EL PERRO: DE CAZADOR A PASTOR, MASCOTA Y MUCHO MÁS.
El perro, considerado por muchos como el mejor amigo del Hombre, es el animal doméstico más antiguo y está presente en todos aquellos lugares del mundo donde vivimos nosotros, habiendo conocido nuestro evolución desde que éramos cazadores y recolectores hasta convertirnos en ganaderos y agricultores pare luego dar el gran salto a la ¿civilización? urbana. El perro ha sabido adaptarse a todos estos cambios igual que nosotros.
El presente artículo consta de varios epígrafes o capítulos.
En el primero de ellos, conoceremos el origen y la evolución del perro pasando desde el lobo salvaje a los primitivos perros de caza que poco a poco irían diferenciándose y dando lugar a nuevas poblaciones hasta convertirse en guardianes del ganado y finalmente en animales de compañía.
Mastín entre las cabras.
(c) Silvestre de la Calle García.
El segundo capítulo está dedicado al perro en España, país eminentemente rural durante siglos y en que la caza y la ganadería han sido dos actividades fundamentales para el hombre y en buena medida lo siguen siendo.
Ciertas actividades cinegéticas o relacionadas con el manejo del ganado, serían imposibles de realizar sin la valiosísima ayuda del perro para lo cual contamos con infinidad de razas autóctonas, algunas muy famosas y conocidas dentro y fuera de nuestras fronteras pero otras prácticamente desconocidas.
En el tercer capítulo, trataremos sobre el eterno debate de si los perros deben llevarse atados o sueltos lo cual supone una gran polémica entre los propietarios de perros de trabajo y de perros de compañía. Es un tema complejo que explicaremos sin ánimo de ofender a ninguna de las dos partes implicadas.
Mastín cuidando un rebaño de ovejas.
(c) Jesús Carreras Delgado.
El último capítulo, está dedicado a un tema tan triste como lamentablemente actual que es el abandono de perros, un gran problema en nuestros días al igual que lo es el abandono de otro tipo de mascotas en nuestras ciudades o en el medio natural como gatos, roedores, aves, reptiles...
Perra abandonada.
(c) Carlos Sánchez Burdiel.
Dicho todo esto, animo a los lectores a continuar leyendo este interesante artículo sobre el mejor amigo del hombre.
ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL PERRO.
Todos los perros domésticos descienden de una sola especie, el lobo gris (Canis lupus) extendido en el pasado por toda Europa, la mayor parte de Asia y América del norte, ocupando actualmente estos mismos territorios pero de manera muy fragmentada. Esta amplísima distribución dio lugar a numerosas subespecies que a su vez dieron diferente origen a los primeros perros.
No hay acuerdo sobre cuándo, dónde y cómo se domesticaron los primeros perros aunque los primeros restos fosilizados de perros inequívocamente domésticos se encontraron en Asia Menor.
Posiblemente, los lobos se domesticaron "solos", limitándose a seguir a las tribus de humanos y aprovechando los despojos que quedaban tras sus cacerías.
Sin embargo, los hombres paleolíticos también debieron observar con gran detenimiento la perfecta organización de los lobos y en algún momento pudieron permitir que aquellos lobos más dóciles que les seguían criasen en las inmediaciones de sus campamentos y ayudarse mutuamente en las tareas de caza.
En algún momento que no se ha podido especificar correctamente aún, los hombres permitieron a los lobos compartir su cueva, propiciando así un mayor acercamiento entre ambas especies.
Los lobos ya no eran animales que vivían cerca del hombre aprovechando sus despojos, sino que ahora todos formaban parte de la misma tribu y unos y otros comenzaron a entenderse y a interpretar los gestos del otro.
Los hombres daban órdenes durante las partidas de caza y los lobos, sabedores de que recibirían parte de la carne, obedecían.
De esta forma, ambos salían beneficiados porque el hombre disponía de un gran aliado para ahuyentar a las presas hasta los lugares donde se escondían los cazadores y los lobos podían optar a alimentarse de enormes herbívoros que estaban fuera de su alcance natural.
Las lobas ya podían criar con seguridad a sus cachorros sabiendo que, si los dejaban en la cueva, ningún depredador los atacaría porque serían defendidos por los hombres. Al final, llegaron a permitir que los cachorros jugueteasen con los niños humanos y que deambulasen por la cueva sin mostrar ningún tipo de miedo hacia los humanos.
Pero seguía habiendo lobos salvajes, además de otros muchos carnívoros de gran tamaño como osos, leones, leopardos, tigres, pumas... que podían atacar a los humanos y que competían con ellos por las presas.
Los lobos domésticos no podían permitir que el territorio de la manada humano-lobuna fuese invadido por otros depredadores y se mostraban sumamente hostiles ante la presencia de ellos tratando de ahuyentarlos o avisando a los humanos para poder expulsarlos entre todos.
Perro primitivo vigilando.
Perro Lobero Cántabro.
(c) Ganadería Áurea y Juan Quintial.
Poco a poco la relación se fue haciendo más estrecha y ya ni los hombres ni los lobos domésticos supieron vivir los unos sin los otros. Es precisamente en ese momento cuando nace EL PERRO tal y como lo conocemos hoy.
Las diferencias físicas entre aquellos primeros perros y los lobos, debieron ser verdaderamente mínimas pues aún era muy frecuente la hibridación entre poblaciones de lobos y perros primitivos, pero los últimos ya habían perdido gran parte de sus instintos naturales y reconocían a los humanos como los jefes de la manada, obedeciendo a rajatabla sus órdenes.
Con el paso del tiempo, el hombre comenzó a domesticar otros animales. Esos animales no debían ser cazados ni por los perros sino que debían defenderlos de otros depredadores.
Esto no suponía que ciertos animales no se siguiesen cazando por lo que el hombre debió comenzar a seleccionar artificialmente las aptitudes de los perros. Mientras que unos perros serían utilizados para cazar, otros serían utilizados para defender al ganado. Algunas sociedades seleccionaron también a los perros para utilizarlos como animales de tiro o carga e incluso para la producción de carne.
Comenzó así un proceso de creación de razas caninas funcionales destinadas la realización de las más diversas tareas aunque algunas de ellas son polivalentes. Perros de caza dedicados a la persecución de una pieza determinada, especializados en rastrear las piezas o cobrarlas, perros para defender al ganado de los depredadores, perros pastores para conducir el ganado, perros de tiro donde no hay otros animales, .....
Mastín español.
(c) Silvestre de la Calle García.
Con el desarrollo paulatino de la sociedad urbana, la gente que vivía en ciudades ya no necesitaba perros para su vida cotidiana pero quienes sentían admiración por estos animales, comenzaron a seleccionar perros para que sirviesen como animales de compañía.
Unas veces se mantuvieron las razas funcionales tal y como eran pero modificando su comportamiento para hacerlas más dóciles y manejables y otras se seleccionaron nuevas razas realizando los más diversos cruzamientos buscando generalmente animales de tamaño medio o pequeño, especialmente si tienen que vivir dentro de casas y pisos.
Este proceso selectivo, comenzado hace miles de años y que ha tenido lugar de manera simultánea en muchas partes del mundo, ha ocasionado que el perro sea hoy el animal con mayor variabilidad morfológica existiendo unas diferencias realmente sorprendente entre razas cuyo tamaño y aspecto físico hace que parezcan razas diferentes como el enorme Gran Danés o el minúsculo Chihuahua, el perro más pequeño del mundo y que poco podría hacer ya para defender al hombre de los depredadores, para pastorear, para cazar...siendo un animal eminentemente de compañía.
EL PERRO EN ESPAÑA.
Para que todo esto sea más fácil de entender, veamos lo que ha ocurrido a lo largo de esta milenaria historia humano-canina en lo que hoy es España.
Los cazadores y recolectores que habitaron en la península Ibérica durante el Paleolítico, tenían que enfrentarse a un medio sumamente hostil aunque las glaciaciones que afectaban al resto de Europa, no tuvieron tanta importancia ni en la península Ibérica ni en las demás penínsulas mediterráneas.
Los hombres disponían de abundantes animales y plantas para alimentarse pero al mismo tiempo ellos eran acechados por los lobos, los osos, los leones, los leopardos, las hienas...
Posiblemente los cazadores paleolíticos ibéricos tuviesen ya lobos domesticados como ocurría en otras partes del mundo pero la evidencia fósil no ha conseguido determinarlo. En todo caso, hablaríamos de animales muy similares a los lobos salvajes y que serían utilizados como auxiliares durante las cacerías de bisontes, uros (toros salvajes) caballos, cérvidos, cabras monteses, jabalíes y pequeños animales como los conejos que, en contra de lo que suele pensarse, era una presa fundamental para los cazadores ibéricos.
El paso del Paleolítico al Neolítico fue bastante tardío en la península Ibérica pues hasta el VI o V Milenio antes de Cristo no hay evidencias de colectividades pastoriles dedicadas al pastoreo de ovejas y cabras, especies que llegaron junto a pobladores de origen euroasiático.
Con aquellos pobladores llegaron con total seguridad perros ganaderos de aspecto lupoide (semejantes al lobo) que defenderían al ganado de los depredadores.
Se tiene constancia que en los milenios II y I a.C. ya se criaban en la península Ibérica perros de gran tamaño cuyos restos óseos han aparecido en diversos yacimientos.
Estos perros no eran los antepasados directos de una de las razas caninas españolas más emblemáticas: el mastín español.
Pero los hombres no se limitaban a criar ovejas y cabras sino que también cultivaban cereales y leguminosas, se dedicaban a la artesanía y en su tiempo libre a la caza, necesitando perros más pequeños y veloces que los mastines.
Nos encontramos así con perros como los podencos que eran utilizados tanto para cazar pequeños animales como conejos y perdices como cérvidos y jabalíes.
En los bosques y matorrales norteños, se necesitaban perros de buen olfato y oído, capaces de conocer el lugar en el que se escondían las presas sin necesidad de verlas. Lo mismo ocurría en Europa Central por lo que se seleccionaron perros de este tipo que darían lugar en la península ibérica al Sabueso español.
Las presas habituales de estos perros eran los ciervos, corzos, jabalíes, liebres y en las zonas de montaña las cabras monteses. También perseguían a osos, lobos y linces.
En el sur peninsular, no abundaban los grandes animales pero los montes estaban literalmente llenos de conejos por lo que se necesitaban perros adaptados al clima seco y capaces de cazar entre los matorrales. Nos referimos a los podencos.
Los podencos posiblemente fueron introducidos desde el norte de África y las islas del Mediterráneo oriental por los comerciantes fenicios.
En la Península, así como en los archipiélagos de Canarias y Baleares, evolucionaron para dar lugar a una diversas razas y formas especializadas en la caza de todo tipo de presas desde el conejo al jabalí.
En las grandes llanuras esteparias del centro peninsular abundaban las liebres y para su caza se requerían perros especialmente veloces que darían lugar a otra de nuestras grandes razas: el Galgo español.
Los galgos posiblemente llegasen en la misma época que los podencos, habiéndose originado en las estepas y semidesiertos de Asia Menor, donde serían utilizados para cazar presas veloces como liebres, gacelas, avestruces...
España fue siempre un país donde los bovinos fueron animales muy importantes al ser utilizados para el trabajo agrícola pero también para la crianza y la producción lechera. Muchas veces, se criaban en régimen extensivo e incluso semisalvaje por lo que eran necesarios perros valientes y capaces de perseguir, agarrar e inmovilizar a los bovinos. Hablamos de los alanos que llegaron posiblemente acompañando al pueblo de los Alanos tras la caída del imperio romano.
En la primera mitad del siglo XIV, el rey Alfonso XI "El Justiciero", manda escribir el célebre LIBRO DE MONTERÍA. Se habla ya pormenorizadamente del uso de sabuesos y alanos para localizar y apresar las piezas más estimadas de la época que eran el oso, el puerco (jabalí) y el venado.
Precisamente al oso, animal que en esa época habitaba desde Gibraltar a la Cordillera Cantábrica, se debe en gran medida la selección y el mantenimiento de diversas razas caninas ibéricas para la caza y para la defensa del ganado y las propiedades agrícolas.
Además de mamíferos de tamaño variable, siempre se cazaron en la península Ibérica aves como las perdices, las codornices, las agachadizas, las becadas, los patos...
Para cazar estas singulares presas, hombres y perros debían asociarse con una nueva especie que fuese capaz de dar caza en pleno vuelo a las aves: el halcón.
La cetrería es una forma milenaria de caza en la que el hombre a pie o a caballo sostiene el halcón u otra ave en el brazo y colocado preferente en un cerro o lugar elevado espera a que los perros levanten la caza, esto es, obligar a que las aves vuelen o que pequeños mamíferos como los conejos o las liebres corran y sean apresados en el aire o en el suelo por los halcones.
Nacen así los perros de muestra y los perros cobradores, los primeros especializados en señalar el lugar donde se esconden las presas y los segundos en cobrar la caza, aunque muchas razas son polivalentes.
Hablaríamos aquí de los Perdigueros, Pachones y similares además del singularísimo Perro de Agua Español.
En los siglos XVII y XVIII comienzan a asentarse en el sur de España comerciantes ingleses dedicados a la elaboración y exportación de vinos, fundamentalmente de Jerez, trayendo consigo pequeños perros especializados en la caza de ratones y rata. Estos perritos dieron lugar al Ratonero bodeguero Andaluz, el Gos Rater Valencià, el Ca Rater Mallorquí...
En la segunda mitad del siglo XVIII y sobre todo en el siglo XIX, la gran importancia ganadera de España va dando paso a la actividad agrícola que, unida a la disminución de los depredadores hace que los mastines no sean tan necesarios y que se necesiten perros pequeños y veloces que sean capaces de manejar al ganado siguiendo las órdenes precisas del pastor, apareciendo así los perros de pastor o careas, que llevaban siglos utilizándose en ciertas regiones como Escandinavia, las Islas Británicas y ciertas zonas de Europa pero que eran desconocidos en España.
Así surgen razas como el Gos d´atura catalán, el Can de Chira, el Perro Leonés de Pastor, el Carea Castellano Manchego o el Euskal Artzain txakurra.
Hasta bien entrado el siglo XX, la sociedad española fue eminentemente rural por lo que al contrario que ocurrió en otros países europeos como Francia o Inglaterra y también americanos como Estados Unidos, no se seleccionaron perros para servir como animales de compañía.
Demetrio González Montero (centro), cabrero del Conde de Montarco con sus mastines.
Fuenteaguinaldo (Salamanca) 1949.
(c) Deme González Calvo.
En las últimas décadas hemos asistido en España a un cambio radical siendo muy frecuente la presencia de perros de compañía tanto en hogares urbanos como rurales recurriendo a veces a perros autóctonos pero eligiendo con mayor frecuencia ciertas razas enanas de origen extranjero como el Yorkshire o el Chihuahua, que por su pequeño tamaño y poca necesidad de espacio pueden vivir sin problemas en el interior de las viviendas.
Mucha gente conoce decenas de razas caninas extranjeras pero no conocen la gran riqueza canina de nuestro país donde contamos con una enorme variedad de razas, algunas muy conocidas dentro y fuera de nuestras fronteras como el Mastín español o el galgo español y otras que sólo son conocidas por un reducido número de personas como el Gos Rater Valencià o el Majorero.
Gos Rater Valencià.
(c) Ibai Menoyo Aguirre.
En 2020 se edita por parte de la Real Asociación Canina de España un espectacular libro titulado ESPAÑA A TRAVÉS DE SUS RAZAS CANINAS. ORIGEN, HISTORIA Y FUNCIONALIDADES escrito por Gustavo Echevarría Sesé y con fotografías de Jorge Arévalo Rodríguez, en el que se recogen y describen las siguientes razas autóctonas españolas:
- Alano español.
- Ca de bestiar (perro de pastor mallorquín).
- Ca de bou (dogo mallorquín).
- Ca eivisenc (podenco ibicenco).
- Ca mè mallorquí (perdiguero mallorquín).
- Ca rater mallorquí (perro ratonero mallorquín).
- Can de chira.
- Can de palleiro (perro de pastor gallego).
- Can guicho ou quisquelo.
- Carea castellano-manchego.
- Euskal artzain txakurra (perro de pastor vasco).
- Galgo español.
- Gos d´atura (perro de pastor catalán).
- Gos rater valencià (ratonero valenciano).
- Lobito herreño.
- Majorero.
- Maneto.
- Mastín del Pirineo.
- Mastín español.
- Pachón navarro.
- Pastor garafiano.
- Perdiguero de Burgos.
- Perro de agua español.
- Perro leonés de pastor.
- Podenco andaluz.
- Podenco canario.
- Podenco orito español.
- Presa canario.
- Ratonero bodeguero andaluz.
- Sabueso español.
- Valdueza.
- Villano de Las Encartaciones.
- Xarnego valenciano.
Mastín Español.
(c) Alberto Sánchez Sacristán.
Como se ha dicho, los perros españoles se han utilizado siempre como animales de trabajo pero hoy en día muchos ejemplares son criados por personas aficionadas que los seleccionan para participar en concursos de belleza. Esto es un buen medio para conservar y dar a conocer nuestras razas pero debe evitarse buscar el perro más "bonito" sin tener en cuenta su funcionalidad para que de esa forma la raza mantenga "su esencia" original.
Javier con sus careas castellano-manchegos en un concurso.
(c) Javier Bernal Corral.
Posiblemente este sea el mayor debate en el que, "sin comerlo ni beberlo" como se suele decir, se ven inmersos los pobres perros. Esto causa verdaderas y encarnizadas polémicas entre los propietarios de perros de compañía y de perros de trabajo.
¿Cómo deben llevarse los perros? La respuesta más rápida, sencilla y simple es SIEMPRE ATADOS.
Los entornos urbanos son lugares muy peligrosos para llevar un perro suelto porque el animal puede asustarse y escaparse provocando algún accidente o atacando a alguna persona por lo que, siempre que se salga de casa, lo mejor es colocar al perro un collar y una correa e incluso un bozal si es un animal grande o potencialmente peligroso.
Si salimos al campo, es conveniente que llevemos a nuestro perro atado por varias razones.
En primer lugar, el perro puede escaparse y desorientarse, siendo incapaz de encontrar el camino de vuelta. Además de eso, en el campo hay animales salvajes de todo tipo de pueden atacar a los perros desde otros carnívoros como los lobos o los zorros a grandes rapaces o animales que pueden sentirse amenazados o que atacan para defender a sus crías como por ejemplo los jabalíes.
Jabalí.
(c) Silvestre de la Calle García.
En segundo lugar, debemos tener en cuenta que muchos montes, sean públicos o privados, están habitados por especies faunísticas de gran valor y se prohíbe la presencia de perros sueltos para evitar molestias a los animales.
Esta legislación afecta a Parques Nacionales, Naturales y similares pero también a Reservas de Caza donde los perros deben llevarse atados para no interferir en las actividades cinegéticas durante los periodos hábiles de caza (otoño e invierno) y para no molestar a las especies cinegéticas durante el periodo de cría (primavera y verano).
Normalmente, en estos lugares hay carteles indicativos que dejan claro que los perros deben ir atados.
Machos monteses.
Parque Regional y Reserva de Caza de la Sierra de Gredos (Ávila).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Muchas veces el ganado se aleja simplemente de los perros pero en otras ocasiones para ponerse a salvo corre sin control invadiendo propiedades y carreteras, lo que puede ocasionar pérdidas al ganadero y daños a terceras personas. En zonas de montaña, el ganado puede llegar a despeñarse.
Además, en ocasiones, los perros de compañía puede llegar a atacar al ganado o a acercarse tanto a los animales que estos, especialmente si tienen crías, pueden llegar a atacar.
Como en los terrenos protegidos o de caza, suele haber en los terrenos ganaderos señalización que indica que los perros deben ir atados.
Pero entonces...
¿POR QUÉ LOS PERROS DE TRABAJO ESTÁN SUELTOS?
Pues la respuesta está en la propia pregunta: ESTÁN TRABAJANDO.
Un perro de caza o un perro ganadero no podrá desarrollar su actividad "profesional" adecuadamente si se encuentra atado.
Los perros de caza no salen solos a cazar sino que el propietario estará siempre cerca para abatir, rematar o recoger o que otros puedan abatir a las piezas localizadas por el perro o perros. Los animales irán sueltos desde que comience la jornada cinegética y al final de la misma, serán recogidos y llevados a casa.
Perros de caza.
(c) Oscar Nunes Pérez.
Los perros ganaderos, es decir, aquellos destinados al cuidado y manejo del ganado, estarán siempre sueltos salvo excepciones.
Muchas veces, el ganadero permanece durante el día con el ganado y los perros especialmente cuando el pastoreo se realiza en áreas abiertas donde los animales pueden invadir sembrados, carreteras o poblaciones. También el ganadero estará presente cuando se realicen ciertas operaciones de manejo que los perros no pueden realizar.
David de Blas trasladando sus cabras acompañando por su perro.
(c) David de Blas.
Pero justamente, la ventaja de los perros ganaderos es que pueden vigilar al ganado y defenderlo de los depredadores cuando el ganadero no puede estar presente durante el día por tener que realizar gestiones diversas o los engorrosos trámites burocráticos así como cuando se retira durante la noche a su hogar para poder pasar tiempo con la familia y descansar adecuadamente.
En estos casos, los perros permanecen sueltos para poder ahuyentar a los depredadores y para conducir al ganado a los lugares que el ganadero les ha enseñado.
Mastines custodiando un rebaño de ovejas.
(c) Miguel Alba Vegas.
Cuando se transite por una zona ganadera llevando uno o más perros de compañía y se vea un rebaño custodiado por perros en las proximidades del camino, se deberá analizar la situación y mantener la calma.
Si el ganadero está presente, se seguirán sus indicaciones a rajatabla pues será la forma más sensata de evitar una situación de peligro para todas las partes.
Pastor con ovejas y perros.
(c) Miguel Alba Vegas.
Si no está el pastor, lo más probable es que los perros comiencen a ladrar para que la persona extraña que lleva un perro consigo no se acerque al rebaño.
Lo primero que hará el perro es tratar de alejar al ganado de la posible amenaza y después caminará lentamente y ladrando cada vez con más intensidad en dirección a la amenaza.
Ante tal situación hay que mantener la calma y comenzar a alejarse lentamente caminando, a ser posible hacia atrás, sujetando al perro de compañía que se lleve y evitando que ladre. En ningún momento deberán darse voces, levantar la voz o amenazar al perro ganadero y JAMÁS se deberá correr en dirección opuesta al rebaño pues entonces el perro correrá tras la que considera una amenaza.
Perro ladrando.
(c) Miguel Alba Vegas.
Debemos comprender que el campo muchas veces no es de todos sino que para muchos es su medio de vida.
Mastín con las ovejas junto al mar.
(c) Miguel Alba Vegas.
Mastín cuidando las cabras en una finca cercada.
(c) Óscar Martín.
ABANDONO DE PERROS.
El perro ha sido durante milenios un valioso ayudante para realizar diversas tareas hasta el punto que muchas eran, y en gran medida siguen siéndolo, imposibles de realizar sin su ayuda, por lo que se consideraba que debían ser tratados como trabajadores que merecían recibir su "salario" en forma de comida y alojamiento adecuados a su condición.
Después de ser animales de trabajo, los perros pasaron a ocupar un nuevo puesto como mascotas recibiendo nuestros cuidados a cambio de su cariño.
Pastor con el perro.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Sin embargo, hoy en día mucha gente considera que los perros son juguete o del que se puede prescindir cuando uno se "aburre" o cuando tras años de trabajo, ya no sirven para "nada" y deben ser "desechados". Cuando esto ocurre, son muchos los que abandonan a los perros en el campo para que se las arreglen por su cuenta y, ciertamente, algunas razas primitivas, funcionales o de gran tamaño, consiguen hacerlo al recuperar sus instintos salvajes convirtiéndose en los temibles perros cimarrones que causan más estragos que los poderosos lobos.
Otras veces, esto no es así y los pobres perros deambulan por el campo o por las ciudades hasta que mueren de hambre, de frío o son atropellados en las carreteras.
Perro en el campo.
(c) Carlos Sánchez Burdiel.
Afortunadamente, muchos de estos perros son recogidos por buenas personas o por protectoras de animales que se ocupan de alimentarlos, cuidarlos y encontrarles un buen hogar.
Antes de abandonar a un perro, recurrir a estas soluciones para evitar sufrimientos innecesarios al animal y posibles daños a terceras personas y a la fauna ya que los perros abandonados pueden atacar a los animales salvajes y al ganado, además de transmitir enfermedades y poder causar incluso daños por hibridación a especies salvajes como el lobo.
Perra abandonada encontrada el sábado 4 de noviembre de 2023.
El Barco de Ávila (Ávila)
(c) Carlos Sánchez Burdiel.
A MODO DE EPÍLOGO.
El perro es sin lugar a dudas el animal más importante para el hombre pues lleva con nosotros miles de años habiéndonos ayudado a cazar, a domesticar a otros animales, en diversas tareas cotidianas y finalmente dándonos su compañía.
Merece por lo tanto ser valorado en su justa medida y tratarlo con el debido respeto pues a parte de ser cazador, pastor y mascota, el perro es también MUCHO MÁS.
Bibliografía:
- Echevarría Sesé, G. (2020) España a través de sus razas caninas. Origen, historia y funcionalidad. Real Sociedad Canina Española.
Técnico Forestal.
Otro artículo de diez👏👏👏
ResponderEliminarMuchísimas gracias
EliminarExcelente reportaje,extenso y sacándonos de las dudas que pudiéramos tener,te mereces un hurra Silvestre👍👍👍🙅🙅
ResponderEliminarMuchísimas gracias
EliminarAntiguamente no se los abandonaba. El que no cumplía las espectativas se lo sacrificaba. Lo cual favoreció la mejora de las razas. Es duro para ciertas personas el oirlo pero es la verdad.
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