casi extinta Guisandera, llevan siglos criándose en la región proporcionando dos productos de gran importancia económica y gastronómica: el cabrito y el queso.
En épocas pasadas, los rebaños o piaras de cabras de los pueblos del sur, ascendían en verano a la vertiente norte en busca de los fértiles pastos de agostadero. Por la calzada romana del Puerto del Pico y por otros puertos y portillas de la Sierra, cabras y cabreros se dirigían a sus cuarteles de verano para regresar cuando el otoño teñían de color ocre los robledales del valle medio del Tormes.

Las ovejas y las cabras comparten los pastos de la cara sur de Gredos.
(c) Jesús Carreras.

Pero ¿Dónde aparecen aquí las ovejas? Las ovejas ocupaban ambas vertientes de la Sierra. Es verdad que se les solían reservar las zonas más "bajas" y cómodas donde pastaban junto a las vacas, mientras que las cabras se movían en las zonas altas y difíciles.
Sin embargo, muchos rebaños llevaban y llevan en estas sierras, una vida más propia de cabras que de ovejas, recorriendo zonas sumamente abruptas.

Rebaño de ovejas en Majalvenero.
Sierra de Candeleda (Ávila).
(c) Jesús Carrera.

Tanto en el norte como en el sur podemos distinguir dos tipos fundamentales de rebaños:

1. Rebaños de pequeña dimensión.
Solían estar formados por unas 20 cabezas e incluso menos, siendo cuidados por sus propietarios de forma individual o formando rebaños colectivos que eran pastoreados por turno o por un pastor asalariado.
A menudo, en las piaras de cabras, había un pequeño rebaño o "hatajo" de ovejas.

Pequeño rebaño de ovejas en Jarandilla de la Vera (Cáceres)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

2. Rebaños de mayor tamaño.
Podían estar formados por centenares de cabezas y, en la mayoría de los casos, eran cuidados por pastores asalariados.
Era frecuente que estos rebaños practicasen la trashumancia o trasterminancia. Así, los rebaños de la vertiente norte, bajaban a las dehesas de Ávila, Toledo y Cáceres mientras que los de la vertiente sur simplemente bajaban a cotas más bajas durante el invierno.

Rebaño de ovejas en El Raso, Candeleda (Ávila)
(c) Jesús Carreras.


Las principales producciones eran la lana, la carne y el estiércol, siendo la producción de leche poco importante y destinada por lo general al consumo familiar en forma de queso.
Durante siglos, fueron comunes los telares domésticos y las fábricas de paño destacando lugares como Tornavacas (Cáceres) y El Barco de Ávila (Ávila) en el caso de la fabricación de paños y Pedro Bernardo (Ávila) como importante centro textil en la fabricación de mantas.

Ovejas pastando.
Al fondo, la villa de Pedro Bernardo, famosa por sus mantas de lana.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En los tiempos en los que se criaban ovejas merinas trashumantes, su lana era enviada a las célebres fábricas de paño fino de Béjar (Salamanca).
Actualmente, la producción de lana tiene poca importancia debido a su bajo precio al ser sustituida en la industria textil por fibras sintéticas o por lana importada de países como Australia o Argentina.


El esquileo.
Esta labor se realizaba antaño con tijeras, pero hoy se realiza a máquina.
(c) Jesús Carreras.

La producción cárnica era muy importante. El cordero lechal o bien pastenco (criado en pastoreo con la madre hasta los 5-6 meses) eran los tipos comerciales más frecuentes mientras que la carne de ovino adulto era menos estimada.
En este aspecto, hay una gran diferencia entre ambas vertientes. El cocido era el plato típico por excelencia en las dos regiones pero mientras que en el norte se preparaba con carne de oveja, en el sur se hacía con carne de cabra.
Hoy, la producción principal de las ovejas de la Sierra de Gredos, es la carne de cordero que es de gran calidad al alimentarse las ovejas de pastos naturales integrados por una gran variedad de plantas, lo que se traduce en una leche de gran calidad que hace exquisita la carne de los corderos.

Ovejas con sus corderillos.
(c) Jesús Carreras.

La producción de estiércol, tenía una importancia enorme y en algunos momentos llegó a ser más valorada que la carne o la lana, particularmente en la vertiente sur donde el peso de la agricultura llega a superar al de la ganadería.
Ovejas pastando en una finca de higueras.
(c) Jesús Carreras.

Cuando las tierras estaban sin cultivar, las ovejas pastaban durante el día en los alrededores de los pueblos y durante la noche eran encerradas en las tierras de cultivo en corrales de red o rediles que se iban moviendo cada noche con el fin de abonar toda la superficie de cultivo. De esta forma, se abonaban las tierras dedicadas al cultivo de cereales y patatas en la vertiente norte y de pimiento, tabaco, algodón... en la vertiente sur.

Ovejas en el redil.
Actualmente, los rediles ya se realizan con cancillas de madera o metálicas.
(c) Silvestre de la Calle García.

También en las zonas de árboles frutales como manzanos, higueras u olivos, las ovejas aprovechaban la hierba durante el invierno y, en el caso del olivo, se alimentaban también de los residuos de la poda.

Ovejas en un olivar.
(c) Jesús Carreras.

Al encontrarnos en una zona habitada desde antiguo por cabras de excelente aptitud lechera y en la que a partir de las primeras décadas del siglo XX la vaca lechera se extendió profusamente, la producción de leche de oveja ha sido siempre poco importante.
Siempre se ordeñaban algunas ovejas para el consumo familiar de leche y queso.
En tiempos modernos, han surgido algunas explotaciones lecheras de las razas Manchega y Assaf en zonas bajas de la vertiente sur puesto que estas ovejas no pueden explotarse en zonas altas.


Queso artesano de oveja.
(c) Javier Bernal.

Queda hablar de la raza o razas criadas en la zona: ¿Merinas? ¿Churras?....
La mayoría de la gente llega hasta ahí en el mundo ovino al no conocer más que estas dos grandes razas españolas que, ciertamente, son dos razas de gran fama e importancia.
En épocas antiguas, la oveja Merina fue abundante en Gredos. Los rebaños pasaban buena parte del año en las dehesas toledanas y cacereñas, para ascender en verano a los pastos de la sierra.
Incluso los pequeños rebaños que citábamos antes, estaban formados por merinas que en invierno eran mantenidas prácticamente en estabulación.

Ovejas merinas trashumantes.
(c) Miguel Alba.

Sin embargo, las Merinas no soportan bien los crudos inviernos de la zona por lo que cuando dejó de realizarse la trashumancia, tuvieron que ser sustituidas por otras ovejas mediante el cruzamiento.
En la vertiente sur, la Manchega llevaba siglos cruzándose de manera natural con la Merina dando paulatinamente lugar a la raza Talaverana extendida por Cáceres, Ávila y Toledo.

La oveja Talaverana ha influido mucho en la población ovina de Gredos.
Ejemplar mestizo con sangre Talaverana.
(c) Silvestre de la Calle García.

En el norte, además de las Manchegas, influyeron también las Castellanas. 
Con el paso de los tiempos, se fueron cruzando unas con otras y dieron lugar a una abigarrada masa mestiza con gran aptitud para la producción de carne y perfectamente adaptada a la vida en la sierra. Estos ovinos son conocidos como "raza" ENTREFINA o "SERRANA".

Ovejas entrefinas o serranas en Candeleda (Ávila)
(c) Silvestre de la Calle García.


Actualmente, el censo ovino en la sierra de Gredos ha descendido muchísimo. 
No obstante, aún quedan algunos rebaños de gran tamaño en términos municipales como Candeleda, pastando durante el verano bajo la imponente mole del Pico Almanzor, como es el caso del rebaño de Jesús Carrera.
La situación de estos rebaños profesionales, no pasa por uno de sus mejores momentos debido al bajo precio de la lana, cuya venta no cubre muchas veces los gastos del esquileo, y al precio de los corderos que es muy bajo en origen mientras que el consumidor final paga por el mismo producto un elevado precio.

Rebaño de ovejas en Candeleda (Ávila)
(c) Jesús Carreras.

Además, no es el oficio de pastor algo idílico como aparece en los cuentos. Es un oficio sumamente duro y que requiere muchísimos conocimientos sobre el ganado y sobre el entorno.
Los pastores son auténticos sabios, herederos de una serie de conocimientos ancestrales transmitidos de generación en generación y que muchas veces no aparecen en los libros porque son desconocidos por los grandes estudiosos de despacho.

Rebaño de ovejas en pastoreo.
(c) Jesús Carreras.

Todavía quedan algunos rebaños, generalmente de pequeña dimensión repartidos por toda la Sierra, siendo en muchos casos minúsculos grupos de 4 ó 5 ovejas mantenidas por ganaderos ya jubilados o por personas que no se dedican de forma profesional a la ganadería.
Es común mantener unas cuantas ovejas en pequeños prados, fincas y casas de campo para que mantengan el terreno limpio, pues las ovejas son excelentes para este cometido como auténticas desbrozadoras naturales.
Además, es una buena manera de conseguir corderos, lana, leche y estiércol para los huertos.

Pequeño rebaño de ovejas en un corral.
(c) Silvestre de la Calle García.

LA OVEJA EN GUIJO DE SANTA BÁRBARA (CÁCERES)
Incluimos hoy un par de subsecciones para terminar el artículo.
En primer lugar, hablaré brevemente de la historia del ganado ovino en mi pueblo, básicamente porque es hablar de la historia de mi familia.
Pertenezco a una familia ya casi olvida, la familia de los OVEJERO. No. ovejeros por tener ovejas, no. Ovejero es un antiguo apellido originaria de la villa abulense de Becedas.
María Ovejero Gómez, nacida en Aldeanueva de la Vera en 1764 y fallecida en Guijo en 1831, se asentó en Guijo en 1784 al casarse con Francisco Jiménez Martín. La familia se dedicó a los oficios de panaderos y ganaderos.
Un nieto de María y Francisco, llamado Antonio Jiménez García (1810-1898) fue el primer pastor o "borreguero" documentado de forma escrita en Guijo, siendo propietario en 1872 de 92 ovejas de vientre.

Josefa Santos García y Antonio Jiménez García. 1890.
Ganaderos.
Tatarabuelos de mi abuelo.

Posteriormente, otros ganaderos tuvieron ovejas, aunque durante algunos años estuvieron prohibidas en el pueblo porque esquilmaban o gastaban demasiado el pasto y sólo podían mantenerse en las propiedades privadas de cada ganadero y no pastar en la sierra del municipio.

Oveja con su cordero.
(c) Alonso de la Calle García.

Pero en los años 40 del siglo XX, ante la carestía producida por la Guerra Civil Española, el precio de la lana se disparó y muchas familias sustituyeron sus cabras por ovejas, permitiéndose el pastoreo en todo el término municipal.
Así, ganaderos como Vicenta García Díaz y sus nietos Juan y Nicolasa, Rafael García Moreno, Emilio Leal, Leandro de la Fuente... tuvieron ovejas durante algunos años.

Vicenta García Díaz, mi tatarabuela. 1945.
Ganadera.
En los años 60, el precio de la lana vuelve a bajar y las ovejas comenzaron a desaparecer del pueblo para quedar reducidas a algún pequeño "hatajo" en los rebaños de cabras o mantenidas en pequeños rebaños de reducido tamaño más como capricho que con finalidad productiva.

Tío Pivo, uno de los últimos cabreros guijeños. 2017.
Obsérvese la presencia de ovejas junto a las cabras.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.


JAVIER BERNAL. GANADERO A LA VERA DE LA SIERRA.

Si nos desplazamos tanto hacia el norte como hacia el sur de la imponente Sierra de Gredos, encontramos grandes llanuras muy aptas para el cultivo cerealista y para criar ganado ovino.
Así, al norte encontramos los campos castellanos donde la imagen del pastor al frente de su rebaño recorriendo pastos, barbechos y rastrojeras es todo un clásico en toda la amplísima cuenca del gran río Duero.

Ovejas en los campos de Castilla.
(c) Miguel Alba.

Hacia el sur, se extienden las dehesas extremeñas y toledanas y las inmensas llanuras manchegas, pobladas desde antiguo por grandes rebaños de ovejas al ser el animal que mejor se adapta a tales entornos.

Rebaño en un barbecho.
(c) Miguel Alba.

Sin perder de vista la Sierra de Gredos, nos encontramos con la villa toledana de Oropesa, residencia del gran colaborador de este blog Javier Bernal que, aunque cocinero de profesión, es un gran defensor de la ganadería y de la cultura tradicional.

Javier Bernal.
Gran colaborador de EL CUADERNO DE SILVESTRE.

El caso de Javier Bernal nos sirve como ejemplo para hablar de los que fueron las explotaciones ovinas en el pasado en gran parte de las regiones españolas, incluyendo la Sierra de Gredos. 
Las familias campesinas no solían ser propietarias de grandes rebaños de ovejas, sino que tenían un reducido número de cabezas para abastecerse de lana, carne, leche y estiércol.

Pequeño lote de ovejas.
(c) Javier Bernal.

Las ovejas convivían en los corrales de las casas junto con las caballerías o los bueyes de labor, alguna cabra, los cerdos para la matanza y las aves de corral, formándose a menudo rebaños colectivos como ya dijimos antes, en los que se agrupaban las ovejas de todo el pueblo para ser pastoreadas por turno entre los propietarios o bien contratando entre todos un pastor asalariado.

Las ovejas y el burro comparten el pesebre.
(c) Javier Bernal.

Actualmente, muchas personas como Javier, tienen pequeñas ganaderías por afición. Él tiene sus animales en la villa toledana de Lagartera, famosa en el mundo entero por sus celebérrimos bordados, pero casos como el suyo son muy comunes en ambas vertientes de la sierra de Gredos como hablábamos en la primera parte de este artículo, siendo mantenidas por personas jubiladas o por jóvenes que luchan por quedarse en el pueblo y conservar las tradiciones familiares como hace Javier.

El famoso vídeo SONIDOS DEL PUEBLO, ya publicado en otras ocasiones.
No nos cansamos de publicar este vídeo porque es una auténtica maravilla.
(c) Javier Bernal.

AGRADECIMIENTOS:
- A Jesús Carreras, ganadero de El Raso (Ávila), cuyas ovejas pastan durante el verano en las laderas del Almanzor.
- A Javier Bernal, ganadero de Oropesa (Toledo) por colaborar siempre con este blog.
- A Miguel Alba, Juan Manuel Yuste y Alonso de la Calle, por prestar siempre sus fotografías de manera desinteresada.



Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.




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