jueves, 18 de mayo de 2023

TIEMPO DE POLLITOS

La primavera es la época en la que vienen al mundo los polluelos de las aves silvestres y también ha sido la época tradicional en la que nacían los polluelos de las diversas aves domésticas, incluidos los pollitos de las gallinas, aunque hoy en día, gracias a las mejoras de manejo y a la tecnología actual, pueden nacer en cualquier época del año.
Aún así, muchos son muchos los criadores cuyas gallinas realizan cada primavera la incubación natural.


Las gallinas son las aves más numerosas y extendidas del mundo, sirviéndonos hoy como ejemplo para describir la reproducción de las aves domésticas ya que, salvo en el caso de ciertas especies nidícolas como las palomas y aves ornamentales como loros, canarios, etc..., todas las aves criadas por el hombre son nidícolas y su reproducción es por lo tanto muy similar con diferencias mínimas entre cada especie.

Gallinas Cántabras.
Parbayón, Piélagos (Cantabria)
(c) Fernando Martín González.

Como todas las aves, las gallinas son ovíparas, es decir, que se reproducen mediante huevos de cáscara dura que tras su puesta son incubados para que puedan nacer los polluelos o pollitos.
Pero para esto, el huevo debe estar fertilizado lo cual se produce en el interior de la gallina tras la cópula con el gallo, cuyos espermatozoides fertilizan los óvulos que salen de la gallina en forma del huevo tal y como lo conocemos.

Huevos de gallina Pedresa.
Riaño, Solórzano (Cantabria).
(c) Áurea Quintial Ortiz.

En estado salvaje, cada gallina incuba sus propios huevos tras poner en un sencillísimo nido excavado en el suelo y cubierto con hojarasca, un número que oscila entre 8 y 12 huevos. A los 21 días, nacen los pollitos.
Los pollitos de las gallinas tanto silvestres como domésticas, al igual que los de todas las fasiánidas y anátidas, son nidífugos, lo que significa que nacen en un estado muy desarrollado, siendo capaces de seguir a la madre a los pocos minutos de nacer.
Permanecerán junto a su madre hasta que estén listos para independizarse, cosa que ocurre a las pocas semanas.

Pollito de raza Pintarazada.
Su aspecto, es similar al de los pollitos de gallina salvaje.
(c) Javier Bernal Corral.

Las gallinas domésticas, conservaron en gran medida este comportamiento. Comenzaban a poner, dependiendo del clima, a finales del invierno o principios de la primavera y continuaban haciéndolo hasta bien entrado el otoño.
Ciertas razas antiguas, así como las razas enanas, mantienen este comportamiento, siendo además excelentes madres.

Gallina Flor d´ametller con sus pollitos.
(c) José María Pastor.

Las razas modernas, seleccionadas para producir la máxima cantidad posible de huevos destinados tanto al consumo humano como a la incubación, han perdido en gran medida la aptitud para la cloquez, o lo que es lo mismo, la aptitud para incubar.

Gallinas Castellanas Negras.
El Barco de Ávila (Ávila)
(c) Carlos Sánchez Burdiel.

No obstante, en razas de puesta suele aparecer la cloquez en aves de segunda y tercera puesta, siendo algo habitual en las razas rústicas, puesto rara vez las gallinas comerciales superan los 18 meses de vida.
Si se deja a estas gallinas incubar, lograrán cumplir su cometido y criarán a sus pollitos sin ningún tipo de problema.

Gallina Castellana Negra con sus pollitos.
Casas del Puerto (Ávila).
(c) Alexis Hernández Llorente.

Hoy en día, la incubación puede realizarse artificialmente. Realmente, ya los antiguos egipcios contaron con ciertos sistemas para la incubación artificial de los huevos pero no sería hasta la invención de las incubadoras eléctricas modernas, cuando este sistema se desarrollase tal y como lo conocemos hoy.
Las incubadoras eléctricas permiten controlar la temperatura y la humedad en todo momento.
Su capacidad es muy variable, desde aquellas que tienen capacidad para una docena de huevos y son utilizadas por avicultores aficionados, hasta otras en las que se pueden incubar centenares de huevos y que son empleadas en las grandes granjas industriales.

Pollito en la nacedora de una incubadora.
(c) Javier Bernal Corral.

Pero como decíamos al comienzo de este artículo, muchos son los criadores que optan por la incubación natural tal y como se ha he hecho a lo largo de los siglos, pudiendo realizarse de diferentes maneras aunque siempre usando aves para incubar los huevos y criar a los pollitos.
Cuando se trata de razas antiguas, rústicas, tradicionales...que tienen buena aptitud maternal y propensión a la cloquez, se puede dejar que la naturaleza siga su curso.
Basta con tener a las gallinas con uno o varios gallos para que los huevos estén fecundados y pueda tener lugar el milagro de la vida.

Gallo y Gallinas de raza Pedresa
(c) Isaac Díaz Granel.

Es importante tener en cuenta la relación de gallinas por gallo para evitar que los huevos no sean fértiles, aunque siempre habrá algunos que no lo sean.
Es aconsejable tener un gallo adulto por cada 8 gallinas, no debiendo superar las 12 mientras que si el gallo es demasiado joven, no convendrá que tenga a su cargo más de 4-6 gallinas.
Tener un elevado número de gallos puede ser también contraproducente porque en su afán por controlar a todas las gallinas, pelearán entre sí y dejarán a las gallinas sin cubrir.

Gallo y Gallinas de raza Cántabra.
Parbayón, Piélagos (Cantabria).
(c) Fernando Martín González.

Cuando las gallinas viven en libertad o en amplios gallineros y corrales, es normal que en primavera algunas pongan sus huevos en un lugar resguardado y apartado, comenzando la incubación cuando han reunido un número suficiente de huevos. Tras el nacimiento de los pollitos, las gallinas los criarán y cuando se independicen estos, las gallinas volverán a poner y si el tiempo es favorable, repetirán el mismo proceso.

Gallinas Pintarazadas en libertad.
Toledo.
(c) Javier Bernal Corral.

Este sistema es sin lugar a dudas el más natural pero a la vez el más arriesgado puesto que, si las gallinas están en el campo o en recintos que no estén perfectamente cerrados, pueden ser víctimas de algún depredador durante la incubación y lo mismo puede ocurrir cuando los pollitos sean pequeños.

Gallina Flor d´ametller con pollitos castellanos en el campo.
El Barco de Ávila (Ávila)
(c) Carlos Sánchez Burdiel.

Para evitar la situación anterior, es preferible controlar el proceso acostumbrando a las gallinas a poner en un lugar determinado para poder recoger los huevos diariamente para favorecer la producción de huevos y reducir el instinto de cloquez de las gallinas.
De esta forma, pueden recogerse los huevos y llegar a controlar cuáles son las gallinas más ponedoras, aprovechando para reservar sus huevos y ponerlos a incubar cuando alguna gallina manifieste síntomas de cloquez.

Gallinas Castellanas Negras en sus ponederos.
Ávila.
(c) Mariano Martín Ayuso.

Pero si se tienen varios gallos con las gallinas, el avicultor podrá llegar a controlar quién es la madre de los pollitos pero nunca quién es el padre por lo que si se quiere realizar este tipo de selección, lo mejor será mantener un solo gallo con las gallinas.
Pueden escogerse las mejores gallinas en función de sus características físicas y productivas y mantenerlas en un pequeño corral junto al gallo escogido.

Gallo y gallinas de raza Pintarazada.
Toledo.
(c) Javier Bernal Corral.

Si se quiere llevar una selección absoluta de la procedencia de los pollitos, se puede mantener en un pequeño corral una sola gallina y un gallo, de forma que así se sabrá perfectamente que los pollitos obtenidos son hijos de esa pareja.
Esto es importante cuando se quiere seleccionar las razas o mantener la variabilidad genética en el caso de razas con bajos efectivos poblacionales.

Gallo y gallina de raza Castellana Negra.
Casas del Puerto (Ávila)
(c) Alexis Hernández Llorente.

Una vez recogidos los huevos fecundados, pueden guardarse durante varios días puesto que aunque la incubación no comience inmediatamente después de la puesta, no perderán sus fertilidad. De hecho, es conveniente esperar 7-10 días para iniciar el proceso, tal y como ocurriría si las gallinas realizasen la incubación de forma instintiva.

Huevos de gallina Castellana (izda.) y Flor d´ametller (dcha.)
El Barco de Ávila (Ávila)
(c) Carlos Sánchez Burdiel.

El avicultor deberá estar pendiente y ver si una gallina manifiesta el estado de cloquez.
Esto es fácil de ver pues la gallina se queda en el nidal sobre los huevos y cuando se trata de retirarla emite un lastimero quejido. Al apartarla de los huevos, no tardará en volver a ponerse sobre ellos.
Se colocan entonces los huevos en un recipiente adecuado (un cesto, una caja...) recubierto interiormente con paja y se deja que la gallina se coloque encima.
Cerca se colocan un par de recipientes con comida y agua. Las gallinas que están incubando comen y beben muy poco pues no quieren abandonar los huevos, pero aún así deben hacerlo para poder sobrevivir.

Gallina Cántabra incubando.
Parbayón, Piélagos (Cantabria).
(c) Fernando Martín González.

A la hora de colocar los huevos para que las gallinas incubasen había multitud de creencias y tradiciones.
Para empezar, se echaba la cuenta de las pollitas que se necesitaban para reponer las gallinas viejas, poniendo algunos huevos más para asegurarse que nacían las suficientes, ya que se corría el riesgo de que saliesen varios pollos y también que hubiese huevos infértiles.
Se tenía en cuenta la forma del huevo, el número de huevos (siempre impar), la fase lunar, el mes del año, alguna fecha concreta del calendario,....
Sería verdaderamente largo explicar aquí todo esto por lo que nos quedaremos simplemente con un dicho muy popular:

Quien quiera pollos el Día del Señor, que eche los huevos el Día de la Ascensión.

El Día del Señor, que es como se conoce popularmente al día del Corpus Christi en muchos lugares, se celebra en fecha variable en función de cómo caiga la Semana Santa.
40 días después del Domingo de Pascua, el jueves de la VI Semana de Pascua, se celebra la Solemnidad de la Ascensión del Señor y justamente 21 días después, se celebra el Corpus, por lo que dicho anterior es absolutamente válido para la incubación de huevos de gallina.

Huevos de gallina Pintarazada.
Lagartera (Oropesa)
(c) Javier Bernal Corral.

Puede confinarse a la gallina en un pequeño recinto o en una jaula amplia para que esté más segura y no sea molestada ni por otras gallinas ni posibles depredadores.
Al cabo de 21 días, cuando nazcan los pollitos, es conveniente dejarlos varios días con la madre en el recinto en el que han nacido para que puedan recibir una alimentación adecuada y para que no sean atacados por otras gallinas o animales.

Gallina Cántabra con sus pollitos.
Parbayón, Piélagos (Cantabria).
(c) Fernando Martín González.

Cualquier gallina perteneciente a una raza con acusada aptitud para la cloquez, podrá quedar clueca en el momento en el que empiece a poner aunque si se le retiran diariamente los huevos del ponedero, continuará poniendo durante semanas e incluso es posible que no manifieste cloquez, pero si convive con gallos, los huevos estarán fecundados y podrán incubarse artificialmente o mediante el uso de nodrizas.

Gallina con pollitos.
Lagartera (Oropesa)
(c) Javier Bernal Corral.

Se denomina nodriza a cualquier ave que incuba huevos de otras gallinas e incluso de otras aves, pudiendo incubarlos junto a los suyos.
Las aves no distinguen los huevos que incuban y de eso se valen ciertas aves parásitas como los cucos, que ponen un huevo en el nido de otras aves para que lo incuben y críen al polluelo que, en muchos casos a los pocos días de nacer, supera con creces el tamaño de sus padres adoptivos que, aún así, lo cuidan como si fuese su hijo.
Algo parecido ocurre con las gallinas. Cualquier gallina puede incubar huevos de otra gallina sea o no de su raza, pero existen razas que destacan por encima de las demás como por ejemplo la Flor d´ametller, raza autóctona de Cataluña caracterizada por su pequeño tamaño y plumaje manchado.

Gallo y gallinas de raza Flor d´ametller.
(c) José María Pastor.

Estas pequeñas gallinas, que pesan menos de 1 kilogramo, son extraordinarias incubadoras, utilizándose para la cría de pollitos propios y de otras especies. Se suelen dar las siguientes cifras orientativas de los huevos que pueden incubar:
10 huevos propios, 6 de gallina grande, 4 de pata o pava, 2 de oca, 15 de perdiz o faisana y 20 de codorniz.
Al nacer los pollitos, los criarán hasta que estén plenamente desarrollados, volviendo otra vez a poner más huevos y pudiendo repetir el proceso varias veces, aunque no conviene forzarlas ya que, como ocurre con todas las gallinas, comen muy poco durante la incubación.

Gallina con sus pollitos.
(c) José María Pastor.

OTRAS AVES.
Decíamos antes, que la reproducción de la mayoría de aves domésticas, es muy similar a la de las gallinas cambiando únicamente los tiempos de incubación que varían desde los 16-17 días de las pequeñas codornices hasta los 50 de los avestruces, pasando por los 28 de los pavos, patos y ocas o los 36 de los patos mudos.

Pata muda con patitos.
(c) Javier Bernal Corral.

La cópula, se produce de manera similar en todas las aves, bien por juxtaposición de cloacas o por penetración pero, en cualquier caso de forma natural.
Sólo existe una salvedad. En el caso de ciertas razas de pavo común de gran tamaño o gigantes, puede ser necesario recurrir a la inseminación artificial debido a que los machos pesan hasta un 85% que las hembras.
Esto se debe a que en las pavas, el número de huevos puestos al año es inversamente proporcional al peso, de forma que las pavas más ligeras ponen hasta 150 huevos frente a los 70 de las más pesadas.
La diferencia de tamaño, hace imposible la reproducción natural pues en ganadería se considera que si un macho pesa un 55% más que una hembra, la monta puede suponer la muerte de la hembra.

Pavos Oscenses apareándose.
Ávila.
(c) Mariano Martín Ayuso.

La forma de realizar incubación de los huevos es exactamente igual que la descrita al hablar de las gallinas, pudiendo hacerse de manera natural o artificial.
En el primer caso, y si las hembras conviven con machos de su especie, se puede dejar que incuben de manera totalmente natural proporcionándoles un lugar adecuado para que realicen la puesta y la incubación. Cuando la hembra haya puesto una cantidad determinada de huevos, quedará clueca y los incubará. Al nacer las crías, serán criadas por la madre hasta que se independicen.

Nido de pata muda.
Lagartera (Oropesa)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Pero, como ocurre en las gallinas, si esto se hace en lugares donde pueda acceder algún depredador, el proceso puede verse truncado. Además, las razas más seleccionadas para la puesta, tienen poco instinto de cloquez por lo que se deberá recurrir a la incubación natural controlada o a la incubación artificial.
En el primer caso, se pueden guardar los huevos hasta que una o varias hembras muestren síntomas de cloquez y colocar entonces los huevos en un nidal adecuado para que los incuben.

Pava incubando.
Ávila.
(c) Mariano Martín Ayuso.

Es posible también el empleo de nodrizas. 
En el caso de las aves más pequeñas como codornices, perdices y faisanes, lo más adecuado es recurrir a las gallinas enanas ya mencionadas mientras que en el caso de los huevos de aves grandes como pavas, patas, patas mudas, ocas.... es mejor recurrir a las pavas que, por su mayor tamaño, cubren mayor número de huevos.
Posiblemente, las pavas comunes figuren entre las mejores madres pudiendo criar pollitos de gallina y de cualquier otra especie.

La pava "Paca" con pollitos de gallina Castellana Negra.
Casas del Puerto (Ávila)
(c) Alexis Hernández Llorente.


PALOMAS.
Las palomas son aves nidícolas, es decir, que sus polluelos nacen poco desarrollados, permaneciendo el nido y siendo alimentados por los padres con una secreción producida en el buche que por su semejanza a la leche es conocida como "leche de paloma".
Al cabo de cuatro semanas, los pichones están listos para abandonar el nido, repitiendo los padres el proceso de cría.
Como curiosidad, diremos que las palomas pueden llegar a utilizarse como nodrizas e incubar huevos de gallina aunque lógicamente, no se pueden ocupar de los pollitos una vez que nacen. Esto era habitual en Canarias, donde se cría la denominada Paloma de patio.

Pareja de palomas.
Navalmoral de la Mata (Cáceres).
(c) Silvestre de la Calle García.

A MODO DE EPÍLOGO
Pese a las ventajas de la incubación artificial que permite controlar todo el proceso y obtener pollitos en cualquier momento del año y en grandes cantidades, la incubación natural tiene "algo especial".
Pocas imágenes habrá tan emotivas y que traigan tantos recuerdos de la infancia a la gente que ha vivido y se ha criado en un pueblo como la de la gallina seguida por sus polluelos en el campo, la calle o el corral...

Gallo, gallinas y pollitos de raza Pintarazada.
Huerta del Tío Grajo, Oropesa (Toledo). 1960.
(c) Asociación de Criadores de la Gallina Pintarazada.

Muchos niños no han visto esto y no saben de dónde vienen los pollos pero por suerte hay asociaciones y personas que luchan para cambiar esto. Es el caso de la Asociación de Criadores de la Gallina Pintarazada, presidida por Javier Bernal Corral, amigo y gran colaborador de este blog. 
Desde hace tiempo esta Asociación lleva a cabo un magnífico proyecto para llevar los pollitos al cole y que los niños puedan ver cómo se produce todo el proceso desde la incubación de los huevos en pequeñas incubadoras instaladas en el aula hasta el nacimiento y crianza de los pollitos de la raza Pintarazada que se encuentra en grave peligro de extinción.

Javier Bernal Corral.

Esperemos que, proyectos como el descrito sirvan para que los niños conozcan un poco más de la cultura tradicional y esperemos que no desaparezca de nuestros pueblos la costumbre de criar pollitos a la antigua usanza como lo hicieron nuestros antepasados durante siglos.
De esta forma no desaparecerán imágenes como esta con la que cerramos el artículo y en la que vemos a "La Choni", una pequeña gallina que vive en la localidad abulense de Casas del Puerto en el corral de un afamado carpintero. Aunque a sus 13 años ya no pone huevos, "La Choni" cría cada año numerosos pollitos de otras gallinas.
Imágenes como esta, nos traen muchos recuerdos a algunos....

La Choni con sus pollitos.
Casas del Puerto (Ávila).
(c) Alexis Hernández Llorente.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico forestal.

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