LOS MAJALES DE CABRAS Y OVEJAS
El ganado caprino y ovino ha tenido una gran importancia histórica en Guijo de Santa Bárbara, pequeño pueblecito situado en la comarca de La Vera, al noreste de la provincia de Cáceres y en las estribaciones occidentales de la vertiente sur de la Sierra de Gredos.
Durante los meses estivales, los ganaderos guijeños subían a la sierra con sus piaras de cabras y ovejas, viviendo ellos en las tradicionales chozas y encerrando al ganado durante la noche en los majales.
Tía Flora y sus hijos Florián, Ángel y Jacinto con las cabras.
Majal de Pimesaíllo. 1970.
(c) Familia Torralvo.
¿QUÉ ES UN MAJAL?
El Diccionario de la Real Academia no recoge el término majal pero sí que encontramos en él la palabra majadal que tiene dos acepciones.
La primera acepción es lugar de pasto a propósito para ovejas y ganado menor. Esta palabra no nos sirve para Guijo de Santa Bárbara puesto que un lugar así sería más próximo a lo que se denomina regajo que es un pastizal de montaña a orillas de un arroyo o regato.
Ovejas pastando.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
La segunda acepción de la palabra se acerca más, aunque no del todo, a lo que en Guijo sería un majal pues dice que se trata del lugar donde se recoge el ganado.
Esta definición habría que matizarla un poco puesto que en Guijo de Santa Bárbara, un edificio cubierto destinado a recoger ganado es un corral o casilla (ver enlace al final).
Vacas junto a un corral.
Corral del Risco de la Guija.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Corral con majal adosado en la parte delantera.
Corral de Majaseca.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
TIPOS DE MAJALES.
Podemos encontrar dos tipos fundamentales de majales: los majales de corrales y los majales de sierra.
Los primeros, son cercados descubiertos de planta rectangular con tres muros de piedra seca, uno longitudinal más largo y dos laterales más cortos, y un cuarto muro que separa el majal del corral al que se encuentra unido.
Al majal puede entrarse directamente desde el exterior a través de una o dos puertas o bien desde el propio corral, al que el ganado accede desde el exterior por una puerta para luego salir al majal por huecos amplios de los muros que reciben la denominación popular de bujeros.
Corral con majal adosado.
Peñacaballera.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Corral con majal delantero en el que descansan las cabras.
Corral Viejo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Los segundos, es decir, los majales de la sierra, son similares a los anteriores pero aparecen exentos, es decir, sin estar adosados a un edificio cubierto.
Presentan una planta ovalada u elíptica, en ocasiones circular y muy rara vez rectangular.
Los muros, construidos con piedra seca, tienen también una considerable altura y presentan generalmente uno o dos vanos que permiten la entrada y salida del ganado, los cuales se cerraban con sencillas porteras de palos o con rústicas puertas de madera aunque a veces bastaba con que los perros se tumbasen junto a la entrada para que el ganado no se saliese.
Junto al majal o en sus proximidades, se encontraban diversas construcciones auxiliares además de la choza y su rancho para los cabreros (Ver enlace al final).
En el presente artículo, nos centraremos precisamente en este tipo de majales.
LOS MAJALES DE LA SIERRA.
La mayoría de los majales no adosados a corrales, se encuentran dentro de la Dehesa Sierra de Jaranda, finca particular perteneciente a numerosos socios o accionistas y que, con sus 2943 hectáreas, 41 áreas y 51 centiáreas ocupa la mayor parte del término municipal de Guijo de Santa Bárbara que apenas rebasa las 3500 hectáreas.
Piara de cabras.
Al fondo, Guijo de Santa Bárbara y la Dehesa Sierra de Jaranda.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Esta finca se formó por la fusión en 1896 de 6 fincas más pequeñas denominadas Baldío de Jaranda, Los Guatechos, Las Umbrías, La Lanchuela, Las Arguijuelas y El Cuchillar las cuales fueron el resultado de dividir los terrenos desamortizados durante la Desamortización de Madoz para ser posteriormente subastados públicamente, siendo adquiridos por D. Antonio Jiménez García (1810-1898) que en 1859 compró el Baldío de Jaranda, D. José García de Aguilar y Domínguez (1797-1867) que compró en 1865 las fincas de Los Guatechos, Las Umbrías y la Lanchuela y D. Antonio Modesto Jiménez Santos (1831-1901), hijo de Antonio y yerno de José, que en 1866 compró las fincas de Las Arguijuelas y El Cuchillar.
Cabras en la Dehesa Sierra de Jaranda.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Antonio Jiménez García, conocido popularmente como "El Agüelo Viejo", dividió en 1860 su propiedad en 45 acciones, reservándose 4 y cediendo el resto a varios vecinos del pueblo mientras que José García de Aguilar y Domínguez y su yerno, fusionaron en 1867 sus 5 propiedades y formando una sola denominada Dehesa Sierra de Jaranda e hicieron lo mismo que Antonio pero dividiéndola en 222 acciones cedidas a vecinos del pueblo.
Aunque mantendrían su independencia hasta 1896, desde 1868 las dos propiedades fueron administradas de forma conjunta.
Pimesaíllo. 1982.
Dehesa Sierra de Jaranda.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Es, como ya decíamos antes, en esta gran finca rústica dedicada tradicionalmente al aprovechamiento de los pastos complementado con el aprovechamiento maderero y hoy en día también dedicada al aprovechamiento cinegético, donde se localizan infinidad de majales para ganado menor, la mayoría de los cuales ya se encuentran muy deteriorados o invadidos por el matorral debido a la falta de uso por la desaparición absoluta de las piaras de ovejas y a la gran reducción de las piaras de cabras.
Majal de El Berrueco.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Es imposible saber cuándo fueron construidos estos majales. No sería aventurado decir que datan del neolítico y que serían ocupados después por todos los pobladores de estas montañas que, durante el estío ascenderían con sus piaras de cabras en busca de los frescos y nutritivos pastos y del abundante agua de estas zonas altas mientras que en las zonas bajas apenas había alimento y agua.
El dato escrito más antiguo que tenemos del aprovechamiento ganadero en Guijo se remonta al año 1468 cuando los vecinos pidieron al Señor de Jarandilla, propietario de estos terrenos desde 1369, que les señalase un coto de pastos independiente del de los vecinos de Jarandilla.
Sin duda alguna, ya en esa fecha, los cabreros y pastores subirían con su ganado en los meses estivales a la sierra, viviendo en las chozas y encerrando el ganado en los majales durante la noche.
Aunque cabras y ovejas parecen animales muy similares, tienen comportamientos, necesidades y hábitos alimenticios totalmente distintos por lo que los majales de ambas especies eran parecidos pero se ubicaban en lugares totalmente diferentes.
Los de cabras estaban en lugares protegidos de los vientos dominantes, muy soleados y siempre cerca de cursos de agua o fuentes permanentes puesto que los cabreros solían trasladarse con toda la familia y pasar el verano entero junto al majal. Esto se conocía como "subir a la sierra" (ver enlace al final).
Los majales de ovejas, estaban situados por lo general en cerros o lugares ventosos ya que estos animales necesitan buena ventilación, especialmente durante las primeras semanas estivales para evitar los efectos perniciosos de las moscas y diversos parásitos.
Majal de ovejas en El Chaparralillo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
LOS MAJALES DE CABRAS.
Como dijimos anteriormente, desde 1868 la sierra de Guijo de Santa Bárbara se viene explotando como una sola finca debiendo pagar los ganaderos, sean o no accionistas, una determinada cantidad de dinero por cada cabeza de ganado que tengan en la sierra, variando en función de la especie y de la época del año.
Cabras pastando en la sierra.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Tradicionalmente, los cabreros guijeños subían a la sierra con sus cabras a finales de junio, entre el día de San Juan (24 de junio) y el día de San Pedro y San Pablo (29 de junio), regresando al pueblo hacia el día Nuestra Señora de los Dolores (15 de septiembre) o el día de San Miguel (29 de septiembre).
Cada cabrero se establecía en el lugar que más le convenía sin que hubiese grandes problemas.
El censo de cabras más antiguo data de 1845 y el número de cabezas ascendía a 1000 cabezas aunque no se sabe en cuántos rebaños, piaras como se dice aquí, estarían repartidas. Teniendo en cuenta que como media una piara estaba formada por 70-100 cabras, habría entre 10 y 14 piaras.
Cabrero con las cabras.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
En 1872, la situación había cambiado mucho y en la sierra pastaban al menos 36 piaras de cabras, por lo que el censo rondaría las 2500 y 3500 cabras aproximadamente, cifras verdaderamente considerables.
Esto supuso que empezasen a surgir problemas a la hora de que los cabreros fijasen majales para las cabras siendo necesario que el Consejo de Administración de la Sierra, interviniese para solucionar el problema. Dicho consejo estaba compuesto por Antonio Jiménez Ovejero (presidente), Raimundo Santos (vicepresidente), Remigio Santos (depositario), José Naranjo (representante de ganaderos) y Antonio Modesto Jiménez (secretario).
Antonio Modesto Jiménez Santos.
Retrato pintado por Francisco Martín Rivera.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Este Consejo de Administración estableció los siguientes majales para cabras:
1. Al lado del Corral de Cáceres, en la cercanía de la jurisdicción de Aldeanueva.
2. En el Labrado de Los Covachones.
3. En el Toril de La Nava.
4. En el Horco de más arriba de La Nava.
5. En el saliente de Las Salegas de La Nava.
6. En Las Carboneras.
7. En la parte inferior del Arroyo del Cerezo.
8. En el Rodeo del Gargantón.
9. En Los Migueles debajo del Prado de José Jiménez.
10. Por debajo de la Encina de Mateos.
11. En el Hoyo de Los Migueles.
12. En Las Salegas de Pijita.
13. En el Toril de Tocino.
14. En los Rodeos de Tocino.
15. En la parte superior de la Cerca del Pájaro.
16. En el Majal de Mingoyuste.
17. En Las Umbrías sobre la propiedad de Ambrosio Castañares.
18. Por encima de Las Peñas de Benito García de Aguilar.
19. En la Cerca de Estanislao.
20. En el Hoyo de la Vejiga.
21. Por encima del prado de El Toril de Cristóbal Castañares.
22. Al lado del camino del mismo.
23. En El Toril.
24. En la Veguilla de la Peña por encima de la finca de Román Castañares.
25. Otro en el mismo sitio.
26. En Pedro Jerrero.
27. En Collado Redondo.
28. Al poniente de la Cerca del Chorrillo.
29. Otro en el mismo sitio.
30. En el Arroyo de Las Casas.
31. Por encima de la Cerca de Las Casas.
32. En la Era Marinero.
33. En el Cerco de la Choza.
34. Al lado del corral de Pedro Mateos.
35. Por encima de la Cerca de Antonio Modesto Jiménez.
36. En las Salegas del Labrado del Lobo.
El autor junto al Corral y Cerca de Antonio Modesto Jiménez.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Estos majales se señalaban en lugares propicios para el ganado y fijando como referencia un roble o una peña significativos y siempre cerca de alguna fuente o curso de agua.
Junto a cada majal había una choza con su correspondiente rancho donde los cabreros podían hacer lumbre, ocupando los majales entre el 29 de junio y el día 15 de septiembre.
En este periodo, las cabras debían encerrarse en los majales durante la noche exponiéndose el cabrero que no lo hiciese a ser multado por el guarda, debiendo pagar 3 reales de multa la primera vez y el doble si reincidía.
Placa identificativa del guarda.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Durante el otoño, el invierno y la primavera, los cabreros pastaban en El Coto municipal y en la parte baja de la Sierra, encerrando cada noche sus cabras en los corrales particulares junto a los que algunas familias tenían casillas en las que vivían prácticamente todo el año, aunque lo habitual durante estos meses era residir en casas en el pueblo, desplazándose diariamente hasta los corrales.
Julián Leal con su piara de cabras en invierno. 1975.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Llegada la fecha marcada por el Consejo de Administración de la Sierra y una vez que las cabras hubiesen sido contadas por los Contadores (ver enlace al final) los cabreros ocupaban con sus piaras los majales, subiendo con ellos también su familia y todos los animales que tuviesen para pasar allí el verano, bajando al pueblo solamente una vez a la semana para vender el queso o con motivo de algún acontecimiento familiar especial.
Normalmente, los cabreros ocupaban año tras año el mismo majal pero si, por alguna circunstancia un majal quedaba libre y quería ser ocupado por dos o más cabreros, la el Consejo realizaba un sorteo entre esos cabreros.
Cabreros en Pimesaíllo. 1982.
Choza de Los Andariques.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
En 1931, los Administradores de la Sierra Antonio Jiménez Esteban, Simón Jiménez Pérez, Vicente de la Fuente Martín, Pedro Jiménez Vaquero, Juan Burcio García, Miguel García Bermejo, Gregorio Pobre García, Modesto de la Calle Jiménez y Emilio de la Calle Esteban, hicieron un nuevo señalamiento de majales pues ya había 40 piaras y 3772 cabras.
Los nuevos majales fueron los siguientes:
1. El Campanario, por debajo del de otoñada.
2. Collao del Pájaro.
3. Solana de la Morata contra la pared baja de la Cerca de Cipriano Jiménez.
4. La pared de Las Peñas sobre Las Salegas.
5. Coronito, vertiente al Cabezuelo.
6. Veguilla Las Peñas sobre la Regadera.
7. Majaílla del Erizo.
8. Collaíllo Redondo.
9. Cerca del Marrillo.
10. Cerca del Negrito.
11. Labrao del Esperón.
12. Aleguillas de Las Monas.
13. Labrao del Cerezo.
14. Labrao de Lucas.
15. Labrao de Parrillas.
16. Labrao al Lobo.
17. Cerca del Romal, al sitio de poniente.
18. En El Erizo, fuera de Las Alegas.
19. Cerca de Pierdelana.
20. Carranza.
21. Cerrillo por debajo del Pico.
22. Cerrillo de la Linde.
23. Labrao de Los Covachones del camino para arriba.
24. Collao de la Nava.
25. Carboneras Altas, por encima de Las Alegas.
26. Peñacaballera por debajo del corral.
27. Collao Cimero.
28. Cotril de Las Pedrizas.
29. Veguilla de Los Abesales.
30. Solana de los Horquitos (otoñada).
31. Barrero del Cerro.
32. El Cerro vertiente al Galayo.
33. El Cerro al mediodía de la choza.
34. Pie del Rebellajo (verano).
35. Covacho de Las Baldosillas.
36. Majal de Mosquitos (otoñada).
37. Collado del Berueco.
38. Solana de Mosquitos al boquete de abajo, debajo de Las Galgueras.
39. Collaíllo del Canchal de Pimesaíllo.
40. En El Horco.
Choza y majal en El Horco.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Para ocupar estos majales se establecían las mismas normas que en 1872.
La gran diferencia es que no tenemos testimonios orales de cabreros que ocuparon los majales señalados en 1872 pero sí de los que los ocuparon en 1931.
Nicolasa Sánchez García (1922-2012), tenía 9 años cuando su abuela Vicenta tuvo las cabras en el majal nº29 de la lista anterior y así nos lo contaba:
Nicolasa Sánchez García. 2008.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
"Mi abuela Vicenta García Díaz, a la que llamaban Tía Jambrina, tuvo las cabras en 1931 en el Majal de Los Avesales.
Allí vivíamos en una choza mi abuela, mi tío Anastasio, mi primo Juan y yo. Teníamos como bastantes cabras porque mi abuela había comprado sobre un ciento en 1929 y había criado todas las chivas que habían nacido desde entonces.
Las cabras iban de careo por el día pero de noche las encerrábamos en el majal porque si no, el guarda echaba la multa. Teníamos además un mulo para bajar el queso, unas cuantas gallinas y dos cochinos. Al mulo había que tenerle trabado para que no se alejase de la choza porque si no, no era considerado bestia de carga y había que pagar por él como bestia cerril y era mucho más caro. Los cochinos, podían estar sueltos pero si tenían el hocico alambrado. Si no, tenían que estar en el majal o en una cochinera día y noche.
Aquel majal no le quería nadie porque estaba muy lejos del pueblo y en un sitio muy malo pero si no había ninguno libre, no se podía entrar en sorteo y si se sorteaba y no te tocaba, como nos pasó alguna vez, te tenías que quedar donde estabas."
El autor entrevistando a Nicolasa Sánchez García sobre el majal de Los Avesales.
(c) Modesta de la Calle Sánchez.
Después de 1931 no se volvió a hacer ningún nuevo señalamiento de majales para cabras.
Los cabreros ocuparon los que tenían asignados y cuando alguno si alguno iba quedando libre, se iba ocupando.
Tanto los majales de 1872 como los de 1931, estaban diseminados por toda la Sierra, a veces en lugares verdaderamente alejados del núcleo urbano y en zonas de difícil acceso, alejados unos de otros lo que, si bien era una ventaja para que de diferentes ganaderos no se mezclasen, suponía un gran problema si un cabrero sufría cualquier percance.
Fue precisamente a partir de esta fecha (1931) cuando los cabreros comenzaron a concentrarse en puntos de la sierra como Pimesaíllo, donde se llegó a formar un auténtico poblado en el que durante muchos veranos habitaron numerosas familias con sus cabras.
También en otros puntos de la sierra se concentraron varias familias relativamente cerca unas de otras, como ocurría en El Campanario, donde en algunos momentos habitaron 4 familias.
El Campanario.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Cabras junto a la choza del Biezo.
(c) Juan Antonio Rodríguez Vidal.
LOS MAJALES DE OVEJAS.
Las ovejas, conocidas en Guijo como borregas, fueron totalmente minoritarias respecto a las cabras.
En 1874 se tiene constancia de una sola piara de ovejas en el pueblo, perteneciente a D. Antonio Jiménez García "El Agüelo Viejo", que debía superar las 100 cabezas puesto que ese año, se menciona en los archivos de la Sierra que hubo que devolver a D. Antonio 234 reales por haberse equivocado al contarle 92 borregos por ovejas.
Ese mismo año, se realizó una reunión entre los accionistas y los ganaderos para acordar que no se acogiesen ovejas de ganaderos forasteros por considerarlas animales dañinos aunque en 1875 se acogieron las ovejas de José Luengo y Manuel Garrido de Jarandilla.
Antonio Jiménez García.
Retrato pintado por Francisco Martín Rivera.
Posteriormente, la presencia de ovejas en Guijo se reducía a algún ejemplar aislado mantenido por cabreros o vaqueros pero siempre se intentaba que no las hubiese, llegando en los años 20 y 30 del pasado siglo a poner precios elevadísimos a todo ganadero que quisiese pastar con ovejas en la sierra. Por ejemplo, en 1931 una oveja debía pagar 10 pesetas en invierno, 20 en primavera y 25 en agostadero y otoñada, lo que suponían 55 pesetas anuales.
En 1935 se prohibió el pastoreo de ovejas en la sierra en cualquier estación del año.
Ovejas en la sierra.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Años más tarde, ante el aumento del precio de la lana, algunos cabreros decidieron vender sus cabras y comprar ovejas.
La primera que se atrevió a hacerlo, pese a que sabía que su decisión no sería bien vista por muchos ganaderos, fue Vicenta García Díaz (1874-1955) "La Jambrina", quien era además una de las principales accionistas de la Sierra por lo que presionó hasta obtener el permiso para que tanto ella como todos los ganaderos del pueblo que lo desearan, pudieran pastar con sus ovejas en la Sierra.
Vicenta García Díaz "La Jambrina".
(c) Familia de la Calle.
Al principio, las ovejas ocupaban en la sierra majales de cabras que hubiese libres pero en 1952 los Administradores Constantino Jiménez Bermejo, Gumersindo García Barros, Tomás Jiménez Bermejo, Agapito Borja Esteban, Eduardo de la Puente, Emilio del Río Esteban y Argimiro Jiménez Rodríguez, señalaron dos majales para ovejas, uno en El Berrueco y otro en Las Ventosas, ocupando las ovejas de Tía Jambrina este último.
Al año siguiente, se señalaron dos majales de ovejas más, uno en Veguilla Cuadrá y otro en El Chaparralillo.
Majal de Las Ventosas o Majal de Las Borregas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
En 1954 se fijaron los siguientes majales para ovejas:
1. Ventosas.
2. Veguilla Cuadrá.
3. Hornillo.
4. Berrueco.
5. Chaparralillo.
Al necesitarse para las ovejas lugares bien ventilados donde soplase el viento, los majales más apreciados eran los de Las Ventosas y el Berrueco, por encontrarse en cerros o collados expuestos al viento del norte.
También eran apreciados los majales del Chaparralillo y del Hornillo por estar en zonas relativamente llanas y de buenos pastos, ideales para las ovejas.
El majal de Veguilla Cuadrá, era el peor situado de todos por encontrarse encajonada en la confluencia de la Gargantilla del Campanario con la Garganta Jaranda.
No volverían a modificarse hasta que en 1960 desaparecieron los rebaños de ovejas y se acordó que, en la medida de lo posible, no pastasen ovejas en la Sierra.
Al ser muchísimas menos las familias que tenía ovejas en comparación con las que tenían cabras, no solía haber problemas a la hora de ocupar los majales. Si había alguna discrepancia, se sorteaba cada majal.
Majal y choza en El Hornillo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
"Aquí nunca gustaron las borregas y si no llega a ser porque mi abuela se empeñó, nunca hubiesen vuelto a pastar en la Sierra. Pero si La Jambrina decía algo...eso se hacía.
Los majales de borregas solían estar en sitios ventosos para que las ovejas no tuvieran moscas ni bichos. Se subía con ellas en las mismas fechas que las cabras pero sólo iba el amo o un criado y no toda la familia porque las borregas no se ordeñaban. Lo que valía dinero eran los corderos y sobre todo la lana.
Pero como los vaqueros y los cabreros las tenían tanto odio, eso era una guerra y entre eso, los lobos y que la lana dejó de valer dinero, decidimos ir vendiéndolas. Yo las quité en el 60."
LOS MAJALES EN LA ACTUALIDAD.
Ya a finales del siglo XIX, mucha gente comenzó a emigrar del Guijo con destino a Cuba y posteriormente a Francia, aunque fue en los años 50 y 60 del siglo XX cuando más gente emigró tanto al extranjero como dentro de España a Euskadi, Cataluña y sobre todo Madrid.
El número de cabras fue disminuyendo rápidamente y finalizada la década de 1980 las chozas y majales de la sierra se fueron abandonando pues, aunque todavía quedaban bastantes cabras, los cabreros podían mantenerlas en las zonas medias de la sierra y complementar su alimentación con piensos y forrajes.
Cabras junto a la choza de La Nava.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
El último majal en ser abandonado fue el del Galayo. Durante mucho tiempo, la familia Torralvo había subido con sus cabras a este majal durante los meses de verano pues, pese a estar situado a gran altitud y a una gran distancia del pueblo, se encuentra en un lugar ideal para las cabras.
El acceso al majal se hacía no por caminos ni por pistas forestales sino por estrechas y empinadas trochas por las que sólo podían transitar las caballerías para subir provisiones y bajar el queso hasta el pueblo.
Majal del Galayo.
(c) Silvestre de la Calle García.
En 1998 todavía los hermanos Florián y Ángel Torralvo Sánchez llevaron sus cabras al Galayo pero el 20 de septiembre de ese año vino al mundo Alejandro Torralvo Gutiérrez, hijo mayor de Florián, lo que motivó el cambio de vida para esta familia.
Ya era muy complicado criar a un niño en aquel ambiente por lo que, al año siguiente, las cabras ya no fueron llevadas al Galayo, poniendo así punto y final a la ocupación veraniega de los majales de cabras tal y como se conocía hasta entonces.
Actualmente, sólo quedan 3 piaras relativamente importantes de cabras, que suman en total unas 400 cabezas.
Más de 300 son propiedad de Alejandro Torralvo Gutiérrez, de 25 años, que durante la mayor parte del año las tiene en su finca de Santonuncio aunque en los meses de verano, traslada aquellas cabras que no están siendo ordeñadas a un majal situado en las inmediaciones del Coronito en el lugar denominado en los antiguos documentos como Labrado o Cerca del Cabezuelo.
A este majal se puede llegar fácilmente en coche por lo que el ganado permanece encerrado durante la noche pero sin que sea necesaria la presencia del ganadero.
Cabras en el majal del Coronito-Cabezuelo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Hace algunas semanas, hablando con Alejandro Torralvo Gutiérrez sobre el asunto del señalamiento de los majales y su sorteo cuando no se llegaba a un acuerdo sobre la ocupación de un determinado majal, decía:
"No he oído nunca hablar a mi padre abuelo Pivo (Primitivo Torralvo García 1927-2020) ni a mi padre hablar de este tema y por eso es muy importante que se escriba un artículo sobre ello y quede constancia para que lo podamos leer todos los guijeños, ganaderos y no ganaderos, y para que lo pueda leer otra gente en un futuro, porque si no, esto se olvidará.
Hoy en día, los jóvenes se preocupan poco de estas cosas y la sierra está perdida. La mayoría de los majales antiguos están en el suelo y llenos de escobas y maleza, así es que en unos años desaparecerán totalmente y nadie sabrá que existieron".
Alejandro Torralvo Gutiérrez.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
NOTA FINAL DEL AUTOR.
Aunque el señalamiento de majales de cabras y su sorteo si era necesario ha quedado totalmente olvidado ya por los actuales vecinos de Guijo de Santa Bárbara, muchos sí que recuerdan aquellos veranos cuando ellos mismos con sus propias cabras o con las de sus padres y abuelos subían a vivir a las chozas de El Biezo, Veguilla los Cachorros, El Chaparral, Pimesaíllo, El Campanario...
Choza y majal de El Chaparral. 1982.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Apenas 70 años han pasado desde que se comenzaron a señalar, y sortear si era necesario, los majales para ovejas o borregas, por lo que esto sí que permanece en el recuerdo de varios guijeños que pasaron el verano en ellos viviendo en las chozas anexas y realizando cada mañana el careo con más miedo que los cabreros ya que las ovejas eran "más golosas" para el lobo que todavía abundaba.
Choza de Pimesaíllo.
Acuarela de Sonia Jiménez Montoro.
Numerosos artistas locales como fotógrafos, pintores o artesanos de todo tipo, se fijan siempre en las chozas y majales de nuestra Sierra, realizando verdaderas obras de arte que permiten a todo el mundo conocer nuestra rica arquitectura vernácula y especialmente LOS MAJALES.
Maqueta realizada por Tinti Jiménez Trinidad.
Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico forestal.
Cronista Oficial de la Villa de Guijo de Santa Bárbara.
Bibliografía y fuentes consultadas.
- De la Calle García, S; De la Calle Hidalgo, R y De la Calle Hidalgo, A (2016) Antonio Jiménez García. El Abuelo Viejo.
- De la Calle García, S y De la Calle Hidalgo, A (2018) La Dehesa Sierra de Jaranda.
Se incluyen a continuación una serie de artículos publicados en este mismo blog y cuya lectura puede complementar la información dada sobre los majales de cabras y ovejas.
- LOS CORRALES DE GUIJO DE SANTA BÁRBARA.
- LAS CHOZAS DE GREDOS.
- LOS CONTADORES DE CABRAS.
- LA SUBIDA A LA SIERRA CON LAS CABRAS.
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