LOS VERRACOS: CERDOS Y TOROS DE VETTONIA.

Los Vettones eran un pueblo prerromano que habitaba en la actual provincia de Salamanca, gran parte de las de Ávila y Cáceres y parte de la de Toledo pudiendo existir también algún asentamiento en la de Badajoz.
Se trataba de un pueblo guerrero y ganadero cuyos habitantes vivían en poblados fortificados o castros y cuyo símbolo más representativo fueron unas esculturas zoomorfas que representan cerdos y toros, siendo conocidas con el nombre popular de VERRACOS.



1. VETTONIA.
Los escritores griegos y romanos se refieren a Vettonia como la región en la que habitaban una serie de pueblos culturalmente similares pero sin una verdadera cohesión entre ellos no formando una nación al uso como Grecia y Roma, motivo por el que, junto a sus "curiosas" costumbres semejantes a las de loos demás pueblos peninsulares, y especialmente los de la Meseta y el norte, fueron vistos como "pueblos primitivos".

Vettonia.
Castro de Ulaca, Solosancho (Ávila).
(c) Silvestre de la Calle García.

Inicialmente, los antepasados de los vettones fueron pueblos preindoeuropeos que recibieron posteriormente la influencia de los celtas por lo que no eran un pueblo verdaderamente celta como a veces se piensa. 
Se tiene noticia de su existencia desde el siglo V o IV a.C. y existieron hasta que fueron totalmente dominados por Roma entre el siglo II y I a.C.
Habitaban en pequeños poblados abiertos, pero ante la inseguridad motivada por los conflictos bélicos y ciertos cambios económicos y culturales, pasaron a vivir en poblados fortificados llamados castros y que se encontraban en zonas de difícil acceso.

Castro de Ulaca.
Solosancho (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Rodeados por imponentes murallas con varias puertas y torres de vigilancia, estos castros se dividían interiormente en varios recintos para separar las viviendas de las diferentes clases sociales y para encerrar el ganado durante la noche o en caso de guerra.
La superficie del recinto amurallado podía variar desde unas cuantas hectáreas hasta varias decenas como ocurría en Ulaca (70 hectáreas).

Muralla y puerta de acceso.
Castro Las Cogotas.
Cardeñosa (Ávila)
(c) Silvestre de la Calle García.

Para complementar el efecto protector de las murallas, ante ellas y en las zonas más accesibles se extendían los campos de piedras hincadas, piedras clavadas en el suelo en posición vertical que impedían el ataque de regimientos de caballería y dificultaban el acceso de la infantería.

Campo de piedras hincadas con la muralla al fondo.
Castro de La Mesa de Miranda.
Chamartín (Ávila).

Las viviendas más habituales en los castros vettones eran de una sola planta rectangular con muros de piedra recrecidos con adobe o tapial. La cubierta, a dos aguas, se sustentaba sobre postes y un armazón de madera que se cubría con paja de centeno o escoba.
Interiormente solían tener varias estancias siendo la cocina con hogar central la más importante de todas, utilizándose las demás estancias como almacenes o despensas, dormitorios, zonas de trabajo e incluso como cuadras.

Vivienda reconstruida.
Castro de El Raso.
Candeleda (Ávila).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Además de viviendas y talleres, en el interior de los castros vettones había edificios de grandes dimensiones utilizados posiblemente como lugares de reunión de los guerreros, los ancianos y la aristocracia así como altares de sacrificio, saunas iniciáticas...

El espectacular altar de sacrificios de Ulaca.
Solosancho (Ávila)
(c) Silvestre de la Calle García.

Es muy poco lo que sabemos de los vettones pues las fuentes escritas hablan escuetamente de ellos. Sin embargo, los restos arqueológicos y especialmente las necrópolis permiten conocer un poco más sobre ellos.
Enterraban a sus muertos inicialmente en grandes túmulos funerarios repletos de valiosos ajuares dependiendo de la importancia del difunto. Posteriormente, pasaron a realizar enterramientos más sencillos incinerando previamente a los muertos.

Túmulos funerarios en la necrópolis de La Osera.
Castro de la Mesa de Miranda.
Chamartín (Ávila).
(c) Silvestre de la Calle García.

Como se dijo al comienzo, la manifestación cultural más importante de los vettones y la única que ha llegado hasta nuestros días son los verracos de los que hablaremos más adelante.
Los castros vettones más conocidos son Saldeana, las Merchanas, Yecla, Salamanca, Ciudad Rodrigo en la provincia de Salamanca, El Berrueco, El Raso, Ulaca, Sanchorreja, La Mesa de Miranda, Ávila y Las Cogotas en la provincia de Ávila y Talavera la Vieja, La Coraja y Villasviejas en la provincia de Cáceres.

Vivienda en Ulaca.
Solosancho (Ávila)
(c) Silvestre de la Calle García.

2. ECONOMÍA DE LOS VETTONES.
Los restos arqueológicos nos permiten saber que los vettones eran un pueblo guerrero al haberse encontrado espadas, escudos, puñales, lanzas...
Se trataba ya de sofisticadas armas de hierro, lo que demuestra que los vettones conocían perfectamente la metalurgia y la forja de este metal, mucho más duro que el cobre y el bronce.

Armas vettonas encontradas en El Raso.
Candeleda (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Se han hallado también bocados y arreos para los caballos, algo normal teniendo en cuenta que los vettones y otros pueblos prerromanos eran magníficos jinetes.

Bocado de caballo.
Encontrado en El Raso.
Candeleda (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

También se han encontrado multitud de utensilios de metal como hachas, azuelas, picos, cinceles, gubias, formones, hoces, legones, agujas, tranchetes, clavos, pinzas, punzones, martillos, barrenas...lo que indica que había una gran división de trabajos como herreros, carpinteros, leñadores, alfareros, agricultores, canteros, curtidores, tejedores....

Herramientas vettonas.
Encontradas en El Raso.
Candeleda (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Aunque los herreros vettones eran grandes profesionales, también había orfebres especializados en la fabricación de joyas y adornos de bronce, oro y plata, si bien muchos de los objetos encontrados podrían proceder de intercambios comerciales con otros pueblos.

Joya encontrada en El Raso.
Candeleda (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

La agricultura de secano, basada en el cultivo de cereales y legumbres, debió ser bastante importante almacenándose el grano y las legumbres en grandes vasijas de barro aunque los vettones seguían dando gran importancia a la caza y la recolección de frutos silvestres hasta el punto de que las bellotas, como para otros pueblos meseteños y del norte, constituían la base su dieta tras molerlas y elaborar pan con ellas.

Encina.
Chamartín (Ávila)
(c) Silvestre de la Calle García.

Pero al asentarse en zonas secas o de montaña y vivir en casi constante estado de guerra con otras tribus y pueblos vecinos, los vettones fueron esencialmente ganaderos.
El ganado podía ser trasladado fácilmente en caso de amenaza y aprovechar los pastos y recursos naturales de diferentes zonas a lo largo del año.
Los caballos debieron tener una gran importancia para el pueblo vettón, utilizándose para la guerra y, posiblemente, también para el transporte y la carga en tiempos de paz.

Caballos en las proximidades de El Raso.
Candeleda (Ávila)
(c) Jesús Carreras Delgado.

Cerdos y toros tenían una gran importancia a juzgar por la representación en las esculturas que mejor identifican al pueblo vettón, se han encontrado tijeras de esquilar y ciertas vasijas de barro agujereadas a modo de "queseras" por lo que los rebaños de ovejas y cabras debieron tener gran importancia, especialmente en las zonas más agrestes.
Otras especies ganaderas como el burro, el mulo, el perro y la gallina, también serían frecuentes en Vettonia.

Ovejas en las proximidades de El Raso.
Candeleda (Ávila).
(c) Jesús Carreras Delgado.

Pese a esta variedad de especies ganaderas fueron el cerdo y el toro los animales representados en los verracos que recibieron este nombre precisamente de los cerdos reproductores o....¿acaso fue al contrario?

2.1. EL CERDO.
El cerdo doméstico, que desciende directamente del jabalí que aún habita en estado salvaje y que es especialmente abundante en el antiguo territorio vettón, sería un animal importantísimo para la supervivencia de este pueblo prerromano al ser el único animal criado específicamente para la producción de carne y grasa.

Cerdo "vettón".
Tornavacas (Cáceres).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los cerdos se criaban en semilibertad en los bosques de encinas y robles, hibridándose con los jabalíes por lo que no debemos imaginarnos a los cerdos vettones como magros animales rosados y ni siquiera como los grasos cerdos ibéricos de exquisita carne. Serían animales más parecidos a jabalíes, de lento crecimiento, poco prolíficos y con canales mal conformadas desde el punto de vista moderno, al predominar el tercio anterior (cabeza y paletas) sobre el posterior (jamones).

Híbridos de cerdo y jabalí en un robledal.
Tornavacas (Ávila).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Aunque criados por la producción de carne, que se conservaría salada y ahumada o en vasijas llenas de grasa, y para la producción de grasa o manteca utilizada como sustituto del aceite de oliva, los cerdos tendrían un carácter totémico o simbólico, asociándolos probablemente con la fertilidad ya que al llegar la primavera, cada cerda traía al mundo varias crías que pasado el tiempo abastecerían de carne al pueblo.
Los cerdos reproductores o verracos, animales con un gran ardor genésico y atributos sexuales muy desarrollados, llamarían poderosamente la atención de los vettones.

Cerda Ibérica actual con sus lechones.
Lagartera (Toledo)
(c) Javier Bernal Corral.

2.2. EL TORO.
El ganado bovino o vacuno doméstico, desciende del uro o toro salvaje, animal ya extinguido pero muy similar a ciertas razas bovinas primitivas como las vacas Bociblancas de Gredos. De hecho, las vacas vettonas no debieron ser muy diferentes de las actuales vacas Moruchas Negras o a las Avileñas, especialmente aquellos ejemplares pertenecientes a los tipos más antiguos.

Vaca "vetttona".
Barajas (Ávila)
(c) Juan Manuel Yuste Apausa.

Los bueyes y vacas serían utilizados fundamentalmente como animales de trabajo, tiro y arrastre además de dedicarse las segundas a la crianza de terneros y a la producción de leche. Posiblemente, el consumo de la carne tuviese poca importancia y se limitase al sacrificio de algunas terneras en banquetes festivos y de animales viejos cuya carne se conservaría de modo similar al descrito al hablar del cerdo.

Vaca con su ternero.
Barajas (Ávila)
(c) Juan Manuel Yuste Apausa.

Como los cerdos, las vacas tendría un carácter simbólico relacionado con la fertilidad y los toros posiblemente fuesen objeto de primitivos cultos iniciáticos además de relacionarse también con la fertilidad suponiendo también un ejemplo de prestigio social de sus propietarios.

Toro Avileño.
(c) Miguel Alba Vegas.

3. LOS VERRACOS.
Los verracos son esculturas zoomorfas de piedra granítica y de tamaño sumamente variable desde algunos de menos de 1 metro de altura hasta el descomunal verraco de Villanueva del Campillo que mide 2,50 metros de longitud, 2,43 metros de altura y 1,50 metros de anchura.

Verraco más grande del mundo.
Villanueva del Campillo (Ávila).
(c) Silvestre de la Calle García.

Se trata de esculturas de formas sumamente toscas aunque a veces esbozan ciertos detalles que permiten identificar el animal que siempre está de pie sobre un pequeño pedestal, inmóvil y representa un ejemplar macho de cerdo o un toro con los órganos sexuales bien marcados.

En el caso de los toros a veces se marcan los cuernos grabados en la propia piedra o presentan agujeros en la cabeza que podrían indicar que se insertaban en ellos cuernos verdaderos o de madera mientras que en el caso de los cerdos, se representan las orejas y a menudo los colmillos, lo que no significa que sean jabalíes.

Verraco en la ciudad de Ávila.
Procedente de Las Cogotas.
(c) Silvestre de la Calle García.

Se han encontrado verracos en las actuales provincias de Ávila, Salamanca, Cáceres, Toledo, Zamora, Segovia, Bizkaia y las regiones portuguesas de Tras os Montes y Guarda.
Como puede verse, algunos se encuentran claramente fuera del área vettona lo que es un auténtico enigma.
Posiblemente sea Ávila la provincia en la que se encuentran los ejemplares más singulares y famosos destacando por encima de todos los celebérrimos TOROS DE GUISANDO en la localidad de El Tiemblo y cerca del Cerro y antiguo monasterio de San Jerónimo de Guisando.

Toros de Guisando.
El Tiemblo (Ávila)
(c) Silvestre de la Calle García.

El significado original y real de los verracos es actualmente un gran enigma existiendo varias teorías e hipótesis. 
Entre los siglos IV y I a.C. los vettones tallaron estas esculturas, a veces de pequeño tamaño, en la mayoría de los casos de tamaño prácticamente natural y, en ocasiones realmente enormes.
Normalmente, se tallaban in situ en una gran roca granítica.

Comparación de un verraco con una persona.
Toros de Guisando (Ávila)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los vettones posiblemente construyesen los verracos para señalar lugares especiales para ellos marcando los límites de las zonas de pastos, rutas trashumantes, descansaderos y puntos de reunión del ganado para realizar diversas actividades de manejo e incluso lugares de intercambio de sementales con ganaderos de otros poblados con el fin de "renovar la sangre"  del ganado local tal y como se ha seguido haciendo hasta nuestros días con las ferias ganaderas.

Toro pastando.
Puerto del Pico (Ávila).
(c) Silvestre de la Calle García.

Posiblemente también tuviesen un componente religioso, señalando lugares sagrados donde se reunirían los miembros de un poblado para llevar a cabo rituales hoy desconocidos o para celebrar grandes reuniones y celebraciones con los habitantes de poblados vecinos, señalando el verraco el límite de los distintos poblados al servir el verraco como punto de referencia.
Todo esto no debe parecernos algo descabellado pues incluso siglos después de los vettones, en 1468 se realizó una de las reuniones más importantes de la historia de España junto a los Toros de Guisando, donde la princesa Isabel fue jurada como heredera de Castilla.

Recuerdo de la Jura de la princesa Isabel.
El Tiemblo (Ávila).
(c) Silvestre de la Calle García.

Tras la conquista romana, se siguieron construyendo verracos de dimensiones más pequeñas que fueron utilizados como enterramientos o monumentos funerarios conocidos como cupa, cistas prismáticas de incineración sobre las que se cree que se colocaban estos pequeños verracos.

Pequeño e incompleto verraco junto al gran verraco.
Villanueva del Campillo (Ávila).
(c) Silvestre de la Calle García.

Lamentablemente, con el paso de los siglos, muchos verracos fueron destruidos. En unos casos fueron utilizados como cimientos o sillares de edificios diversos mientras que otras veces fueron destruidos bárbaramente pensando que estaban huecos y llenos de oro y otros tesoros.
En las últimas décadas, todos los verracos que se han ido encontrando, han sido trasladados a menudo a museos o plazas de pueblos y ciudades cercanas donde pueden ser admirados por los turistas.
Esta medida, que en parte garantiza su conservación, impide realizar una investigación exhaustiva de todos los elementos que rodean al lugar donde se encontraba el verraco haciendo imposible conocer su significado verdadero.

Verraco en la plaza de Segura de Toro (Cáceres)
(c) Silvestre de la Calle García.

4. VETTONIA Y LOS VERRACOS EN NUESTROS DÍAS.
Con el paso de los siglos y la sucesión de diferentes pueblos y culturas como los romanos, los visigodos, los musulmanes....la cultura vettona fue poco a poco desapareciendo aunque parte de la esencia de este pueblo se conservó, ya que lo que fue la antigua vettonia es una región ganadera de primer orden donde el cerdo y el toro, tienen especial importancia.
Durante siglos, el cerdo ha abastecido de carne a las familias de la zona que engordaban anualmente 1 ó 2 cerdos para realizar la tradicional matanza o dedicándose a la cría y venta de estos animales. Hoy en día la cría de cerdos Ibéricos tiene una gran fama en las dehesas de Salamanca, Cáceres, Toledo e incluso Ávila y Zamora.

Cerdos Ibéricos en la Dehesa.
(c) Embutidos Gregorio Cruz e hijos.

El ganado vacuno tiene una importancia realmente espectacular en lo que fuera la Vettonia criándose en las dehesas los famosos Toros de Lidia. De hecho, la antigua Vettonia concentra el mayor número de ganaderías de España, especialmente en las provincias de Salamanca y Cáceres.
El vacuno de renta o producción es también muy abundante criándose de forma extensiva en las dehesas destacando razas como la Morucha o la Blanca Cacereña y siguiendo el sistema trashumante como ocurre con la raza Avileña-Negra Ibérica. 
Hasta hace pocos años, también había un gran número de vacas lecheras y eran muy frecuentes las yuntas de vacas y bueyes de trabajo.


Yunta de bueyes junto al gran verraco de Villanueva del Campillo (Ávila).
(c) Juan Manuel Yuste Apausa .

Respecto a los verracos, poco o nada representan desde el punto de vista religioso, social o cultural para los habitantes de la zona aunque reconocen su valor como un elemento de épocas pasadas siendo conscientes de que suponen un valioso reclamo para ciertos turistas amantes de la cultura y de la historia.
Luchemos entre todos para conservar este importantísimo patrimonio que nos legaron nuestros más remotos antepasados.

Alonso de la Calle Hidalgo junto a un verraco.
Chamartín (Ávila)
(c) Silvestre de la Calle García.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Cronista oficial de la Villa de Guijo de Santa Bárbara.

Bibliografía y fuentes consultadas:
Álvarez Sanchís, Jesús (2006) Guía arqueológica de castros y verracos de la provincia de Ávila. 

Comentarios

  1. Un artículo muy interesante como todos los tuyos, Silvestre. Si no recuerdo mal hay otra teoría que dice que los verracos serían ídolos, en torno a los cuales se celebrarían rituales para favorecer la protección y la fertilidad del ganado.

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    1. Muchísimas gracias. Sí. Existen muchas teorías como iré explicando en próximos artículos.

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  2. En Totanés, existe un toro ibérico como los de Guisando, pero más pequeño, está en la plaza de la iglesia. Existió otro que se destruyó. También sería interesante estudiar, en la sierra, a mi parecer existió un castro, pero como estamos a 30 km de Toledo, quizás sea Carpetano. También hace pocos años se descubrió un crómlech.
    Saludos.

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    1. Fuera del territorio vettón, aunque pocos, se encuentran algunos verracos, posiblemente ya de época romana puesto que durante la época alto imperial, se siguieron tallando. Un saludo

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