LA PARDA DE MONTAÑA
La raza bovina Parda de Montaña recibe su nombre del color de su capa y por la raza Parda de la que desciende, y de las zonas montañosas en las que se cría.
En la Cordillera Cantábrica es conocida popularmente como raza Ratina debido al color pardo-grisáceo que recuerda al pelo de los ratones.
Animales con perfil cefálico recto, de tamaño medio, ligeramente alargados con buena masa y buen hueso.
Capa parda de tonalidades variables, más oscura en los toros y muy clara en los animales más jóvenes. Presenta además orla blanca alrededor del hocico.
Es una raza de biotipo carnicero, con buenas aptitudes para la crianza, rústica y perfectamente adaptada a la explotación extensiva en zonas montañosas.
Son animales dóciles y de fácil manejo.
1. HEMBRAS.
Cabeza de tamaño medio, proporcionada y expresiva con frente plana, orejas medianas con abundante pilosidad.
Morro ancho con amplios ollares.
Cuernos de sección circular, blancos y con la punta oscurecida, curvados hacia adelante y hacia arriba.
Ojos con gran viveza y mirada apacible. órbitas salientes.
Detalle de la cabeza de una vaca.
(c) Ganadería Almirante.
Cuello fuerte y de mediana longitud, musculado, con el borde superior recto, poca papada y de perfil continuo.
Espalda y cruz insertadas de forma armónica, sin angulosidades ni depresiones.
Cruz de anchura media, redondeada, llena y cubierta.
Espalda larga, ancha, musculada y oblicua.
Pecho amplio.
Vista lateral de una vaca.
(c) José Molleda.
Tórax y flancos profundos y anchos, proporcionados y arqueados. Ijar pequeño.
Dorso recto, ancho, de mediana longitud y con prolongación continuada, sin salientes acentuados en la región lumbar hasta su unión con la grupa.
Lomo ancho y plano y vientre voluminoso.
Grupa cuadrada, ancha horizontal y ancas poco salientes.
Muslos y nalgas desarrollados, bien musculados y sin gran concavidad ni convexidad exagerada.
Nacimiento de la cola corto, fino y horizontal.
Vista trasera de una vaca
(c)José Molleda.
Las extremidades posteriores con caña de forma recular de arriba a abajo con pezuñas más largas y estrechas que las anteriores pero igualmente duras.
El ángulo del corvejón de curvatura media.
Musculatura robusta y aplomos correctos que dan lugar a una marcha ligera y desenvuelta.
Detalle de las extremidades.
(c) Ganadería Almirante.
Cuarterones de igual tamaño, pezones de longitud y tamaño medios.
Detalle de la ubre.
(c) Ganadería Almirante.
Grupo en el que se aprecian las variantes de coloración desde las más claras a las oscuras.
(c) Ganadería Almirante.
Los terneros nacen con una capa gris-blanca que va poco a poco cambiando conforme van creciendo.
Ternero.
(c) José Molleda.
El pelo es fino y liso.
Vaca adulta.
(c) Ganadería Almirante.
2. TOROS.
No vamos a repetir punto por punto las características del prototipo de los toros porque son similares a las de las vacas aunque con las diferencias propias ligadas al sexo como ocurre en todos los bovinos.
Los toros son de mayor tamaño y presentan formas más potentes con mayor ampulosidad, especialmente en el tercio posterior.
Presentan coloraciones más oscurecidas que las vacas por regla general y pelo rizado en la región frontal.
Toro.
(c) Ganadería Almirante.
Formato.
El formato o peso al nacimiento, a los 3 meses, 6 meses, 1 año, 2 años y en los ejemplares adultos, es el siguiente:
Hembras: 41 kilogramos, 120 kg, 190 kg, 360 kg, 550 kg y 600 kg.
Machos: 44 kilogramos, 130 kg, 210 kg, 500 kg, 750 kg y 1000 kg.
La Parda de Montaña está considerada como una raza autóctona española pero presentando una curiosa particularidad. Se trata de una raza de reciente creación pues fue reconocida oficialmente en 2001.
Vaca en el puerto.
(c) Ganadería Almirante.
Tenemos que remontarnos a mediados del siglo XIX para conocer la evolución de esta raza en nuestro país.
En esa época y con el objetivo de mejorar la producción lechera de las razas bovinas españolas, se introducen diversas razas extranjeras entre las que figuraba la Schwyz, escribiendo el nombre con diversas grafías.
Los ganaderos la comenzaron a conocer como raza Suiza o Parda Alpina. Sin embargo, el nombre de Suiza se utilizaba en aquella época para designar también a la raza Friburguesa, de capa berrenda en negro y posteriormente y de forma errónea, se utilizó para designar a la Frisona en muchos lugares del centro y sur de España, nomenclatura que sigue utilizándose hoy en día.
Vaca Parda con su ternero y vaca Frisona.
Las dos grandes razas lecheras de España.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Benjamín García Barros con su pareja de vacas pardas.
Murias de Paredes (León).
(c) Ángel Santamarta.
Sus sementales fueron intensamente utilizados para el cruzamiento con razas autóctonas con el objetivo de obtener vacas rústicas de mayor producción lechera lo que motivó la pérdida de censo y la práctica o total desaparición de numerosas razas.
Macho joven.
(c) Ganadería Almirante.
Con el paso del tiempo, la raza Parda Alpina se convirtió en una de las razas más importantes de nuestro país y se comenzó a seleccionar para mejorar su producción lechera que en 1976 se situaba en torno a los 3553 Kg por lactación con una desviación típica de 1071,44 litros, presentando una riqueza en grasa superior al 3,5%.
Sin embargo, en la década siguiente tiene lugar un cambio trascendental debido a los cambios sufridos en el sector lechero.
Mientras que una parte de los criadores siguieron centrados en la mejora de la producción lechera con la introducción de ejemplares de tipo americano (Brown swiss), otros comenzaron a dirigir sus explotaciones hacia un modelo más extensivo, renunciando a la producción lechera y centrándose en la mejora de la aptitud cárnica, naciendo así la que hoy conocemos como raza Parda de Montaña mientras que las vacas que se seleccionaron para mejorar su producción lechera, son conocidas hoy simplemente como raza Parda.
Vaca con su ternero.
(c) Ganadería Almirante.
La Parda de Montaña tiene una gran importancia económica al asentarse en regiones de gran importancia ganadera en la que tras desaparecer las razas autóctonas y otras especies como el ovino trashumante, existen grandes pastizales de montaña que serían inutilizados sin la presencia de esta raza.
Permite por la tanto la fijación de población en el medio rural a la vez que realiza una importantísima labor medioambiental y de enriquecimiento del ecosistema.
Vacas pastando.
(c) José Molleda.
En los últimos tiempos ha sufrido la competencia de otras razas bovinas especializadas y del ganado equino de aptitud cárnica.
EXPLOTACIÓN Y MANEJO.
El sistema de explotación es mixto, combinando el pastoreo en diferentes áreas a lo largo del año con la estabulación invernal durante los meses más crudos en los que el campo niega todo sustento.
Para aprovechar adecuadamente los recursos, se sigue un sistema trasterminante.
En invierno, las vacas son estabuladas en modernas naves o en las cuadras tradicionales, siendo alimentadas con hierba seca o heno.
Estabulación invernal en una cuadra tradicional.
(c) José Molleda.
Para facilitar el control de los partos y vigilar a los terneros, especialmente en aquellas zonas en las que abundan los depredadores como osos y lobos, se suele programar la paridera para que los terneros nazcan en la cuadra.
Este sistema, evoca al que seguían tradicionalmente las razas bovinas del norte peninsular, las cuales parían a finales del invierno o principios de la primavera por ser la época de menor trabajo agrícola y para que los terneros pudiesen aprovechar los pastos primaverales.
Vaca y ternero recién nacido.
(c) Ganadería Almirante.
Vaca y ternero.
(c) Ganadería Almirante.
Vacas camino del puerto.
(c) Ganadería Almirante.
En los puertos, el ganado permanece en completa libertad aunque los ganaderos suben periódicamente para comprobar el estado del ganado. Las vacas tienen sus "querencias" y rara vez se alejan de la zona donde pasan el verano año tras año, aunque hay trucos como el suministro de sal para que a una hora determinada, las vacas acudan al punto de reunión.
Vacas en el puerto.
(c) Ganadería Almirante.
Cada vez es más problemático que el ganado permanezca libre en los puertos debido a la creciente presencia del lobo por lo que los ganaderos tienen que mantener perros mastines para mantener a los depredadores lejos de los animales, especialmente de los terneros.
Mastines cuidando el ganado.
(c) Ganadería Almirante.
Vacas pastando en otoño.
(c) Ganadería Almirante.
Finalmente, el ganado será trasladado a las zonas más bajas. En algunas zonas como Cantabria, la bajada de los puertos es todo un acontecimiento. Los vecinos de los pueblos se congregan para ver la "pasá" de las vacas.
Vacas Pardas de Montaña atravesando Potes
(c) Miguel Alba Vegas.
Aprovechando la bajada del ganado del monte, se celebraban y celebran ferias de gran importancia en las que tradicionalmente se comercializaban los terneros y que hoy se han convertido en concurridas muestras del excelente ganado local.
Terminan las vacas el año en los pastizales que durante el verano fueron segados para almacenar la hierba seca para el invierno. A veces, antes de ser estabuladas, las vacas se ven sorprendidas por alguna nevada temprana.
Cuando eso sucede, se complementa su alimentación con hierba seca a pleno campo.
El sistema descrito es propio de zonas como Asturias, norte de Castilla y León, Cantabria y el Pirineo Oscense.
En otras regiones, la raza puede explotarse de la misma forma o estar sujeta a regímenes de explotación plenamente extensivos, realizando recorridos trashumantes de largo recorrido generalmente en camiones.
Sin embargo, la raza es cada vez menos común fuera de los enclaves norteños citados.
Vacas Pardas de Montaña en Quintanar de la Sierra (Burgos)
(c) Adrián Pablo Olalla.
En cuanto a la reproducción y proceso de crianza de los terneros, la raza Parda de Montaña no registra particularidades dignas de mención.
La monta natural con semental propio es el sistema mayoritario aunque no queda excluida la inseminación artificial, especialmente cuando las vacas entran en celo durante la estabulación o estancia en zonas bajas.
Aunque domina la cría en pureza, también se realiza cruzamiento industrial con razas especializadas como la Charolesa, la Limusina, la Azul Belga....
Semental y vacas en los pastos.
(c) Ganadería Almirante.
Muchas veces, las vacas paren a pleno campo sin ningún tipo de problema.
Vaca parida consumiendo la placenta.
(c) Ganadería Almirante.
La vaca Parda de Montaña es una excelente criadora al conservar las buenas cualidades heredadas de sus antepasados lecheros. La cantidad y calidad de la leche asegura el rápido crecimiento de los terneros.
El periodo de lactación es muy largo, lo que permite a los terneros mamar sin limitaciones hasta los 5 ó 6 meses e incluso más.
Vaca con ternero.
(c) Ganadería Almirante.
Su capacidad lechera permite la crianza sin restricciones de gemelos pudiendo ser utilizada incluso como nodriza para adoptar terneros de otras vacas.
De hecho, el origen de la Parda de Montaña actual hay que buscarlo precisamente en aquellas vacas Pardas que, teniendo buena producción lechera, no se ordeñaban.
Los ganaderos compraban terneros descalostrados, es decir, con pocos días de vida en los mercados y los criaban mamando de las vacas Pardas que criaban a su ternero y al adoptivo sin problema hasta el destete con 5 ó 6 meses o bien criaban su ternero y otro adoptivo hasta los 3 meses para luego criar una segunda pareja de terneros adoptivos.
La principal aptitud de la raza Parda de Montaña y podríamos decir que la única es la producción de carne, para la que está magníficamente dotada como se vio al detallar el formato.
Dependiendo de la época de nacimiento, los terneros seguirán sistemas variables.
Por regla general, los terneros nacen durante la estabulación invernal y acompañan a la madre a los pastaderos hasta los 6-7 meses, momento en el que son destetados.
Si nacen en otoño, pueden ser vendidos a los 5-6 meses, antes de su subida a los puertos.
Una vez destetados, los machos son cebados en la propia explotación, en cebaderos cooperativos o en cebaderos industriales para ser vendidos como añojos según la demanda del mercado.
La Parda de Montaña cuenta con el logotipo RAZA AUTÓCTONA 100% para la comercialización de su carne.
Nos encontramos ante una raza autóctona surgida de la selección de la antigua raza Parda Alpina para conseguir un animal perfectamente adaptado a la explotación extensiva en zonas de montaña, con excelentes dotes para la crianza y productora de carne de gran calidad.
Quiero agradecer la gran colaboración prestada por GANADERÍA ALMIRANTE que ha cedido de manera desinteresada buena parte de las fotografías que acompañan al texto.
Como puede verse en la siguiente fotografía publicitaria, esta excelente ganadería con magníficos ejemplares como se ha visto a lo largo del presente artículo, se encuentra en Cantabria que, actualmente, es una de las comunidades autónomas donde la Parda de Montaña o RATINA como es allí conocida, tiene mayor importancia tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo.
(c) Ganadería Almirante.
Agradecer también a José Sánchez Erice (José Molleda) su inestimable colaboración ofreciendo también de manera desinteresada fotografías de sus animales.
Este joven ganadero, vive también en Cantabria.
José Sánchez Erice con una de su vacas.
(c) José Molleda.
Agradecer a Ángel Santamarta, cabrero de Vegapujín, Murias de Paredes (León) por ceder la magnífica fotografía de su abuelo Benjamín García Barros con su pareja de vacas, fotografía hecha hacia el año 2004. León es también una región destacada por sus vacas Pardas desde antiguo tanto la actual Parda lechera como la Parda de Montaña.
Aprovecho para felicitar a Ángel y a su mujer Elisa Priede por el reciente nacimiento de su hijo Benjamín Santamarta Priede, una lucecita que ilumina la oscura noche ganadera leonesa y una esperanza para que dentro de unos años haya un nuevo cabrero en las montañas leonesas.
Y por supuesto agradecer a esos colaboradores permanentes como Miguel Alba Vegas, Alonso de la Calle Hidalgo y Adrián Pablo Olalla que siempre ceden gustosamente sus fotografías y aportan su valiosa experiencia.
* NOTA FINAL DEL AUTOR.
No quiero, ni puedo, terminar este artículo sobre la raza Parda de Montaña sin hacer mención a un antiguo y entusiasta criador de la raza, que tuvo estos animales en su ganadería de Guijo de Santa Bárbara (Cáceres), cuando aún eran conocidas como PARDA ALPINA.
Me refiero a mi abuelo paterno Antonio Leandro de la Calle Jiménez (nacido en 1924) quien a sus 98 años sigue recordando con gran cariño sus vacas Alpinas.
Vaca de mi abuelo Antonio Leandro de la Calle Jiménez en 1980.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Nos detalla mi abuelo lo siguiente sobre estas vacas:
"Aquí había muchas vacas de leche. Casi todas eran Suizas (Frisonas) pero algunos tuvimos Pardas o Alpinas, que de las dos maneras se llamaban. Daban menos leche que las Suizas pero era mejor.
Yo como era el cartero del pueblo y tenía las vacas más como entretenimiento que otra cosa, prefería las Pardas a las Suizas porque son más duras. Son vacas muy mansas y tranquilas.
Y ya para terminar, diré que guardo gratos recuerdos de vacas Pardas de Montaña de mis tiempos de estudiante cuando realicé parte de mis prácticas como técnico forestal en Sabiñánigo y los pueblos del Alto Gállego.
El Pirineo oscense es una zona destacada por sus vacas Pardas de Montaña. Visité algunas ganaderías que, por ser aún principios de la primavera, mantenían a sus animales estabulados o en zonas bajas.
- Sánchez Belda, A. Razas bovinas españolas. Madrid. 1984.
- Sánchez Belda, A. Razas ganaderas españolas Bovinas. Madrid. 2002.
Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.
Me ha encantado , enhorabuena Silvestre
ResponderEliminarEnhorabuena,muy instructivo,he empezado ahora con las pardas de la montaña en Extremadura,cerca del pueblo de tu abuelo y estoy muy contento con ellas ,este artículo me da fuerzas para seguir,¡muchas gracias !!
ResponderEliminarHola.
EliminarMuchísimas gracias.
¿En qué pueblo tienes las vacas?