LA GANADERÍA EN EL BARCO DE ÁVILA EN 1925

El Barco de Ávila es una importante villa situada a orillas del río Tormes, en la vertiente norte de la estribaciones occidentales de la Sierra de Gredos.
Aunque inicialmente la agricultura y la ganadería tuvieron gran importancia en la economía barcense, con el paso del tiempo fueron perdiendo protagonismo al convertirse El Barco en una importante villa dedicada al comercio y a los servicios aunque hace 100 años la ganadería todavía gozaba de importancia.

Toro Barqueño. 1925.
Propiedad de Rufino Burdiel.
(c) Familia Burdiel.

En 1925, don Nicolás de la Fuente Arrimadas en su obra Fisiografía del Barco de Ávila, dejó constancia del censo de ganado de El Barco de Ávila:
De aquellas numerosas y soberbias cabañas de los Trigueros, los Ocañas, los Ponces, los Segovias, los García, los Alderetes, que tanto honraron al Barco y que se conservaron con vida espléndida hasta la Guerra de la Independencia, sólo restan ya ¡y vergüenza da decirlo! el actual censo pecuario del Barco.

- Ovejas: 890 cabezas.
- Vacas: 253 cabezas.
- Caballos: 113 cabezas.
- Cabras: 60 cabezas.
- Cerdos: 57 cabezas.
- Mulas: 19 cabezas.
- Asnos: 17 cabezas.

Rebaño de ovejas.
(c) Silvestre de la Calle García.

Prosigue don Nicolás analizando el sistema de cría y las utilidades de cada tipo de ganado:
La riqueza ganadera de los pueblos de los valles altos del Tormes, es muy grande en calidad y cantidad, sobresaliendo el vacuno, el cabrío y, por su finura, el lanar. 

Ovejas Merinas.
(c) Abel Pache Gómez.

La alimentación del ganado resulta en estos valles barata, aunque algo deficiente.
El ganado vacuno vive sólo del pasto y del heno. Se aprovechan también en otoño las hojas de los nabos que llaman "poleo", y los nabos crudos y las cáscaras de alubias. A las yuntas cuando trabajan, se les da pienso de harina de algarrobas; para engorde o ceba se los alimenta con harina de algarrobas, con el heno y brebajo de patatas cocidas con harina y salvado. En verano se manda el ganado vacuno a la sierra, desde San Antonio a San Miguel , pagando hoy una entrada muy cara, cuando en lo antiguo Villa y Tierra sólo cobraba por sus magníficas dehesas 6 maravedíes por cabeza. Algunas piaras, pocas, van a pasar el invierno a Extremadura. Aquí se ara con yunta de vacas y muy poco de bueyes.

Arando con yunta de vacas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Las caballerías viven pastando: aprovechan los desperdicios de la casa; se les dan nabos, cáscaras de judías, alguna patata, poquísima cebada y más centeno cuando trabajan. Si el labrador tiene una sola caballería, prefiere la yegua, que además de aprovecharla para su uso, le da magníficas crías, que valen más que la madre. El labrador pobre, si tiene una jaca, se sirve de ella, y para arar hace "día vuelto" con otra del vecino. Con las jacas y burros aran, acarrean abonos y tierras a serón, y traen la cosecha, siendo muy raros los que emplean los carros.

Arando con yunta de burros.
(c) Silvestre de la Calle García.

Las ovejas viven de los pastos, incluso de los que se crían en las huertas de la Ribera, hecha ya la recolección, es costumbre perjudicial porque a cuenta de un pequeño ingreso, no se alzan las huertas a tiempo para que se oxigenen, desinfecten y nitrifique la tierra, y para que el sol y el aire maten sinnúmero de gérmenes que después al desarrollarse destruyen las cosechas. A las ovejas, en el mal tiempo, las dan en casa ramas de los árboles, cáscaras de alubias, bellotas, centeno y poleo. Muchas suben en el verano a la sierra y son menos las que bajan a Extremadura.

Rebaño de ovejas.
(c) Silvestre de la Calle García.

A los cerdos les entretienen en casa dándoles desperdicios y con el porquero, a quien pagan dos reales por cabeza; al volver les dan en casa poco pienso y fruta caída, hasta el otoño que empieza la ceba o engorde, con bellotas,  castañas, centeno, peros cocidos y brebajo. 

Cerdos.
(c) Abel Pache Gómez.

Poco habría que añadir a lo que describió tan magníficamente don Nicolás. Si acaso, podemos hablar de las cabras puesto que el autor no las menciona en su disertación más allá del censo. Las cabras en Barco siempre fueron escasas. De hecho, las ordenanzas redactadas a principios del siglo XVI dicen lo siguiente:

"Que por el daño que hacen, no puedan pastar en la Ribera, ni en los sotos, ni en las eras, ni en trescientos pasos de estos sitios, so pena del que lo contrario ficiese, pierda por la primera vez dos cabras, por la segunda cuatro y por la tercera vez las pierda todas."

A partir de 1563 se acordó la prohibición de que pastasen cabras en todo el término de la Villa, por lo que sólo podían mantenerse en fincas particulares y nunca gozaron de gran fama, siendo muy escasas a lo largo de la historia.

Óscar Martín, uno de los últimos cabreros de El Barco.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

No habla don Nicolás tampoco de las gallinas, algo habitual puesto que muchas veces se consideraba que estos animales no eran ganado al destinarse al autoconsumo vendiendo únicamente pequeños excedentes.

Gallinas.
(c) Carlos Sánchez Burdiel.

Poca importancia se daba en la época a las razas ganaderas pero en El Barco de Ávila y pueblos de su partido judicial, hoy desaparecido, tenía fama desde tiempo inmemorial la vaca de RAZA BARQUEÑA cuyas características eran similares a las de la actual Avileña variedad Bociblanca o beciblanca como se dice en el Alto Tormes.

Vaca Avileña Bociblanca.
(c) Julián García Gayo y Esperanza de la Cruz Caselles

Se trataba de bovinos de gran tamaño, capa negra o muy oscura presentando en ocasiones un listón más claro en el lomo y manchas blancas en la ubre y el hocico rodeado de  una orla blanca.
Pese a su tamaño, eran animales tremendamente dóciles y manejables, característica muy valorada por los criadores.

Sementales Avileños bociblancos.
(c) Julián García Gayo y Esperanza de la Cruz Caselles.

Raza de triple aptitud, se utilizaba fundamentalmente para el trabajo como reflejaba el propio don Nicolás en su magna obra ya citada, además de para la crianza de terneros siendo los machos vendidos para producir bueyes y las terneras sobrantes del cupo de reposición cuya carne constituía la famosa ternera blanca de Castilla. Las vacas eran ordeñadas a menudo, proporcionando una leche rica en grasa ideal para la elaboración de mantequilla siendo especialmente célebre la leche gorda producida en la localidad de San Lorenzo de Tormes a pocos kilómetros de El Barco.

Vaca "Barqueña" junto al carro.
(c) Silvestre de la Calle García.

Existían también los denominados bovinos BARCINOS o GALLARDOS, de enorme tamaño, similares a la raza Barqueña pero de capa chorreada o atigrada recordando por lo tanto a los actuales ejemplares de raza Avileña Negra Ibérica variedad Bardina.

Vaca Bardina con su ternero.
(c) Ganadería Las Bardinas T.C.

Largo sería analizar la identidad racial de ovejas, cabras, caballos, burros y cerdos, además de ser menos trascendental para la historia pecuaria de El Barco de Ávila, por lo que abordaremos tales cuestiones en otra ocasión.

Yeguas serranas.
(c) Silvestre de la Calle García.

Finalmente, es preciso agregar que aunque en El Barco de Ávila no se criase gran número de ganado, se celebraban importantes ferias ganaderas como la Feria de Octubre, celebrada inicialmente los días 1, 2 y 3 de octubre y posteriormente los días 12, 13 y 14 de octubre, en la que en 1925 se presentaron 6000 vacas, 5000 cabras y ovejas, 1000 cerdos y 1000 caballerías y vendiéndose 1500 vacas, 3000 cabras y ovejas, 800 cerdos y 300 caballerías.

Feria de El Barco de Ávila. 2013.
(c) Silvestre de la Calle García.

Aprovechamos este artículo para recordar a los numerosos lectores de El Barco de Ávila y pueblos cercanos que el próximo viernes 10 de octubre a las 7 de la tarde tendrá lugar en el Espacio Cultural una interesante actividad con la vaca Avileña-Negra Ibérica y, por supuesto, con la antigua Barqueña como protagonistas de excepción.

Cartel de la actividad.

Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico forestal.

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