domingo, 30 de abril de 2023

LA CABRA BLANCA DE RASQUERA

España cuenta con una gran variedad de razas caprinas autóctonas, muchas de las cuales se encuentran en peligro de extinción debido a su bajo censo y a su reducida área de distribución.
Una de ellas es la CABRA BLANCA DE RASQUERA, raza autóctona reconocida de manera oficial hace pocos años aunque es conocida desde tiempo inmemorial.

Rebaño de cabras Blancas de Rasquera.
(c) Rafa Serra.


DENOMINACIÓN.
Recibe su nombre de su capa totalmente blanca en épocas pasadas aunque hoy sea mayoritariamente berrenda y de la localidad de Rasquera (Tarragona), centro de cría de la raza.
A comienzos del siglo XX era conocida simplemente como cabra Blanca o cabra de monte.

Cabra Blanca de Rasquera.
(c) Rafa Serra.

CARACTERÍSTICAS GENERALES.
Agrupa animales de proporciones medias con tendencia al alargamiento, formato medio y perfil cefálico recto o ligeramente convexo. Cuernos muy desarrollados en ambos sexos con forma de espiral, arco o retorcidos. La capa predominante es la berrenda en negro, seguida de la blanca, la berrenda en crema y la tricolor.

Rebaño de cabras Blancas de Rasquera.
(c) Rafa Serra.

Cabeza:
Bien proporcionada y con perfil frontonasal recto o ligeramente convexo con frente ancha y plana.
Ojos a flor de cara de color amarillo o anaranjado.
Orejas grandes y caídas.
Cuernos de gran desarrollo en ambos sexos pudiendo tener forma de espiral alargada (tipo prisca/falconeri), forma de arco (tipo aegagrus) o formas retorcidas hacia la cara.

Cabeza de un semental.
(c) Rafa Serra.

Cuello:
Largo y estilizado en las hembras y más potente en los machos, como ocurre en todos los caprinos y especialmente en los más primitivos.
Es generalizada la presencia de mamellas en la garganta.

Detalle de la cabeza y el cuello de una hembra..
(c) Rafa Serra.


Tronco:
Ancho y profundo, especialmente en los machos, con cruz ligeramente destacada, línea dorsolumbar recta o un poco ensillada y grupa corta. Cola corta, erecta y de nacimiento bajo.

Extremidades:
Fuertes, musculosas y de longitud media.
Buenos aplomos y articulaciones bien definidas. 
Las pezuñas son grandes y fuertes, pigmentadas o no dependiendo de la coloración del animal.

Lote de animales de ambos sexos.
(c) Rafa Serra

Ubre: 
Bien implantada, recogida  y ligeramente cubierta de pelos. Al ser una raza eminentemente cárnica, la ubre no adquiere un gran desarrollo.
La tipología de la ubre permite a estas cabras transitar por zonas de matorral y piedras sin sufrir heridas ni rasguños.

Testículos:
Normalmente desarrollados.

Cabra en periodo de lactación.
(c) Rafa Serra.

Piel, pelo y mucosas:
Piel gruesa y elástica.
Pelo corto, áspero y grueso.
Mucosas de tonalidad variable en función de la capa variando desde las sonrosadas en los individuos blancos a negras en los individuos oscuros.

Capa:
Variable con predominio de la berrenda en negro, seguida de la enteramente blanca, la berrenda en crema y la tricolor.
En el caso de los ejemplares berrendos en negro se distinguen varias capas:

- Bragada: franjas negras a ambos lados de la cara. La tripa es clara y en el espinazo presenta dos pequeñas manchas negras.

- Fabada: dispersión variable de manchas blancas y negras.

- Blava: Tonalidad grisácea por combinación de pelos blancos y negros.

Conjunto de animales berrendos en negro.
(c) Rafa Serra.

En el caso de los ejemplares berrendos en crema, se distinguen también diversos tipos:

- Sora: color canela fruto de la combinación de pelos blancos y marrones. 

- Rabosa: color que recuerda al pelo del zorro.

- Serrinegra: coloración beige con una lista negra en el espinazo.

Aparecen además combinaciones muy caprichosas y variadas que reciben diversos nombres: capfabats, cappards, capnegres...

Rebaño donde se pueden observar capas diversas.
(c) Santiago Álvarez Bartolomé.

Formato:
Variable en función del sistema de manejo aplicado. Las hembras pesan por término medio entre 50 y 60 kilogramos y los machos entre 65 y 70 kilogramos.

Hembra y macho.
(c) Rafa Serra.

ORIGEN E HISTORIA.
Explicar el origen de las especies y razas ganaderas es sumamente complicado porque existen siempre numerosas teorías que son revisadas constantemente.
Tradicionalmente se ha dicho que la cabra doméstica procede de la cabra de bezoar (Capra aegagrus) que aún habita en estado salvaje en las montañas de Asia Menor. Esta especie habría sido domesticada hace al menos 10.000 años en los montes Zagros.
Sin embargo, otras especies como el marjor (Capra falconeri) también habrían intervenido en la formación de la cabra doméstica actual.
Sea como fuere, las cabras llegaron ya en estado de absoluta domesticidad a la península Ibérica hacia el V Milenio a.C., extendiéndose pronto por todo el territorio.
Los primeros caprinos pertenecían al llamado tronco aegagrus, siendo semejantes a la cabra del bezoar, presentando coloraciones oscuras y cuernos en forma de arco o sable.

Cabra del Asón.
(c) Sergio Arriola Gómez.

En una etapa muy posterior, hacia el siglo VII a.C., los comerciantes griegos introdujeron un nuevo tipo de caprinos de color blanco o claro y cuernos en forma de espiral. Se denominó durante mucho tiempo a estos animales como Capra prisca, si bien hoy en día se sabe que eran cabras domésticas como las ya citadas anteriormente pero fuertemente influenciadas por el marjor por lo que sería más acertado referirse a ellas como cabras de tronco falconeri.

Cabra Blanca Celtibérica.
(c) Santiago Álvarez Bartolomé.

Estos nuevos caprinos se cruzarían con los ya existentes dando lugar a la mayoría de razas actuales aunque algunas conservaron en elevadísimo grado de pureza características de un tipo determinado.
Por ejemplo, razas como la Pirenaica, la Azpi Gorri o la Cabra del Asón conservaron muchísimas características del aegagrus primitivo mientras que otras como la Blanca Celtibérica son claramente de tipo falconeri.
El resto de razas ibéricas son totalmente heterozigóticas y su aspecto es muy variable teniendo más o menos características de los tipos citados desde la Blanca Andaluza que es claramente falconeri con leves influencias de otros tipos a la Verata que guarda más semejanza con el aegagrus.

Cabras Veratas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Como decimos, esto es sólo una teoría existiendo autores que realizan otras divisiones.
Álvarez Bartolomé, por ejemplo, divide las cabras del norte de la Península en tres grandes grupos:
- Pirenaico:  Pirenaica, Azpi Gorri, Moncaína...
- Céltico: Bermeya, Gallega, Retinta, Charnequeira, Guisandera....
- Serrano Blanco: Blanca Celtibérica, Blanca Andaluza, Blanca de Rasquera....

Cabras Guisandera.
(c) Silvestre de la Calle García.

La presencia de cabras en Rasquera se remonta al menos al siglo XVI apareciendo mencionada en las Ordenanzas de la Villa en 1573.
Sin embargo, no sabemos a ciencia cierta cómo eran aquellas cabras aunque, casi con total seguridad, se trataba de cabras blancas cuyo aspecto recordaba al tipo o tronco falconeri, es decir, caprinos blancos con cuernos en forma de espiral.

Cabras Blancas de Rasquera de tipo antiguo.
(c) Santiago Álvarez Bartolomé.

A comienzos del siglo XX, algunos ganaderos como Agustí Torrens y Miquel Santamaría "El Solsona", introdujeron en sus rebaños ejemplares de la extinta cabra Maellana, caracterizada por su color oscuro y que formaba parte de ese amplio grupo de razas caprinas españolas al que antes aludíamos con influencias del tronco blanco y del aegagrus.
Este cruzamiento dio lugar a las cabras actuales cabras Blancas de Rasquera de capas berrendas, mayoritarias hoy en día frente a las cabras completamente blancas.

Cabras Blancas de Rasquera de tipo moderno.
(c) Santiago Álvarez Bartolomé.

La cabra Blanca de Rasquera corrió la misma suerte que otras razas o poblaciones caprinas de España asentadas en zonas montañosas cubiertas por pastos ralos y matorrales.
En tales terrenos, sólo podían prosperar las cabras y las abejas, pero la Administración estimó que tales montes eran "terreno inculto e improductivo"  debido al sobrepastoreo de cabras y que en el pasado habrían estado cubiertos por los famosos bosques que servían a la ardilla para cruzar la península de punta a punta, cosa que realmente no fue así nunca o al menos no en tiempos históricos.
Por lo tanto, esos montes debían ser repoblados con árboles de crecimiento rápido como los pinos de diferentes especies que permitirían el progreso de la zona.
Naturalmente, las cabras deberían ser eliminadas para permitir el crecimiento de los árboles, provocando que en pocas décadas en España desapareciesen más de 3 millones de cabras.

Cabras en una zona de matorral.
(c) Rafa Serra.

Durante mucho tiempo, la cabra Blanca de Rasquera no contó con reconocimiento oficial, considerándose en unos casos como una variedad de la raza Blanca Celtibérica y en otros casos como simples mestizos.
Por Orden AAA/1357/2016, de 29 de julio, por la que se modifica el Anexo I del Real Decreto 2129/2008, de 29 de diciembre, la raza Blanca de Rasquera fue oficialmente reconocida e incluida en el Catálogo de Razas de Ganado de España.

Cabras Blanca de Rasquera.
(c) Rafa Serra.

IMPORTANCIA Y EXTENSIÓN.
La cabra Blanca de Rasquera ha tenido una gran importancia en las zonas en las que habita, por tratarse de áreas de clima seco y suelos pobres con poca disponibilidad de pastos y mucho matorral. En semejantes terrenos, la cría de vacas es inviable y la de ovejas es complicada.
Ocupa fundamentalmente la zona sur de la provincia de Tarragona, conocida popularmente como Tierras del Ebro y donde se concentra el 80% del censo de la raza.
También se distribuye de manera dispersa por las comarcas de Alt Empordà, Alt Urgell, Baix Llobregat, Berguedà, Garrotxa, Maresme, Priorat, Tarragonés, Vallès Occidental y Vallès Oriental.

Rebaño en su medio habitual.
(c) Rafa Serra.

CUALIDADES Y APTITUDES.
La cabra Blanca de Rasquera es una raza de gran rusticidad, sobria y muy resistente siendo capaz de subsistir y prosperar en terrenos sumamente pobres.
Se destina fundamentalmente a la producción de carne, aunque como todas las cabras ibéricas, si se somete a un manejo adecuado, la producción lechera puede llegar a ser bastante interesante.

Pequeño lote de cabras.
(c) Rafa Serra.

Reproducción.
El 75% de las explotaciones concentra la paridera en los meses de septiembre-octubre con el objetivo de vender los cabritos en fechas próximas a la Navidad, por ser la época en la que hay mayor demanda y consecuentemente mejores precios.
La mayoría de las cabras realizan únicamente un parto al año aunque con una mejora de las condiciones alimentarias se podrían obtener sin problema tres partos en dos años aunque esto puede ser contraproducente teniendo en cuenta el sistema netamente extensivo al que está sometida la raza.
La prolificidad ronda los 140 cabritos por cada 100 partos siendo la tasa de reposición del 15% en hembras y del 21% en machos. 
La relación de hembras/ macho es de 21.

Cabra con cabritillo.
(c) Rafa Serra.

Producción de carne.
La Blanca de Rasquera es una raza especialmente indicada para la producción de carne en medios difíciles.
Los cabritos se alimentan exclusivamente de leche materna desde el nacimiento hasta el sacrificio que tiene lugar a los 30-45 días de vida, presentando una ganancia media diaria de 123 gramos.
En el momento del sacrificio pesan entre 7 y 9 kilogramos y el rendimiento en canal ronda el 55%.

Cabra con cabritos.
(c) Rafa Serra.

Tradicionalmente era muy común la producción de "crestons", machos castrados que eran sacrificados a partir de los 7 ó 9 meses.
Esta práctica era muy común en diversos lugares de España, considerándose la carne de este tipo de animales como una de las mejores del mercado de la época.
Durante siglos y hasta hace pocas décadas, la carne fresca más consumida en el medio rural español fue la de ovino y caprino y mientras que la de los animales adultos o viejos resultaba a menudo seca y dura, la de los machos castrados era mucho más tierna y jugosa debido al mayor contenido de grasa favorecido por la castración.

Cabra con dos cabritos ya crecidos.
(c) Rafa Serra.

Producción de leche.
En el pasado, el ordeño de la cabra Blanca de Rasquera fue relativamente frecuente aunque en ocasiones se mantenían en los rebaños ejemplares de razas de mayor producción como la extinta Maellana citada al hablar del origen e historia de la raza.
Sin embargo, tras el destete de los cabritos, era común ordeñar a las cabras para elaborar un queso de tipo fresco denominado Brossat y que era similar al Mató. Para su elaboración, se calentaba la leche hasta los 50-65º y se añadía cuajo vegetal obtenido herba-col y tras 20 minutos de reposo, se prensaba la pasta en moldes o encellas de madera.
Con el suero sobrante de la elaboración del Brossat, se elaboraba la Colada o requesón, añadiendo para ello un poco de leche y herba-col.

Cabra con cabritos.
(c) Rafa Serra.

EXPLOTACIÓN Y MANEJO.
La cabra Blanca de Rasquera se explota de forma totalmente extensiva en grandes rebaños manejados por el propietario con la ayuda de la familia en las épocas de más trabajo.
Los rebaños aprovechan pastos forestales en zonas de sierra durante los meses de verano o durante todo el año, complementándose su alimentación cuando escasea el pasto o las necesidades de los animales son mayores como ocurre al final de la gestación y durante la lactación.

Rebaño en una zona de sierra.
(c) Rafa Serra.

SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS FUTURAS.
El censo actual de la raza asciende en total a 5272 animales de los que 5074 son hembras y 198 machos, repartidos en un total de 20 ganaderías.
La raza aumenta poco a poco su censo pero el número de explotaciones ha descendido en los últimos años.
Como otras razas caprinas en general y en particular aquellas destinadas a la producción de carne, las perspectivas futuras de la raza no son muy esperanzadoras ante la falta de relevo generacional debido a la dura vida del cabrero, a los bajos precios del cabrito y al constante aumento de los costes de producción.

Rebaño de cabras.
(c) Rafa Serra.

EPÍLOGO.
La raza Blanca de Rasquera forma del rico patrimonio ganadero español y sólo por eso ya merece ser conservada.
Al ser una raza adaptada a vivir en terrenos sumamente hostiles constituye un pilar básico para la economía de la zona permitiendo la fijación de población en el medio rural y evitando la emigración pues además de servir como sustento a sus propietarios, proporciona un cabrito de gran calidad que es un auténtico manjar en los restaurantes de la zona sirviendo así para favorecer el turismo gastronómico.
Además cumple una importante labor medioambiental al mantener limpios los montes, esos famosos montes repoblados con pinos hace tiempo, evitando así o al menos disminuyendo el riesgo de sufrir terribles incendios forestales.

Cabra Blanca de Rasquera.
(c) Rafa Serra.

Desde EL CUADERNO DE SILVESTRE esperamos que este artículo sirva para dar a conocer esta singular y, en nuestra opinión, bellísima raza caprina, contribuyendo a su conservación.
Esta labor no está sólo en manos de la Administración sino que los consumidores podemos contribuir consumiendo el exquisito cabrito procedente de esta raza.

Cabra Blanca de Rasquera con su cabrito.
(c) Rafa Serra.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.

Agradecimientos y colaboradores.
- Rafa Serra.
- Santiago Álvarez Bartolomé.
- Joan Pellisa Rosich.

Bibliografía y fuentes consultadas:
- Álvarez Bartolomé, S. (2005) La cabra Blanca de Rasquera. Revista FEAGAS Nº 27. 
- Álvarez Bartolomé, S. (2010) La cabra Catalana. Revista FEAGAS Nº 36.
- Guía de Campo de las razas autóctonas españolas. (2009) Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino.
- Razas de ganado del Catálogo Oficial de España. (2019) Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. 
- Web del Ministerio de Agricultura.

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