LA OVEJA LATXA

España cuenta con una gran diversidad de razas ovinas adaptadas a todo tipo de climas y entornos. Posiblemente, si preguntamos a cualquier persona que nos diga el nombre de dos razas ovinas españolas dirá la CHURRA y la MERINA por ser las más "famosas" pero contamos con otras razas muy especiales como la singularísima oveja LATXA.

Rebaño de ovejas Latxas.
(c) Miguel Alba.

Se trata de una raza que agrupa animales de perfil recto, tamaño mediano a pequeño y proporciones alargadas, adaptados a vivir en zonas de montaña de elevada pluviosidad.
Presenta vellón abierto, de lana larga y basta existiendo dos variedades oficiales en cuanto al color de la piel: negra y rubia.
Su biotipo es claramente lechero, lo que hace que la principal aptitud productiva de la raza sea la producción de leche.

Rebaño de ovejas Latxas en la nieve.
(c) José Antonio Uriarte.

Prototipo racial:
Cabeza de tamaño medio y perfil recto o ligeramente subconvexo en los machos. Orejas de longitud media, móviles y proyectadas horizontalmente o ligeramente levantadas.
Frente amplia y plana cubierta a veces de lana (moña).
Los animales de ambos sexos pueden presentar cuernos que adquieren más desarrollo en los machos que en las hembras.
Cuello sin pliegues y bien unido al tronco el cual presenta la línea dorsolumbar recta. Cruz ligeramente destacada. Costillares planos y cola de inserción baja.
Extremidades de tamaño medio con nalgas y muslos poco musculados. Cañas finas y pezuñas pequeñas y duras. Los aplomos son correctos.
Mama globosa y bien desarrollada.
Testículos de igual tamaño y simétricos.

Carnero Latxo.
(c) José Antonio Uriarte.

La piel es gruesa y sin pliegues con el pelo de cobertura liso y brillante y mucosas pigmentadas.
Color del vellón blanco uniforme mientras que el color del pelo varía en función de la variedad siendo marrón oscuro o negro en la variedad "cara negra" y rojo al casi blanco en la variedad "cara rubia".
Vellón abierto que cubre el tronco, cuello e incluso la parte superior de la cabeza (moña). Característica es la línea que recorre el dorso y divide el vellón simétricamente. Las mechas son puntiagudas y muy largas, llegando casi al suelo. Los corderos presentan sin embargo una lana ensortijada durante los primeros meses.
Precisamente el tipo de lana es lo que da nombre a la raza pues Latxa sería sinónimo de basta. 

Oveja Latxa poco antes de la esquila
Quesos Aguiñiga. Larrabe Baserria.
(c) Ritxar Aguirre.

El formato en la raza Latxa varía en función de las dos variedades oficiales, que además presentan diferencias entre sí.
La variedad Cara Negra, es ligeramente mayor con pesos de 40-50 kilogramos en las hembras y de 60- 75 kilogramos en los machos.
La presencia de cuernos es generalizada en los machos de esta raza mientras que en las hembras, el 50% de los ejemplares también los presentan, porcentaje que varía ampliamente según zonas llegando hasta el 90-95% de hembras con cuernos en algunas zonas.
En Francia, esta variedad es conocida como Manech tête noir.

Ovinos Latxos de Cara Negra.
(c) Miguel Alba.

La variedad Cara Rubia es ligeramente menor con pesos de 35-45 kilogramos en el caso de las hembras y 55-65 kilogramos en el caso de los machos.
Los cuernos son menos frecuentes, presentándose en algunos machos.
Son animales de temperamento más vivo, muy rústicos y adaptados a vivir en zonas montañosas. 
En Francia, esta variedad es conocida como Manech tête rousse.
Dentro de esta variedad encontramos ejemplares prácticamente blancos que podrían ser considerados como una variedad más aunque a nivel oficial no es así.

Rebaño de ovejas en el que pueden apreciarse los diferentes colores.
(c) Aitor García Salcedo.

Emparentadas con estas razas, encontramos a la oveja Carranzana, diferenciable fácilmente por su mayor tamaño y ausencia casi generalizada de cuernos.
La Carranzana presenta también variedad negra y rubia y en Francia existe una raza muy similar a ella pero de color blanco denominada Basco-Bearnaise que presenta como característica distintiva cuernos en ambos sexos.
Finalmente, en el País Vasco y Navarra podemos encontrar la raza Sasi Ardi, semejante a una pequeña Latxa Cara Rubia y que es criada en semilibertad.

Ovejas Carrranzanas Cara Rubia.
(c) Miguel Alba.

El origen e historia de la raza Latxa genera grandes controversias. Tradicionalmente, los ovinos ibéricos se han dividido en 4 grandes grupos o troncos raciales según el tipo de lana:
- Ibérico.
- Churro.
- Entrefino.
- Merino.
La Latxa quedaría englobada dentro del tronco Churro si bien, este grupo se dividiría en dos grandes grupos: el ganado churro de la Meseta Castellana y el ganado Latxo (junto con las razas Carranzana y Sasi Ardi) por otro.

Carnero Latxo con abundante moña.
(c) José Antonio Uriarte.

Según esta teoría el tronco Churro se originó a partir de un antiquísimo cruzamiento entre el tronco Ibérico y el ganado ovino traído por los celtas.
El tronco Ibérico se caracteriza por su capa blanca con pigmentaciones centrífugas de color negro en el hocico, alrededor de los ojos, las orejas  y la parte distal de las extremidades. Su lana es de tipo entrefino.
Quienes sostienen la hipótesis de este cruzamiento, consideran que el ovino Ibérico es el más antiguo de nuestro país y que estuvo extendido por la mayor parte de la Península Ibérica, siendo luego desplazado por otras razas y quedando acantonado en zonas sumamente pobres y hostiles donde otras ovejas no lograban sobrevivir. Razas de tipo Ibérico puro serían la Ojalada, la Ojinegra de Teruel, la Xisqueta y la Montesina.

Raza Ojalada.
Ganado de tipo Ibérico.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Sobre el ganado Ibérico ejerció su influencia un tipo ovino muy peculiar introducido por los celtas, que agrupaba animales de pequeño tamaño, capas oscuras o negras y lana larga y basta, cuyo representante actual más representativo sería la oveja Xalda de Asturias.

Raza Xalda.
Ganado de tipo Celta.
(c) Santiago Álvarez Bartolomé.

Del cruzamiento indicando, surgen ovejas de lana larga y basta con vellón de color blanco pero con pigmentaciones variables en las zonas deslanadas.
Por un lado, tenemos ovejas que conservan una pigmentación semejante al ganado Ibérico (Churra, Churra Tensina y Churra Lebrijana) y por otro tenemos ovejas con pigmentación más extensa (Latxa, Carranzana y Sasi Ardi). Estas últimas razas y en especial la Latxa, habrían recibido menores influencias del ganado Ibérico y serían por lo tanto más parecidas al ganado Celta.

Ovejas Carranzanas de cara rubia.
(c) Miguel Alba.

Sin embargo, para otros autores, la raza Latxa tendría un origen diferente al de la raza Churra. 
Se trataría de una raza perteneciente al tronco ovino preindoeuropeo. Las razas de este tronco se caracterizan por su cabeza de tamaño medio en armonía con el tronco y las extremidades, perfil fronto-nasal recto y tendencia a presentar cuernos. El vellón es blanco pero la pigmentación de las zonas deslanadas es oscura variando del rojizo al negro. La lana es de tipo basto en el grupo Atlántico y entrefina en el grupo Mediterráneo.
Son razas de marcada aptitud lechera que ocupan áreas de montaña donde otras ovejas no consiguen adaptarse.

Oveja Latxa.
Quesos Aguiñiga. Larrabe Baserria.
(c) Ritxar Aguirre.

 Este tronco se dividiría en dos subgrupos:
- Atlántico: Razas Latxa, Carranzana, Sasi Ardi, Churra Leonesa, Colmenareña y Rubia de El Molar.
- Mediterráneo: Razas Fardasca, Segureña (antigua), Lojeña (antigua) y Ripollesa.
El tronco ovino Preindoeuropeo ocupó toda la Península Ibérica pero posteriormente fue sustituido o cruzado con otros ovinos más evolucionados, quedando acantonado en las zonas más difíciles.
Esto convertiría a la Latxa en una de las razas más antiguas de la península Ibérica e incluso de toda Europa.

Rebaño de ovejas Latxas en la nieve.
(c) Miguel Alba.

Sea como fuere, la Latxa es una raza que lleva siglos criándose en la parte atlántica de los Pirineos y en los Montes Vascos, adaptada plenamente a vivir en zonas montañosas de clima lluvioso que, aparentemente, resultan más aptas para el ganado bovino que para el ovino.
Criada secularmente en el País Vasco y en ciertas zonas de Navarra, la raza se fue extendiendo poco a poco a regiones vecinos como el norte de Castilla y León, Cantabria y el sur de Asturias.
Su gran rusticidad, agilidad, resistencia y elevada producción lechera, han favorecido su expansión por el norte de España.

Oveja Latxa en la Feria de Ruente (Cantabria)
(c) Miguel Alba.

Tradicionalmente, las ovejas Latxas se cubrían en los meses de abril a octubre, teniendo lugar los partos entre septiembre y marzo. Sin embargo, con la mejora de la alimentación, el periodo de cubrición se ha visto ampliado y consecuentemente el de partos. 
Actualmente, las cubriciones tienen lugar en mayo-junio en las zonas costeras y en septiembre-octubre en las zonas del interior, concentrándose el mayor número de partos en los meses invernales.

Carnero con las ovejas.
(c) José Antonio Uriarte.

La fertilidad ronda el 95% y el intervalo entre partos es de 12 meses. La prolificidad se sitúa en 110-120 corderos por cada 100 partos aunque con un esmerado manejo, puede ascender hasta 135.
La producción de carne en esta raza tiene escasa importancia. Los corderos son sacrificados pronto con el fin de poder ordeñar a las madres lo antes posible.
Generalmente se sacrifican con 30 días y un peso vivo de 10-12 kilos siendo su carne altamente demanda en la zona de producción.

Ovejas Latxas con sus corderos.
(c) José Antonio Uriarte.

La principal aptitud de esta raza es la producción de leche. Destaca por sus elevados rendimientos, lactaciones prolongadas y gran facilidad para el ordeño.
La producción media se sitúa en 140 litros de leche en 180 días de lactación, producciones que pueden ser ampliamente superadas con ganaderías cuya producción es ampliamente superada en los rebaños selectos donde no es raro encontrar individualidades que superan los 400 e incluso los 500 litros por lactación.
La composición media de la leche de esta raza responde a las siguientes características:
- Grasa: 6,85%
- Proteína: 5,55%.
Es una leche idónea para la elaboración de quesos de gran fama como el IDIAZÁBAL y el RONCAl.

Rebaño de ovejas Latxas.
(c) José Antonio Uriarte.

La producción de lana apenas tiene importancia al ser de tipo basto quedando incluida en los tipos VII y VIII de la clasificación española, presentando las siguientes características:
- Peso del vellón: 2,5-3 kilos en machos y 1,5-2,5 en hembras.
- Rendimiento al lavado: 65%.
- Longitud de la fibra: 35-40 cm.
- Diámetro de la fibra: 40-45 micras.
Este tipo de lana es apta para la fabricación de alfombras y tapices, siendo también apreciada en otro tiempo para el relleno de colchones.

Carnero Latxo.
Obsérvense las particularidades de la lana.
(c) José Antonio Uriarte.

El sistema tradicional de explotación de la raza Latxa era extensivo y trashumante (más bien trasterminante). 
Los rebaños pasaban el invierno en las zonas bajas pastando en las praderas y montes cercanos a los baserris o caseríos y el verano en las zonas de montaña donde el pastor vivía en las tradicionales txabolas elaborando el queso.


Rebaño en una pradera cerca del baserri.
(c) Jose Antonio Uriarte.

Se trataba generalmente de rebaños pequeños de 70-80 ovejas que podían ser manejados por un único pastor con la ayuda de perros de la raza autóctona Euskal Artzain Txakurra. Es preciso indicar que las Latxas tienen un menor gregarismo que otras ovejas, teniendo a pastorear separadas y ampliamente extendidas por los pastizales.
El ordeño se realizaba a mano dada la facilidad de ordeño que presenta la raza y al amplísimo conocimiento de esta práctica por parte de los ganaderos vasco-navarros. Un hombre podía ordeñar fácilmente las 70 u 80 ovejas de su rebaño en menos de una hora.

Rebaño de ovejas vigiladas por el Euskal Artzain Txakurra.
(c) Aitor García Salcedo.

Actualmente, los sistemas de explotación han cambiado. Los rebaños son de mayores dimensiones, pudiendo superar fácilmente las 200 cabezas, por lo que el ordeño se realiza ya de forma mecánica lo que dificulta e incluso imposibilita la trashumancia aunque aún la realizan pequeños rebaños.

Rebaño de ovejas Latxas transitando por una carretera.
Quesos Aguiñiga. Larrabe Baserria.
(c) Ritxar Aguirre.

Por su singularidad morfológica, su adaptación a un medio muy particular para la cría ovina, su elevada producción de leche y por su antigüedad y glorioso pasado, la raza Latxa debe ser conservada y preservada como un símbolo del pueblo vasco y como una de las razas ovinas ibéricas más singulares.

Rebaño de ovejas Latxas.
(c) José Antonio Uriarte.

Agradecimientos:
- A Ibai Menoyo, José Antonio Uriarte y Santiago Álvarez Bartolomé por su inestimable colaboración.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.

Bibliografía y fuentes consultadas:
- Álvarez Bartolomé, S. (2007 ) La agrupación ovina Fardasca. En Revista FEAGAS Nº 32
- Esteban Muñoz,  C. (2003) Razas Ganaderas Ovinas Españolas. Colección FEAGAS.
- García Dory, M.A. (1990) Guía de campo de las razas autóctonas de España. Alianza Editorial.
- Sánchez Belda, A y Sánchez Trujillano M.C. (1980) Razas Ovinas Españolas.
- Varios Autores. Catálogo de Razas Autóctonas Españolas. I Especies Ovina y Caprina.
- Razas ganaderas (ARCA) Web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.










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