martes, 13 de junio de 2023

SAN ANTONIO "EL CARRETERO"

Navarredonda de Gredos es un municipio de la provincia de Ávila situado en el valle del Alto Tormes.
Cuenta con dos núcleos de población llamados Navarredonda y Barajas en medio de los cuales se alza la ermita de San Antonio de Padua.
Hoy en día la economía de este municipio gira en torno al ganado vacuno trashumante pero en otro tiempo fue la carretería de largo recorrido la principal actividad de sus habitantes y precisamente los carreteros fueron quienes introdujeron la devoción a San Antonio de Padua.

Carretera con sus bueyes junto a la ermita.
En la parte superior, detalle del interior del templo.
(c) Montaje: Silvestre de la Calle García.

Navarredonda y Barajas cuentan con sendas iglesias de gran mérito pero entre ambos pueblos se alza la Ermita de San Antonio de Padua. Para ser más exactos, la ermita está equidistante de ambas entidades de población.
Puede resultar a primera vista extraño que entre dos pueblos con su respectiva iglesia que distan menos de 1 km uno del otro, se construyese una ermita pero una preciosa historia relacionada con los carreteros de ambos pueblos y transmitida de generación en generación nos explica este hecho.

Vista general de la Ermita de San Antonio.
(c) Isabel López Arrabé

Antes de nada, es necesario conocer la historia de los carreteros de Navarredonda y su relación con la Real Cabaña de Carreteros de Gredos.
Es preciso aclarar que cuando se usaba la palabra Navarredonda en los documentos antiguos, hacía referencia tanto a Navarredonda como a Barajas ya que a nivel jurisdiccional y fiscal siempre formaron una única entidad.
En este artículo se mantendrá el mismo criterio para facilitar la lectura.

Juan Manuel Yuste Apausa con su yunta de vacas.
(c) Silvestre de la Calle García.

Durante la Reconquista, cuando los monarcas cristianos recuperaron los terrenos ocupados por los musulmanes, el Sistema Central se convirtió en una línea fronteriza o "tierra de nadie" escasamente poblada hasta que el conde Raimundo de Borgoña, esposo de la Reina Urraca I de León, repobló la zona con gentes procedentes del norte de la península surgiendo poco a poco los pueblos actuales.
La reina Urraca y su esposo fueron los primeros Señores de Valdecorneja, título que les otorgó el rey Alfonso VI de León, padre de Urraca.

Castillo de Valdecorneja.
El Barco de Ávila.
(c) Silvestre de la Calle García.

El alto valle del Tormes era un lugar muy inhóspito por el clima y por estar ocupado por extensos pinares y montes que servían de abrigo a abundantes animales como los osos pardos, tal y como se menciona en el Libro de Montería escrito por orden del rey Alfonso XI a mediados del siglo XIV.

"Val de Hascas e Tormejón e Val de Arenas es todo un monte e es bueno de oso en invierno, e son las bocerías la una al pie del Puerto del Peón por cima de la cumbre hasta la Garganta de Nava Arenas e hasta Navapalenciana, e son las armadas la una en Navapalenciana e la otra en Val de Hascas".

Oso pardo.
(c) Silvestre de la Calle García.

Sin embargo, los recios ganaderos se establecieron en la zona y comenzaron a roturar las tierras para crear prados y sembrar pan (centeno) para poder subsistir.
Sin embargo, pronto comprendieron que con eso a duras penas podían resistir al duro invierno por lo que la madera de los pinares se convirtió en su principal sustento.
Con carretas tiradas por yuntas de bueyes comenzaron a comerciar con la madera, regresando con productos que no podían conseguir en su tierra.

Juan Manuel Yuste Apasusa con su yunta de bueyes.
Al fondo, la Sierra de Gredos.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

A finales del siglo XV, los carreteros de los pueblos de Gredos, como otros muchos de España participaron activamente en la Guerra de Granada abasteciendo a las tropas de alimentos y pertrechos de guerra por lo que en 1497, los Reyes Católicos crearon la Real Cabaña de Carreteros para reconocer los servicios prestados por este colectivo.
El lector que lo desee puede leer un artículo publicado sobre este tema en este blog (ver enlace al final).

Diego Torres con su yunta.
(c) Silvestre de la Calle García.

Los carreteros de Navarredonda y pueblos del llamado Sexmo de la Sierra del Señorío de Valdecorneja, llevaban madera y carbón vegetal a Ávila, Salamanca, Toledo...pero su radio de acción se ampliaba a todo el cuadrante suroccidental de la Corona de Castilla, incluyendo Madrid, que compartían con los carreteros soriano-burgaleses, y bajando hasta el puerto de Sevilla.

Juan Manuel Yuste con su yunta.
(c) Silvestre de la Calle García.

Hasta Sevilla bajaban carretas cargadas de madera cortada e incluso pinos enteros para la construcción de los barcos que cruzaban el Atlántico rumbo a América.
En su viaje de vuelta, los carreteros traían sal que repartían en los alfolíes o casas de la sal de diversas villas así como productos que no se producían en Gredos como vino o aceite de oliva entre otras muchas mercancías.

José Andrés Torres subiendo por la calzada romana del Puerto del Pico.
(c) Silvestre de la Calle García.

Tan lucrativa era la actividad carretera que en 1708 había en Navarredonda, recordemos que nos referimos con este término a Navarredonda y Barajas, nada más y nada menos que 480 carretas repartidas entre 91 carreteros lo que supone una media de 5,27 carretas por carretero.

Bueyes pastando.
(c) Silvestre de la Calle García.

A lo largo del siglo XVIII debido probablemente a las guerras y otros factores, el número de carretas se redujo ostensiblemente pero en el Catastro del Marqués de la Ensenada escrito a mediados del siglo había en Navarredonda 200 vecinos (cabezas de familia) de los que 120 eran carreteros siendo propietarios de 347 carretas y de 984 bueyes.
Puede resultar raro que el número de bueyes triplique al de carretas pero para realizar viajes de largo recorrido, cada carreta llevaba dos bueyes uncidos para el tiro y uno suelto denominado buey de "revezo" que se turnaba con los otros dos.

José Andrés Torres dirigiendo la yunta.
(c) Silvestre de la Calle García.

Los carreteros de Navarredonda se marchaban del pueblo en otoño y no regresaban hasta el verano siguiente, permaneciendo unos cuantos meses en el pueblo. Esto se debía a que recorrer las tierras secas de Extremadura y Andalucía era prácticamente imposible en verano debido al calor y a la falta de pastos.
Con otros grandes carreteros castellanos como los de Burgos y Soria ocurría justamente lo contrario, pues al transitar por la Submeseta Norte, era prácticamente imposible hacerlo en invierno.

Manuel Yuste con la yunta en el Puerto del Pico.
(c) Silvestre de la Calle García.

No realizaban el viaje de forma individual sino que formaban cuadrillas de 5 ó 6 carreteros, conocidas como "carreterías" con un número de carretas que podía superar las 30. 
Como ya dijimos antes, cada carreta se componía de tres bueyes por lo que una carretería podía estar formada por casi un centenar de animales.
Se hacían jornadas de 20-30 kilómetros en función de la climatología y del peso transportado, así como de la disponibilidad de pasto en la ruta para que los bueyes pudiesen alimentarse.

Cuadrilla de carreteros.
(c) Silvestre de la Calle García.

Al llegar en verano al pueblo aprovechaban para segar y recoger el heno destinado a alimentar al ganado que quedaba en invierno en el pueblo al cuidado de mujeres, ancianos y niños.
Aunque la carretería fuese una actividad muy lucrativa, los carreteros no dependían exclusivamente de ellas sino que cultivaban tierras y criaban ganado en el pueblo. Sembraban en los huertos cebollas, berzas, patatas... y tenían algunas vacas dedicadas a la cría de terneros y a la labranza de los huertos, cabras y ovejas, alguna caballería, cerdos, gallinas...


Juan Manuel Yuste Apausa con carro cargado de heno.
(c) Silvestre de la Calle García.

También segaban y trillaban el centeno que serviría para el sustento de personas y animales. 
Llegado el otoño, cosechan las patatas y hacían acopio de leña en los corrales de las casas para que la familia pudiera calentarse durante los duros meses invernales sin tener que salir al campo a recoger leña.
Finalmente, araban las tierras y sembraban el centeno, partiendo después rumbo a diversos destinos con sus carretas y yuntas.

Trillando en las eras de Barajas.
(c) Silvestre de la Calle García.

Algunos realizaban varios viajes cortos, volviendo al pueblo al cabo de uno o dos meses y tras pasar unos días con la familia, volvían a marcharse.
Pero los carreteros de largo recorrido que bajaban hasta Sevilla, a menudo no volvían al pueblo hasta el verano.

Carro cargado de leña.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Y precisamente en uno de esos viajes de vuelta desde Sevilla, una cuadrilla de carreteros llegó al pueblo con una bonita imagen de San Antonio.
Según la tradición oral esta imagen fue comprada por los carreteros pero otros cuentan que la encontraron en una ermita arruinada, algo muy probable debido a las guerras y epidemias que asolaban España.
La cuadrilla estaba compuesta por carreteros de ambos pueblos y que al llegar no se pusieron de acuerdo sobre la iglesia en la que se quedaría la imagen. 
Los de Barajas decían que en su iglesia de San Benito y los de Navarredonda que en su iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.

Imagen de San Antonio de Padua.
(c) Isabel López Arrabé.

Al no llegar a un acuerdo, tomaron una decisión salomónica y decidieron construir una ermita dedicada a San Antonio de Padua equidistante de ambos pueblos. En ella se venera desde aquel momento a la imagen del Santo.
Lamentablemente, no se conoce la fecha exacta de construcción del templo aunque en un manuscrito fechado en 1751 ya se menciona la devoción a San Antonio y la celebración de una Misa y procesión el día de su fiesta.

Isabel López con su yunta de bueyes frente a la ermita de San Antonio.
(c) Juan Manuel Yuste Apausa.

Se trata de un pequeño templo de una única nave y un pequeño retablo central en cuya hornacina, sobre el antiguo altar, se encuentra la imagen de San Antonio flanqueada por dos bellísimas imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, algo muy habitual en las pequeñas ermitas situadas fuera de los núcleos de población e incluso en muchas iglesia parroquiales donde hay pocas imágenes.

Vista general del frontal de la ermita.
(c) Isabel López Arrabé.

La Ermita cuenta ya con un altar más moderno para poder celebrar la Misa según la costumbre actual.
Hay numerosos bancos de madera para hacer más cómoda la estancia de los fieles durante las celebraciones.

Interior de la ermita.
(c) Isabel López Arrabé.

En el tejado de la ermita hay un pequeño artístico campanil donde tradicionalmente estaba colocada la campana para avisar a los fieles cuando se celebraba Misa en la ermita.
En los años 70 del siglo XX ante las necesidades económicas de la parroquia, el párroco del momento pretendió vender la valiosa campana de bronce colocada en el campanil, pero el pueblo manifestó su repulsa ante tal acción y la venta no se efectuó.

Detalle del campanil de la ermita.
(c) Isabel López Arrabé.

Sin embargo, actualmente, la campana está colocada en el interior del templo por miedo a que, debido a su gran valor económico y sentimental, pueda ser robada.

Campana en el interior del templo.
(c) Isabel López Arrabé.

Para hacerse cargo de la ermita, cada año son nombradas dos mayordomas el día de San Antonio y ostentarán el cargo hasta el año siguiente.
Las mayordomas se encargan de la limpieza de la ermita, de llevar velas al Santo y de que todo esté en orden.

Ermita preparada para la Misa e iluminada con velas.
(c) Isabel López Arrabé.

Tradicionalmente, se nombraba una mayordoma de Barajas y otra de Navarredonda, siendo imprescindible que estuviesen casadas, pues aunque las encargadas del cuidado de la ermita eran las mujeres, se consideraba mayordomo al matrimonio.
Esta costumbre era muy habitual en toda España por considerar que los casados tenían una vida estable y acorde con la moral y costumbres eclesiásticas. Además, en el caso de las mujeres, garantizaba que disponían de un sustento seguro para poder dedicarse en cuerpo y alma a las tareas propias de la mayordomía.
En el caso de las mayordomas de San Antonio de Navarredonda, esto es especialmente curioso, pues este santo es considerado en muchos lugares patrono de las jóvenes casaderas que buscan marido.

Isabel López Arrabé y su esposo Juan Manuel Yuste Apausa con su yunta de vacas frente a la iglesia de San Benito de Barajas. 
(c) Silvestre de la Calle García.

La fiesta de San Antonio de Padua se celebraba con gran devoción por parte de los vecinos de Barajas y Navarredonda.
9 días antes de San Antonio comenzaba a rezarse en la ermita la novena y el 13 de junio se celebra la fiesta que comenzaba con un convite en casa de la mayordoma de Navarredonda para después ir a la ermita y celebrar la Santa Misa y una procesión alrededor del templo, teniendo lugar después un nuevo convite en casa de la mayordoma de Barajas.

Andas de San Antonio.
(c) Isabel López Arrabé.

Poco queda ya de la actividad carretera que dio origen a la devoción y fiesta de San Antonio.
Todavía a finales del siglo XVIII quedaban al menos 188 carretas en Navarredonda pero sus días estaban contados pues en 1836 los privilegios de la Real Cabaña de Carreteros fueron abolidos y la carretería de largo recorrido comenzó a perder importancia aunque hasta bien entrado el siglo XX hubo carreteros que transportaban las famosas patatas de Gredos a zonas como Extremadura y las yuntas para las labores del campo subsistieron hasta la segunda mitad del siglo XX.
Los camiones y la maquinaria moderna, acabaron por sustituir a las yuntas.

Vacas junto a un carro.
(c) Silvestre de la Calle García.

Los carreteros se convirtieron poco a poco en vaqueros trashumantes y la ganadería se convirtió en el pilar principal de la economía de Navarredonda y Barajas.
Actualmente, entre los dos pueblos suman unas 2000 vacas, el 80% de las cuales pertenecen a la raza Avileña-Negra Ibérica aunque el censo de ganado domado se reduce a tan sólo 6 bueyes y 1 vaca.
Para conocer más sobre la raza Avileña, el lector puede consultar un artículo publicado en este mismo blog (ver enlace al final).

Vaca Avileña.
(c) Juan Manuel Yuste Apausa.

Precisamente la trashumancia es uno de los factores que ha favorecido la continuidad de la devoción a San Antonio de Padua que, en muchos lugares de España, es considerado como el patrono de los ganaderos y especialmente de los ganaderos trashumantes.
No debe confundirse a "los dos San Antonios", que son los dos santos más conocidos entre los que llevan este nombre por el público general. Nos referimos a San Antonio Abad o San Antón (17 de enero) y San Antonio de Padua (13 de junio).

Los Carreteros de Gredos en Ávila para celebrar San Antón (17 de enero).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

El primero es el patrono de los animales mientras que el segundo lo es de los ganaderos y a él rezan estos últimos para pedir por su ganado especialmente cuando está en el campo y puede ser atacado por los lobos y otros animales o cuando el ganado "está de cordel" o realizando la trashumancia.
Durante los días de la novena de San Antonio, el día su fiesta y en los días posteriores hasta la llegada de San Juan, el ganado de Navarredonda se encuentra trashumando o preparándose para la trashumancia y por eso se reza al Santo paduano con gran devoción para pedir por el ganado.

Vacas trashumantes de Navarredonda subiendo por la calzada romana del Puerto del Pico.
(c) Silvestre de la Calle García.

Actualmente, la fiesta se sigue celebrando año tras año.
Durante 9 días se reza la novena en la Ermita y el día 13 tiene lugar la Santa Misa en honor a San Antonio de Padua si bien ya no se realizan la procesión ni los convites de las mayordomas, quienes se limitan a tomar algo con sus maridos y amistades en algún bar una vez que ha concluido la celebración litúrgica.
Cada año se nombran dos nuevas mayordomas que se encargarán durante todo el año siguiente de custodiar y mantener la ermita de San Antonio en perfectas condiciones.
Este año han sido mayordomas Ana Carrasco Arribas e Isabel López Arrabé pero esta última ha tenido que ser representada por su madre Isabel Arrabé Yuste durante la novena y la fiesta.

Ana Carrasco Arribas e Isabel Arrabé Yuste con el Padre Amador, párroco del pueblo.

Esto se debe a que Isabel y su esposo Juan Manuel Yuste Apausa son ganaderos trashumantes.
En verano y otoño, sus ganados son mantenidos en los pastizales de verano o agostaderos de Navarredonda, para ser trasladados al llegar el invierno a una calidad dehesa cercana a la localidad pacense de Barcarrota, donde permanecerán hasta fechas próximas a la festividad de la Natividad de San Juan Bautista (24 de junio).

Isabel López Arrabé con sus vacas.
(c) Juan Manuel Yuste Apausa.

Isabel y su esposo gestionan una ganadería que supera el centenar de vacas reproductoras de raza Avileña-Negra Ibérica entre las que cuentan con algunos ejemplares de las variedades Bociblanca o Beciblanca y Bardina, ambas en grave peligro de extinción y además de eso sin contar aún con reconocimiento oficial como variedad de la raza en el caso de la Bardina.

Toro, vaca y ternero en la dehesa.
(c) Juan Manuel Yuste Apausa.

Normalmente, al estar las dehesas cercadas, el ganado permanece solo, siendo visitado al menos una o dos veces por semana por los ganaderos. Sin embargo, ante la pertinaz sequía sufrida este año, Isabel y su esposo han decidido permanecer en la dehesa para poder atender al ganado debidamente.
Aunque hoy, día de San Antonio de Padua, Isabel no ha podido estar en la Misa celebrada en la ermita de San Antonio, acudirá a la iglesia de Barcarrota para dar gracias al Santo y pedir por el ganado.

Vaca Bardina en la dehesa la semana pasada.
(c) Juan Manuel Yuste Apausa.

Además de ganaderos, Isabel y Juan Manuel son carreteros y junto a otros vecinos de Navarredonda y Barajas.
Todo comenzó en 2011 cuando ya las yuntas de bueyes de Gredos hacía muchísimos años que habían desaparecido y las de vacas sólo quedaban en algunos pueblos.
Se creó así nuevamente la Real Cabaña de Carreteros de Gredos que desde sus inicios ha domado un total de 20 cabezas entre bueyes y vacas.

Trilla en La Vega. 2012
(c) Silvestre de la Calle García.

Desde entonces, los "nuevos" carreteros de Gredos han realizado y siguen realizando multitud de actividades en diversos lugares de la provincia de Ávila y del resto de España.
Fiesta de la trilla, rutas carreteras, pingado del mayo, arrastre de madera, subida del Puerto del Pico... y un sinfín de actividades, son realizadas cada año por los Carreteros de Gredos.

Subida al Puerto del Pico. 2016.
(c) Silvestre de la Calle García.

La presencia de los poderosos bueyes Avileños de capa bardina y galana en ferias y fiestas causa gran admiración entre el público en general y sirve para que los mayores recuerden los oficios de su infancia y para que los jóvenes pueden conocerlos.

Isabel López Arrabé y Juan Manuel Yuste Apausa con sus bueyes.
Candeleda (Ávila).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

NOTA FINAL DEL AUTOR.
Este artículo se ha escrito gracias a la idea que tuvo Juan Manuel Yuste Apausa quien el pasado 6 de junio me escribió diciendo:

"Buenas tardes. Se acerca San Antonio. ¿Sería muy atrevido sugerirte un artículo sobre la Ermita de San Antonio. Además es Isabel mayordoma este año?"

Y dicho y hecho. Le pedí algunos datos y algunas fotos para completar lo que yo ya tenía y con su ayuda y la de su esposa Isabel, a los que considero prácticamente parte de mi familia y que han sido desde un principio grandes colaboradores del blog, se ha realizado este artículo.

Juan Manuel Yuste, Isabel López y Silvestre de la Calle.
Candeleda (Ávila).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

A ellos va dedicado en gran parte este artículo. 
Sin embargo, hablar de Barajas y Navarredonda, de yuntas, de vacas y de religión es imposible sin mencionar al gran Manuel Yuste García, padre de Juanma.
Tuve la suerte de conocer bien a tío Manolo y de pasar muchos ratos con él en Barajas en su casa y en su corral, un auténtico museo de la cultura tradicional de Gredos.

El autor en el corral de tío Manolo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Compartiendo charlas con él me di cuenta que era uno de esos grandes sabios cuyos conocimientos tienen que ser recordados siempre, además de ser un hombre profundamente religioso.
Hablaba con gran conocimiento de la vaca Avileña, los trabajos realizados en el campo con las yuntas, sus viajes con los carros de patatas hasta pueblos como Villanueva de la Vera (Cáceres), los cordeles y la trashumancia....

Tío Manolo peinando el carro de heno para que quede como Dios manda.
(c) Silvestre de la Calle García.

Tío Manolo nos dejó hace años pero aquí quedó su gran sabiduría para las generaciones futuras.
Estoy seguro que si hoy estuviese allí, ya rondando el siglo de vida, le gustaría poder leer este artículo de SAN ANTONIO "EL CARRETERO".
Va por usted, tío Manolo.

Manuel Yuste junto a los carros en el corral de su casa.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

BIBBLIOGRAFÍA Y FUENTES CONSULTADAS:
- Palomar, J; Merino, M (2010): Arrieros y carreteros por los viejos caminos de Castilla y León. Ed. La Horaca.

ENLACES DE INTERÉS:

- LA REAL CABAÑA DE CARRETEROS DE GREDOS.


- LA VACA AVILEÑA.


Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.

2 comentarios:

DIONI: CABRERO DE TODA LA VIDA.

Dionisio Prieto Cuarto (n. 1982), Dioni para los amigos, es ganadero de la localidad cacereña de Casas de Millán. Aunque tiene vacas, cochin...