GUIJO DE SANTA BÁRBARA EN 1845
Guijo de Santa Bárbara es un pequeño pueblo situado en el centro de la comarca de La Vera, al noreste de la provincia de Cáceres y en las estribaciones occidentales de la vertiente sur de la Sierra de Gredos.
Se desconoce cuando se fundó este pueblo pero existen documentos escritos que certifican su existencia ya en la segunda mitad del siglo XV si bien uno de los documentos más importantes jamás escritos data de 1845. Se trata del MANUSCRITO DEL SEMINARIO.
En este artículo analizaremos este interesantísimo documento.
En 1845 Guijo de Santa Bárbara era una villa perteneciente a la provincia de Cáceres, al partido judicial de Jarandilla de la Vera, a la Administración de Rentas de Plasencia y al Obispado de Plasencia, sufragáneo del de Santiago de Compostela.
Todo esto prácticamente no ha cambiado hasta nuestros días si bien el Partido de Jarandilla desapareció al pasar sus pueblos a depender del de Navalmoral de la Mata.
Naturalmente, al tratarse de un documento redactado por el Seminario placentino, lo primero que se describe al hablar del pueblo es su iglesia parroquial dedicada, según el Manuscrito, a la Virgen y Mártir Santa Bárbara. Sin embargo, vemos aquí un pequeño error, puesto que desde 1838 la iglesia está dedicada a Nuestra Señora del Socorro.
La iglesia se encontraba en ese momento en el centro de la población y fue fue edificado entre 1776 y 1778 sobre una antigua y ruinosa ermita que, efectivamente, estaba dedicada a Santa Bárbara debido a un milagro atribuido a la misma, por el cual en 1560 se salvaron milagrosamente dos niños de un pavoroso incendio, decidiendo el vecindario construir un pequeño templo para recordar el hecho.
Este milagro sirvió para que en 1725 Su Santidad el Papa Benedicto XIII otorgase a la Parroquia un jubileo el día de la función o fiesta de Santa Bárbara y varias indulgencias a lo largo del año.
Parroquia de Nuestra Señora del Socorro.
(c) Silvestre de la Calle García.
Las medidas del templo según el Manuscrito eran de 75 pies de longitud (1 pie=30 cm), 30 de latitud o anchura y 21 de altura contando con una torre anexa de 50 pies y que tenía dos campanas pequeñas.
La iglesia contaba en su interior con tres retablos viejos y malos procedentes del convento de los Jesuitas de Plasencia que costaron 4933 reales.
Las alhajas y ropas con las que contaba el templo en aquel momento, eran escasas.
Al Este de la iglesia se encontraba el cementerio que, aunque pequeño y poco decente, era al menos salubre.
Aspecto actual del interior del templo.
Es preciso advertir que es totalmente diferente al que presentaba en 1845.
(c) Silvestre de la Calle García.
Contaba el pueblo con un cura teniente del de Jarandilla. Los guijeños tuvieron que luchar mucho para conseguir esto y aunque el Obispado otorgó cura en 1695, no pudo tomar posesión hasta 1698 tras un largo y duro pleito.
Aunque el Manuscrito no menciona el nombre del sacerdote, sabemos que en ese momento era cura ecónomo el Rvdo. Fray Pedro Merchán Vidal (1783-1868), cura de Guijo de Santa Bárbara entre 1819 y 1858 contando en todo momento con la ayuda del sacristán D. José García de Aguilar y Domínguez (1787-1867) que era además su sobrino.
En el orden señorial era villa realenga situada dentro del Marquesado de Jarandilla que estaba a su vez dentro de la Casa de Oropesa, recibiendo el titular del mismo los derechos de alcabalas, fiel medidor y tercias de los diezmos.
Aunque el régimen señorial había sido suprimido en 1837, los antiguos Señores siguieron gozando de determinados privilegios durante algunos años más.
En cuanto al orden municipal, Guijo de Santa Bárbara era una villa independiente que contaba con su propio Ayuntamiento integrado por un alcalde, dos regidores y un procurador síndico, además de contar con empleados municipales como el secretario, el cirujano, el maestro de primeras letras y el alguacil.
El presupuesto municipal ascendía a 8704 reales, realizándose los siguientes pagos:
- Al maestro: 450 reales.
- Al cirujano: 2200 reales.
- Al secretario: 2200 reales.
- Al alguacil: 70 reales.
- Contribuciones varias: 3784 reales.
Este presupuesto se satisfacía con 300 reales de fincas pertenecientes a la escuela, 400 reales procedentes del arriendo de Pesos del Ayuntamiento y 2650 reales obtenido del arriendo de pastos de la Dehesa de Propios, pagando el resto los vecinos.
La Dehesa de Propios comprendía la sierra del municipio, denominada Sierra de Jaranda, excepto una porción en la zona más alta que pertenecía a la Comunidad de Pueblos de Plasencia y que era conocida como Baldío de Jaranda.
El Manuscrito nos dice que el Baldío tenía una superficie de 20 fanegadas (30 hectáreas) y la Dehesa una superficie de 500 fanegadas (763 hectáreas) pero estas cifras son erróneas, puesto que se trata de medidas tomadas sobre plano y no sobre el terreno, el cual presenta grandes pendientes que aumentan ostensiblemente su superficie.
Sabemos que cuando estas propiedades fueron enajenadas tras la Desamortización de Madoz, el Baldío tenía una superficie superior a las 900 hectáreas y la Dehesa rondaba las 2000.
En el mismo Manuscrito se advierte ya de este posible error.
El documento menciona que la Dehesa de Propios contaba con una quinta parte de robledal y matarraña "infructíferos", si bien esto no es del todo cierto puesto que estos terrenos abastecían de madera, leña y carbón a los vecinos así como de hoja para las camas del ganado y helechos para socarrar los cerdos. Además, durante los meses invernales, ofrecían abundante pasto para el ganado.
El resto de la Dehesa estaba ocupado en su mayor parte por canchales (rocas) y despeñaderos, en los que perecían todos los años más cabezas de ganado que de cualquier otro mal o enfermedad, cubriéndose durante buena parte del año de nieve.
Sin embargo, el pasto que crecía entre las peñas era de "mucho apruebo" produciéndose "exquisito queso de cabra, carnes muy sólidas y ganado vacuno fino para el trabajo".
A continuación, el Manuscrito detalla aspectos como la situación del pueblo, la calidad del terreno, los ríos y arroyos, las producciones...
El autor del texto dice que "este pueblo fue fundado por un loco o por un filósofo resultando ser uno de los más salubres que existen hasta el punto que sus habitantes llegan muchos veces a 80 y 90 años tan sanos como si tuvieran 30 ó 40 y algunos años no muere ninguno".
Como en cualquier pueblo, sufrían diversas enfermedades siendo las más comunes las pleuresías o pulmonías y las fiebres intermitentes que hoy en día sabemos que eran el paludismo y la fiebre tifoidea. Pero por encima de todas las enfermedades destacaba el bocio o papo, debido a la ausencia de minerales en el agua que procedía directamente de la nieve que durante buena parte del año cubría las montañas circundantes como antes dijimos.
El pueblo estaba formado por 65 casas de 20 pies de altura (unos 6 metros). Todas ellas eran pequeñas y las más antiguas estaban toscamente construidas aunque se iba notando ya una mejora en los sistemas constructivos.
Aunque el documento no lo menciona, sabemos perfectamente cómo eran las casas de aquella época porque muchas se conservaron hasta bien entrado el siglo XX en incluso algunas siguen en pie actualmente. Eran casas con planta baja, principal y desván con muros de piedra en la planta baja y de entramado de maderas y adobes en las superiores.
En pueblo contaba con varias calles mal empedradas pero rectas (El Tejar, la Mata, la Fuente, El Royo, El Rincón, La Iglesia y El Lavadero).
No existía pósito de granos ni institución benéfica de ningún tipo.
Había también una "escuela" (casa en la que vivía el maestro) a la que asistían 30 niños y 10 niñas, aprendiendo a leer, escribir aritmética y religión.
La plaza era más o menos cuadra, de 35 varas (29 metros de lado) con el Ayuntamiento y un soportal que aún no estaban terminados (su construcción comenzó en 1841).
A la entrada de la población había una fuente con pilones y caños de aguas salubres y de buen gusto.
El término limita al Este con las jurisdicción de Losar, al Norte con la de Tornavacas, al Oeste las de Tornavacas y Aldeanueva de La Vera y al Sur con la de Jarandilla de la Vera en cuyo radio, además de la expresada Sierra, se encuentran los heredamientos de los vecinos.
Es difícil calcular la cabida dada la escabrosidad del terreno pero sí añade el Manuscrito que fueron 5 fanegas las desamortizadas al Clero Secular.
Cabras pastando.
En la ladera, Guijo de Santa Bárbara y gran parte de su término municipal.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Respecto a la calidad del terreno, el Manuscrito señala que lo cultivado es arcilloso y sostenido por paredes que fueron construidas con mucho trabajo por los habitantes del pueblo y que presentan el inconveniente de los arrastres de materia orgánica al regar y llover dirigiéndola a las tierras más bajas de los valles.
Cultivo en terrazas o bancales, aquí llamadas naves.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Se estimaba que se cultivaban 30 fanegas (16,65 hectáreas) de patatas, centeno y otras legumbres, 40 fanegas (26,2 hectáreas) de castaños y frutales, 15 fanegas (9,8 hectáreas) y 10 fanegas (6,55 hectáreas) de prado artificial.
Como dijimos antes a la hora de medir la superficie del Baldío y de la Dehesa, las medidas de superficie eran muy difíciles de tomar con los medios de la época y teniendo en cuenta la topografía del terreno.
El castaño era uno de los principales cultivos.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Pero para hacer posible el cultivo de la tierra era fundamental el agua y el término municipal estaba surcado por abundantes ríos y arroyos.
Los principales cursos de agua son la Garganta Jaranda y la Gargantilla Jarandilleja, también conocida como del Toril, de la Lanchuela, de los Chorros y del Cristo. Ambas recorren el pueblo de norte a sur y se unen ya en por debajo de la localidad de Jarandilla.
Todos los cursos de agua carecían de puentes, puesto que aún no se había construido "La Puente", conocida hoy como Puente de La Máquina.
La Garganta Jaranda, la más importante de los dos recibe el aporte de numerosos arroyos y gargantillas dentro del propio término municipal, mencionando el Manuscrito como más importantes El Gargantón y Alzapiernas o Gazapiernas.
Todos los cursos de agua eran abundantes en pesca de truchas, especialmente la Garganta Jaranda, que los vecinos capturaban en el verano con la reprobable práctica del envenenamiento con diversas plantas.
Pescando en El Trabuquete, charco más emblemático de la Garganta Jaranda.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
De las Gargantas y arroyos se extraía el agua para riego por "azúas o canales", llamados aquí cauces, construidos, según el texto, con muy poco arte.
Añadimos nosotros que existen tres cauces principales:
- El Toril, que sale desde la Gargantilla Jarandilleja.
- El de Buenos Ajos, que sale desde la parte media de la Garganta Jaranda.
- El de San Francisco, que sale desde la parte baja de la anterior.
Sólo existía un molino harinero (molino del Malagón, en el cauce de San Francisco). Existen restos de un antiquísimo molino llamado de Buenos Ajos que daba nombre al cauce homónimo pero que ya debía estar en ruina.
Aspecto actual del Molino citado y que ya no está en uso.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Guijo de Santa Bárbara fue eminentemente un pueblo agropecuario y en la que fecha en la que fue escrito el Manuscrito, se comercializaban una vez satisfechas las necesidades del pueblo 500 fanegas (23.000 kilogramos) de castañas blancas o pilongas, 2000 arrobas (23.000 kilogramos) de patatas, 100 cántaros (1.600 litros) de vino y 200 arrobas (2.300 kilogramos) de peras y cerezas.
Había además 80 vacas y 1.000 cabras cuya leche, carne y queso, sin especificar cantidad, se consumía en los pueblos inmediatos como Losar, Jarandilla y Aldeanueva, al igual que las patatas y el vino.
Piara de cabras Veratas.
(c) Alejandro Torralvo Gutiérrez.
Las cerezas y peras, que eran consideradas las mejores del país, se exportaban a Madrid, donde eran llevadas por arrieros de La Mancha debido al escaso número de caballerías existentes en el pueblo que se limitaba a 5 jacas (caballos pequeños), 6 mulos y 10 jumentos (burros).
Se necesitaban por lo tanto en el pueblo productos de primera necesidad como trigo, aceite así como otros artículos de consumo y vestido cuya venta era realizada por vendedores ambulantes que llegaban al pueblo.
El comercio se limitaba a la exportación e importación de los productos citados y la artesanía era desconocida.
Como complemento a la agricultura y la ganadería, abundaba mucho la caza, encontrándose perdices, corzas, lobos, zorras, jabalíes y cabras monteses.
Todas estas especies, a excepción del lobo que desapareció en los años 60 y no ha vuelto a verse por aquí de momento, aún habitan en Guijo de Santa Bárbara siendo la cabra montés hoy por hoy una de las principales riquezas del municipio que forma parte de la Reserva de Caza La Sierra.
Cabras monteses.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
La población de Guijo de Santa Bárbara estaba compuesta por 80 vecinos o cabezas de familia y 340 almas o habitantes.
Había 55 hombres menores de 18 años, 32 de 18 a 25 años y 83 mayores de esa edad junto con 170 mujeres de todas las edades.
Los cabezas de familia se dividían 2 exclaustrados (religiosos franciscanos procedentes del Convento de Jarandilla) llamados Fray Pedro Merchán, cura ecónomo, y Fray Fernando Quintana, 1 maestro de primeras letras, 1 cirujano, 1 secretario de Ayuntamiento, 1 molinero, 60 jornaleros dueños de pequeñas fincas y 14 labradores, propietarios de numerosas fincas y ganado.
Don Antonio Jiménez García, vecino y labrador.
(c) Colección Familia De la Calle.
El pueblo pagaba numerosas contribuciones por diversos conceptos que ascendían en total a 6480 reales y 26 maravedíes.
Los objetos por los que se pagaba contribución eran los siguientes:
- Provinciales: 3048 reales y 6 maravedíes.
- Otros enajenados: 1206 reales y 10 maravedíes.
- Utensilios ordinarios: 513 reales.
- Utensilios extraordinarios: 727 reales.
- Frutos civiles: 24 reales y 18 maravedíes.
- Para los presos del partido: 458 reales.
- Para los Escopeteros de la Provincia: 146 reales y 28 maravedíes.
- Para el presupuesto de la Diputación: 118 reales.
- Para los establecimientos de beneficencia de la provincia: 171 reales.
Los 5 mayores contribuyentes del pueblo pagaban en total 1550 reales, correspondiendo 525 al que más y 223 al que menos.
Los vaqueros eran los mayores contribuyentes.
Vacas en Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
En cuanto al orden militar se refiere, Guijo pertenecía a Capitanía General de Badajoz, correspondiéndole en las Quintas del Ejército 1 soldado y 3 décimas, habiendo tenido en los últimos años 10 soldados en los batallones creados por la provincia y 12 en el ejército de los cuales 3 habían perdido la vida recientemente.
La Milicia contaba en Guijo con 80 individuos de infantería sin armas ni equipación alguna.
El correo se recibía en el pueblo tres veces a la semana: martes, jueves y sábado siendo conducido desde Jarandilla.
Las comunicaciones eran sumamente precarias por la falta de caminos pues sólo existían los rurales que comunicaban el pueblo y las heredades.
El Manuscrito dice que podría hacerse un camino cruzando la sierra para comunicar con Castilla, pero sería muy costoso y durante buena parte del año estaría cubierto de nieve.
Las distancias desde el pueblo a distintos municipios y ciudades eran de 30 minutos a Jarandilla, 35 horas a Madrid, 8 horas a Plasencia, 22 a Cáceres y 36 a Badajoz.
La única fiesta celebrada en el pueblo, era la de Santa Bárbara el 4 de diciembre pero tenía escasa consideración según el Manuscrito.
Por los documentos conservados en el archivo parroquial, sabemos sin embargo, que se celebra la Santa Misa y había un convite para los cofrades de Santa Bárbara en el que se repartía a cada uno carne de vaca y vino, vendiendo el sobrante a los vecinos para cubrir así los gastos de la fiesta.
Finalmente, el Manuscrito realiza una exhaustiva descripción de los hechos históricos más relevantes ocurridos en los últimos siglos y de las que se tenían noticia escrita.
En primer lugar, habla de la fundación del pueblo en un momento incierto pero contando que la tradición fue que pastores que buscaban pastos frescos y agua abundante, se establecieron en la zona formando ya un núcleo de población plenamente consolidado en el siglo XV pues en 1468 piden al Señor de Jarandilla que se les señale un coto de pastos independiente del de Jarandilla.
Años más tarde, en 1560 y tras el milagro ya referido obrado de por Santa Bárbara, los guijeños construyeron una ermita en la que en 1674 el obispado autoriza a colocar Pila bautismal y a tener Sagrario con el Santísimo Sacramento, pasando de esta forma a ser parroquia aunque el templo que conocemos, no fue edificado hasta 1778, sufriendo reformas interiores y algunas exteriores desde aquella fecha pero manteniendo su esencia.
En 1695 el obispado de Plasencia concede cura al pueblo, pero se entabla un pleito con Jarandilla que será ganado por los guijeños en 1698 cuando por fin el cura puede tomar posesión de la parroquia.
En 1708 tendrá lugar un hito histórico al independizarse Guijo de Jarandilla pero debido a la gran mortalidad de personas y ganado y a los desastres de la Guerra, los vecinos no pudieron pagar la cantidad de 384.000 maravedíes y volvieron a depender de Jarandilla.
En 1812 con la Constitución de las Cortes de Cádiz, disfrutaron de una breve independencia pero con la Restauración del Absolutismo de Fernando VII, volvieron a depender de Jarandilla.
Finalmente, el 27 de agosto de 1816 Guijo de Jarandilla pasó a ser un pueblo independiente con el nombre de Guijo de Santa Bárbara tras pagar los 68 vecinos del pueblo la cantidad de 56.207 reales.
Portada del Documento del Real Privilegio de Villazgo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Termina el documento que nos ocupa, diciendo que "Este pueblo que se ha creado religiosa y civilmente con la diferencia de que en todo encontró oposición, pero su constancia, unión e inocentes costumbres siempre triunfaron".
El Manuscrito del Seminario es como podemos un valioso tesoro de la bibliografía guijeña al describir este pueblo de manera pormenorizada y hacer también un exhaustivo resumen de su historia.
Hasta ese momento, el pueblo sólo había sido mencionado escuetamente en 1667 por Gabriel Azedo de la Berrueza y Porras en su obra Amenidades, Recreos y Florestas de La Vera así como el Interrogatorio de Tomás López donde ya se ofrecen más datos sobre el pueblo.
Los guijeños debemos conocer y conservar este valioso documento porque forma parte de nuestro más antiguo patrimonio cultural.
Fdo: Silvestre de la Calle García.
Sacristán y archivero de la Parroquia de Nuestra Señora del Socorro.
Maravilloso trabajo Silvestre
ResponderEliminarMuchísimas gracias
EliminarEnhorabuena
ResponderEliminarMuchas gracias, Rvdo. P. Santos.
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