jueves, 8 de julio de 2021

LAS CABRAS DE TÍO PIVO

    La ganadería caprina ha sido durante siglos el principal medio de vida de numerosas familias de Guijo de Santa Bárbara, un pequeño pueblecito del noreste de Extremadura, situado en el centro de la comarca cacereña de La Vera.
Muchos han sido los cabreros de este pueblo a lo largo de la historia, pero uno de los más conocidos fue sin lugar a dudas Primitivo Torralvo García (1927-2020), conocido popularmente como TÍO PIVO.

Tío Pivo con las cabras a sus 90 años.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    Tío Pivo fue cabrero durante toda su vida. Heredó este oficio de su padre, tío Jacinto "El Virola" y a su vez se lo transmitió a sus hijos Florián, Jacinto y Ángel.
Ahora,  Alejandro Torralvo Gutiérrez, hijo de Florián, sigue con la tradición familiar, manteniendo una magnífica piara de cabras.


Tío Jacinto "El Virola"
Padre de tío Pivo y de sus hermanas Vicenta, Gregoria y Fermina.

Florián, Alejandro y tío Pivo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    Tío Pivo comentaba orgulloso que había sacado adelante a sus hijos junto con su esposa Flora Sánchez Vaquero, gracias a las cabras.
Era uno de esos cabreros de toda la vida, que conocían a la perfección su oficio y que se sentían orgullosos de lo que habían sido.
Hablaba con gran cariño de las cabras y de cómo habían cambiado los tiempos en general y para las cabras en particular:

"Antes se salía al campo todos los días con las cabras porque no se las echaba pienso y había que ordeñarlas a mano.
Ahora ya, si el tiempo está muy malo se las puede echar de comer en el corral y se las ordeña con la ordeñadora que quita muchísimo trabajo."

Ordeñando a las cabras en la sala de ordeño.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.


Recordaba tío Pivo sus inicios como cabrero:
Antes con 7 u 8 años ya nos mandaban a la sierra con las cabras, estuviera el tiempo que estuvieran. Nos daban el morral con la comida, nos ponían la manta o el berrendo y a tirar todo el día en la sierra con las cabras.
Había que estar pendiente todo el día de las cabras porque estaba la sierra llenita de lobos.
Ya sabíamos los sitios donde solían estar y cuando pasábamos por allí, estábamos al tanto por si salían.

Cabras en un día de nieve y niebla.
(c) Alejandro Torralvo Gutiérrez.

En invierno se salía con ellas por la parte baja de la sierra, cerca de los corrales, pero en verano se subía con ellas a la sierra y se vivía en las chozas.
Mi mujer (Flora Sánchez Vaquero) y yo criamos a los muchachos en la sierra con las cabras.
En Pimesaillo y El Galayo estuvimos nosotros de verano y en invierno en Los Guatechos, en un corral.
Cuando las cabras estaban en la sierra, se ordeñaban y se hacía el queso allí. Se guardaba en las queseras al lado de la garganta para que estuviera fresco y luego se bajaba a vender una vez a la semana. En invierno, se ordeñaba a las cabras en el corral y se hacía el queso en el pueblo.

Quesera de El Galayo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Luego ya compré esta finca de Santonuncio a Juan García y a Nicolasa Sánchez. Sólo estaban hechos los corrales viejos que son muy grandes. Como no teníamos muchas cabras, no hacía falta más.
Pero luego ya fuimos aumentando mis hijos y yo y tuvimos que ir haciendo corrales nuevos al lado de los otros porque llegamos a tener 600 cabras.
La sala de ordeño ya la hicieron mis hijos. Yo ya estaba jubilado.

El corral de Santonuncio.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Aunque me jubilé, he seguido con mis hijos y ahora también con mi nieto y aquí seguiré hasta que me muera si puedo. Las cabras han sido mi vida desde que nací.

Tío Pivo.
Falleció unos meses antes de cumplir 93 años y casi hasta el último momento, estuvo en la finca con las cabras.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    Actualmente, lleva las riendas de la explotación familiar Alejandro que, al igual que su abuelo Pivo, siente auténtica pasión por su trabajo.
Aunque en un principio tío Pivo y sus hijos criaron cabras de raza Verata, la autóctona de la zona, poco a poco fueron introduciendo sementales de diversas razas con el fin de aumentar la producción lechera.
Ahora, Alejandro ha decidido apostar nuevamente por la raza Verata, manteniendo excelentes ejemplares de esta raza que se cría por su doble aptitud leche-carne.

Alejandro Torralvo Gutiérrez.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

    Pero la de Alejandro Torralvo Gutiérrez, de 23 años, es una explotación muy moderna.
El ordeño, como decíamos antes con las palabras de tío Pivo, se hace de forma totalmente mecanizaba y la leche es conservada en tanques de refrigeración hasta que es recogida por la industria quesera.
Las cabras salen a pastar a diario, pero reciben alimentación complementaria que varía en función de sus necesidades a lo largo del año.

Cabras en el interior del corral antiguo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

En época de paridera, las cabras se mantienen en el corral durante gran parte del tiempo, con el fin de controlar los partos por si alguna cabra precisa ayuda.
Una vez que nacen, los cabritillos permanecen todo el tiempo en el corral, mientras que las cabras salen a pastar durante el día, regresando por la noche para amamantar a los cabritillos.
Este sistema de lactancia natural, hace que los cabritos proporcionen una carne deliciosa cuando son sacrificados a los 30-45 días de vida.

Cabritillo recién nacido.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Cabritillos tomando el sol en el interior del corral.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Cabritillos en el interior de uno de los corrales.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Las cabras son manejadas en diferentes lotes en función del momento del ciclo reproductivo en el que se encuentren.
Cuando están con los cabritos permanecen en un corral y una vez que éstos son vendidos, pasan a otro corral desde el que se accede directamente a la sala de ordeño.
En función de esto, las cabras reciben diferentes tipos de pienso para complementar su alimentación, puesto que las necesidades del animal son diferentes.

Florián y Alejandro ajustan el campanillo a una cabra.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Las cabras que no dan leche por diversos motivos, permanecen sueltas en la sierra si el tiempo lo permite.
Antiguamente, esto era impensable dada la abundancia de lobos aunque desde hace unas décadas, este carnívoro desapareció de las sierras guijeñas aunque ya se han avistado ejemplares cerca de aquí.

Cabras en la sierra.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Controlar a las cabras que permanecen sueltas, es complicado. 
Los cabreros conocen sus querencias y careos, pero es necesario controlarlas para que no se alejen demasiado. Tradicionalmente, se las controlaba con los campanillos o cencerros, teniendo cada ganadero sus campanillos afinados con un tono diferente al de los demás ganaderos para así distinguir las diferentes piaras o rebaños a distancia y aunque hubiese niebla o las cabras estuviesen en zonas de matorral.
Otros ganaderos optaban por darles sal e incluso algo de pienso al lado de la majada, con lo que se veían obligadas a bajar a diario.

Casi todas las cabras llevan campanillo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Actualmente, aunque los cencerros se siguen colocando, existen métodos mucho más modernos para controlar a los animales.
Algunos ejemplares llevan un collar GPS que permite a Alejandro controlar en todo momento su posición y sus recorridos a través de una aplicación del teléfono móvil. Esto causaba gran admiración a tío Pivo, que enseñaba las cabras con el collar citado a quien visitaba la explotación con gran admiración.


Cabra con collar GPS
(c) Alejandro Torralvo Gutiérrez.

Tío Pivo nos contaba cómo se reconocían antes las cabras de cada ganadero:
Los campanillos de cada piara sonaban de su manera. Así, de lejos conocías por dónde iban tus cabras o si se te perdía alguna.
Pero como había algunos que tenían la "mano larga" (ladrones) había que señalar a las cabras.
La señal se hacía con cortes en las orejas. Cada cabrero tenía la suya y si a una cabra la quitaban el campanillo o le perdía, por la señal no había duda ninguna.
Ahora ya con los pendientes (crotales) no hay esos problemas.

Cabras en el interior del corral.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Tradicionalmente, los cabreros eran gente muy religiosa. Estaba muy extendida en el mundo cabrero la devoción a San Antonio de Padua, como protector de los rebaños.
La familia de "Los Pivos" no ha sido una excepción. El propio Florián fue monaguillo de la parroquia de Guijo de Santa Bárbara en su infancia y tía Flora era una mujer profundamente religiosa. 
En diciembre de 2020, el Padre Francisco Torres Ruiz, actual párroco de Guijo, visitó la explotación de Alejandro para conocer de cerca el mundo de las cabras.

Alejandro enseñando a ordeñar las cabras al Padre Francisco.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Poco tiempo después, en enero de 2021, el Padre Francisco realizó una segunda visita a la explotación para bendecir a los animales.
En ambas visitas, el párroco se interesó por el manejo del ganado, la situación del sector ganadero y las necesidades particulares de esta familia de ganaderos guijeños.



Arriba: El Padre Francisco bendice a las cabras.
Abajo: Con un cabritillo, emulando la imagen del Buen Pastor.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Actualmente, cada día los vecinos de Guijo de Santa Bárbara disfrutan oyendo en la lejanía los campanillos de las cabras de Alejandro, o las cabras de "Los Pivos", como las conocen todos.
Alejandro Torralvo Gutiérrez es un orgullo para todos los guijeños al mantener vivo el milenario oficio de cabrero, al que tantos guijeños se han dedicado a lo largo de los siglos.

Alejandro Torralvo Gutiérrez con un cabritillo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Sirvan estas líneas como homenaje y reconocimiento a Alejandro Torralvo Gutiérrez por continuar con el milenario oficio de cabrero que, en su caso, es además una antigua tradición familiar.
Ya hemos dicho en otros artículos que el oficio de cabrero es muy duro pero que tiene una gran importancia para el medio natural puesto que las cabras controlan el matorral y colaboran activamente para mantener la biodiversidad del entorno en el que pastan, además de permitir la fijación de población en el medio rural y de proporcionar productos de gran calidad como el queso y el cabrito que, en el caso de Guijo de Santa Bárbara y de la comarca de La Vera, son productos clave de la gastronomía.

Alejandro Torralvo y el autor de este artículo.
Corral de Santonuncio.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Pero también, que este artículo sirva de recuerdo a la memoria de TÍO PIVO, un cabrero de los de toda la vida. Un auténtico SABIO con mayúsculas que conocía a la perfección el noble oficio de cabrero.
Gracias a gente como él, podemos disfrutar de la belleza del entorno natural de Guijo de Santa Bárbara.

Cuando nos deja un viejo de pueblo, sí, digo viejo y no anciano, es como si se quemase un valioso libro porque se pierde parte de nuestra cultura popular. Pero nosotros podemos evitarlo con los medios modernos escribiendo o grabando las historias que ellos nos han transmitido, para poder transmitirlas a las generaciones futuras.


VA POR USTED, TÍO PIVO.

Primitivo Torralvo García.
TÍO PIVO.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

EPÍLOGO. RECUERDOS DE LA INFANCIA.

No quiero acabar este artículo sin recordar los famosos quesos de tía Flora, la mujer de tío Pivo. 
A lo largo del tiempo, he comido el queso elaborado artesanalmente por muchas cabreras y cabreros, pero ninguno como aquel queso fresco y mantecoso que elaboraba tía Flora en la bodega de su casa.
Recuerdo cuando era muy pequeño e iba con mi abuela Visita, que ya no tenía ganado, a comprar el queso a casa de tía Flora.
Tiempos aquellos en los que el queso fresco se elaboraba y vendía en las casas, pesado con la romana. Aquello era QUESO.
Ahora los tiempos han cambiado y esta práctica está penada y perseguida. 

Los tiempos cambian. Creo que lo llaman.... ¿Progreso?

QUESO DE VERDAD
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.





7 comentarios:

  1. Los que no lo conocemos nos unimos porque nos conmueve este homenaje, ya que caminamos por sus huellas, y sus maneras nos han enseñado. Nuestra felicitación Señor Tio Pipo.

    ResponderEliminar
  2. Fantástico reportage Muy interesante y didáctico. Gracias por transmitirnos esta forma de vivir

    ResponderEliminar
  3. Bonita historia,muy interesante...un saludo Silvestre...

    ResponderEliminar
  4. Muy interesante entrada, espero que no se pierdan estos oficios de siempre.
    Saludos!

    ResponderEliminar
  5. todo un personaje tio PIVO...otro maravilloso articulo

    ResponderEliminar
  6. enhorabuena a Silvestre por estas publicaciones,mucho ánimo a Alejandro para continuar con esa profesión tan sacrificada y a la vez tan gratificante y un cariñoso recuerdo para el tio Pivo

    ResponderEliminar

PRADOS Y DEHESAS: LAS VACAS EN PRIMAVERA

La primavera es una época de gran esplendor en nuestras latitudes, especialmente para los mamíferos herbívoros que, gracias a la abundancia ...