UN TESORO EN LAS SIERRAS ABULENSES

Las zonas montañosas de la provincia de Ávila destacan por su gran riqueza botánica y faunística con muchas especies y subespecies endémicas de la zona, siendo quizás la más famosa la cabra montés de Gredos (Capra pyrenaica victoriae) aunque existen otras especies mucho menos conocidas pero de gran valor como la singular AGACHADIZA COMÚN, conocida por los habitantes de la zona como "chochín" o "becacina". 

Agachadiza común

(c) Vicente Hernández.

La agachadiza común (Gallinago gallinago) es un ave de la familia scolapacidae caracterizada por su pequeño tamaño con largo pico y plumaje marrón con listas negras y el vientre de color claro.

Alcanza una longitud de 25-27 cm y un peso de 80-140 gramos.

A primera vista puede parecer difícil distinguir a la agachadiza común de la chocha perdiz o becada pero la primera es más pequeña y con el pico totalmente recto mientras que la becada es claramente mayor y con el pico más corto, además de tener hábitos más forestales que la agachadiza que prefiere las zonas más despejadas.

Agachadiza común.

(c) Vicente Hernández.

Las agachadizas se alimentan de lombrices, insectos y otros animalillos que encuentran en el fango con su sensible pico.

Por ello habitan preferentemente en prados encharcados, lagunas y zonas lacustres.

El pico de la agachadiza es el doble de largo que su cabeza.

(c) Vicente Hernández.

Se distribuye fundamentalmente por el norte de Europa aunque en invierno miles de aves en migración llegan hasta la península Ibérica donde existen algunas poblaciones reproductoras en lugares muy concretos como la Baixa Limia (Ourense) y algún punto del norte de Portugal, las Sierras de Béjar, Gredos, La Paramera, La Serrota y Malagón en Ávila y algunos puntos muy concretos de Lugo, León, Zamora, Salamanca, Valladolid, Madrid, La Rioja...

El núcleo más importante es sin lugar a dudas el de las serranías abulenses donde la especie es conocida desde tiempo inmemorial aunque su reproducción no fue demostrada científicamente hasta los años 70 y 80 del pasado siglo.

Los pastizales húmedos del alto Tormes y alto Alberche, son el hábitat ideal para esta especie.

(c) Vicente Hernández.

Las agachadizas nidifican en el suelo, poniendo cuatro huevos de color marrón con motitas oscuras que los hacen prácticamente invisibles.

Tras algo más de 20 días de incubación, nacen los pollitos que se encuentran plenamente desarrollados y pueden abandonar el nido aunque tardarán varias semanas en poder volar por lo que son muy vulnerables.

Nido de agachadiza común.

(c) Vicente Hernández.

Respecto a su presencia en la provincia de Ávila, ya en 1925 en su magna obra Fisiografía e historia del Barco de Ávila, don Nicolás de la Fuente Arrimadas menciona la especie tanto al tratar las aves de la zona como a la hora de hablar de la caza, mencionando la gran abundancia de chocas (choca perdiz o becada) y de los chocines, chorchines o becacinas, refiriéndose sin lugar a dudas a esta pequeña ave de largo pico.

Pero aunque se conocía la presencia del ave en invierno en las zonas bajas de la Vega del Barco, don Nicolás no menciona si criaba o no.

Puerta del Ahorcado.

El Barco de Ávila (Ávila)

(c) Silvestre de la Calle García.

Aunque abundante en invierno en las zonas bajas de toda la provincia siempre y cuando dispongan de alimento, la población de agachadizas reproductoras abulenses es sumamente baja. Se estima que no debe haber más de 60-100 parejas localizadas fundamentalmente en áreas de las Sierras de la Paramera y la Serrota donde existen praderas húmedas situadas a gran altitud que constituyen el hábitat idóneo para esta especie que, en épocas pasadas, posiblemente fuese mucho más abundante.

Las extensas praderas de las serranías abulenses son el hábitat idóneo para las agachadizas en época de cría.

(c) Silvestre de la Calle García.

La agachadiza es muy sensible a la alteración de su hábitat. La progresiva invasión de las praderas por los matorrales, es un grave peligro para la especie al perder su hábitat natural y al servir dichos terrenos de matorral como refugio a depredadores como zorros y jabalíes que devoran huevos y pollitos.

También las molestias en épocas de cría pueden causar graves perjuicios a la población de agachadizas.

Desde los claves, la agachadiza vigila su morada.

(c) Vicente Hernández.

La agachadiza común, chochín, corchín o becacina es un tesoro de nuestra fauna y debemos ser conscientes de su valor y luchar entre todos para conservarla pues el turismo ornitológico tiene gran importancia y puede atraer a muchos visitantes a la zona deseosos de admirar a la pequeña agachadiza y a otras aves que pueblan los cielos de de las serranías abulenses.

Agachadiza común

(c) Vicente Hernández.

¿AGACHADIZAS EN CÁCERES?

Es posible que en el pasado, la agachadiza común tuviese un área de distribución mayor y que también existiesen poblaciones reproductoras en la vertiente cacereña de la Sierra de Gredos que presenta condiciones idóneas para la especie.

Don José González Castro, médico de la localidad cacereña de Guijo de Santa Bárbara, menciona en su obra Estudio clínico de la epidemia de fiebre tifoidea (1899) la presencia entre las aves del Guijo de las "chochas"  sin especificar realmente si se trataba de becadas o auténticas chochas o bien de agachadizas o chochines.

Personalmente, y conociendo la geografía, climatológica y características de la sierra guijeña, me inclino a pensar que se trataba de la pequeña agachadiza.

Existen en esta sierra una serie de prados húmedos o regajos muy próximos entre sí (Regajolengo, Regajos Altos, El Trampal, El Hornillo, el Sorbellano, el Regajo de los Mulos) que reúnen las condiciones ideales para que habiten las agachadizas o que al menos lo hiciesen en el pasado y lo mismo puede decirse de diversos puntos de las sierras circundantes como las de los municipios de Tornavacas o Losar.

Paraje de El Hornillo, Guijo de Santa Bárbara.

(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Fdo: Silvestre de la Calle García.

Técnico Forestal.