LOS CUCURRUMACHOS DE NAVALOSA

Navalosa es una localidad abulense que cuenta patrimonio cultural de inmenso valor. Su arquitectura tradicional y sus ancestrales costumbres son dignas de estudio sobresaliendo por encima de todas ellas una de las manifestaciones de carnaval más espectaculares de la península Ibérica y que cuenta con unos personajes centrales de gran importancia: 
LOS CUCURRUMACHOS.


Navalosa es un pequeño pueblo de unos 300 habitantes situado a orillas del río Alberche y a una altitud de 1304 metros sobre el nivel del mar. 
Se trata de una zona montañosa situada entre las estribaciones orientales de la Sierra de Gredos al sur y la Sierra de La Paramera al norte.

Vista invernal de Navalosa.
(c) Silvestre de la Calle García.

La economía de la localidad se basó tradicionalmente en la ganadería bovina, ovina y caprina. Hoy en día quedan todavía algunas familias ganaderas dedicadas fundamentalmente a la cría de ganado vacuno de aptitud cárnica así como pequeños rebaños de ovejas y cabras que pastan en las cercanías del pueblo, siendo obligatorio mencionar al pequeño rebaño de cabras de la tía Juana.

Tía Juana con sus cabras.
(c) Silvestre de la Calle García.

Esta economía ganadera se complementaba con la agricultura de secano y regadío. En los terrenos más secos y pobres, se sembraba fundamentalmente centeno que era trillado en las numerosas eras de la localidad aunque su paja se conservaba en ocasiones en toda su longitud para confeccionar las tradicionales gorras que forman parte del traje de las mujeres del pueblo o traje de serrana.

 

Era de trillar en Navalosa.
(c) Silvestre de la Calle García.

El centeno, destinado tanto a la alimentación animal como a la alimentación humana, se llevaba a moler a los antiguos molinos hidráulicos situados a orillas del río Alberche, como el molino de tía Victoriana, que aún se conserva en buen estado.

Molino de tía Victoriana junto al río Alberche.
(c) Silvestre de la Calle García.

Cerca del molino citado, se encuentra el magnífico puente medieval que atraviesa el río Alberche y que es sin lugar a dudas uno de los monumentos más espectaculares de la zona.
Este camino era una vía comercial de gran importancia, permitiendo la comunicación con Castilla-La Mancha y Extremadura, siendo fundamental para que transitasen por él los célebres arrieros de Serranillos que llevaban pimentón de Candeleda al último rincón de Castilla.

Puente sobre el Alberche.
(c) Silvestre de la Calle García.

En regadío, se cultivaban patatas, berzas y otros productos, reservando los mejores terrenos para el cultivo del lino, hoy totalmente desaparecido, que junto con la lana, eran base de la tradicional industria textil de Navalosa, casi perdida hoy en día.
Muchos de estos terrenos se han transformado hoy en prados para el ganado vacuno.

Prados en Navalosa.
(c) Silvestre de la Calle García.

Para trabajar en el campo eran fundamentales los equinos y las yuntas de vacas, siendo herradas estas últimas cada cierto tiempo en los potros situados en el mismo pueblo o en distintos puntos del término municipal. Algunos de ellos se conservan en buen estado.


Potro de herrar en aceptable estado de conservación.
(c) Silvestre de la Calle García.

Aunque en la mayoría de los pueblos las yuntas de vacas son cosa del pasado, en Navalosa quedan algunas vacas domadas utilizadas para el trabajo como la famosa yunta de Andrés, que puede verse tirando del carro cargado con el heno segado en verano para llevarlo hasta la casilla por los viejos caminos de la localidad.

Andrés con su yunta de vacas.
(c) Silvestre de la Calle García.

Esta localidad aparece ya mencionada en el célebre LIBRO DE MONTERÍA escrito por orden del rey Alfonso XI de Castilla en la primera mitad del siglo XIV. En dicha obra se habla de todos los montes del reino de Castilla en los que podían cazarse osos y “puercos” (jabalíes), las piezas más apreciadas por los cazadores de la época:

“La Garganta de los Fornos e la Garganta de Navalosa es todo un monte e es bueno de oso en verano.

Precisamente el nombre del pueblo, venga de la abundancia de osos y que el nombre original fuese Nava de la Osa que daría lugar posteriormente a Navalosa, si bien otros opinan que vendría de la abundancia de grandes piedras planas de granito o losas que hay en las cercanías del pueblo.

Navalosa, tierra de osas y losas.
(c) Silvestre de la Calle García.

Sea como fuere, está claro que en el siglo XIV ya existía el pueblo de Navalosa y ya estarían en pie sus edificaciones más emblemáticas: LOS CORRALES.
Se trata de sencillas pero eficaces construcciones con muros de piedra granítica y techumbre formada por una gran estructura de madera cubierta con una gruesa capa de piornos. En la planta baja se encerraba el ganado durante la noche para protegerlo del ataque de los depredadores y en la planta superior, bajo la enorme cubierta se encontraba el pajar para almacenar el heno necesario para alimentar al ganado cuando no había suficiente pasto en el campo.
No parece que los corrales se utilizasen como vivienda en épocas recientes, aunque en épocas remotas, posiblemente sí que lo fueron, quedando así entroncados con las viviendas prerromanas del norte peninsular.

 

Corral en Navalosa.
(c) Silvestre de la Calle García.

Sobre el origen de los corrales también existen teorías diferentes, desde quienes consideran que se trataría de la evolución de las construcciones propias de los vettones, primeros habitantes sedentarios de la zona en I Milenio antes de Cristo, o edificios que comenzaron a construirse en la Edad Media tras la Repoblación llevada a cabo por el conde Raimundo de Borgoña con gentes procedentes del norte.

Corral.
Al fondo, Navalosa.
(c) Silvestre de la Calle García.

Asociadas a los corrales están las chozas, que a menudo aparecen aisladas en las fincas. Se trata de pequeñas construcciones rectangulares con paredes y techumbre de piedra que eran utilizadas como refugio y para dormir por agricultores y ganaderos.

Choza en Navalosa.
(c) Silvestre de la Calle García.

Además de los corrales, Navalosa tiene ejemplos increíbles de arquitectura tradicional en todo su casco urbano, considerando muchos autores que sus antiquísimas casas serían las más antiguas de la provincia de Ávila. Se trata de casas con gruesos muros de piedra, a menudo de una sola planta y con cubierta a dos aguas formada por madera y teja.

Navalosa.
(c) Silvestre de la Calle García.

Pero ¿Y los Cucurrumachos? ¿Desde cuándo existen esos personajes tan importantes del carnaval de Navalosa?
Para empezar y que el lector que no lo conozca pueda tener en mente a un Cucurrumacho cuando hablemos de su origen, describiremos a estos singulares personajes.

Cucurrumacho.
(c) Silvestre de la Calle García.

El Cucurrumacho es un hombre ataviado con un peculiar traje formado por una manta pinguera, manta confeccionada por las artesanas del pueblo en sus antiquísimos telares.
Las mantas se hacen con trozos de tela o pingos de todos los colores. Tradicionalmente, se utilizaban en las camas pero hoy en día tienen una función más decorativa.
Con el traje se fabrica una especie de mono para facilitar su colocación que no se vea nada del cuerpo de la persona que lo porta.

 

Colocando el traje al Cucurrumacho.
(c) Silvestre de la Calle García.

La parte superior y posterior de la cabeza se cubre con un saco y un pañuelo para colocarla pieza fundamental del traje de los Cucurrumachos: la carilla.
Se trata de una careta de madera de negrillo (olmo) cortado a la medida exacta de la persona que lo porta y asegurada a la cabeza mediante una correa. Dispone de unos pequeños orificios a la altura de los ojos.
Ante la escasez de los negrillos, que prácticamente han desaparecido de nuestros campos debido a una enfermedad conocida como grafiosis, las carillas se fabrican actualmente con plástico.
Interiormente, para evitar el roce, la carilla se forra con un trozo de tela.

Vista interior de una carilla.
(c) Silvestre de la Calle García.

Para tapar exteriormente la carilla se colocan crines de caballo en la parte superior de la misma, de forma que exteriormente queda totalmente tapada.
Pero no queda completa la carilla sin colocar en la parte superior dos grandes cuernos de carnero, vaca o cabra para dar un aspecto más “intimidador” a la misma.

Carillas.
(c) Silvestre de la Calle García.

Para terminar, el Cucurrumacho se coloca atados firmemente con una correa a la cintura en la parte posterior del cuerpo tantos cencerros como pueda soportar.
No debemos olvidar que Navalosa ha sido siempre un pueblo ganadero y que el cencerro es un elemento vital para localizar al ganado cuando pasta en la sierra, especialmente en los días de niebla.

Detalle de los cencerros.
(c) Silvestre de la Calle García.

Finalmente suele llevar el Cucurrumacho algún garrote o cualquier otra cosa en la mano como una horca, una criba, un yugo....
En la otra mano, lleva un saco con paja para lanzársela a la gente.
Todo esto, suele ser opcional y hay Cucurrumachos que no lo llevan.

Curioso Cucurrumacho con un yugo y tres cráneos de vaca.
(c) Silvestre de la Calle García.

Descrito ya el traje de Cucurrumacho, expliquemos el origen de esta antiquísima tradición.
No se sabe a ciencia cierta desde cuándo forman parte del carnaval del pueblo los Cucurrumachos, aunque sin lugar a dudas es una tradición antiquísima.

Cucurrumacho junto a una vieja casa.
(c) Silvestre de la Calle García.

Posiblemente, esté relacionada con antiguos rituales y cultos paganos prerromanos de los vettones e incluso mucho más antiguos y que tengan relación con la fertilidad o algo similar teniendo en cuenta que se celebran en fechas próximas a la primavera o época del renacer que tenía gran importancia para las culturas antiguas.
Precisamente los cuernos de vaca y otros animales podrían tener relación con estos cultos asociados a la fertilidad.
No debemos olvidar la importancia que tenía para los vettones el toro como animal totémico, al que representaban en los famosos verracos, o la cabra que se asociaba con el culto a Ataecina, diosa de la fertilidad.

Cucurrumacho con cuernos de vaca.
(c) Silvestre de la Calle García.

Es posible que tengan también un significado “religioso” representando los demonios que pretenden tentar al hombre y que deben ser ahuyentados y desterrados durante la Cuaresma para llegar a la Pascua libres de pecado y celebrar así adecuadamente la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor de manera adecuada.

Cucurrumachos junto a la iglesia parroquial de Navalosa.
(c) Silvestre de la Calle García.


Tradicionalmente, la fiesta central del carnaval en Navalosa y en todos los pueblos, tenía lugar el martes, por ser la víspera del Miércoles de Ceniza, día de ayuno y abstinencia en el que comenzaba la rigurosa Cuaresma, hoy en mucho más ligera que antaño.
Sin embargo, por motivos festivos y laborales, la fiesta se ha trasladado al domingo de carnaval.
No se puede entender en carnaval de Navalosa sin la presencia de los Cucurrumachos que forman el núcleo central de la fiesta aunque hay otros participantes importantes que ahora pasamos a describir.

Carnaval en Navalosa.
(c) Silvestre de la Calle García.

Como en muchos lugares de España, en el carnaval de Navalosa tiene lugar la celebración especial de LOS QUINTOS, jóvenes que tras cumplir la mayoría de edad, eran reclutados para realizar el servicio militar. Esto suponía que se marcharían del pueblo durante meses o años, siendo un momento de sentimientos encontrados de tristeza y alegría difíciles de explicar.
Para las madres era triste ver marchar a sus hijos con la incertidumbre de si volverían o no y algo parecido les ocurría a las novias de esos mozos que se marchaban.
Los padres, se sentían orgullosos de ver como sus hijos pasaban de ser jóvenes a hombres hechos y derechos que marchaban a cumplir uno de los primeros deberes de los adultos.

Los Quintos de Navalosa.
(c) Silvestre de la Calle García.

Ataviados con sus mejores galas, los Quintos salen de sus casas por la mañana.
Consta el traje de Quinto de zapatos negros, pantalón negro, guantes blancos de algodón en las manos con una cinta con pequeñas esquilas, camisa blanca y chaqueta negra sobre la que se coloca un pañuelo de vivos colores.
En la cabeza, llevan un sombrero de negro.
En la mano portan una garrota forrada y decorada con cintas de tela de vivos colores.

Quintos con los trajes.
(c) Silvestre de la Calle García.

El sombrero va profusamente adornado con puros forrados con cintas de colores y debidamente torcidos.
En el lado derecho del sombrero se coloca un adorno formado por puros retorcidos forrados con cintas y con un espejo en el centro.
Al lado opuesto, se coloca un adorno elaborado también con puros pero de forma cuadrada y en cuyo centro se coloca alguna imagen.

Detalles del sombrero.
(c) Silvestre de la Calle García.

Los Quintos recorren el pueblo por la mañana pidiendo a los vecinos cosas para celebrar una cena en alguna casa o local. Cada vecino da lo que puede y considera oportuno desde huevos o chorizos hasta jamones y todo tipo de bebidas.
Todo lo recogido se va depositando en los serones de uno o dos burros y si la carga es excesiva, al pasar por la casa de alguno de los quintos, se aprovecha para descargar y que los burros puedan ir más holgados.
 
Recorriendo el pueblo.
(c) Silvestre de la Calle García.

Después de recorrer el pueblo, los Quintos se retiran a comer hasta las 5 de la tarde, momento en el que comienza el acto cumbre de la fiesta que tiene lugar en la plaza del pueblo en cuyo centro se yergue el chopo, tronco de árbol de gran altura que es colocado días antes de la fiesta.
La costumbre de colocar en la plaza un chopo u otro árbol tiene también relación con antiquísimos cultos paganos, siendo muy frecuente a lo largo y ancho de España.
Hoy, en la mayoría de los pueblos, se lleva el árbol en camiones y se coloca con grúas, pero tradicionalmente los quintos cortaban el árbol, lo transportaban en un carro tirado por bueyes o mulas y lo colocaban en la plaza del pueblo, siendo una especie de rito iniciático que les permitía entrar en el mundo de los adultos.

El chopo en el centro de la plaza.
(c) Silvestre de la Calle García.

Un rato antes, los Cucurrumachos se reúnen para vestirse con el traje antes descrito.
Hoy en día, se visten en un garaje a la vista de todo el mundo pero en épocas pasadas esto no era así, sino que se vestían en algún lugar secreto para que nadie supiese quienes eran ya que, durante algún tiempo las autoridades civiles y eclesiásticas trataron de prohibir las mascaradas o fiestas en las que se utilizasen máscaras, desapareciendo en muchos pueblos.
Tradicionalmente eran Currumachos los hombres jóvenes que ya habían realizado el Servicio Militar pero hoy en día se visten hombres de cualquier edad a excepción de los Quintos que van ataviados con el traje ya mencionado.
Las mujeres jamás se vestían con el traje de Cucurrumacho aunque desde hace algunos años, ya hay mujeres que sí se visten, aunque ciertamente son pocas.

Currumachos vistiéndose.
(c) Silvestre de la Calle García.

Otras protagonistas fundamentales de la fiesta son LAS SERRANAS.
Se trata de mujeres de todas las edades que van vestidas con el traje regional o traje de serrana que se compone de las siguientes prendas:
Zapatos negros, medias blancas de lana tejidas a mano, pololos, enaguas, manteo con tiranas picadas a mano, mandil bordado a mano, faldiquera, blusa blanca y pañuelo bordado, pudiendo llevar también la típica gorra de centeno.


Serranas.
(c) Silvestre de la Calle García.

Cuando los Cucurrumachos ya están listos, salen camino de la plaza. El ensordecedor ruido de los cencerros sirve de llamada para todos los vecinos, especialmente para los Quintos y las Serranas que esperan en la plaza.


Cucurrumachos camino de la plaza.
(c) Silvestre de la Calle García.

Ya en la plaza, todos los protagonistas de la fiesta se colocan formando círculos concéntricos alrededor del chopo.
Primero se colocan los Quintos, acompañados a menudo de las Quintas o mujeres de su misma edad que van vestidas con el traje de Serrana. Todos ellos van agarrados de la mano.

Los Quintos alrededor del Chopo.
(c) Silvestre de la Calle García.

Alrededor de los quintos, forman un círculo mucho más amplio las numerosas Serranas, pudiendo verse las sutiles diferencias entre los trajes que dan un colorido realmente espectacular a la fiesta. Van las mujeres también agarradas de la mano como los Quintos del círculo central.
Por último, forman un círculo abierto los Cucurrumachos con cierta separación entre ellos para que puedan moverse con suficiente holgura.

Quintos, Serranas y Cucurrumachos.
(c) Silvestre de la Calle García.

Desde el balcón del Ayuntamiento, se va diciendo todo lo que han recibido los Quintos por la mañana en su recorrido por las calles de la localidad. De vez en cuando, se para en la relación y el que lee dice:

Una vueltecita y otro trago.


En ese momento tiene lugar el hecho más espectacular de la fiesta. Los Quintos comienzan a girar alrededor del chopo mientras que las Serranas giran en sentido contrario a los Quintos y los Cucurrumachos, haciendo sonar sus cencerros, gira en el mismo sentido que los Quintos.
Esto se repite varias veces hasta que se termina la relación de cosas recibidas por los Quintos.


Girando alrededor del chopo.
(c) Silvestre de la Calle García.

Finalmente, tiene lugar La muerte de la vaquilla con un tiro al aire y dando por concluida la fiesta.
Currumachos, Quintos y Serranas, se quedan en la plaza disfrutando de la tarde si el tiempo está bueno siendo frecuente que los Currumachos se quiten la carilla, cosa que jamás ocurría en el pasado pues se debía mantener en todo momento el anonimato.

Cucurrumachos en la plaza.
(c) Silvestre de la Calle García.

El carnaval de Navalosa está muy vivo gracias a un grupo de entusiastas conservadores que luchan para que no se pierda esta ancestral costumbre que se inculca desde pequeños a los niños, colocándoles primero un trajecito a su medida con algún cencerro hasta que finalmente se atreven a llevar la carilla.


"Minicucurrumacho".
(c) Silvestre de la Calle García.

CONSEJO DEL AUTOR.

Si el lector no conoce la tradición de los Cucurrumachos ni el pueblo de Navalosa, desde EL CUADERNO DE SILVESTRE le animamos a visitar la localidad pues sin lugar a dudas volverá ya que es imposible ver en un solo día todo lo que ofrece esta localidad.

Cucurrumachos.
(c) Silvestre de la Calle García.


NOTA FINAL DEL AUTOR.
Quien esto escribe, conoce perfectamente la tradición de los Cucurrumachos y gran parte de la cultura de Navalosa. 
Visité este pueblo junto a mi padre por primera vez en 2009, yendo a la aventura y sin saber muy bien lo que encontraríamos.
Al llegar, nos dijeron que los Cucurrumachos se vestían en un garaje. En él nos encontramos con Carlos González que estuvo encantado de atendernos y permitir que hiciésemos todas las fotografías y preguntas que quisiéramos.

Carlos González nos ayudó desde el primer momento.
(c) Silvestre de la Calle García.

Volvimos en años posteriores para llevarles las fotos y grabaciones que habíamos realizado y lo que comenzó como una sencilla amistad, se ha convertido en una relación de auténtica familia con Carlos, su mujer Leticia, sus hijos Abel y María…y un largo etcétera.
A Carlos, Leticia, Alba, Jesús, Orencio, Luci…les doy las gracias por todo lo que me han ayudado para poder realizar este artículo. ¡Muchas gracias FAMILIA!

Nuestra familia de Navalosa.
(c) Silvestre de la Calle García.

Pero mi padre y yo no sólo hemos sido meros espectadores del Carnaval de Navalosa sino que con gran orgullo en 2016 y en 2017, vestimos con grandísimo orgullo el traje de Cucurrumacho.
Carlos y su familia nos regalaron un traje y una carilla que guardamos en nuestra casa como el más preciado de los tesoros.

Mi padre con el traje de Cucurrumacho.
(c) Silvestre de la Calle García.

Y yo no me conformé con vestir este traje en Navalosa, sino que quise que en mi pueblo, Guijo de Santa Bárbara (Cáceres), se conociese esta espectacular tradición por lo que en 2017 me puse el traje de Cucurrumacho para recorrer las calles de mi pueblo ante la admiración de todos los vecinos.

El autor con el traje de Cucurrumacho junto al Monumento a Viriato.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Fdo: Silvestre de la Calle García.

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