¿LECHE PARA APAGAR LOS INCENDIOS?

Todos sabemos que el fuego se apaga con agua. Entonces ¿Qué sentido tiene el título de este artículo? Para apagar un incendio de gran magnitud como los que asolan cada verano, y especialmente en 2025, los montes españoles, lo más eficaz es el transporte de agua hasta las zonas afectadas utilizando medios aéreos para sofocar las llamas. Sin embargo, mucho antes de que estas se produzcan, la leche puede apagar incendios. ¿Cómo es esto posible?
Os animo a leer este artículo para averiguarlo.

Vacas Pasiegas pastando.
Meruelo (Cantabria)
(c) Sergio Canales García.

La leche es la secreción de las glándulas mamarias de las hembras de los mamíferos que se produce unos días después del parto y tras la producción del calostro, con el fin de alimentar a las crías durante los primeros meses de vida hasta que puedan consumir alimento sólido.

Cabrito mamando.
Jarandilla de La Vera (Cáceres)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Desde el neolítico, cuando ciertas especies animales fueron domesticadas, el ser humano ha aprovechado la leche como alimento, consumiéndola de forma directa o transformada en productos lácteos como queso, mantequilla, yogur...

Ordeñando una cabra.
Guijo de Santa Bárbara (Cáceres)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Inicialmente, sólo podía ordeñarse a las hembras que, aunque estaban amamantando a su cría o crías, proporcionaban mayor cantidad de leche de la que los pequeños podían consumir. Esto ocurría generalmente cuando el pasto, base de la alimentación del ganado, era muy abundante y favorecía la producción lechera. Las hembras producían leche mientras los recursos naturales fuesen lo suficientemente abundantes y mientras sus crías siguiesen a su lado aunque cuando quedaban preñadas nuevamente, la producción decrecía sensiblemente hasta agotarse unos meses antes del parto debido a la necesidad de destinar toda su energía al desarrollo del feto.

Vaca Tudanca con su cría.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Con el paso del tiempo, la alimentación del ganado con cereales, forrajeras, paja y heno e incluso ciertos subproductos de la industria alimentaria, unido a la rigurosa selección de razas llevada a cabo por los ganaderos se consiguió ampliar el periodo de lactancia y conseguir que las hembras siguiesen produciendo leche aunque sus crías hubiesen sido retiradas a edades tempranas.

Vaca Frisona.
Brozas (Cáceres)
(c) Pilar Domínguez Castellano.

Así, hoy en día, encontramos dos tipos de ganado lechero según su sistema de explotación e independientemente de la especie a la que pertenezcan los animales sometidos a ordeño.
Por un lado, encontramos al ganado extensivo que permanece gran parte del tiempo al aire libre consumiendo los pastos y demás recursos naturales disponibles en cada momento pudiendo complementar su alimentación con piensos y forrajes cuando es necesario.

Vacas Pasiegas.
Riaño (Cantabria)
Ganadería Áurea y Juan Quintial.
(c) Amaya Mazo.

Por otro lado, encontramos al ganado intensivo, criado en estabulación permanente y alimentado durante todo el año con piensos y forrajes. Actualmente, este tipo de ganado es cada vez más abundante debido a sus mayores producciones y facilidad de manejo.

Vacas Frisonas en estabulación.
(c) Miguel Alba Vegas.

Pero ¿Cómo puede el ganado lechero contribuir a apagar los incendios y ni siquiera cuando estos se han producido?
La razón es sencilla. Cualquier especie ganadera tiene que alimentarse adecuadamente para alcanzar los objetivos productivos por lo que el ganadero cría esos animales sea con destinado a la producción de carne, lana, huevos, miel, equitación, trabajo, lidia...

Vacas pastando.
Montehermoso (Cáceres)
(c) Alexis Ávila Pulido.

El ganado lechero necesita una gran cantidad de alimento y más aún cuando se trata de ganado de alta producción criado generalmente en estabulación.
Veamos primero lo que ocurre con el ganado lechero extensivo pues su contribución a la prevención y extinción de los incendios es más patente.

Alejandro Torralvo con sus cabras lecheras.
Guijo de Santa Bárbara (Cáceres)
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Cada mañana, el ganado es sometido a ordeño para extraer la leche de las ubres de las hembras, operación que tradicionalmente se realizaba de forma manual y que actualmente se realiza mediante el uso de máquinas ordeñadoras de diversos tipos hasta robots de ordeño en el caso del ganado estabulado. 

Vaca Canaria durante el ordeño.
La Laguna (Tenerife).
(c) Germán Gutiérrez Martín.

Tras el ordeño, el ganado sale al campo para pasar el día pastando hasta que al caer la tarde regresa a las instalaciones donde se realiza el ordeño para repetir la misma operación realizada por la mañana. En muchas explotaciones sólo se realiza un único ordeño al día y el ganado puede permanecer en el campo durante la noche aunque también puede ser recogido para resguardarlo de las inclemencias meteorológicas y protegerlo del ataque de depredadores.

Vacas Pasiegas saliendo al prado.
Riaño (Cantabria)
(c) Ganadería Áurea y Juan Quintial.

En función de la especie ganadera e incluso de la raza, sí que pueden surgir aquí diferentes formas de manejo durante el pastoreo.
En el caso de las vacas, lo habitual es que pasten en praderas cercadas situadas en las proximidades de las naves donde son ordeñadas siendo muy raro el pastoreo en terrenos abiertos, algo habitual en épocas pasadas. Sin embargo, estas praderas localizadas a menudo en las proximidades de los núcleos de población permiten controlar rápidamente los incendios que puedan producirse en sus proximidades. 

Vacas Frisonas.
Brozas (Cáceres)
(c) Pilar Domínguez Castellano.

Atrás quedan aquellos tiempos en los que el ganado lechero realizaba desplazamientos estacionales para el aprovechamiento de prados particulares situados a diferentes altitudes como ocurría con la muda realizada en Cantabria por los vaqueros pasiegos con sus famosas vacas Pasiegas e incluso para aprovechar pastos abiertos como ocurría en el caso de los vaqueiros de alzada de Asturias con sus vacas Asturianas de los Valles y en Picos de Europa con las Casinas.
El ordeño realizado de forma mecánica y la necesidad de mantener la leche en tanques de frío hasta su recogida por parte de la industria y la imposibilidad de elaborar quesos en la montaña salvo en contadas excepciones, ha terminado prácticamente con tan singular sistema de explotación.

Vaca Casina.
(c) Carlos Fidel Vejo.

El ganado ovino es explotado de manera similar al vacuno si bien es común el pastoreo en terrenos abiertos bajo la vigilancia del pastor que puede ser o no el dueño del rebaño. Cuando se trata de ovejas de gran producción, suelen pastar en zonas bajas y relativamente llanas próximas a las explotaciones, aprovechando a menudo las rastrojeras y zonas de cultivo tras la recogida de las cosechas.
En el caso de los rebaños de producción media o baja, pueden pastar tanto en zonas bajas y llanas como en áreas de media montaña siendo ordeñadas al amanecer y permaneciendo a menudo en el campo durante la noche para realizar el abonado de las tierras de cultivo mediante el redileo siempre y cuando no haya presencia de lobos.

Rebaño de ovejas Churras.
(c) Miguel Alba Vegas.

En el pasado era frecuente en ciertas zonas de montaña, particularmente en el norte peninsular y en los Pirineos, que las ovejas lecheras trashumasen a la montaña durante el verano, elaborando allí los pastores el queso de manera artesanal. Este sistema, habitual en el pasado para razas como la Latxa, es cada vez menos común por los motivos citados al tratar sobre el vacuno lechero extensivo.

Ovejas Latxas en el monte.
(c) José Antonio Uriarte.

Las cabras son el ganado lechero que mejor contribuye a la prevención de los incendios. Las cabras de producción media-alta criadas en zonas bajas pueden pastar en praderas, dehesas y zonas de monte al igual que las ovejas, siendo conducidas y vigiladas por el pastor cuando transitan por pastizales abiertos.

Cabras en pastoreo.
(c) Dionisio Prieto Cuarto.

Por tratarse de animales especialmente ágiles y que sienten predilección por alimentarse de matorrales, las cabras lecheras de producción media-baja suelen explotarse de forma extensiva en áreas de media e incluso alta montaña siempre y cuando existan buenos accesos hasta las naves que permitan la instalación de salas de ordeño y tanques de refrigeración de la leche así como el acceso de los camiones de recogida de la leche.

Cabras en una zona de montaña y denso matorral.
Guijo de Santa Bárbara (Cáceres)
(c) Alejandro Torralvo Gutiérrez.

Estas tres especies ganaderas contribuyen poderosamente al mantenimiento de espacios abiertos, reduciendo el riesgo de que se produzcan incendios forestales al consumir gran parte de la vegetación herbácea existente así como a controlar el crecimiento de árboles y arbustos, algo en lo que la cabra es la vencedora indiscutible pues aunque ovejas y vacas pueden ramonear los brotes tiernos de árboles y arbustos, prefieren consumir la hierba.

Cabras alimentándose de matorral.
Guijo de Santa Bárbara (Cáceres)
(c) Juan Antonio Rodríguez Vidal.

Está claro que el ganado lechero extensivo juega un papel importantísimo en la prevención de los incendios forestales facilitando su extinción en caso de que estos se produzcan, actuando así como auténticos bomberos forestales pero ¿Y el ganado lechero intensivo?
Por extraño que nos pueda parecer, este ganado contribuye poderosamente a la prevención de incendios forestales aunque no pise el monte. Estos animales necesitan enormes cantidades de comida que exigen su cultivo en extensas parcelas tanto de secano como de regadío que mantienen grandes espacios abiertos en las proximidades de los montes y que actúan como verdaderos cortafuegos productivos donde al llegar las llamas, estas se extinguen o avanzan con menor velocidad, permitiendo actuar a los medios de extinción.

Ovejas pastando en una pradera junto a un sembrado de maíz.
Montehermoso (Cáceres)
(c) Alexis Ávila Pulido.

De esta forma, la leche que consumimos de forma directa o transformada en derivados lácteos, contribuye poderosamente a reducir el riesgo de incendios forestales. Naturalmente, es mejor si la leche procede de animales criados en sistemas extensivos y que pasten directamente en el monte puesto que generan otros muchos beneficios (ver: LA GANADERÍA EXTENSIVA) pero si la leche procede de animales criados de forma intensiva, también tiene efectos parecidos.

Vacas Pasiegas durante el ordeño.
(c) Asociación de Criadores.

Como consumidores podemos y debemos conocer la procedencia exacta de la leche y derivados que consumimos. No siempre es fácil pero podemos conseguirlo tratando de adquirir aquellos productos obtenidos de ganado extensivo y mejor aún si es manejado de forma ecológica.

Leche ecológica de vaca Pasiega.
Riaño (Cantabria)
Ganadería Áurea y Juan Quintial.
(c) Amaya Mazo.

Como decíamos anteriormente, la leche es un ejemplo más de la contribución del ganado a la prevención y extinción de los incendios forestales. Se podría escribir perfectamente un artículo cambiando la palabra leche por carne, huevos, lana...
Lo importante es el papel jugado por el ganado y los ganaderos para mantener el medio rural en buen estado.

Sergio con sus vacas Pasiegas.
Meruelo (Cantabria)
(c) Sergio Canales García.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.

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