JAVIER: VAQUERO CÁNTABRO DESDE LA CUNA

Cantabria es tierra de vacas
De hecho, al mencionar esta comunidad autónoma española, lo primero que pensamos es en las vacas pintas pastando en verdes prados cerca del mar pero hay muchas otras razas como la altiva Tudanca, la dócil y lechera Pasiega o la indómita Monchina, aunque la reina y señora de los prados cántabros es la Limusina, raza de aptitud cárnica cada vez más abundante. 
Precisamente a esta última raza de origen francés, pertenecen las vacas de Javier, vaquero cántabro desde la cuna.

Javier con sus vacas.
(c) Javier Zamanillo Ortiz.

Javier Zamanillo Ortiz nació en Santander el 8 de diciembre de 1984 aunque reside en Hornedo, Entrambasaguas.
Su explotación ganadera se encuentra en el paraje Alto de Fuente Varas, en el municipio de Solórzano.

Vista desde Alto de Fuente Varas.
(c) Javier Zamanillo Ortiz.

Javier comenzó a ser titular de la explotación en 2017, pero la historia de la misma es mucho más antigua comenzando con los abuelos Valeriano y Pilar.
Hace alrededor de 60 años, el abuelo Valeriano vendió la casa y la finca en la que había nacido y se había criado para poder emigrar y emprender un negocio primero en Laredo y posteriormente en Santander. Dicho negocio no era otro que La Ponderosa (Bar, restaurante y tienda de ropa), conocido por todos los santanderinos. De hecho, la madre de Javier aún continúa regentando la tienda de ropa.
10 años más tarde, al enterarse que la finca que había vendido para emprender su más que exitoso negocio, el abuelo Valeriano decidió volver a comprarla y comenzó a criar vacas pintas (Frisonas) que era lo habitual en la época debido al buen precio de la leche.

Vacas Pintas.
Germán Gutiérrez Martín.

Cuando Javier nació, sus abuelos seguían teniendo vacas. Desde que tiene uso de razón, le han gustado las vacas y comenta con ilusión cómo la gente que le conoce desde pequeño recuerda que "estaba todo el día para arriba y para abajo con la Palomona, una vaca blanca con alguna pinta negra que era la mejor de la cuadra".
También recuerda a la Rabona, que era una vaca a la que siendo ternera un perro le arrancó el rabo.

Vaca Pinta bastante blanca.
(c) Germán Gutiérrez Martín.

En 1991, cuando Javier tenía 7 años, la explotación tuvo que hacer frente a un vacío sanitario por lo que todas las vacas tuvieron que ser sacrificadas aunque poco tiempo después, el abuelo Valeriano compró nuevamente vacas de ordeño y también alguna cruzada de Limusín, conocidas en la zona como vacas de color.

Vacas Pintas y toro Limusín.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Las dos primeras vacas Limusinas puras se las compró el abuelo Valeriano a un vecino cuando estaban próximas al parto, sorprendiéndole que unas vacas con tan poco ubre criasen unos terneros tan buenos lo que hizo que poco a poco esas vacas fuesen cada vez más abundantes llegando a contar con 50 ó 60 madres en la explotación en el año 2006 cuando, una vez más, un vacío sanitario terminó con todas las vacas de la explotación y de todo el barrio, siendo una gran catástrofe para muchas familias.

Vaca Limusina con su ternero.
(c) Javier Zamanillo Ortiz.

Nuevamente, el abuelo Valeriano volvió a comprar animales. Esta vez fueron 35 novillas limusinas procedentes de la provincia de Ávila, donde es una raza muy popular y existen ganaderías de gran fama y renombre.
Se trataba de novillas criadas en sistema totalmente extensivo por lo que no estaban acostumbradas al manejo usual que se sigue en Cantabria siendo prácticamente imposible amarrarlas aunque con gran paciencia y con ayuda de los tacos de pienso, se consiguió.

Raza Limusina.
(c) Javier Zamanillo Ortiz.

En 2013, cuando el abuelo Valeriano falleció, la madre de Javier heredó una finca con varios prados, una cabaña y nave para estabular 26 vacas.
Para Javier, esa finca tenía un significado especial pues recuerda que cuando era pequeño y estaban construyendo la nave, iba todos los sábados a merendar allí con sus abuelos. Recuerda también que al principio la nave carecía de luz eléctrica y que tenían que alumbrarse con un camping gas colgado en los pórticos de la nave.

Nave y prados.
(c) Javier Zamanillo Ortiz.

En 2017, Javier compró 4 novillas limusinas puras y en casa lo tacharon de loco ante semejante idea. 
Actualmente es propietario de 5 vacas adultas y un novillo, no teniendo más por falta de tiempo y porque es partidario de tener poco ganado pero bien atendido que mucho y mal.

Las primeras novillas de Javier.
(c) Javier Zamanillo Ortiz.

El manejo seguido por las vacas de Javier es sencillo. De marzo a noviembre-diciembre están todo el tiempo fuera, en la calle como se suele decir popularmente en Cantabria, en tres parcelas contiguas en las que van rotando conforme se agota el pasto. Una de las parcelas, a la que se puede acceder con tractor, es segada para hacer rollos de silo para el invierno.

Vacas pastando.
(c) Javier Zamanillo Ortiz.

Desde finales de noviembre o diciembre hasta mediados de marzo, las vacas están estabuladas en la nave o cuadra alimentándose de los rollos de silo y un poco de paja blanca.
Deben ser estabuladas durante el invierno porque al ser una finca húmeda y con mucha pendiente, trizarían o destrozarían las praderas.

Vacas estabuladas.
(c) Javier Zamanillo Ortiz.

Javier no mantiene las vacas con una finalidad productiva, sino que las mantiene como recuerdo de infancia pues cuando los sábados sus compañeros de colegio se iban al fútbol, él se iba a ver las vacas.
Además de eso, las vacas también le sirven para evadirse al salir del despacho y del estrés propio de la vida diaria.

Javier con un ternero.
(c) Javier Zamanillo Ortiz.

El ejemplo de Javier es digno de elogio pues, aunque se dedica a otra actividad profesional, lucha por mantener vivo el legado familiar y por conservar en buen estado la finca heredada de sus abuelos y en la que pasó tan buenos momentos con ellos cuando era sólo un niño.
Desde EL CUADERNO DE SILVESTRE felicitamos y animamos a Javier a seguir adelante con su pequeña pero a la vez gran ganadería.

Javier y sus novillas.
(c) Javier Zamanillo Ortiz.

Fdo: Silvestre de la Calle García.

Comentarios

  1. MUY BIEN MUCHA SABIDURÍA

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  2. Es difícil conservar la ganaderia y las tradiciones. Como también es complicado compaginar un trabajo con la ganadería. Enhorabuena por el artículo. Realmente interesante y además se agradecen este tipo de publicaciones para visibilizar y animar al sector y que no se pierda lo bueno, lo de siempre.
    Felicidades

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