TÍA VICENTA Y TÍO JUAN: DOS VIDAS ENTRE CABRAS, BORREGAS, VACAS Y MUCHO MÁS.

Vicenta García Díaz (1874-1955) y Juan García García (1927-2012) fueron dos ganaderos de la localidad cacereña de Guijo de Santa Bárbara y que, pese a existir una notable diferencia de edad entre ellos, tuvieron vidas solapadas entre 1927 y 1955, permitiéndonos tanto en ese periodo como en los que vivieron solamente la una y el otro, conocer la historia agropecuaria de la pequeña villa en la que nacieron y vivieron.
Se da la curiosa circunstancia de que la historia de Vicenta comenzó el 19 de julio de 1874 y la de Juan terminó el 19 de julio de 2012.


Vicenta García Díaz, más conocida como "Tía Jambrina", nació el 19 de julio de 1874 en Guijo de Santa Bárbara y murió en la misma población el 11 de marzo de 1955, abandonando su pueblo en contadísimas ocasiones.
Fue la tercera de los 9 hijos del matrimonio formado por Justo García Domínguez (1846-1908) de Guijo de Santa Bárbara y María Díaz Ruiz (1852-1832) de Jarandilla de la Vera. 
En cierta ocasión, escribimos un artículo sobre ella en este mismo blog titulado LAS CABRAS Y OVEJAS DE TÍA VICENTA LA JAMBRINA que puede ser consultado por el lector que lo desee. 
Por ello, en el presente artículo resumiremos muy brevemente su vida.

Vicenta García Díaz.
(c) Familia De la Calle.

Nacida en el seno de una familia de humildes ganaderos y labradores, su madre trabajó durante años como hornera en uno de los múltiples hornos de pan de Guijo de Santa Bárbara, conocido como Horno de los perales, propiedad primero de María Jiménez Santos y después de su hija Francisca Jiménez Jiménez. En el mismo horno trabajaba su padre acarreando con un burro la leña necesaria para cocer el pan.
La infancia y adolescencia de Vicenta no fueron nada fáciles al tener que cuidar a sus hermanos y ayudar a su padre en las faenas del campo.

Casa de los padres de Vicenta.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

A los 17 años, contrajo matrimonio con Juan García Hernández (1864-1927) natural de la localidad abulense de Nava del Barco, con quien tuvo 10 hijos de los que sólo sobrevivieron 2: Anastasio (1896-1974) y María Visitación (1901-1927).
Juan era segador de prados y con el dinero obtenido en la campaña de siega, la familia pudo ir ahorrando para comprar una yegua y un hatajillo de cabras que les permitió aumentar rápidamente sus ingresos para invertirlos en la compra de casas y tierras.

Vicenta García Díaz y su hija María Visitación.
(c) Familia De la Calle.

Cuando Anastasio marchó a realizar el Servicio Militar, la familia tuvo que vender las cabras dado que Juan empezaba a tener problemas de salud y no podía hacerse cargo de ellas.
Fueron años agridulces para Vicenta pues aunque en ellos vio casarse a sus hijos y nacer a sus nietos, también vio como en 1927 morían su marido en agosto y su hija en octubre, teniendo que hacerse cargo de su nieta Nicolasa Sánchez García, hija de su hija Visitación y en 1929 hacerse cargo también de su hijo Anastasio y su nieto Juan García García, el otro protagonista de esta historia.

Nicolasa Sánchez García, Juan y Alfonsa García García.
Nietos de Vicenta.
(c) Familia de la Calle.

Aquellos años desde que vendieron las cabras, Juan y Vicenta se mantuvieron gracias a la venta de las castañas que recogían y secaban en su finca de Santonuncio. Cultivaba Vicenta verduras y hortalizas para el consumo familiar y mantenía una pequeña ganadería integrada por una yegua, una cabra, un par de cerdos y algunas gallinas.

Yegua con su potrillo en Santonuncio, la finca de Vicenta.
(c) Silvestre de la Calle García.

En 1929, cuando estaba a punto de cumplir los 55 años y pese a ser ya viuda, Vicenta decidió volver a comprar una piara de cabras y utilizando la técnica de criar todas las chivas nacidas, llegó a tener 714 cabras en 1936.
En ese breve periodo de tiempo, Vicenta logró ahorrar bastante dinero con la venta de cabritos y queso pudiendo así comprar más fincas y empezar a dedicarse a dos lucrativos negocios: la cría de cerdos y el préstamo de dinero.

Piara de cabras Veratas.
(c) Silvestre de la Calle García.

Paralelamente a los negocios de la cría de cerdos y el préstamo de dinero, desarrolló un lucrativo negocio de venta y exportación de embutidos y jamones tanto elaborados por ella misma como de los que recibía en concepto de pago por devolución de préstamos y o venta de cerdos para cebo a otros criadores. Hasta su muerte, este sería verdaderamente uno de los negocios más lucrativos para ella.

Lomo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En la década de 1940, Vicenta dejó de criar cerdos para la venta y fue reduciendo poco a poco la piara de cabras pero sin dejar en ningún momento su negocio como prestamista y rentista de viviendas que seguía complementando con la venta de castañas. 
Al final de la década decidió dedicarse a la cría de ovejas, conocidas localmente como borregas, y en la década siguiente se inicio en el cultivo de tabaco.

Ovejas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Para adaptarse a estos nuevos negocios, Vicenta construyó en su finca de Santonuncio un corral espectacular, en cuya planta baja eran encerradas las ovejas durante las noches invernales y en la época de paridera, utilizándose la planta superior como almacén y secadero de tabaco.

Corral de Santonuncio visto desde la parte del secadero de tabaco.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Vicenta García Díaz "La Jambrina", apodada también como "La madre de los pobres" por la gran labor humanitaria que realizó siempre en el pueblo, falleció el 11 de marzo de 1950 en el mismo pueblo que la vio nacer, siendo enterrada en el cementerio de la localidad donde hoy se conserva su tumba con un preciosa lápida realizada hace unos años por uno de sus bisnietos.

Lápida de Vicenta.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Nos toca hablar ahora del otro protagonista de esta historia: Juan García García.
Conocido como Tío Peseta al heredar este apodo de su padre, también le dedicamos en cierta ocasión un artículo en este mismo blog y que llevó por título UN GANADERO DE LOS DE ANTES que puede ser leído por el lector que lo desee.

Juan García García.
(c) Familia De la Calle.

Juan García García nació en Guijo de Santa Bárbara el 12 de mayo de 1927 siendo el segundo de los 3 hijos del matrimonio formado por Anastasio García García (1896-1974), hijo de Vicenta García Díaz, y Josefa García Gonçalves (1904-1938).
Desde 1929, Juan García García vivió con su padre en casa de su abuela Vicenta puesto que Anastasio tenía que ayudarla con las cabras mientras su esposa Josefa y su hija Alfonsa vivían con los otros abuelos que también eran cabreros y necesitaban ayuda con la piara.

Anastasio García García.
(c) Familia De la Calle.

La vida de Juan, conocido en la familia como Juanito para distinguirlo de su abuelo, transcurrió totalmente en paralelo a la de su abuela durante años.
Desde los 6 años y hasta que marchó a Melilla para realizar el Servicio Militar, Juan se encargó del careo y cuidado de las cabras con la ayuda de su prima Nicolasa y del cabrero que tenían contratado, mientras que su padre se dedicaba más a la agricultura y la abuela Vicenta gestionaba todos sus negocios.

Juan García García en Melilla.
(c) Familia De la Calle.

En 1952, Juan contrajo matrimonio con Marcelina de la Calle Vicente (1930-2009) con la que tuvo tres hijos llamados José, Vicenta y Ángela.
Aunque se fue a vivir a una casa propia con su esposa, Juan siguió estrechamente vinculado a su abuela hasta que ella falleció.

Marcelina con sus hijos José, Ángela y Vicenta y su hermano Agapito.
(c) Familia De la Calle.

Desde ese momento, Juan y su padre llevaron todo a medias, dedicándose durante algunos años a la cría de ovejas destinadas a la producción de carne y lana y al cultivo de tabaco, que ya había adquirido gran importancia en Guijo de Santa Bárbara.
Complementaban esta actividad con la recolección y venta de castañas.

Ovejas en Guijo de Santa Bárbara.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En 1960, ante el desplome del precio de la lana, Juan y su padre decidieron vender las ovejas y comprar vacas suizas (Frisonas) dedicadas a la producción de leche.
Hasta que Anastasio falleció en 1974, su hijo y él se dedicaron conjuntamente a estas actividades si bien Juan se preocupaba más de la agricultura y su padre se dedicaba al cuidado de las vacas.

Vacas suizas.
(c) Pilar Domínguez Castellano.

Tras el fallecimiento de su padre, Juan se siguió dedicando ya en solitario a las mismas actividades hasta que en 1987, decidió acogerse a la prima de abandono de la cría de ganado vacuno lechero ofrecida por la Comunidad Económica Europea que, durante 5 años, daría una ayuda a todos aquellos ganaderos que dejasen de criar vacas de leche aunque durante ese periodo podían entregar a la industria la leche de las vacas que ya tuviesen.

Ordeñando una vaca.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En 1992, al cumplir los 65 años, Juan se jubiló pero siguió cultivando un pequeño huerto y manteniendo algunas vacas de carne a las que ordeñaba para cubrir las necesidades familiares de leche.
En 2000 y debido a problemas de salud, Juan vendió las vacas y dejó también la agricultura.

Juan García García con su vaca "Parda".
(c) José García de la Calle.

Nunca llegó Juan a desarrollar la gran actividad ganadera, agrícola y empresarial de su abuela Vicenta pues, como él mismo decía muchas veces, "lo que hizo mi abuela no lo hacía nadie antes ni ahora, pero menos en aquellos tiempos. ¿Quién iba a esperar que una vieja viuda de 55 años iba a emprender semejantes negocios y que se haría respetar de semejante manera en un mundo en el que mandaban los hombres. Eso sólo lo podía conseguir ella y nadie en el Guijo de Santa Bárbara se atrevía con mi abuela. Yo no pensé nunca en hacer todo lo que hizo ella. Me he dedicado toda la vida al campo criando a mis hijos gracias al tabaco que ponía y a la media docena de vacas que tenía y, aunque no hayamos vivido con lujos, no nos ha faltado nunca de nada."

Algunas de las últimas vacas de Juan García.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El 19 de julio de 2012, poco después de cumplir los 85 años y el día en el que su abuela hubiese celebrado su 138 cumpleaños, falleció Juan García García en Navalmoral de la Mata (Cáceres), siendo enterrado en el cementerio de Guijo de Santa Bárbara.
Aunque él mismo siempre había dicho que cuando muriese quería ser enterrado con su abuela Vicenta, esto no fue posible dado que los panteones antiguos eran excesivamente estrechos, por lo que fue sepultado junto a su padre.

Juan García García.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Vicenta y su nieto Juan fueron personas respetadas y queridas por los vecinos de su pueblo. Puede entenderse la vida de Vicenta sin la de Juan pero no a la inversa.
Entender la vida de Juan García García es decisiva para entender la existencia de este blog de EL CUADERNO DE SILVESTRE lo que significa que Vicenta García Díaz, pese a haber fallecido hace más de 69 años, marca también con su nombre este blog.
¿Cómo puede ser esto posible?
La respuesta es muy sencilla: Silvestre de la Calle García (n.1988), autor de este blog, es nieto de Juan García García y tataranieto de Vicenta García Díaz.

Juan García García y Silvestre de la Calle García.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Durante mi infancia, pasé mucho tiempo con mi abuelo Juan y raro era el día que no surgía el nombre de abuela Vicenta cuyas historias luego serían complementadas por mi tía Nicolasa Sánchez García (1922-2012).
Todas esas historias sirven, en gran medida, como base para escribir multitud de los artículos publicados en este blog.
Quiero que este artículo sea un sencillo pero sincero homenaje a mi abuelo Juan García García y a mi tatarabuela Vicenta García Díaz.

Con mi tía Nicolasa y mi abuelo Juan.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Cronista Oficial de Guijo de Santa Bárbara.

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