Posiblemente las palomas figuren entre las aves más conocidas puesto que habitan, muchas veces en gran número, en pueblos y ciudades. Pero las palomas son mucho más ya que además de esas palomas cimarronas, hay palomas salvajes y domésticas que, tanto unas como otras, tienen gran importancia para el ser humano y para las que desde tiempo antiguo se han construido edificios específicos conocidos como palomares.
1. TIPOS DE PALOMAS.
Existen tres tipos fundamentales de palomas como ya decíamos en la introducción: salvajes, domésticas y cimarronas.
1.1. Palomas salvajes.
Son aquellas que viven en estado salvaje aunque pueden ser de gran importancia para el hombre al ser en muchos casos especies cinegéticas altamente valoradas. También pueden ser criadas en los palomares como veremos más adelante.
Tres especies de palomas son muy habituales en la península Ibérica.
- Paloma torcaz.
De gran tamaño (40 cm) y caracterizada por una mancha blanca en el cue.
Habita en bosques donde construye sencillos nidos en los árboles. De costumbres sedentarias, en España recibimos millones de aves procedentes de Centroeuropa durante el invierno.
- Paloma zurita.
Tamaño pequeño (30 cm) y plumaje grisáceo sin la mancha blanca del cuello que identifica a la torcaz.
Habita en áreas abiertas salpicadas de bosquetes y con roquedos, acantilados, edificios...en los que anida. También sedentaria, llegando en invierno ejemplares europeos pero siempre en menor número que las torcaces.
- Paloma bravía.
Mediana (30-35 cm) y plumaje grisáceo con irisaciones verdes y moradas.
Habita en zonas con roquedos, acantilados...en los que anida, siendo la antepasada de las palomas domésticas siendo muy difícil en ocasiones señalar si los ejemplares son verdaderas bravías o híbridos.
Son aquellas palomas criadas en cautividad y sometidas a un manejo similar al de cualquier especie doméstica ya que los objetivos de su crianza son la producción de carne (pichón), el uso en competiciones deportivas o la exhibición y participación en ferias y concursos, además de ser criadas también como animales de compañía.
Existen infinidad de razas que sería imposible enumerar aquí, entre las que figuran numerosas razas españolas.
Procedentes de palomas domésticas escapadas o soltadas voluntariamente, habitan en pueblos y ciudades, anidando en edificios y llegando a constituir en ocasiones auténticas plagas.
Las palomas han sido objeto de cría por parte del ser humano desde tiempo inmemorial no solamente para provechar su carne o su estiércol sino también para sacrificarlas con motivos religiosos y, lo que es aún más conocido, para utilizarlas como eficientes mensajeras.
Posiblemente, el hombre comenzase capturando pichones de los nidos en árboles y roquedos, dándose cuenta con el tiempo que si lograba construir edificios con huecos en los que las palomas pudiesen anidar y criar así a sus pichones, podría capturarlos con mayor seguridad. Surgieron así los palomares, construidos inicialmente en áreas donde habitaban naturalmente las palomas.
En España, los palomares se encuentran en diversos puntos del país siendo a menudo simplemente cuartos o habitaciones en casas y desvanes cuando no simples huecos en las paredes de cuadras, corrales...
Pero en ciertas zonas de Castilla y León los palomares han tenido tradicionalmente una gran importancia y se encuentran repartidos en zonas llanas e incluso de media montaña como construcciones exentas y dedicadas exclusivamente a las palomas, ubicándose en el campo o en las proximidades de los núcleos de población.
Los palomares son construcciones sencillas de planta circular o poligonal con muros de piedra, ladrillo o adobe a menudo enlucidos con barro e incluso encalados y tejados de teja árabe. Presentan en la parte superior del muro y en la cubierta orificios para que las palomas puedan entrar y salir.
En el interior se encuentran los nidales que pueden presentar diferentes formas y disposiciones. En ellos, las palomas ponen e incuban los huevos y crían a sus polluelos.
No se sabe muy bien cuándo comenzaron a construirse palomares como tal en la península Ibérica ya que pudieron surgir como simples huecos en el interior de edificios destinados al alojamiento del ganado pero es posible que durante la época romana ya existieran palomares semejantes a los actuales si bien fue durante la Edad Media cuando comenzaron a adquirir importancia llegando a existir entre la nobleza el llamado derecho de palomar que permitía a los nobles tener palomares y que las palomas se alimentasen en los campos de sus vasallos.
Lamentablemente, el siglo XIX la cría de palomas comienza a perder importancia lo que llevó al progresivo abandono de los palomares muchos de los cuales se encuentran actualmente en estado ruinoso.
Palomar en estado ruinoso.
Imagen creada por IA.
(c) Silvestre de la Calle García.
Los palomares ibéricos estaban habitados fundamentalmente por las palomas bravías y en menor medida por las zuritas, aunque en ocasiones ambas especies son confundidas. Sus hábitos rupícolas a la hora de criar, favorecen el anidamiento dentro de los palomares en cuyos nichos o nidales, las palomas ponen siempre dos huevos que incuban durante 17-19 días.
Paloma incubando.
Imagen creada por IA.
(c) Silvestre de la Calle García.
Al nacer, los pichones o palominos son absolutamente nidífugos, lo que significa que tienen que permanecer varias semanas en el nido y ser alimentados por sus padres hasta que están completamente desarrollados para volar e independizarse.
Pichones.
(c) Carlos González.
Las palomas alimentan a sus crías de una manera sumamente peculiar ya que la dieta de los pichones se basa en la denominada leche de buche o leche de paloma, sustancia totalmente diferente de la leche de los mamíferos en cuanto a su composición pero de apariencia muy similar y análoga función. Se genera en el buche de las palomas a partir del alimento que estas ingieren.
A las 4 semanas, los pichones están listos para independizarse, realizando las palomas otra puesta y comenzando un nuevo ciclo reproductivo de forma que pueden criar hasta 5-6 veces al año si las condiciones climatológicas lo permiten aunque crían con mayor frecuencia en primavera y verano.
Paloma alimentando a sus pichones.
Imagen creada por IA.
(c) Silvestre de la Calle García.
Tradicionalmente, las dos principales producciones de las palomas criadas en los palomares fueron la carne y el estiércol.
Los pichones eran destinados al consumo cuando estaban completamente desarrollados y justo antes de que abandonasen el nido.
El estiércol, denominado también palomina o guano, de gran poder fertilizante, era utilizado como valioso abono para los cultivos.
Actualmente, las palomas se cría con poca frecuencia en los palomares tradicionales aunque siguen siendo criadas tanto para el consumo familiar como para utilizarlas en deportes tradicionales como competiciones de vuelo o para exhibirlas y participar en ferias y concursos.
Palomas colipavas.
(c) Silvestre de la Calle García.
Las palomas domésticas son aves elegantes, cariñosas, fáciles de criar y muy decorativas por lo que su cría es muy común en el medio rural donde comparten a menudo los corrales con otras aves como gallinas, pavos...
Palomas, gallinas y pavos en un corral.
(c) Silvestre de la Calle García.
Palomas en un palomar.
(c) Abel Pache Gómez.
A MODO DE EPÍLOGO.
El presente artículo pretende dar a conocer de manera breve el mundo de las palomas, que daría para escribir no pocos artículos. Esperamos que haya servido al lector para conocer un poco más sobre estas singulares aves.
Este artículo ha sido escrito a petición de Carlos González, ganadero de la localidad abulense de Navalosa que mantiene en su pequeño palomar 4 ó 5 parejas de palomas bravías con el fin de abastecer a la familia de carne de pichón.
Palomas en el interior del palomar.
(c) Carlos González.
Para facilitar la crianza a las palomas, Carlos coloca recipientes con paja donde las palomas ponen sus huevos para luego incubarlos.
Paloma junto a sus huevos.
(c) Carlos González.
Tras unos 18 días de incubación nacen los pichones que serán criados por sus padres hasta que estén listos para independizarse. Una vez que esto ocurre, las palomas vuelven a poner otros dos huevos para comenzar un nuevo ciclo.
Paloma junto a sus pichones.
(c) Carlos González.
Carlos mantiene a sus palomas en un recinto cerrado junto a las gallinas en el que pueden revolotear evitando así su salida al exterior y el consiguiente riesgo de que sean atacadas por los depredadores.
Palomas y gallina.
(c) Carlos González.
Cuando la familia quiere preparar una comida especial como un rico arroz con pichón, Carlos va al palomar y coge los dos mejores pichones. Esto fue muy habitual en el medio rural en el pasado, donde se criaban pollos, conejos, palomas...y otros pequeños animales que daban variedad a los menús y cuya carne se solía reservar para días festivos ya que la carne fresca consumida a diario era la de oveja o cabra junto con los embutidos y salazones de la matanza del cerdo.
Como habrá podido comprobar el lector habitual de EL CUADERNO DE SILVESTRE, este artículo presenta un formato totalmente diferente y es que se han incorporado numerosas imágenes con inteligencia artificial.
¿Qué os parece el uso de esta nueva herramienta en los artículos? Os animo a comentar si os parece adecuado o no.
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES CONSULTADAS.
- Yanes García, J. E. (2003) Historia de los palomares tradicionales. Revista FEAGAS nº 23 páginas 21-26.
Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.
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