LAS VACAS DE CANTABRIA
Si por algo es conocida Cantabria, es por su vacas, contando con varias razas autóctonas como la Tudanca, la Pasiega o la Monchina, aunque cuando todos pensamos en Cantabria nos viene a la mente un prado verde en el que pastan plácidamente las vacas blancas y negras conocidas popularmente como Pintas y que, curiosamente, no son autóctonas de la región.
En este artículo conoceremos un poco más a las distintas razas bovinas de Cantabria.
TUDANCA
Se trata de una raza de perfil ortoide (recto), eumétrica con tendencia a la elipometría (formato medio con tendencia a pequeño), mesolíneos (longitud media), de poca masa y buen hueso.
Cuernos largos de sección ovoide y que sufren varias torsiones.
Existen dos coloraciones principales: tasuga y hosca.
- Tasuga: Mitad inferior del pelo negra y el resto blanco, dando lugar a un color azulado o grisáceo semejante al del tasugo o tejón.
- Hosca: Pelo negro desde la base con la punta blanca, dando una capa más oscurecida.
Los terneros nacen de color rojo y poco a poco van adquiriendo la tonalidad de los adultos.
La raza Tudanca presenta un gran dimorfismo sexual, siendo los toros más grandes, pesados y oscuros que las vacas y con los cuernos más cortos.
Los bueyes, debido a la castración a edades tempranas, son similares a las vacas.
Los toros alcanzan una alzada media de 134 cm y un peso de 540 kilogramos mientras que las vacas miden por término medio 131 cm y pesan unos 330 kilogramos.
La Tudanca está considerada como una de las razas ibéricas más primitivas. Comparte numerosas características con las razas del tronco Cántabro aunque algunos autores señalan la posible intervención de bovinos del tronco Podólico en su formación.
Sea como fuere, tuvo un pasado glorioso como raza de trabajo exportándose sus pequeños pero fuertes y sobrios bueyes a las regiones cerealistas de Castilla.
En épocas remotas ocupaba gran parte de Cantabria donde las parejas de vacas Tudancas eran utilizadas para realizar todas las labores agrícolas aunque eran las montañas del occidente de Cantabria donde se encontraba su verdadera patria entre las extintas razas Lebaniega y Campurriana.
Ocupaba también el norte de Palencia, Burgos e incluso zonas de León.
Con la introducción de razas especializadas, la Tudanca vio reducir sus censos hasta límites realmente alarmantes aunque actualmente se está recuperando claramente.
Si en el pasado la Tudanca fue una raza de triple aptitud trabajo-carne-leche estimada especialmente como animal de trabajo, hoy en día es una raza de aptitud cárnica aunque todavía realiza algunos trabajos más con carácter folklórico que verdaderamente laboral.
La producción de carne se centra fundamentalmente en el ternero que, aunque de pequeño tamaño, tiene una carne exquisita.
La Tudanca cuenta con el Logotipo Raza Autóctona 100% para la comercialización de su carne que está amparada además en la IGP Carne de Cantabria.
PASIEGA
Se trata de una raza de perfil ortoide o ligeramente celoide (recto o subcóncavo), eumétrica, mesolínea, de poca masa y hueso.
Presenta un biotipo claramente lechero con ubre muy desarrollada y correctamente implantada.
Cuernos cortos y de forma variable.
La coloración básica es la roja que puede variar desde el rojo avellana al rojo cereza.
Machos y hembras son muy similares en cuanto a color y morfología, siendo los primeros más grandes y pesados que las segundas.
Toro, vacas y terneros.
(c) Sergio Canales García.
El origen de la Pasiega es muy discutido. Para unos sería una raza del tronco Cántabro que ha sido intensamente seleccionada para la producción lechera mientras que para otros sería fruto de la fusión de los troncos Rojo Atlántico y Cántabro e incluso una rama pura del tronco Rojo Atlántico si se tiene en cuenta su parecido con otras razas de Europa continental y de las Islas Británicas.
Como su nombre indica, el área de origen de la raza Pasiega son los valles Pasiegos donde se encontraba el área de cría y desde donde era exportada a las zonas bajas de Cantabria, siendo muy apreciada por su gran producción lechera.
De hecho, ya en el siglo XIX se consideró como la base para seleccionar la cabaña bovina lechera nacional. Los vaqueros pasiegos comenzaron a trasladarse a las grandes ciudades españolas y a crear vaquerías para el abastecimiento de leche fresca.
Sin embargo, con la llegada de razas extranjeras especializadas, las Pasiegas comenzaron a desaparecer hasta quedar relegadas algunas zonas aisladas de Cantabria.
Aunque considerada durante décadas como raza extinguida, en remotos rincones de Cantabria se consiguieron conservar algunos ejemplares que gracias al gran trabajo de los ganaderos permitieron que en 2008, la raza fuese otra vez reconocida oficialmente como raza autóctona española.
Aunque tradicionalmente fue una raza especializada en la producción de leche en sistemas extensivos, hoy en día es una raza de aptitud mixta si bien existe todavía una explotación dedicada exclusivamente a la producción de leche.
En extensivo y alimentada exclusivamente de pastos, puede alcanzar producciones superiores a 8.000 litros por lactación que pueden acercarse a 12.000 en manejo convencional.
Tradicionalmente con su leche se elaboraba una de las mejores mantequillas de España, base para la elaboración de los auténticos sobaos.
MONCHINA.
Se trata de una raza de perfil ortoide o ligeramente celoide, elipométrica (pequeña), mesolínea, poca masa y poco hueso.
Cuernos finos, dirigidos hacia los lados, hacia adelante y hacia arriba.
Coloración o capa castaña con gran variabilidad desde tonalidades muy claras prácticamente rubias (marina) a castañas oscuras, existiendo también animales barrados o atigrados.
Presenta una orla blanca alrededor del morro.
Los toros son más oscuros que las vacas.
Como raza rústica, primitiva y poco seleccionada, presenta gran dimorfismo sexual siendo los machos más grandes, pesados y oscuros que las hembras.
Los toros miden por término medio 130 cm de alzada y pesan unos 400 kilogramos mientras que las hembras miden 120 cm y pesan alrededor de 275 kilogramos.
La Monchina es una raza perteneciente al tronco Cántabro si bien algunos autores señalan posibles influencias del tronco Rojo Atlántico, considerando que habría surgido del cruzamiento espontáneo y descontrolado de las razas Tudanca y Pirenaica.
Tradicionalmente, poblaba los ásperos montes de Cantabria oriental, el occidente del País Vasco y el norte de Burgos, área que más o menos sigue ocupando actualmente aunque el censo es mucho más reducido que en el pasado al haber sido sustituida por razas más precoces y productivas.
La principal producción de la Monchina ha sido siempre la carne aunque en épocas pasadas y debido a su temperamento arisco, fue muy utilizada en festejos taurinos de carácter popular.
Hoy en día es una raza dedicada a la producción de carne basada en pequeños terneros de carne exquisita contando con el logotipo Raza Autóctona 100% y estando dicha carne amparada en la IGP Carne de Cantabria.
OTRAS RAZAS AUTÓCTONAS
Existen otras razas autóctonas españolas que no pueden considerarse exclusivamente cántabras pero cuya cría tiene gran importancia en Cantabria. Las principales son la Parda de Montaña o Ratina y la Asturiana de la Montaña o Casina.
PARDA DE MONTAÑA.
Se trata de una raza de perfil recto, eumétrica o subhipermétrica y proporciones longilíneas.
Como su propio nombre indica, es de color pardo, naciendo los terneros de color grisáceo semejante al de los ratones, de ahí el nombre con el que es conocida popularmente.
Tiene su origen en la antigua Parda Alpina, raza de aptitud lechera introducida en el siglo XIX. Sin embargo, en el siglo XX ante el estancamiento de los precios de la leche y la necesidad de disponer de vacas de aptitud cárnica más productivas que las razas locales, una parte de la población se fue seleccionando para obtener una vaca de buenas cualidades maternales y que produjese excelentes terneros para carne.
ASTURIANA DE LA MONTAÑA O CASINA.
Animales de perfil recto, eumétricos y mediolíneos con tendencia al acortamiento.
Originaria de las zonas montañosas del occidente de Asturias, su presencia en Cantabria es común desde tiempo inmemorial, existiendo excelentes ganaderías.
Presenta capa castaña más o menos degrada, ojinegra y con orla blanca alrededor del morro.
Es un claro representante del tronco Cántabro, siendo tradicionalmente una raza de triple aptitud trabajo-carne-leche, considerándose en el pasado junto con la Pasiega y la extinta Mantquera Leonesa, como una de las mejores razas lecheras de España.
Hoy en día se explota para la producción de carne de gran calidad.
RAZAS INTEGRADAS.
Se trata de razas bovinas que, aunque son de origen extranjero, llevan mucho tiempo criándose en España y ya están plenamente integradas en nuestros medios y sistemas ganaderos, figurando entre ellas la raza más importante de Cantabria, de España y del Mundo: la Frisona.
FRISONA.
Raza de perfil celoide, hipermétrica, longilínea, de poca masa y proporcionado hueso. Discreto dimorfismo sexual y biotipo claramente lechero.
Su capa es berrenda en negro o rojo, es decir blanca con manchas negras o rojas siendo conocida en Cantabria como PINTA.
Vacas Frisonas.
(c) Ana Belén Bermejo Pérez.
Autóctona de Holanda y Alemania, fue introducida a mediados del siglo XIX, se trata de la raza lechera por excelencia, con producciones medias superiores a 10.000 litros por lactación y existiendo ejemplares que superan los 25.000 y que pueden producir más de 100.000 litros a lo largo de su vida productiva.
PARDA.
Lo dicho para la Parda de Montaña, vale para la raza Parda aunque su morfología se acerca más a la de la raza Frisona.
La producción de leche en la raza Parda es ligeramente inferior a la de la Frisona aunque es más rica en grasa y proteína y muy adecuada para la producción de derivados lácteos.
CHAROLESA.
Raza de perfil ortoide, hipermétrica y longilínea con mucha masa y buen hueso. De capa blanca o cremosa, tiene su origen en Francia desde donde fue introducida a comienzos de la década de 1960.
Es utilizada para la producción de carne tanto en pureza como en cruzamiento industrial.
LIMUSINA.
Raza de perfil ortoide, subhipermétrica y mesolínea con mucha masa y poco hueso.
De capa colorada, tiene su origen en Francia como la raza Charolesa y fue introducida en la misma época y con los mismos objetivos.
OTRAS RAZAS.
Existe otro grupo de razas muy variadas que aunque llevan criándose durante mucho tiempo en algunos casos, no están todavía plenamente integradas siendo la más importante la Blanca Azul Belga.
Se trata de una raza de perfil celoide, hipermétrica, longiliníea y con gran masa.
Como su nombre indica, su capa es berrenda en negro con un tono azulado pudiendo oscilar entre animales casi blancos por completo a casi negros y tiene su origen en Bélgica donde a partir de una raza mixta se ha creado una raza de aptitud cárnica.
Es utilizada en cruzamiento industrial.
Tudanca con ternero cruzado de Blanco Azul Belga.
(c) Miguel Alba.
RAZAS EXTINGUIDAS.
En épocas pasadas, existieron en Cantabria dos razas más que hoy en día se consideran totalmente extinguidas: la Lebaniega y la Campurriana.
La Lebaniega habitaba en el occidente de Cantabria y presentaba características intermedias entre la Tudanca y la Casina.
Casinas en los antiguos dominios de la Lebaniega.
(c) Carlos Fidel Vejo.
Por su parte, la Campurriana habitaba en el sur de Cantabria. Era similar a la Tudanca pero más grande y de capa mucho más oscura, lindando a veces con el negro, lo que podría indicar la influencia del ganado Negro castellano en su formación.
Tudanca hosca.
(c) Miguel Alba Vegas.
Pero ¿Por qué desaparecieron estas razas mientras que la Tudanca consiguió sobrevivir?
Tanto la Lebaniega como la Campurriana, vivían en zonas relativamente accesibles y fueron intensamente cruzadas con toros de razas importadas con el objetivo de mejorar sus producciones de carne y leche. Los toros Pardos fueron los más empleados, ocasionando primero la desaparición de los sementales puros y posteriormente de las vacas que en los años 60 del siglo XX, se consideraron ya extinguidas.
Vacas Ratinas en Potes, capital de la Liébana.
(c) Miguel Alba Vegas.
La Tudanca, por su parte, habitaba en zonas más inaccesibles. Pocos bovinos podían adaptarse a ellas, lo que facilitó su conservación aunque en los años 70 del siglo XX quedaban sólo unas pocas repartidas en las sierras occidentales de Cantabria.
Vaca Tudanca en el monte.
(c) Miguel Alba Vegas.
LA VACA PARA EL PUEBLO CÁNTABRO.
En Cantabria, las vacas no son simples animales de renta que proporcionan un beneficio económico a los ganaderos. Son parte del paisaje, de la cultura y de la vida del pueblo cántabro.
Hoy como ayer, la vida de muchos cántabros gira en torno a las vacas. El cántabro ama a sus vacas.
Tal importancia tienen las vacas, que en torno a ellas se organizan ferias y diversos eventos como La Olimpiada (Cabezón de la Sal), La Pasá (Carmona) o La Campaná (Cabuérniga) entre muchos otros.
Desde la avispada Tudanca a la plácida Rojina (Pasiega) y desde la montaraz Monchina hasta la entrañable Pinta, la vaca en Cantabria lo es todo.
Por eso, desde EL CUADERNO DE SILVESTRE, queremos rendir un pequeño pero sincero homenaje a los vaqueros de Cantabria.
Este artículo se escribe unos días antes de la celebración del I ENCUENTRO DE RAZAS AUTÓCTONAS AMENAZAS PRESENTES EN CANTABRIA, que tendrá lugar en Meruelo (Cantabria) el próximo viernes día 23 de septiembre, organizado por la ASOCIACIÓN DE CRIADORES DE GANADO VACUNO DE LA AGRUPACIÓN PASIEGA y presentado por EL CUADERNO DE SILVESTRE, donde se hablará de diversas razas ganaderas de distintas especies presentes en Cantabria y que se encuentran en peligro de extinción.
Técnico Forestal.
Bibliografía y fuentes consultadas.
- Aparicio Sánchez, G. (1960). Zootecnia especial. Etnología compendiada.
- Sánchez Belda, A. (1984). Razas bovinas españolas.
- Sánchez Belda, A. (2002). Razas ganaderas españolas bovinas. Colección FEAGAS.
- Catálogo nacional de razas de ganado de España. 2010. Ministerio de Agricultura.
Comentarios
Publicar un comentario