miércoles, 17 de noviembre de 2021

EL MASTÍN ESPAÑOL

España cuenta con un rico mosaico de razas caninas pero sin lugar a dudas la más conocida y famosa de ellas es el MASTÍN ESPAÑOL, hasta tal punto que es el emblema de la Real Sociedad Canina de España.

MASTÍN ESPAÑOL
Criador: Ganadería Caprina San Adrián T.C.
Fotografía: Alberto Sánchez Sacristán.


Esta raza está clasificada por la Federación Cinológica Internacional (F.C.I.) y por la Real Sociedad Canina de España (R.S.C.E.) dentro del Grupo 2: Perros tipo pinscher y schnauzer - molosoides - Perros tipo montaña y boyeros suizos, en la sección 2.2. la referida exclusivamente a los perros molosos tipo montaña.

El mastín es un perro perfectamente adaptado a la vida en la montaña.
Criador: Ganadería Caprina San Adrián T.C.
Fotografía: Alberto Sánchez Sacristán.

Respecto a su denominación, el nombre oficial es MASTÍN ESPAÑOL existiendo denominaciones populares de tipo patronímico como mastín leonés, extremeño, manchego, soriano, navarro o andaluz.
Por otro lado, encontramos denominaciones que aluden a su apariencia y funcionalidad como mastín ligero, mastín de trabajo o de campo, mastín ganadero, perro de lobo, perro merinero....

Mastines descansando.
(c) Jesús Carreras Delgado.

Se trata de un perro de gran talla, hipermétrico y de proporciones medianas. Es potente, musculoso, con un esqueleto compacto y una gran armonía en movimiento.
No existen límites máximos de talla siempre que el animal sea proporcionado. Las hembras deberán tener una alzada mínima de 72 cm y los machos de 77 cm, siendo deseable que superen los 75 y los 80 cm respectivamente. 
No existen límites en cuanto al peso. Tradicionalmente, los mastines ganaderos no eran perros muy pesados pues tenían que ser capaces de moverse con rapidez cuando aparecía algún depredador, pesando por regla general de 40 a 50 kilogramos.


Mastín con las ovejas.
Véase su gran tamaño comparado con el carnero.
(c) Jesús Carreras Delgado.

La capa es muy variable: amarilla, leonada, roja, negra, lobata y cervata, apareciendo también capas conjugadas como las atigradas, pías...
La coloración o capa de los mastines varía y variaba en función del gusto de los criadores y pastores, de las costumbres de la zona, del tipo de ganado que cuidaban...

Mastín de bonita capa pía.
(c) Ganadería Caprina San Adrián.

El aspecto del mastín es imponente y a primera vista intimida. De hecho, ese es principalmente el objetivo: intimidar a posibles predadores primero con su aspecto y después con su ladrido grave y potente.
Son perros dóciles y tranquilos con el ganado y con su dueño, aunque se muestran en ocasiones recelosos con los extraños.

El mastín es a veces incluso mimoso con el pastor.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En cuanto al origen, estamos ante una de las razas caninas ibéricas más antiguas y con una riquísima historia.
Existen muchas discusiones sobre el origen de la raza y su aparición en la Península Ibérica.
Por un lado, algunos autores opinan que los perros molosos (entre ellos nuestro mastín), procederían de la región de Molosia, territorio situado al noreste de Grecia en el Epiro. 
Se trata de una región montañosa dominada por la cordillera del Pindo y los montes Acroceraunios. Sus habitantes, los Molosos, se dedicaban al pastoreo de ovejas y cabras ya en épocas remotas.

Molosia estaba poblada por osos, leones, lobos...
Criador: Ganadería Caprina San Adrián T.C.
Fotografía: Alberto Sánchez Sacristán.

Plinio el Viejo en su Historia Natural ya mencionó que Alejandro Magno tuvo un perro llamado Péritas y que se lo había regalado su tío Alejandro I de Epiro, apodado El Moloso.
No podemos saber realmente cómo era este perro pero Plinio sigue contando que era capaz de luchar con leones y elefantes, lo que indica que era un animal grande y fiero.
No debe sorprendernos esto, porque en esas fechas, la actual Grecia estaba habitaba por leones.

Nuestros mastines son capaces de enfrentarse a lobos y osos.
No se enfrentan a leones porque no los hay, pero si los hubiese....
(c) Silvestre de la Calle García.

No se sabe cómo llegaron estos perros a Molosia, aunque la teoría más extendida y aceptada es que procedían de oriente, lo cual no es descabellado teniendo en cuenta la abundancia de depredadores que había en Asia Menor: leones, leopardos, osos, lobos, chacales....
Para luchar contra semejantes animales y mantener el ganado seguro, se precisaban perros de gran talla.
Según algunos autores y teniendo en cuenta la iconografía babilónica, los perros de tipo Moloso, descenderían del "Perro de la India" (actual Mastín Tibetano) que ya habría sido empleado por los asirios hacia el II Milenio a.C.

El Mastín español se asemeja bastante a los grandes mastines asiáticos.
Criador: Ganadería Caprina San Adrián T.C.
Fotografía: Alberto Sánchez Sacristán.

No está claro cuándo ni cómo llegaron los perros de este tipo a la Península Ibérica. Está bastante extendida la hipótesis de su introducción por parte de los fenicios, griegos o cartagineses.
Otros autores piensan que los molosos llegaron acompañando a los pueblos prerromanos en el periodo comprendido entre el Hierro I y II, extendiéndose paulatinamente por toda la Meseta. 
Se han encontrado restos de perros de gran tamaño en diversos yacimientos arqueológicos como El Soto de Medinilla (Valladolid), Castilmontán (Somaén, Soria) o La Hoya (Álava).


Perros de gran tamaño, ya eran frecuentes hace más de 2000 años en la Península.
(c) Miguel Alba.

Sea como fuere, en época romana ya existía un perro prácticamente idéntico al mastín actual según las descripciones de autores como Columela o Varrón. Ya estos autores mencionan la necesidad de emplear mastines para el cuidado del ganado lanar.

Mastín cuidando a las ovejas.
Imagen que podría tener miles de años. 
(c) Deme González Calvo.

Durante los siglos siguientes, el mastín seguirá cumpliendo su función pero la edad dorada para esta raza llegará con la creación del Honrado Concejo de la Mesta por parte del rey Alfonso X "El Sabio" en 1273 en el Reino de Castilla y la creación unos años antes, en 1218, de la Casa de Ganaderos de Zaragoza por Jaime I "El Conquistador" en el Reino de Aragón.
Parece ser que La Mesta habría sido creada siguiendo el Fuero Juzgo Visigodo redactado por el rey Recesvinto hacia el año 654. 

La imagen del mastín y las ovejas forma un binomio inseparable.
(c) Miguel Alba

La explotación de ganado ovino trashumante era una actividad ya de sobra conocida en la península Ibérica desde épocas remotas, posiblemente desde la propia introducción de la oveja doméstica hace alrededor de 7.000 años.
Sin embargo, los constantes avatares políticos hicieron que esta actividad cambiase a lo largo del tiempo.
Con la Reconquista por parte de los Reinos Cristianos, vuelve a generalizarse y organizarse cuidadosamente esta actividad, recorriendo el ganado las diferentes vías pecuarias para trasladarse desde los pastos estivales de las zonas montañosas a los pastos invernales de zonas bajas.

En el norte de España, los mastines eran abundantísimos ya antes de la Reconquista.
(c) Miguel Alba.

Terminada la Reconquista, la ganadería ovina trashumante, con la raza Merina como representante fundamental, se convirtió en la principal fuente de ingresos del reino. Se estima que durante el siglo XVI, alrededor de 3 millones de ovejas trashumaban. Para su cuidado, como luego veremos, se estimaba que era necesario mantener 1 mastín por cada 150-200 ovejas lo que supone un total de 15.000 y 20.000 mastines, eso sin contar los que eran mantenidos por los ganaderos de ovino estante o los de cabreros, vaqueros y otros ganaderos.

Mastín con el rebaño.
(c)Deme González Calvo

Puede sorprender que fuesen necesarios tantos mastines para cuidar a las ovejas, pero debemos tener en cuenta que los lobos y los osos eran abundantísimos.
Hasta mediados del siglo XIV, los osos eran abundantes incluso en el sur de la península Ibérica como podemos leer en el celebérrimo Libro de Montería escrito por el rey Alfonso XI "El Justiciero".
A  finales del siglo XVI y principios del XVII, aún había osos en el Sistema Central pues hasta el siglo XIX no quedarían relegados exclusivamente a las montañas norteñas.
Los lobos fueron muy abundantes hasta el siglo XX.

Mano de oso clavada en la puerta de la iglesia de Navacepeda de Tormes (Ávila)
Según los estudios, pertenece a un oso cazado hacia el año 1600.
(c) Silvestre de la Calle García.

Aunque los osos fueron poco a poco desapareciendo en el sur peninsular, las ovejas entraban en contacto con ellos durante el verano en los pastos de los puertos cantábricos, por lo que los mastines siguieron siendo necesarios para proteger a las ovejas tanto de los osos como de los abundantes lobos.

Cabrero junto a la choza acompañado por el mastín.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

A mediados del siglo XVIII comienzan a producirse una serie de cambios en el medio rural español que pondrán en peligro al mastín.
Primero se roturaron extensas superficies de pastizales para obtener tierra de cultivo y después se empezaron a exportar ovejas merinas vivas al extranjero lo que ocasionó la pérdida del monopolio lanero español.
Además, la Guerra de la Independencia en el siglo XIX ocasionó terribles pérdidas a la cabaña trashumante que recibiría el golpe final con la abolición de los privilegios de La Mesta en 1836.

La desaparición de la Mesta fue un duro golpe para el mastín.
Mastín cuidando cabras.
(c) Silvestre de la Calle García.

No es habitual encontrar en la literatura zootécnica o ganadera menciones a los perros, pero el mastín es un caso especial. Al estar vinculado en gran medida a las ovejas merinas que en muchos casos eran propiedad de ricos Monasterios, de nobles e incluso de la propia Casa Real, se ha escrito muchísimo sobre este perro. Si tuviésemos que poner aquí todo lo que se ha escrito de él en los últimos siglos de vigencia de la todopoderosa Mesta (siglos XVI-XIX), nos alargaríamos en exceso.

De pocos perros se habrá escrito tanto como del Mastín Español.
(c) Miguel Alba.

Pese a que La Mesta desapareció, la trashumancia de largo recorrido siguió realizándose primero a pie y luego en tren y posteriormente en camión.
Los lobos seguían siendo abundantes y los mastines cumplían una labor fundamental.
La caza sistemática y el envenenamiento, terminaron con el lobo en muchas zonas del sur. A mediados del siglo XX ya escaseaba mucho salvo en el noroeste de la Península y los mastines fueron poco a poco desapareciendo de aquellas zonas donde no había lobos.

Demetrio González Moreno (centro), cabrero del Conde de Montarco, con mastines en 1949.
Fuenteguinaldo (Salamanca)
(c) Deme González Calvo.

En las zonas en las que aún habitan osos y lobos hoy en día, los mastines siguen siendo fundamentales para la custodia del ganado. Así, en zonas como León o Zamora, estos grandes perros son muy abundantes.
En estas provincias sigue habiendo un gran número de rebaños de ovejas que realizan recorridos trashumantes de corto recorrido y los mastines acompañan al ganado junto con el Perro Leonés de pastor, una raza de tipo carea.

Mastín cuidando una piara de cabras.
(c) Silvestre de la Calle García.

En otras zonas donde el lobo desapareció hace años, los mastines han desaparecido, algunos ganaderos mantienen a estos perros para defender al ganado de otros predadores como los zorros, las ginetas, los meloncillos, las garduñas....

Mastines en una zona en la que no hay lobos de momento.
Estos perros son utilizados para ahuyentar a los zorros y proteger a las gallinas que se ven al fondo de la foto.
(c) Óscar Martín.

En regiones del sur peninsular, los mastines eran también utilizados para la caza mayor. Aunque no son rápidos en la carrera, su enorme fuerza les permite enfrentarse a lobos y jabalíes. 
En Extremadura, tierra cazadora por excelencia, encontramos una raza canina muy particular y de reciente reconocimiento oficial. Nos referimos al Perro Valdueza, perro de montería creado por los Marqueses de Valdueza mediante el cruzamiento del mastín ligero extremeño y el podenco campanero con aportaciones posteriores del grifón vendeano.

Mastín con una liebre europea.
Criador: Ganadería Caprina San Adrián T.C.
Fotografía: Alberto Sánchez Sacristán.

EL TRABAJO DEL MASTÍN

Los mastines llevan trabajando de la misma forma desde hace siglos. Podíamos definirlos como perros "nocturnos".
Durante el día, lo más habitual es ver a los mastines tumbados junto al ganado. Mientras las ovejas o las cabras pastan tranquilamente, el mastín "duerme".

Las cabras y ovejas pastan y rebuscan las bellotas mientras el mastín duerme tranquilo.
(c) Silvestre de la Calle García.

Pero el mastín duerme "a estilo liebre". Aunque parezca totalmente dormido, está atento a todo lo que ocurre a su alrededor y el más mínimo sonido raro de los cencerros de las cabras, hace que levante inmediatamente la cabeza para detectar cualquier amenaza.

El mastín permanece tumbado en la pradera mientras las cabras sestean.
(c) Óscar Martín.

Durante el pastoreo y los recorridos trashumantes, los mastines trabajan de una manera perfectamente ordenada y coordinada. 
Mientras que unos se colocan en el frente del rebaño para ahuyentar a cualquier depredador y sujetar a las reses más rápidas, otros protegen al ganado que va al final del rebaño y que suelen ser los animales más débiles.
Otros se colocan en los flancos y otros van entre las ovejas.
Se estima que para cuidar adecuadamente, debe haber un mastín por cada 150 ó 200 ovejas.

Mastines esperando a que las ovejas salgan de la majada.
(c) Jesús Carreras Delgado.

Por la noche, sabedores de que el pastor no está vigilando al ganado, los mastines permanecen en vela atentos a cualquier cosa extraña. Su ladrido grave y potente resuena en la oscura noche poniendo en fuga a los posibles enemigos y alertando al pastor.
No dudará el mastín en enfrentarse a quien se acerque al ganado durante la noche, sea animal o persona.

El mastín vigila durante la noche.
(c) Óscar Martín.

El mastín siente un apego natural por el ganado pero para favorecer aún más esta tendencia, los ganaderos utilizan métodos muy curiosos. Durante sus primeros días de vida, los cachorros permanecen junto a su madre para mamar.

Mastina con sus cachorros.
(c) Ganadería Caprina San Adrián T.C.

Cuando los cachorros han crecido un poco, los ganaderos los dejan dormir entre los corderos o los cabritos pero a veces llegan un paso más allá y es frecuente que alguna cabra sea utilizada como nodriza para amamantar a un cachorro que creará tal vínculo con su nueva "madre" que se creerá un miembro más del rebaño.

Cachorro de mastín junto a un cordero Castellano Negro.
(c) Deme González Calvo.

Al dormir con los corderos, ocurre exactamente lo mismo. El cachorro piensa que es uno más de ellos pero su instinto de protección permanece y al llegar al estado adulto protegerá a sus "hermanos" con su vida si es necesario.

Los mastines van entre el rebaño como una oveja más.
(c) Miguel Alba.

Para favorecer aún más la integración del mastín con el ganado que cuidaba, tradicionalmente se seleccionaban animales de colores parecidos al ganado que cuidaban.
Esto tenía una doble función. Por un lado, los animales veían que el perro era similar a ellos y eso les tranquilizaba hasta el punto de que ver un perro de color extraño, les hacía huir pensando que era un lobo.
Por otro lado, el propio perro iba camuflado entre el rebaño y no era detectado por el lobo que se acercaba confiadamente al rebaño "indefenso", momento que aprovechaban los mastines para atacar.

Mastín de color claro entre las ovejas.
Con la luz del atardecer, se camufla a la perfección con las ovejas.
(c) Miguel Alba.

De esta forma, se elegían mastines blancos o amarillos para cuidar ovejas, mastines lobatos, cervatos...para ir con las cabras y negros, colorados e incluso píos para estar con las vacas.
Ya sabemos que no hay reglas fijas y todo va en gustos. De hecho, si las ovejas son negras, un perro blanco resalta mucho.
También dependía el color del sistema de manejo. Si el ganado pastaba en montes abiertos se preferían los perros claros para distinguirlos del lobo en la distancia y cuando participaban en batidas y cacerías, mientras que si el perro cuidaba de rebaños pequeños en praderas o terrenos arbolados, se preferían perros oscuros que se camuflaban mejor.

Mastín de capa oscura.
(c) Miguel Alba.

La resistencia del mastín es proverbial. Soporta el frío, el calor, la lluvia, el sol sin inmutarse y sin apartarse nunca del ganado.
De hecho, tradicionalmente la vida de los mastines era muy corta por ese motivo ya que sufrían catarros y pulmonías que podían ocasionarles la muerte o el debilitamiento. Era raro que superasen los 8 ó 10 años.

Cabrero con mastín en un día de frío y lluvia.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

La alimentación de los mastines consistía tradicionalmente en la "perruna", pan elaborado expresamente para ellos con harina de cebada o centeno. También se les daba "torta" de chicharrones, desperdicio prensado de las seberías.
Si el pastor elaboraba queso, también recibían una ración de suero y en las zonas productoras de higos secos, se les daban también los higos de peor calidad, aunque ciertas variedades se cultivaban casi exclusivamente para la alimentación de los animales.
Hoy se les alimenta mucho mejor con piensos especiales para perros.

Tía Benigna elabora el queso escurriendo bien el suero para dárselo luego a su mastín.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.


Suele asociarse al mastín con el cuidado de ganado ovino y caprino pues durante siglos la principal ocupación de esta raza ha sido la guarda y custodia de los rebaños trashumantes y estantes de ganado menor.

Mastín con rebaño de cabras.
(c) Alexis Hernández Llorente.

Pero el mastín español puede cuidar todo tipo de ganado especialmente, como ya se ha dicho, en las zonas loberas.
Podemos ver a estos perros junto a vacas o yeguas en el norte peninsular o en las zonas del Sistema Central donde el lobo va siendo cada vez más abundante.

Mastín junto a un cebón de raza Avileña de la variedad Bardina.
(c) Juan Manuel Yuste Apausa.

Igual que hemos dicho antes que se hace con los corderos o los cabritos, los cachorros de los mastines "vaqueros" duermen en los pesebres junto a vacas y terneros aunque no entre ellos para evitar posibles patadas o golpes.

Cachorro en el pesebre junto a los terneros y las vacas.
(c) Miguel Alba.

En el sur, donde ya no hay lobos, el mastín puede cumplir sus funciones de guarda y defensa cuidando los animales más diversos y hasta insospechados, desde cerdos a ocas.

En las fincas de cerdos, haya o no lobos, los mastines protegen a los cerdos de otro "enemigo" muy diferente, el jabalí, que puede entrar y aparearse con las cerdas "contaminando" genéticamente a los animales y reduciendo la producción.

Mastín cuidando una bandada de ocas.
(c) Silvestre de la Calle García.

MASTINES Y LOBOS.

Podríamos decir que mastines y lobos no pueden estar juntos pero tampoco separados.
El mastín español ha evolucionado junto al lobo (y el oso) para defender al ganado del ataque de éste. Cuando desaparece el lobo, la presencia del mastín no es necesaria.
Los ganaderos necesitan muchas veces perros mucho más pequeños y rápidos del mastín para manejar al ganado como los llamados perros de pastor. Estos animalillos, son capaces de espantar a los zorros y otros animales pequeños con sus agudos ladridos.

Cualquier perrillo pequeño espanta a un zorro.
Ahuyentar al lobo ya es otra cosa.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Sin embargo, cuando hay lobos, el ganadero necesita tener mastines en una proporción adecuada para que los animales estén protegidos. 
Tradicionalmente, si se trataba de rebaños o hatos pequeños de ganado, se preferían las hembras a los machos pues aquellas jamás abandonan al ganado mientras que éstos tienden a moverse mucho en época de celo buscando a las hembras, lo que en ocasiones les causa problemas con los perros de otras majadas.

Las mastinas son fieles al rebaño y a la majada.
(c) Alberto Sánchez Sacristán.

Si el rebaño era grande y había varios ejemplares, lo normal era tener una hembra, un macho entero y varios machos castrados para así evitar por un lado las peleas entre los machos cuando la hembra estaba en celo y por otro el abandono del rebaño cuando el perro entero se iba en busca de perras.
Algunos mastines, llegaban a olfatear y seguir a las lobas en celo.
En uno u otro caso, los perros podían sufrir el ataque de los perros de la majada en la que vivía la perra o de los lobos machos.

En época de celo, el mastín olfatea el aire para localizar a las hembras e incluso a las lobas.
Criador: Ganadería Caprina San Adrián T.C.
Fotografía: Alberto Sánchez Sacristán.


¿Garantiza entonces la presencia de mastines la seguridad absoluta del rebaño?
No. En ganadería una cosa es la teoría y otra es la práctica. Los lobos son uno de los animales más inteligentes y "se las saben todas". Mientras unos tratan de distraer a los mastines fingiendo que se alejan del rebaño para que los mastines corran tras ellos, otros atacan desde el lado contrario. Por ello, es necesario tener varios mastines.

Un rebaño debe tener varios mastines para estar bien protegido.
(c) Miguel Alba.

Sin embargo, los mastines son perros grandes y costosos de mantener por lo que muchas veces los ganaderos son incapaces de mantener el número necesario. Mantener un mastín supone prácticamente el coste de mantener una cabeza más de ganado pero que no produce beneficio económico alguno.
Por ello, los ganaderos deberían percibir una ayuda o subvención por cada mastín que mantengan, siempre y cuando se trate de individuos puros de forma que se conserve la raza.

Como raza autóctona y parte del patrimonio ganadero español, los mastines deberían ser subvencionados por la Administración.
(c) Miguel Alba.

Si aún así los ganaderos sufren ataques, la Administración debe indemnizarles adecuadamente y a la mayor brevedad para que puedan sustituir la cabeza o cabezas perdidas lo antes posible.
Causa gran impotencia perder un animal joven que podría haber producido mucho a lo largo de su vida y si se pierde un animal adulto pero en plena producción, la pérdida es económica pero también sentimental para el ganadero.

Ternero parcialmente devorado por los lobos
(c) Juan Manuel Yuste Apausa.

Pero ¿Cuál es la situación del lobo hoy en día?
El lobo es una especie en clarísima expansión en España. Hasta hace años, era abundante en el noroeste: Galicia, Asturias, Cantabria, León, Zamora...
Al norte del río Duero se consideraba que por su abundancia era una especie cinegética que debía ser cazada para evitar su excesiva proliferación y evitar los ataques al ganado, pues si bien en estas zonas hubo siempre mastines, los ataques jamás cesaron.

Lobo fotografiado en León
(c) Javier Bernal.

Al sur del Duero, el lobo era muy escaso. Prácticamente desapareció entre los años 50 y 90 debido primero a la caza y después a la hibridación con perros domésticos o asilvestrados. Sólo quedaron algunos pequeños reductos en zonas del norte de Andalucía y en Extremadura.

Sierra de Jaranda, Guijo de Santa Bárbara (Cáceres)
El lobo se extinguió de estas sierras a comienzos de la década de 1960.
Actualmente, "no hay" lobos aquí....
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En 2021, las cosas son muy diferentes. El lobo es abundantísimo al norte del Duero y cada vez más abundante entre el gran río castellano y el Sistema Central.
El lobo ya no es especie cinegética al norte del Duero y por supuesto tampoco al sur de dicho río por lo que su expansión hacia el sur y el este peninsular es imparable. 

Navalosa (Ávila), tierra de lobos.
(c) Silvestre de la Calle García.

Esto plantea serios problemas que, muchas veces quieren resolverse desde los despachos sin ver la realidad en el campo.
Quienes no conocen realmente la ganadería, son quienes parecen tener la solución al problema:
Custodia permanente del ganado por parte del ganadero, estabulación nocturna de los animales, tenencia de mastines.....

¡Qué bonitas las ovejitas por la Puerta de Alcalá!
Y luego se quejan los pastores con lo bien que viven.
Fdo: Alguien de ciudad.
(c) Silvestre de la Calle García.

¿Son posibles estas soluciones?
1. El ganadero no puede estar las 24 horas del día al lado de los animales porque eso hoy en día no es vida y más teniendo en cuenta los precios que percibe el ganadero por sus productos.

La mampara.
En estas casetas portátiles de 1 x 2 metros, dormían los pastores en los años 50 y 60 para cuidar a las ovejas durante la noche.
¿Queremos que vivan así nuestros pastores hoy?
(c) Silvestre de la Calle García.

2. El ganado extensivo puede en ocasiones estabularse durante la noche en naves, cuadras, corrales... pero ciertos tipos de ganado permanecen durante largas temporadas e incluso todo el año lejos de los pueblos y en zonas de pasto que no pertenecen al ganadero cuya economía tampoco le permitiría construir edificaciones para alojar al ganado durante la noche.
Y, aunque las tenga, es impensable recorrer 10 ó 12 kilómetros de ida y vuelta diariamente con el ganado y pretender obtener producción de él.

Vacas Casinas en un puerto de montaña.
Digamos a su propietario:
- Carlos, baja las vacas todas las noches al pueblo y amárralas y por la mañana las sueltas y las vuelves a subir, te estás con ellas y te las vuelves a bajar.
200 vacas y 200 jatos para arriba y para abajo todos los días.
¿Qué os parece?
(c) Carlos Fidel Vejo.

3. Ya hemos explicado que para cuidar el ganado, se necesita en ocasiones un buen número de mastines y que, si no están subvencionados, algunos ganaderos no pueden mantenerlos. No vamos a repetir lo detallado más arriba.

Mastina española.
Se les puede alimentar con pienso especial o a la antigua usanza: 1 kilo de pan migado con suero por la mañana y por la tarde y un puñado de higos secos.
Imaginemos que un pan (pan de leña porque si le echas pan "moderno" el perro te dice "pa ti") cuesta 1 €  y que damos 1 pan diario al perro. 365 € + vacunas y gastos varios....
Para cuidar un rebaño de 1.200 ovejas, serían necesarios 6 perros.
365 € x 6 perros = 2.190 euros.
Beneficio económico producido por los perros: - 2.190 euros.
(c) Juan Antonio Rodríguez Vidal.

¿Cuál es entonces la verdadera solución?
Pues para empezar pagar indemnizaciones al ganadero que sufra ataques como ya dijimos y además subvencionar el mantenimiento de mastines.
También se debería crear un sello que garantice que ese ganado convive con el lobo, de forma que el consumidor sepa que consumiendo ese producto contribuye a la conservación del lobo.
Por último y aunque sea una medida que no guste a la sociedad, el lobo debe cazarse cuando sea necesario y siempre de manera absolutamente legal y organizada y persiguiendo la caza furtiva.

Ternero Casín.
Cuando llegue a la carnicería que le pongan un sello:
CARNE DE TIERRA DE LOBOS.
Pero ¡Ojo! que paguen al ganadero con arreglo a eso y que no sólo se vea reflejado un aumento de precios en la carnicería.
(c) Carlos Fidel Vejo.

No hemos hablado mucho del oso, pero en zonas de Asturias, León, Palencia y Cantabria, se siguen cruzando de vez en cuando con los mastines aunque al ser mucho menos numerosos que los lobos, causan menos daños al ganado.
A diferencia del lobo que ataca en manada, el oso es solitario pero su tremenda fuerza le permite destrozar a un animal de un manotazo.
Ocurre también como ya reflejaron en 1560 al redactar las Ordenanzas de la Villa de Tornavacas (Cáceres), que los osos "derriscan" a las vacas, es decir que corren tras ellas en los pastizales de montaña y presas del pánico las vacas corren y se despeñan, aprovechando luego el oso el cadáver.

Oso pardo en el zoológico de Madrid.
(c) Silvestre de la Calle García.

También en los Pirineos, donde hace un par de décadas el oso estaba prácticamente extinguido, cada vez es más abundante y ocasionalmente se producen ataques por lo que es necesario el empleo de mastines.
Tradicionalmente, el mastín español no estaba presente en los Pirineos, siendo sustituido por una raza muy afín, el Mastín del Pirineo. También en la vertiente francesa de esta cordillera encontramos al Perro de Montaña de los Pirineos, semejante a los mastines.

Mastín español en Huesca.
Criador: Ganadería Caprina San Adrián T.C.
Fotografía: Alberto Sánchez Sacristán.

HISTORIAS DE MASTINES Y LOBOS.

Si queremos conocer la verdadera realidad de los mastines y los lobos, no hay mejor manera de hacerlo que hablando con los ganaderos tanto con los que aún permanecen en activo como con esos viejos ganaderos que años atrás tuvieron que pelear duramente con el ganado para poder sobrevivir.
Esos ganaderos que en un tiempo en el que no había ayudas de ninguna clase, sacaron adelante a sus familias en tierras de lobos.

Aquellos tiempos en los que no había subvenciones, seguros...ni piensos.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Julio Chamorro González. (1904 - 2009) Hoyos del Espino (Ávila).
Aunque todo el mundo me conoce por haber sido guía de caza desde 1941 hasta mi jubilación, también fui ganadero y alcalde.
Por eso precisamente, me tocó pelear mucho con el lobo. Había que proteger las cabras monteses del Coto de Gredos y también el ganado de los vecinos. 
Los ganaderos siempre tenían buenos mastines porque había muchísimos lobos.
Organizábamos grandes cacerías juntándonos los vecinos de varios pueblos. Se iban espantando los lobos en dirección a donde estaban los cazadores y se conseguían matar algunos aunque otros se escapaban porque el lobo es muy listo.
Se dejaron de ver por los años 60.
Al desaparecer los lobos, cada vez fue habiendo menos mastines. Nunca han desaparecido pero ya no hay tantos como antes ni mucho menos.

El autor con tío Julio Chamorro.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Crisantos Sánchez Vicente (1908-2010) Guijo de Santa Bárbara (Cáceres).
Yo era cabrero. Con las cabras siempre se tenían perros. Había perros chicos para carearlas y perros grandes para los lobos.
Había muchos lobos entonces y si no estabas pendiente te quitaban alguna cabra y ni te dabas cuenta.
A las personas no las atacaban aunque yo no sé cómo no nos comieron a los muchachos porque con 7 años ya nos mandaban a la sierra con las cabras.
Ya después, cuando estábamos con las cabras de verano en las chozas de Pimesaíllo, se los veía mucho. Cuando ladraban los perros por la noche es porque estaban cerca los lobos o las zorras.

Tío Crisantos.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Nicolasa Sánchez García (1922-2012). Guijo de Santa Bárbara (Cáceres).
Mi abuela Vicenta García Díaz (1874-1955) tuvo cabras y borregas (ovejas). Siempre tenía buenos perros. No se podía tener ganado sin perros porque había muchísimos lobos. Los veíamos por los caminos cuando éramos chicos e íbamos a por la leche a los corrales. Me acuerdo que en 1936 estábamos con las cabras en La Solisa (Jerte, Cáceres) y como había tantos lobos, teníamos que hacer lumbre en el majal por la noche para que no se acercaran y los veíamos correr por los canchales mientras los perros no dejaban de ladrar y nosotros dábamos voces.

Cabras en la sierra de Guijo de Santa Bárbara (Cáceres)
(c) Silvestre de la Calle García.

Mi abuela prefería las perras. Tuvimos una perra mastina que se llamaba Canela y fue buenísima. No hacía falta mandarla nada porque sabía perfectamente lo que tenía que hacer.
Se la trataba como a un trabajador más de la casa. Hacíamos pan en el horno de casa todas las semanas, pero una semana se cocía pan para la perra y a la siguiente para nosotros por lo que el pan para nosotros y para la perra tenía que durar 15 días. Se mojaba el pan con el suero del queso y la perra comía su ración por la mañana y por la noche y también un puñado de higos secos.

Tía Vicenta.
(c) Colección Familia de la Calle García.

Luego ya mi tío y yo tuvimos las ovejas "a medias" algún tiempo hasta que las partimos entre los dos. Como teníamos un pastor y una perra, echamos a suertes con quién se quedaba cada uno. A mi tío le tocó la perra y para mi fue una pena porque era como una persona. El perro que sale bueno para el ganado, es mejor que la mayoría de los pastores que puedas contratar porque una persona antes o después te puede fallar, pero un perro bueno no.

Tía Nicolasa.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Antonio Leandro de la Calle Jiménez (nacido en 1924). Guijo de Santa Bárbara (Cáceres)
He sido vaquero igual que mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo y mi tatarabuelo. Las vacas se defienden bien del lobo si están juntas. Hacen un corro y meten a los becerros en el medio y el lobo ni se arrima.
Pero si están solas o si se juntan unos pocos de lobos, mientras que unos distraen a la vaca otros matan al becerro.
Había que tener perros grandes para que los lobos no se acercasen a las vacas.

Tío Antonio.
(c) Rosa María Rodríguez Leal.


Juan García García. (1927-2012). Guijo de Santa Bárbara (Cáceres)
Yo he sido ganadero toda la vida como mis padres, mis abuelos, mis bisabuelos y todos los antiguos en la familia.
Mi padre tenía cabras y luego tuvo ovejas. Yo tuve ovejas primero y luego vacas suizas.
Con las ovejas había que tener perros grandes para que no atacara el lobo y perros chicos para carearlas. Aquí se usaba poco la palabra MASTÍN aunque los perros grandes eran mastines. Se les llamaba perros loberos porque eran para eso, para atacar al lobo.
Yo siempre los tuve con las ovejas. Me acuerdo de la Leona, Sultán, Manolo...
Cuando yo quité las ovejas en el año 60, todavía había algún lobo pero pocos ya.
Hubo quien siguió teniendo los mastines porque venían bien para espantar las zorras y otros bichos.

Tío Juan.
(c) José García de la Calle.

Primitivo Torralvo García. (1927 - 2020). Guijo de Santa Bárbara (Cáceres)
Yo he sido cabrero toda la vida. Antes había muchos lobos y si no estabas atento te quitaban cabras y chivos de día y de noche.
Había quien tenía buenos perros pero no todos los cabreros, porque los perros grandes comen mucho.
Como no había tampoco mucha gente que tuviese escopetas, se cazaban los lobos con cepos o se cogían las crías de las loberas.
Aunque ya no hay lobos, hay que seguir teniendo perros grandes porque vienen muy bien para espantar a las zorras y otros bichos que pueden entrar en los corrales y matar a los chivos. Aquí tienen mis hijos y mi nieto algunos buenos perros todavía.

Tío Pivo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Paulino Gargantilla Serrano (1929-2014). Jerte (Cáceres).
Había muchos lobos antes y por eso no se podían tener piaras grandes de cabras como no tuvieras buenos perros. 
Hatajos de 100 ó 150 cabras ya era mucho. Yo llegué a tener más de 950 cabras pero es porque ya no había lobos. Si no, para cuidar tantas cabras necesitas 5 ó 6 perros grandes y todavía te pueden alguna si andan en sitios de mucho monte o van muy extendidas.
No, tener cabras y cualquier otro ganado si hay lobos es muy difícil si no se tienen buenos perros.

Tío Paulino.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

CONCLUSIÓN FINAL
El mastín español es una de las razas caninas más antiguas de nuestro país y la más conocida fuera de nuestras fronteras.
Además de ser un valioso patrimonio genético, tiene tras de sí una rica historia y su importancia en el plano sociocultural ha sido importantísima por lo que debe ser conservado.
Respecto al tema del lobo, no se puede entender la conservación de este carnívoro sin la conservación del mastín para proteger al ganado aunque también se deben tomar otras medidas para que lobos, mastines y GANADEROS pueden coexistir pues si desaparecen los ganaderos..... mal nos irá a todos.

El mastín, icono del mundo canino español.
Criador: Ganadería Caprina San Adrián T.C.
Fotografía: Alberto Sánchez Sacristán.

* Nota final del autor.
Reconozco que este artículo es muy extenso pero yo creo que merece la pena para rendir homenaje a un perro que nos ha dado tanto y también honrar de alguna manera a los ganaderos que lucharon y luchan por defender esta noble raza canina española: EL MASTÍN ESPAÑOL.

El autor de estas líneas junto a Olivero, mastín español.
Como nieto y descendiente de una importante saga de ganaderos, yo mismo debo mi propia existencia a esta noble raza de perros.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.

Bibliografía:
- Echevarría Sesé, G (2021). España a través de sus razas caninas. Real Sociedad Canina Española y Ministerio de Agricultura.

- Sánchez Belda A. y Sánchez Trujillano M.C. (1980) Razas ovinas españolas. Ministerio de Agricultura.



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