EL MULO: UN ÉXITO DE LA GANADERÍA.
El mulo surge del cruzamiento entre una yegua y un asno o burro por lo que estamos ante un animal híbrido que hereda las mejores cualidades de sus padres y elimina o limita en gran medida defectos importantes de los mismos.
Se trata sin lugar a dudas del híbrido más conocido e importante a lo largo de la Historia.
Los mulos, hijos de yegua y burro, son también conocidos como mulos yeguatos o mulos castellanos.
Su cabeza recuerda a la del burro pero su tamaño y sistema esquelético recuerdan al caballo. Son animales dóciles, sobrios, e inteligentes como los burros pero con la fortaleza y resistencia de un caballo.
Del cruzamiento opuesto, es decir, entre una burra y un caballo, nace el burdégano o mulo burreño, conocido también como mulo romo.
Presenta una cabeza semejante a la de un caballo pero su tamaño y sistema esquelético son similares a los del burro, por lo que son de menor tamaño que sus parientes. Son animales temperamentales como los caballos y de movimientos lentos y pausados como los burros.
Podría decirse que, si el mulo combina las virtudes del caballo y del burro, el burdégano tiene todos los defectos de ambas.
No obstante, ambos animales son sumamente rústicos, sobrios y resistentes llegando el burdégano a serlo aún más por lo que es especialmente interesante en regiones de suelos pobres y clima seco y caluroso donde las yeguas no consiguen sobrevivir pero sí los burros.
Además, son más longevos que caballos y burros.
Mulo en la nieve.
Guijo de Santa Bárbara (Cáceres).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Respecto a su abundancia, los mulos son muchísimo más comunes y frecuentes que los burdéganos, en primer lugar porque las yeguas son más numerosas que las burras.
También es mucho más fácil que un burro cubra a una yegua y que la gestación llegue a término que al contrario, presentando a la hora de parir muletos, mayores facilidades las yeguas que las burras.
Sin embargo, la principal razón para esta diferente abundancia es que mientras los burdéganos presentan varios defectos importantes frente a caballos y burros, los mulos combinan a la perfección las virtudes de ambas especies siendo un verdadero éxito de la ganadería a nivel mundial.
LA ESTERILIDAD DEL MULO.
Los mulos son animales estériles, como la mayoría de los híbridos, ya que el número de cromosomas de las especies participantes en el cruzamiento, en este caso caballo y burro, no coinciden. Los caballos presentan 64 cromosomas mientras que los burros tienen 62, de forma que los mulos tienen 63. Esto imposibilita la división durante la meiosis.
Mula en un prado.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Pese a ser estériles, los machos presentan unos niveles de testosterona verdaderamente altos por lo que para facilitar su manejo y doma para el trabajo deben ser castrados.
Esta operación se realiza cuando los animales están suficientemente desarrollados pues, si se efectúa demasiado pronto, podría dar lugar a animales de morfología "afeminada" y poco aptos para el trabajo como ocurre con los cabestros frente a los bueyes en el caso de los bovinos.
Las mulas, son semiestériles, puesto que presentan un aparato reproductor completamente normal aunque sólo producen óvulos de manera muy esporádica.
Si una mula es cubierta por un caballo o un burro, puede llegar a quedarse preñada aunque la gestación no suele llegar a término o si lo hace, nacen crías débiles y enfermizas.
Se han relacionado experimentos sobre la transferencia de embriones de yegua a mulas, produciéndose una gestación y un parto absolutamente normales. Lógicamente, la cría nacida es un potro y no un mulo.
También se han realizado experimentos sobre la clonación de mulas.
No obstante, si se quiere obtener un mulo, lo más fácil y sencillo es cubrir o inseminar a una yegua de un burro mientras que si se quiere conseguir un burdégano se procede justamente de la manera contraria.
TIPOS DE MULOS.
Al ser los mulos, y también los burdéganos, animales híbridos, no se puede hablar de razas puesto que para eso los progenitores del animal deberían ser de la misma especie y pertenecer ambos a la misma raza.
En el caso de mulos podemos hablar de tipos y hacer dos categorías:
A) En función de la capacidad de tiro:
- Ligeros.
- Semiligeros.
- Semipesados.
- Pesados.
B) En función del formato:
- Enanos.
- Pequeños.
- Mediados.
- Grandes.
Mulo pesado y grande.
(c) Antonio Jesús Sancho Reyes.
El tipo dependerá, para empezar de si se trata de mulos o de burdéganos. Los tipos mencionados sirven perfectamente para clasificar a todos los mulos pero no así para los burdéganos dado que producir animales grandes y pesados en este caso es bastante complicado dado el diferente formato, sobre todo en lo relativo al peso que hay entre las burras por grandes que sean y los sementales.
Así, para producir en nuestro país mulos pesados y grandes lo ideal es emplear yeguas hipermétricas de raza Hispano-Bretona y otras similares (Burguete, Caballo Pirenaico Catalán) con las grandes razas asnales autóctonas Zamorano-Leonesa, Catalana, Balear y Andaluza.
Yeguas Hispano-Bretonas con potros y muleta.
Navarredonda de Gredos (Ávila).
(c) Silvestre de la Calle García.
Con yeguas eumétricas como la Pura Raza Española, la Hispano-árabe, la Mallorquina o la Menorquina, cubiertas por burros de las razas ya citadas, se obtienen excelentes mulos de tamaño mediano y tipo semipesado o semiligero.
Es también posible obtener burdéganos realizando el cruzamiento descrito pero de forma contraria y, de hecho, se obtienen animales verdaderamente interesantes como las burdéganas obtenidas a partir de burras Baleares y caballos Mallorquines o Menorquines.
Mulo semipesado.
(c) Antonio Jesús Sancho Reyes.
Las yeguas elipométricas del norte peninsular, conocidas genéricamente en otros tiempos como jacas, pertenecientes a las razas Gallega, Asturcona, Monchina, Losina, Pottoka y Jaca Navarra producen, combinadas con burros de las razas citadas pero de tamaño relativamente pequeño o bien con el Asno de las Encartaciones, raza autóctona elipométrica, unos mulos de tipo pequeño y ligero que fueron conocidos popularmente como medias mulas y llegaron a ser muy apreciados.
En este caso, la producción de burdéganos es mucho más fácil sobre todo con los caballos losinos, que son grandes servidores de burras.
La hibridación de los animales salvajes es sumamente rara puesto que las especies distintas se evitan y tienen comportamientos diferentes.
En el caso de los équidos existen 7 especies repartidas por Europa, Asia y África aunque en estado realmente salvaje sólo en Asia y África encontramos especies realmente salvajes.
El caballo (Equus ferus) habitaba en estado salvaje en Eurasia para extenderse por todo el mundo una vez domesticado y el burro (Equus africanus) habitaba en el norte y noreste de África donde aún vive en estado salvaje y desde donde se extendió ya domesticado al resto del mundo.
Los restantes équidos, viven en estado salvaje en Asia y África. En Asia habitan el hemión u onagro (Equus hemionus) y el kiang (Equus kiang) mientras que en el sur de África habitan tres especies de cebra, a saber la cebra de Grevy (Equus Grevyi), la cebra común (Equus quagga) y la cebra de montaña (Equus zebra).
El hemión y el kiang se parecen al burro y las cebras presentan un aspecto de sobra conocido por su peculiar pelaje rayado.
Cebra.
(c) Silvestre de la Calle García.
Para conocer el origen del mulo, es muy importante, por raro que pueda parecer al lector, conocer la existencia de todas estas especies pertenecientes a la familia de los équidos y al género Equus puesto que esto permite la hibridación entre todas ellas.
De hecho, el primer híbrido documentado en la Historia fue el kunga, resultado del cruzamiento entre una burra doméstica y un macho de hemión u onagro, una de cuyas muchas subespecies fue domesticada por los Asirios. Hace más de 4.000 años, en Mesopotamia, se producían kungas que eran sumamente valorados.
Sin embargo, debían resultan animales relativamente pequeños y broncos por lo que, al conocerse los caballos domésticos en la región, se empezarían a cruzar con las burras para obtener así los primeros mulos y ver que eran animales mucho más interesantes para el hombre.
Mulo.
(c) Antonio Jesús Sancho Reyes.
La producción de mulos adquirió especial importancia en el Mediterráneo siendo ya mencionados por Herodoto en el siglo V a.C. mientras que autores como Estrabón, Columela y Plinio el Viejo alabaron los mulos de Hispania, los cuales llegaban a venderse por 400.000 sestercios.
Su importancia siguió creciendo a lo largo de los siglos y en la Edad Media los monarcas castellanos llegaron a preocuparse porque los ganaderos y labradores criaban muchas más mulas para el trabajo que caballos necesarios para la guerra por lo que Alfonso X decretó las primeras prohibiciones para la cría de mulas aunque sería a partir del reinado de Enrique IV cuando se prohibiría cubrir de burro a todas las yeguas que hubiese al sur del río Tajo imponiéndose en la época de los Reyes Católicas severas multas de hasta 100.000 maravedíes por criar mulas.
Estas prohibiciones se mantuvieron hasta la primera mitad del siglo XIX.
Mula y yeguas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
En otros países donde se producían mulas sin limitaciones, se fijaron pronto en los garañones (burros sementales) españoles y no tardaron en adquirirlos para seleccionar razas de gran tamaño y producir mulas que luego vendían a los labradores españoles a precios desorbitados. Especialmente famosas eran las mulas poitevinas obtenidas a partir de yeguas Poitevin Mulasieere y asnos Baudet du Poitu que, dicho sea de paso, tanto unas como otros tienen sangre de ganado español.
Arando con una yunta de burras.
Navacepeda de Tormes (Ávila).
(c) Silvestre de la Calle García.
Cuando se declaró la libre hibridación, se comprobó que en España no se podían producir mulos pesados o de gran tamaño sino sólo las medias mulas norteñas, las semiligeras andaluzas y las semipesadas de ambas Castillas.
Fue necesario por lo tanto crear una raza caballar que sirviese tanto para la caballería militar como para la crianza de mulos.
La solución fue importar sementales de razas francesas, especialmente Bretona y cruzarlas con yeguas nacionales como las Castellanas, similares a las actuales P.R.E. pero ligeramente más corpulentas, naciendo así la célebre raza Hispano-Bretona. También se obtuvieron otras razas semejantes utilizando diferentes razas de sementales pero la Hispano-Bretona se convirtió desde ese momento en nuestra raza mulatera por excelencia.
Raza Hispano-Bretona.
Ruente (Cantabria).
(c) Raquel Cayón Campuzano.
Hasta la creación de la raza Hispano-Bretona, los mulos españoles se venían dividiendo en tres tipos: andaluz, manchego y gallego.
El andaluz era un mulo de buen tamaño y tipo semiligero ideal para la montura y el tiro de carruajes mientras que el manchego era similar pero algo más pesado y por lo tanto ideal para el trabajo.
Pero el mulo más habitual era el gallego, que tratantes de toda España iba a buscar a Galicia para luego revenderlos en sus regiones. Pese a ser mulos pequeños, eran sumamente rústicos y sobrios e ideales para el trabajo.
Pero con la expansión de la raza Hispano-Bretona se llegó a la época dorada para mulos, y por consiguiente para yeguas y burros, tras siglos de menosprecio.
Los mulos pasaron a ser abundantísimos, alcanzando en los años 30 y 40 del pasado siglo un censo superior al millón y medio de cabezas.
Muchos ganaderos y labradores mantuvieron una o varias yeguas, tanto pesadas como de otros tipos, dedicadas exclusivamente a la crianza, constituyendo la venta de muletos (mulos de 6 meses recién destetados) una fuente de ingresos verdaderamente importante. Estos animales eran vendidos en ferias y mercados a precios que triplicaban al de la madre dada la gran demanda.
Si el ganadero o agricultor disponía de tiempo suficiente, domada a los animales y los vendía con 3 ó 4 años ya listos para el trabajo.
Lamentablemente, esto duró poco pues la mecanización agrícola y del transporte y el éxodo rural de los años 50, 60 y 70, hicieron disminuir rápidamente el censo de mulos al perder gran parte de sus utilidades.
Hoy en día, los mulos son cada vez más escasos al no utilizarse para el trabajo o el tiro salvo en regiones montañosas o para actividades muy concretas, siendo su cría meramente anecdótica.
UTILIDADES.
Tanto el mulo como el burdégano, se han utilizado para todo tipos de trabajos agrícolas pero dando siempre preferencia al primero, utilizándose el segundo sólo en aquellas zonas muy pobres o donde era imposible mantener yeguas de vientre y había que utilizar burras para la crianza.
Los mulos se utilizan para el tiro, la carga y como animales de montura desempeñando tales tareas tanto a nivel civil como militar.
1. TIRO.
Los mulos, pese a presentar un aspecto externo similar al del burro, tienen como ya se dijo un sistema esquelético y un tamaño similar al de la yegua, además de ser muy dóciles.
Son extraordinarios animales para el tiro de aperos agrícolas utilizándose solos o "a tiro suelto" y en pareja o yunta.
Su fuerza no supera a la de los bovinos y labran la tierra más superficialmente pero sus movimientos son mucho más rápidos.
Mulo tirando de un cultivador o binadora en un campo de tabaco.
Guijo de Santa Bárbara (Cáceres).
Para esta tarea pueden emplearse caballos de tiro pesado, bueyes e incluso burros pero ninguna especie supera la agilidad y rapidez de movimientos del mulo.
Ángel de la Calle Vicente arrastrando madera con un mulo.
Guijo de Santa Bárbara (Cáceres).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Su paso rápido y seguro les hacía ser preferidos respecto a los caballos y por supuesto a los burros que son poco aptos para el tiro.
Carruaje para turistas.
(c) Emilio García Calle.
2. CARGA.
Los mulos son excelentes animales de carga pues tienen más fuerza que caballos y burros siendo capaces de soportar cargas de hasta 150 kg y caminar 20 ó 30 kilómetros diarios.
Utilizados para cargar todo tipo de productos, fueron hasta la invención del ferrocarril y la mecanización del transporte por carretera, el único medio posible de transportar mercancías en terrenos montañosos. De ellos se valieron los célebres arrieros maragatos durante siglos para conducir el pescado y otros productos de ultramar desde Galicia a Castilla y de llevar en el viaje de vuelta otros productos.
Ángel de la Calle Vicente cargando el tabaco recién cortado en un mulo.
Guijo de Santa Bárbara (Cáceres).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
3. MONTURA.
Como animales de montura o silla, los mulos están indicados para todo tipo de jinetes dado que tienen un paso muy cómodo y seguro unido a su gran agilidad que les permite transitar por terrenos escarpados mucho mejor que los caballos.
Hasta tal punto llegó la fama de los mulos como animales de montura que se llegó a prohibir su uso salvo a mujeres y frailes, no pudiendo los hombres sanos utilizar semejante cabalgadura.
Raúl Jiménez Jiménez a lomos de un mulo.
Guijo de Santa Bárbara (Cáceres).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS FUTURAS.
Actualmente, en España apenas se utilizan mulos para el trabajo salvo en zonas muy parceladas y de montaña o para la realización de ciertos trabajos como el arrastre de madera, el transporte de corcho y piezas de caza...en aquellos lugares donde es imposible acceder con vehículos.
También se utilizan con finalidad folklórica para el tiro de carretas en las populares romerías del sur peninsular.
Mucha gente mayor aún los sigue utilizando para trabajar pero cada vez es más difícil ver mulos de trabajo.
Ángel de la Calle Vicente con su mulo cargado de hierba.
Guijo de Santa Bárbara (Cáceres).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
El futuro del mulo es muy incierto. Mientras haya caballos y burros podrán producirse mulos y burdéganos pero, si no sirven para trabajar ni puede reproducirse por sí solas ¿Cuál será su objetivo?
Aunque no sirvan para trabajar, o al menos no de manera generalizada, los mulos pueden emplearse para realizar rutas turísticas como se hace con los caballos, emplearlos en la limpieza y mantenimiento de montes y fincas, como animal de montura y compañía...
Raúl Jiménez Jiménez realizando una ruta con su mulo.
Guijo de Santa Bárbara (Cáceres).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
EL MULO EN LA CULTURA TRADICIONAL.
La convivencia de las personas del medio rural con los mulos ha sido muy estrecha.
Cuando estos animales eran utilizados para el trabajo, solían pasar la noche en las cuadras situadas junto a la casa o en la planta baja de la misma, de forma que mientras la familia vivía en la planta principal, en la baja se encerraban los mulos, los cerdos, las gallinas....
Cada mañana, despertaba a los vecinos el sonido de las herraduras de los mulos que eran llevados camino del campo para pasar el día trabajando.
Mulos en una cuadra.
(c) Antonio Jesús Sancho Reyes.
Esto hace que muchas personas recuerden a los mulos con gran cariño porque formaron parte de su infancia motivo por el cual son muchos los pueblos que han dedicado monumentos a los arrieros, carreteros y a los mulos, realizando en la época vacacional alguna jornada festiva dedicada a la recuperación o recreación de oficios antiguos como la trilla o el arrastre de madera en los que los mulos tenían un papel fundamental.
Monumento a los arrieros.
Villarejo del Valle (Ávila).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
DEDICATORIA Y EXPLICACIÓN DE ESTE ARTÍCULO.
Hace unas semanas se publicaba en este blog un interesante artículo sobre EL CABALLO SEMENTAL (Ver enlace al final) en el que se hablaba del importante papel del semental en la reproducción del ganado equino, haciendo también una breve mención a la hibridación.
Este último tema, llamó la atención de Raquel Cayón Campuzano, ganadera de la localidad cántabra de Ruente donde cría excelentes yeguas de raza Hispano-Bretona. Raquel, como muchos ganaderos jóvenes y de zonas que no han tenido tradición mulatera, han oído hablar poco de los mulos y quieren saber más del asunto.
Por ello, y aunque ya hace años dedicamos un artículo a EL MULO (Ver enlace al final) cuya lectura recomiendo, he decidido escribir este artículo que dedico especialmente a Raquel, amiga y colaboradora de EL CUADERNO DE SILVESTRE.
BIBLIOGRAFÍA DE INTERÉS.
Al no producirse apenas mulos en la actualidad, la bibliografía sobre estos animales es ya bastante antigua aunque hay excelentes libros que tratan sobre el tema.
Sin lugar a dudas el mejor de todos es HERMANO ASNO de Desiderio Mondelo y Eliseo García Nieto, un libro que no puede faltar en la biblioteca de ningún amante de los burros y los mulos.
Técnico forestal.
Cronista oficial de la Villa de Guijo de Santa Bárbara.
ARTÍCULOS DE INTERÉS:
- EL CABALLO SEMENTAL.
- EL MULO.
- LAS CABALLERÍAS DE LABOR.
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