LA VACA TUDANCA

La vaca Tudanca es una de las razas autóctonas más conocidas y emblemáticas de Cantabria, comunidad autónoma de la que es autóctona y donde es una raza conocida tanto por los ganaderos como por el público general al ser considerada todo un símbolo regional.

Vaca Tudanca.
(c) Carlos Fidel Vejo.

1. ETIMOLOGÍA Y SINONIMIA.
Toma su nombre del municipio cántabro de Tudanca, situado en el Valle del Nansa y en la comarca de Saja-Besaya, centro del área de cría tradicional de la raza.
No tiene sinónimos siendo conocida a nivel regional, nacional e internacional como TUDANCA.

Vaca Tudanca.
(c) Diego Ceballos San Miguel.

2. CARACTERÍSTICAS GENERALES.
Podríamos encuadrar a la Tudanca dentro del siguiente esquema:
Perfil cefálico recto o ligeramente cóncavo, formato medio con tendencia a pequeño, longitud media, poca masa y buen hueso. Capa conjugada con dos variantes básicas (hosca y tasuga) y diversas particularidades.

Vaca Tudanca.
(c) Miguel Alba Vegas.

Conjunto corporal de líneas abiertas y angulosidades con predominio del tercio anterior. 

Vaca Tudanca.
(c) Miguel Alba Vegas.

Animales de carácter vivo, buenos andadores, de pisada firme y movimientos desenvueltos.

Vacas Tudancas caminando.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Rústicos, sobrios, resistentes y temperamentalmente de reacciones fuertes conocidas como el "genio de las Tudancas".

Vaca Tudanca en la nieve.
(c) Carlos Fidel Vejo.

3. PROTOTIPO RACIAL.

Cabeza:
En los machos es fuerte, bien proporcionada, de porte distinguido, con tupé o moña poco poblada y de color oscuro, con testuz poco prominente.
En las hembras es más larga y estrecha.


Arriba: Cabeza de un toro.
Abajo: Cabeza de una vaca.
(c) Miguel Alba Vegas.

Frente ancha, plana y subcóncava (más estrecha en las hembras).
Órbitas salientes y ojos grandes y expresivos, supranasales rectos y un poco largos.
Morro ancho, largo, de color pizarra y labios muy ostensibles, rodeados de una zona regular de pelo de color blanco-plata, que con la edad se oscurece.

Cabeza de una vaca.
(c) Miguel Alba Vegas.

Orejas más bien pequeñas y muy móviles, ribeteadas de pelos largos de color amarillento mezclados con otros de color negro dirigidos hacia abajo y tapizando la entrada.

Cabeza de una vaca donde se aprecian las características de las orejas.
(c) Miguel Alba Vegas.

Cuernos de buen tamaño y sección ovoide, que naciendo en la línea de prolongación de la nuca se dirigen hacia atrás y abajo para cambiar luego hacia arriba y afuera; sufren varias torsiones (estornejado) para terminar en las hembras dirigidos hacia atrás mientras que en los machos se dirigen arriba y afuera en forma de gancho.

Detalle de la encornadura de una vaca.
(c) Miguel Alba Vegas.

Cuello:
En los machos, corto, robusto, fuerte y bien unido al tronco.
En las hembras es relativamente más largo y fino, ligeramente curvado ("de ciervo") y algo despegado del tronco.
Papada regularmente desarrollada, con muchos pliegues y de perfil discontinuo en los machos estando muy poco desarrollada en las hembras.

Cuello y papada en un toro.
(c) Miguel Alba Vegas.

Cruz, dorso y lomo:
Cruz ancha y poco saliente en los machos, más fina y aparente en hembras. En ambos sexos más elevada que la línea dorso-lumbar.
Dorso amplio y largo, con línea dorso-lumbar ensillada.
Lomo no muy ancho pero musculoso.

Toro en el que se aprecian la cruz, el dorso y el lomo.
(c) Miguel Alba Vegas.

Pecho:
Amplio y profundo, con gran predominio del tercio anterior sobre el posterior en los machos y también, aunque menos, en las hembras.
Quilla del esternón ancha para contribuir a la amplitud del tórax, bastante pronunciada en las hembras y un poco menos en los machos.

Vista frontolateral de una vaca.
(c) Miguel Alba Vegas.

Tronco:
Medianamente largo, aplanado, no muy profundo. Planos costales largos, altos y oblicuos en los machos y poco arqueados sobre todo en las hembras.
Vientre proporcionalmente desarrollado y recogido en los machos, algo más abultado en las hembras.
Ijares bien manifiestos y de forma triangular.

Vista del tronco de una vaca.
(c) Miguel Alba Vegas.

Ubres:
De base poco amplia y tamaño pequeño, bien adosada al vientre, bien conformada, recubierta de pelos largos y finos y piel despigmentada. Pezones simétricos, bien desarrollados, de color anaranjado, que contrasta con la pigmentación de la piel de la ubre.

Vaca adulta. Obsérvense la disposición y particularidades de la ubre.
(c) Miguel Alba Vegas.

Testículos y escroto:
Normalmente desarrollados y simétricos.
Escroto de color rosáceo y descendido con una mancha negra típica en su extremo inferior (cúpula).

Toro en el que se observan las particularidades de los testículos y el escroto.
(c) Miguel Alba Vegas.

Grupa:
Derribada y en pupitre, larga y no muy ancha, angulosa, caída lateralmente (em tejado).

Cola:
De nacimiento alto y delantero (en cimera o en cayado) muy característica. Gruesa, larga y de mechón bien poblado, en forma de tirabuzones.

Vista posterior de un toro.
(c) Miguel Alba Vegas.

Extremidades anteriores:

- Espalda: 
Bien musculada, de forma triangular, inclinada de arriba a abajo y de atrás adelante, con tendencia a la vertical, de longitud media.

- Brazo y antebrazo: 
Bien musculados, inclinando el primero de arriba a abajo y de delante a atrás, formando un ángulo recto con la espalda y perpendicular al segundo.

- Rodilla:
Bien conformada y fuerte.

- Cañas:
Perpendiculares, aplanadas lateralmente, con tendones marcados.

- Menudillo y cuartillas:
Bien conformados y aplomados.

- Pezuñas:
No muy desarrolladas pero duras, fuertes, uniformes y lisas.

Detalle de las extremidades anteriores de una vaca.
(c) Miguel Alba Vegas.

Extremidades posteriores:

Muslo:
Largo, rectilíneo, estrecho y poco angulado.

Nalga:
Larga y bien conformada.

Corvejones:
Amplios, secos y fuertes.

Aplomos:
Correctos, proporcionando marcha ligera y suelta.

Detalle de las extremidades traseras de un toro.
(c) Miguel Alba Vegas.

Capa, piel, encornaduras y pezuñas.
Corresponde a una raza leonada (orla blanca alrededor del hocico), de mucosas negras con cabos y extremos (partes distales del cuerpo) negros.

Capa:
Recuerda a la de los primitivos bovinos salvajes, hoy extinguidos, estando influenciada por varios factores que modifican sus tonos (edad, sexo, castración...)
Existe un gran dimorfismo sexual que es especialmente manifiesto a partir del año y medio o dos años según se trate de machos o de hembras y bueyes.
Al nacer ambos sexos son de color parduzco para ir poco a poco tomando el tono de los adultos.

Terneros o jatos.
(c) Miguel Alba Vegas.

En los machos adultos el color es negro con un listón más claro en el lomo, bordeando el ojo y el párpado superior una pequeña ceja blanca (sanguijuela) y con el bebedero o morro de color blanco.

Toro adulto.
(c) Miguel Alba Vegas.

En las hembras adultas existen dos capas básicas conocidas como hosca y tasuga, las cuales presentan a su vez diversas particularidades cromáticas.
La capa hosca presenta pelo negro desde la base hasta cerca de la punta que es de color blanco, dando como resultado una tonalidad oscurecida.

Vaca hosca.
(c) Carlos Fidel Vejo.

La capa tasuga, que recibe este nombre por su parecido con el pelaje del tasugo o tejón, presenta el pelo negro desde la base hasta la mitad y el resto de color blanco, dando como resultado una tonalidad grisácea o azulada. 

Vaca tasuga.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Particularidades:
La capa varía en función del sexo y dentro de los machos en función de si están enteros (toros) o castrados (bueyes).
Los bueyes pierden su color típico para tomar la capa de las hembras.

Buey.
(c) Miguel Alba Vegas.

Los toros presentan como principal particularidad la mancha negra del escroto, típica de la raza y de otros afines como se verá más adelante.

Toro con todas las particularidades cromáticas.
(c) Miguel Alba Vegas.

Tendencia del color:
Degradaciones pigmentarias en axilas, bragadas, bajo vientre, parte interna de las extremidades y perinéo.
La degradación llega al blanco absoluto alrededor de los ojos y de los labios, dando lugar a las ojeras típicas de las hembras y machos castrados y al bebedero en ambos sexos.

Vaca en la que se aprecian perfectamente las degradaciones cromáticas.
(c) Miguel Alba Vegas.


Cuernos:
Blancos con las puntas negras. Entre ambos tiene asiento la moña de cuya tonalidad puede deducirse la variante de la capa.

Detalle de la cornamenta de una vaca adulta.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Pezuñas:
Negras o pizarrosas.

Detalle de las pezuñas.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Defectos:
Cabeza grande y empastada. Cara demasiado larga. Frente estrecha. Moña con pelos rojos. Falta de ojera típica. Bebedero grisáceo. Cuernos muy gruesos, paletos (poco vueltos), repicos o veletos apretados (poca separación entre las puntas). Cuello delgado en los machos y demasiado largo y fino en las hembras. Cuello de ciervo (o al revés). Papada excesivamente desarrollada.
Cruz excesivamente pronunciada. Dorso y lomo estrechos y ensillados. Pecho estrecho. Costillares planos y estrechos. Vientre muy abultado o excesivamente galgueño. Ijares poco marcados. 
Ubres descendidas, grandes, asimétricas. Pezones muy grandes o demasiado pequeños. Testículos pequeños o asimétricos. Escroto poco descendido.
Grupa estrecha, derribada, en pupitre. Isquiones muy juntos (culo de pollo). Sacro muy pronunciado y espinoso. Cola de nacimiento muy prominente y demasiado gruesa.
Espaldas mal dirigidas, descarnadas, con inserción defectuosa. Extremidades muy largas y mal aplomadas. Muslos y nalgas descarnados. Pezuñas débiles.
Capas amarillas. Manchas de cualquier color sobre la capa típica.

La selección de los ejemplares jóvenes es importante para evitar defectos.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Medidas zoométricas:
Las estimaciones métricas medias de la raza Tudanca para animales adultos son de 134 cm de alzada a la cruz y 540 kilogramos de peso en los machos y de 131 cm y 330 kg en las hembras.
Es preciso anotar que los pesos varían ostensiblemente a lo largo del año en un mismo animal en función del momento del ciclo reproductivo y la alimentación y también entre ejemplares de distintas ganaderías en función del sistema de manejo aplicado.

Toro y vaca.
(c) Carlos Fidel Vejo.

4. ORIGEN E HISTORIA.
La Tudanca es una de las razas bovinas más primitivas de la península Ibérica y de toda Europa. Los toros recuerdan poderosamente al uro, bovino salvaje extinguido en 1627 y que habitó gran parte de Europa, Asia y el norte de África, descendiendo de él todas las vacas domésticas actuales. Ciertamente el tamaño del uro era mucho mayor, pero su aspecto externo era muy similar al de los toros tudancos.

Toro en el bosque.
(c) Miguel Alba Vegas.

Pertenece al tronco Castaño, Castaño Cántabro o Castaño Cóncavo, que se distribuye por el norte de la península Ibérica desde Euskadi al norte de Portugal estando representado por las razas Monchina, Tudanca, Asturiana de la Montaña o Casina, Asturiana de los Valles, Mantequera Leonesa, Alistana-Sanabresa, Limiá, Vianesa, Frieiriesa y Cachena en España mientras que en Portugal está representado también por la Cachena, la Barrosa, la Arouquesa, la Mirandesa y sus derivadas.

Vaca Tudanca.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Todas las razas anteriores tienen características comunes como su perfil cefálico subcóncavo, tamaño medio con variantes que van desde la elipometría suave (Monchina) a la subhipermetría (Limiá), capas castañas o grisáceas con mancha negra o cúpula en la bolsa escrotal en los sementales...

La cúpula negra de la bolsa escrotal es clave para clasificar las razas del tronco Castaño.
(c) Miguel Alba Vegas.

Dado que este Tronco bovino cuenta con representantes en Francia y otros países europeos con razas como la Aubrac o la Gascona, muchos autores señalan que estos bovinos llegaron a la península Ibérica con las oleadas de pueblos celtas que poblaron todo el norte y oeste de la Península en el I Milenio antes de Cristo.

Vacas y terneros.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Sin embargo, podemos estar ante bovinos mucho más antiguos pues por la disposición de la encornadura en muchos ejemplares, al igual que ocurre en las razas Cachena y Barrosa, y por la particular capa tasuga, la Tudanca recuerda poderosamente a las razas del tronco Podólico que se extiende desde Italia hasta el Este de Europa. 

Vaca con cuernos muy desarrollados.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Es posible que el tronco Cántabro sea el resultado de la fusión de bovinos autóctonos, posiblemente del tronco Rojo, con razas llegadas con las oleadas de pobladores indoeuropeos en época anterior a los celtas y que fuese desde la Península desde donde se extendió a otras partes de Europa.

Vaca tasuga.
(c) Miguel Alba Vegas.

Sea como fuere, esta antigua raza originaria de los valles del Centro-Oeste de Cantabria, tuvo un glorioso pasado como animal de trabajo destinándose también a la producción de carne y de leche y derivados lácteos.

Vacas Tudancas.
(c) Diego Ceballos San Miguel.

Los bueyes Tudancos eran muy apreciados para el tiro de carretas y mientras estuvieron vigentes los privilegios de la Real Cabaña de Carreteros (1497-1836) fueron insustituibles para el transporte de todo tipo de productos desde el interior hasta el puerto de Santander.
Además de eso, eran muy demandados como animales de labor en las tierras cerealistas de Castilla puesto que, pese a ser más pequeños que otros bueyes, eran sumamente rústicos, sobrios y resistentes siendo ideales para el trabajo.

Bueyes Tudancos.
(c) Miguel Alba Vegas.

Las vacas eran utilizadas para realizar todo tipo de labores agrícolas y para la crianza, siendo sometidas a ordeño durante un periodo más o menos largo tras el parto para cubrir las necesidades familiares de leche fresca, queso y mantequilla siempre compaginando el ordeño con la crianza del ternero.

Pareja de vacas Tudancas con carro de hierba.
(c) Miguel Alba Vegas.

Dada la demanda de bueyes, todos los terneros o jatos eran recriados para castrarlos y venderlos ya como novillos o bueyes totalmente domados mientras que las terneras sobrantes del cupo de reposición se destinaban al sacrificio a edades muy tempranas, produciendo una carne similar a la de la ternera blanca de Castilla, llamada así no por la capa de los animales sino por el color rosado pálido de la carne. No obstante, también se exportaban algunas yuntas de vacas a regiones vecinas y ese es el origen de la población antigua y estable mantenida secularmente en zonas altas de provincias como Palencia e incluso Burgos.

Vaca con su ternero.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Todo empezó a cambiar ya hace siglos cuando muchos agricultores de las tierras cerealistas empezaron a sustituir los bueyes por mulas aunque en Cantabria y otras zonas lluviosas y montañosas, los bueyes seguían siendo insustituibles para el trabajo además de ser mucho más económicos que las mulas. 
Sería la mecanización agrícola y del transporte la causa que mayor incidencia tendría en el descenso de efectivos de la raza Tudanca al dejar de utilizarse como animal de tiro en buena parte de su área de distribución.

Vacas.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Pero la mayor amenaza para la Tudanca, al igual que para dos razas vecinas hoy extintas conocidas como Lebaniega y Campurriana, fue la introducción de toros de razas de aptitud lechera: Frisona o Pinta en las zonas bajas y Parda Alpina o Ratina en las zonas medias e incluso altas, acantonando a la Tudanca en lugares inaccesibles en los que pocos bovinos conseguirían sobrevivir.

El refugio de las Tudancas.
(c) Carlos Fidel Vejo.


En las tierras bajas y medias convivió con los bovinos introducidos una abigarrada masa de animales mestizos conocidos popularmente como vacas mixtas y que podían proceder tanto del cruce entre vacas Tudancas y toros de razas lecheras en las zonas bajas o de vacas lecheras y toros Tudancos en las zonas más altas. Sin embargo, con la mejora de los sistemas de explotación y la creación de los circuitos de recogida de leche, las vacas lecheras acabaron por imponerse apartando más y más a la Tudanca.

Vaca Mixta.
(c) José Sánchez Erice.

La Tudanca estuvo a punto de extinguirse pero ya en 1933 los criadores empezaron a asociarse aunque sería en 1947 cuando se crearía de manera oficial de la Junta de Criadores que en 1978 pidió que se organizase el Registro Oficial de Ganado Selecto. 
En 1980 se creó la Asociación Nacional de Ganado Vacuno Selecto de raza Tudanca y en 1985 empezó a funcionar el Libro Genealógico.

Tudancas en 1986.
(c) Carlos Fidel Vejo.

A finales de los años 70 y principios de los 80 del pasado siglo, la Tudanca llegó a tener cierta difusión a nivel nacional.
Prueba de ello es el Censo de la Ganadería Española de 1978 realizado por el Ministerio de Agricultura, encontrándose ejemplares censados en 15 provincias españolas: La Coruña, Álava, Guipúzcoa, Oviedo, Santander, Vizcaya, Barcelona, Girona, Burgos Palencia, Segovia, Valladolid, Albacete, Cuenca y Toledo.

Vacas Tudancas.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Por censo total destacaban Cantabria con 16.774 animales, La Coruña con 1.246, Palencia con 869, Burgos con 727, Valladolid con 184, Asturias con 143, Segovia con 140 y Gerona con 100.

Vacas Tudancas.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Sorprende el censo de reproductoras, dividido en vacas de ordeño y vacas que nunca se ordeñan que arrojaba un total para España de 3.908 vacas para las primeras y de 7.427 para las segundas, lo que nos demuestra que, aunque la Tudanca no era una raza lechera ni mucho menos especializada, aún era frecuente el ordeño en provincias como Santander (2.676 vacas), La Coruña (871), Palencia (344), Valladolid (14), Oviedo (2) y Burgos (1) mientras que las vacas de no ordeño, claramente mayoritarias aparecían censadas de la siguiente manera: Santander (6.534 vacas), Burgos (451), Palencia (292), Oviedo (97), Toledo (35), Álava (17) y Albacete (1).

Vaca Tudanca con su ternero.
(c) Carlos Fidel Vejo.

El resto de ejemplares hasta completar el censo eran ejemplares para reposición, para sacrificio y no reproductores (terneros, añojos, bueyes) y sementales.

Semental.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Hoy en día, aunque la raza es considerada oficialmente como raza en peligro de extinción es sumamente conocida tanto dentro y fuera de Cantabria por ganaderos y por el público en general contando con una rica y extensa bibliografía y participando en todo tipo de ferias y exposición para promocionar la raza.
La Asociación de Criadores desarrolla un trabajo verdaderamente encomiable asistiendo a Congresos para dar a conocer la raza a todo el público.

Lorena García, responsable del Libro Genealógico.
I Encuentro de Razas Autóctonas Amenazadas Presentes en Cantabria.
Meruelo (Cantabria) 2022.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

5. EXTENSIÓN E IMPORTANCIA.

El censo oficial de la raza Tudanca a 31 de diciembre de 2023, el último disponible hasta la fecha, era el siguiente:

- CANTABRIA:
Total reproductores.
Hembras: 9.402
Machos: 227
Total: 9.629

Total animales.
Hembras: 12.110
Machos: 328
Total: 12.438

Ganaderías: 425

Vacas Tudancas.
(c) Diego Ceballos San Miguel.

- CASTILLA Y LEÓN:
Total reproductores.
Hembras: 564
Machos: 3
Total: 567

Total animales.
Hembras: 611
Machos: 3
Total: 614

Ganaderías: 13

Vaca Tudanca.
(c) Miguel Alba Vegas.

- EXTREMADURA:
Total reproductores.
Hembras: 2
Machos: 
Total: 2

Total animales.
Hembras: 2
Machos: 
Total: 2

Ganaderías: 1

Vaca Tudanca con su ternero.
(c) Olga de la Calle Santos.

Total hembras reproductoras: 9.968
Total machos reproductores: 230
Total hembras: 12.723
Total machos: 331
Total animales: 13.054

Ganaderías: 439

Vacas Tudancas.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Por provincias, encontramos la raza en Cantabria, Burgos, Palencia, León, Zamora, Segovia y Cáceres.
Es preciso indicar que este censo puede no incluir todos los ejemplares de la raza pues puede haber en muchas Comunidades y provincias ejemplares no inscritos como pertenecientes a la raza.

Vaca Tudanca.
(c) Carlos Fidel Vejo.

La importancia de la raza Tudanca en su área de origen y explotación tradicional es enorme no sólo desde el punto de vista económico sino también desde el punto de vista genético, histórico, social, cultural y medioambiental haciendo que sea una raza que hay que conservar para futuras generaciones.

Vaca Tudanca.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Desde el punto de vista productivo, la raza Tudanca es capaz de proporcionar un ternero anual con unos cuidados mínimos y en entornos verdaderamente duros donde otros bovinos no conseguirían sobrevivir. Aunque con menos importancia actualmente, también puede producir leche y ser utilizada como animal de trabajo.

Vaca Tudanca con su ternero.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Desde el punto de vista genético, la Tudanca tiene un valor realmente incalculable al ser una raza muy primitiva que prácticamente no ha sido seleccionada lo que de cara al futuro podría ser verdaderamente interesante para obtener un bovino especializado en la producción cárnica en terrenos de montaña e incluso como raza de doble aptitud carne-leche.

Vaca adulta.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Su importancia histórica viene representada por su glorioso pasado como animal de triple aptitud, siendo fundamental para la supervivencia del pueblo cántabro que, durante siglos, dependió en gran medida de lo que podían producir estas vacas, invirtiendo el dinero obtenido de la venta de terneras y bueyes e incluso de productos lácteos en la compra de otros productos de primera necesidad para su subsistencia.

Vaca y ternero.
(c) Carlos Fidel Vejo.

La importancia social de la raza Tudanca va muy relacionada con la importancia económica e histórica puesto que hoy como ayer, la raza constituye el pilar más sólido cuando no el único para multitud de familias del área de cría.

Carla Vejo con una vaca.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Relacionada con las anteriores está también la importancia cultural, hasta el punto de que para muchos la Tudanca es un auténtico símbolo del pueblo cántabro.
El vaquero cántabro y en particular el vaquero tudanquero es ejemplo de lucha y perseverancia para proteger, preservar y fomentar la vieja raza autóctona heredada de sus antepasados, participando con ella en ferias y exposiciones como siempre se hizo y dándola también a conocer en estos tiempos modernos a través de las redes sociales.

Diego con sus Tudancas.
Molledo (Cantabria).
(c) Diego Ceballos San Miguel.

La importancia medioambiental de la raza Tudanca es verdaderamente enorme al ser fundamental para mantener en buen estado unos bosques, montes y pastizales de alta montaña en los que los herbívoros salvajes son muy escasos y donde la única especie ganadera tras la práctica desaparición del ganado menor es el vacuno, representado principalmente por la raza Tudanca y en menor medida por otras como la Parda de Montaña o Ratina y algunas manadas de yeguas de raza Hispano-Bretona en las zonas más accesibles.

Vacas en los pastizales de montaña.
(c) Carlos Fidel Vejo.

6. EXPLOTACIÓN Y MANEJO.
La Tudanca es una raza explotada en sistemas extensivos combinando el pastoreo durante la mayor parte del año con la estabulación invernal durante periodos lo más cortos posibles.

Vaca pastando.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Tradicionalmente, se agrupaba en pequeñas explotaciones reducidas en ocasiones a la pareja de vacas que eran uncidas para el trabajo en las zonas más fértiles, si bien en zonas altas las explotaciones tenían mayor dimensión aunque rara vez superaban las 10 cabezas.

Vacas adultas.
(c) Miguel Alba Vegas.

En invierno e incluso durante la mayor parte del año para las vacas domadas, los animales eran estabulados en cuadras o cortes donde eran alimentadas con hierba seca, saliendo únicamente para beber o para pastar en prados particulares o en las proximidades del pueblo si el tiempo lo permitía.

Vacas en una cuadra tradicional.
(c) Miguel Alba Vegas.

Para mantenerlas prendidas o amarradas al pesebre, se empleaban las tradicionales cebillas, collares de madera en forma de U fabricados con madera de fresno cerradas en la parte superior con un pasador de madera de avellano o espino. La cebilla se ataba al pesebre con una cadena de material vegetal conocida como velorto.
Hoy en día, este sistema sigue utilizándose, aunque ya suelen utilizarse cadenas metálicas e incluso cebillas de plástico.

Vaca con cebilla.
(c) Miguel Alba Vegas.

Cuando el tiempo mejoraba, las vacas salían diariamente a pastar a prados y terrenos comunales durante los meses primaverales siendo trasladadas al llegar el verano a los pastos de montaña o puertos formando a menudo vacadas comunales que eran cuidadas por un vaquero o sarruján.

Tudanca en el puerto.
(c) Miguel Alba Vegas.

Llegado el otoño, las vacas regresaban a las zonas bajas donde pastaban mientras el tiempo lo permitía para, a finales de noviembre aproximadamente, ser nuevamente prendidas en las cuadras cumpliendo el dicho Por Santa Cecilia (22 de noviembre) la nieve a la rodilla y la vaca en la cebilla.

Vacas en una cuadra tradicional.
(c) Miguel Alba Vegas.

La cubrición de las vacas tenía lugar durante la primavera o el verano puesto que los toros subían a los puertos con las vacas. 
Al ser ganaderías muy pequeñas, los ganaderos no podían disponer de toro propio por lo que se tenía uno para cubrir todas las vacas del pueblo. A menudo se dejaba que dos toros peleasen entre sí para valorar cuál era el más fuerte y adecuado para cubrir a las vacas. Esta práctica, muy común en todo el área de distribución del ganado bovino del tronco Cántabro, se mantiene aún hoy en día en muchos lugares siendo especialmente famosa en regiones de Portugal donde es conocida como chega dos bois.

Toro.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Durante el periodo de estabulación invernal o a comienzos de la primavera, tenía lugar el nacimiento de los terneros los cuales acompañaban a las madres a los puertos durante el verano, siendo vendidos en las populares ferias de año que tenían lugar en la mayoría de pueblos de Cantabria durante el otoño.
De esta forma, los ganaderos se desprendían de todo el ganado que no podían estabular y mantener durante el invierno.

Terneros.
(c) Carlos Fidel Vejo.

El sistema descrito y llevado a cabo durante siglos, ha cambiado muy poco y aún hay ganaderías de pequeño tamaño que lo realizan tal y como se ha detallado aunque los ganaderos que cuentan con mayor número de cabezas, a menudo varias decenas o centenares de cabezas, disponen ya de modernas naves y sistemas de sujeción aunque el uso de cebillas para la estabulación sigue vigente en muchas ganaderías.

Vacas estabuladas durante el invierno.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Los partos tienen lugar durante la fase de estabulación con el fin de poder controlar mejor el proceso y atender adecuadamente tanto a las vacas como a los terneros. Al mismo tiempo, con esta medida se consigue proteger a los terneros del ataque de los lobos, cada vez más abundantes en el área de cría de la raza Tudanca.

Vaca con ternero recién nacido.
(c) Carlos Fidel Vejo.

La raza Tudanca presenta una gran facilidad de parto sin que sea necesaria la ayuda de ganadero y menos aún del veterinario puesto que no se producen partos distócicos, algo típico de las razas primitivas y de cría extensiva.

Vaca Tudanca con ternero recién nacido.
(c) Diego Ceballos San Miguel.

Las cubriciones se realizan durante la primavera pero ya con sementales propios y a menudo probados o testados de los que se conoce perfectamente su ascendencia. Los toros son sometidos a grandes cuidados y los de mejores características cubren a las vacas durante varios años.

Toro adulto.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Normalmente la reproducción se realiza en pureza pero en ocasiones se recurre al cruzamiento industrial con razas especializadas en la producción  cárnica como la Charolesa, la Blanca Azul Belga o la Limusina, esta última cada vez más abundante en el área de cría de la raza Tudanca debido a la calidad de su carne y a la facilidad de parto, que permite el acoplamiento de toros Limusines con vacas Tudancas sin ningún tipo de reserva.
Recordemos también los cruzamientos realizados en épocas pasadas con las razas Frisona y Parda Alpina (hoy Parda de Montaña) que hoy son sumamente raros.

Toro Limusín y vaca Tudanca.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Tras la fase de estabulación invernal, las vacas pastan en las zonas bajas hasta que la nieve se retira de los pastizales de altura o puertos permitiendo el crecimiento de la hierba. 
Mientras tanto, pastan en terrenos particulares o más generalmente comunales con el fin de reservar los prados para la siega durante el verano y poder así almacenar hierba seca para alimentar a las vacas durante el invierno.

Vacas y terneros.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Llegado el verano, se realiza la muda o subida a los pastizales de montaña o puertos, donde permanecerán hasta bien entrado el otoño, siendo vigiladas periódicamente por los ganaderos y permaneciendo a menudo bajo la custodia de mastines para defenderlas de los lobos.

Carla Vejo con las vacas y el mastín en el puerto.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Los terneros, jatos como son denominados en Cantabria, acompañan a las madres durante el pastoreo y suben con ellas a los pastos de montaña donde se alimentan de leche materna complementada poco a poco con el pasto.
La Tudanca tiene unas extraordinarias dotes maternales tanto por su carácter maternal a la hora de defender a las crías del ataque de lobos y otros depredadores como por su producción de leche extraordinariamente rica en grasa y proteína.

Vaca amantando a su ternero.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Llegado el tardíu u otoño, las vacas son nuevamente mudadas a las zonas bajas bien de forma progresiva para que aprovechen el rebrote de los pastos que consumieron antes de su subida y de los prados segados o bien directamente cuando llega el momento de estabularlas.

Novillas en otoño.
(c) Carlos Fidel Vejo.

En ocasiones, una nevada temprana puede llegar a sorprender a las Tudancas en los puertos, si bien esto no supone un gran problema para estas rústicas vacas siempre y cuando la capa de nieve no sea excesiva.

Vaca Tudanca en la nieve.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Ya en las tierras bajas, se procede a la venta de los terneros los cuales pueden ser también cebados por el propio ganadero o en cebaderos comunitarios.
Actualmente, las cosas han cambiado mucho respecto a siglos atrás y la mayoría de los machos son destinados al sacrificio mientras que las hembras, dada su gran demanda, son recriadas para vida y vendidas a explotaciones que no practican la recría, que quieren aumentar efectivos o para explotaciones de nueva creación.

Hembras jóvenes.
(c) Miguel Alba Vegas.

Todavía se realizan en otoño numerosas ferias y manifestaciones culturales entre las que sobresalen las denominadas pasás en las que las vacas atraviesan las poblaciones haciendo sonar con fuerza sus enormes campanos, considerándose que cuando más fuerte suenen aquellos, más gordas y cuidadas están las vacas.

Vacas tudancas.
(c) Miguel Alba Vegas.

Realmente, durante todo el año hay ferias y exhibiciones de Tudancas en Cantabria siendo las más destacadas la Olimpiada del Tudanco en Cabezón de la Sal, La Pasá de Carmona y La Campaná de Cabuérniga.

Tudancas en la Olimpiada de Cabezón de la Sal.
(c) Miguel Alba Vegas.

Llegado el momento oportuno, las vacas son estabuladas para pasar el invierno en las cuadras o naves alimentándose de hierba seca en espera de la llegada de la primavera para empezar un nuevo ciclo.

Vacas estabuladas.
(c) Carlos Fidel Vejo.

La Tudanca es una raza de temperamento vivo sin que esto implique en ningún caso bravura. Simplemente es una raza de rápidas reacciones propias de todos los bovinos dedicados al trabajo en épocas pasadas y con gran viveza a la hora de defender a las crías por efectos de la selección natural viviendo siempre entre lobos. Todo esto es lo que los viejos tratadistas denominaron siempre "el genio de las Tudancas".

Vaca con ternero recién nacido.
(c) Diego  Ceballos San Miguel.

Sin embargo, cuando son sometidas a un manejo adecuado, se muestran dóciles y tranquilas, algo imprescindible para poder ser estabuladas durante el invierno cosa que se puede hacer con pocos bovinos autóctonos ibéricos o introducidos en los momentos actuales a excepción de las razas lecheras seleccionadas especialmente para que sean dóciles y manejables.

Carla Vejo con una vaca.
(c) Carlos Fidel Vejo.

7. APTITUDES Y TIPOS DE PRODUCCIÓN.

Tradicionalmente la Tudanca, como el resto de razas bovinas del norte peninsular, fue explotada por su triple aptitud trabajo-leche-carne si bien actualmente se dedica principalmente a la última de ellas sin que esto suponga una verdadera especialización. Sus cualidades como animal de trabajo e incluso como productora de leche son parcialmente aprovechadas hoy en día.

Vaca Tudanca con su ternero.
(c) Carlos Fidel Vejo.

7.1. CARNE.
La Tudanca está muy lejos de las razas especializadas en la producción cárnica tanto por su morfología o conformación de la canal como por sus rendimientos en el plano cuantitativo aunque no así en el cualitativo.

Vaca Tudanca con su ternero.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Los tipos comerciales más usuales son los siguientes:
- Ternera blanca: Animal sacrificado con edad menor o igual a ocho meses.
- Ternera: Animal sacrificado con edad mayor ocho hasta doce meses.
- Añojo: Animal sacrificado con edad entre 12 y 24 meses.
- Novilla: Animal sacrificado con edad entre 24 y 48 meses.
- Buey: Animal macho castrado  sacrificado con una edad de al menos 48 meses.
- Vaca: Hembra sacrificada con una edad superior a los 48 meses.

Buey Tudanco.
(c) Miguel Alba Vegas.

Los tipos comerciales antes mencionados, están amparados por la I.G.P. (Indicación Geográfica Protegida) CARNE DE CANTABRIA junto con la de las razas Monchina, Asturiana, Parda de Montaña, Limusina, Charolesa, Blonda de Aquitania, Fleckvieh y sus cruces criados siempre en Cantabria con las técnicas tradicionales de alimentación y manejo.

Terneros en periodo de cebo.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Como cifras orientativas de los terneros o añojos cebados el Ministerio de Agricultura ofrece los siguientes datos:

- Ganancia media diaria (media gramos día): 600
- Edad al sacrificio (media meses): 12
- Peso canal (media Kg): 250
- % Rendimiento canal: 50

Ternero Tudanco.
(c) Carlos Fidel Vejo.

En cuanto a la calidad de la carne de raza Tudanca es muy superior a la de otras razas con un sabor excepcional especialmente la procedente de añojos, novillas y bueyes que figura entre las más exquisitas y renombradas del ganado bovino español.

Carne de Tudanca.
(c) Carlos Fidel Vejo.

7.2. TRABAJO.
Atrás quedan los tiempos en los que la principal aptitud de la raza Tudanca era el trabajo siendo utilizados tanto los bueyes para el transporte carretero de largo recorrido o el arrastre de piedra y madera como las vacas para pequeñas faenas agrícolas.
Hoy en día, más con motivos folklóricos o por tradición, se mantienen algunas parejas de vacas domadas que realizan trabajos como tirar del carro cargado de hierba o estiércol.

Vacas con carro de hierba.
(c) Miguel Alba Vegas.

Los bueyes, con menor frecuencia las vacas, son muy utilizados en competiciones de arrastre que congregan a multitud de público desde ganaderos a curiosos de Cantabria y de otros lugares de España.

Arrastre en Cantabria.
(c) Óscar Prudencio González Real.

7.3. LECHE.
La Tudanca fue tradicionalmente sometida a ordeño pero nunca con la sistemática de las razas especializadas sino que se ordeñaba a las vacas durante la primera fase de la lactación cuando el ternero no podía consumir la totalidad de la leche, destinando esta al consumo en fresco o a la elaboración de derivados lácteos, especialmente mantequilla.

Vaca con ternero.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Hoy en día, de manera más bien ocasional, algunas vacas se someten a ordeño cuando el ternero es incapaz de consumir toda la leche la cual puede utilizarse incluso para la elaboración de quesos con D.O.P. (Denominación de Origen Protegida) como el Queso Picón Bejes-Tresviso o los Quesucos de Liébana, aunque lo habitual es destinarla al consumo familiar como se hacía antaño.
La producción media ronda los 1.000 litros por vaca en 180 días de lactación con un porcentaje de grasa que puede superar el 7% convirtiéndola en una raza claramente mantequera.

Álvaro ordeñando vacas Tudancas.
(c) Álvaro Candanedo Castañeda.

8. SELECCIÓN Y PROMOCIÓN.
En el caso de la raza Tudanca no se busca una selección para mejorar la productividad como ocurre con otras razas bovinas dedicadas a la producción de carne sino que el objetivo es conservar la raza con sus grandes cualidades para producir carne de calidad en medios sumamente adversos a los que otras razas son incapaces de adaptarse.

Vacas Tudancas.
(c) Carlos Fidel Vejo.

Al ser una raza que participa asiduamente en ferias y exposiciones, se valoran mucho los caracteres morfológicos intentando que el aspecto de los animales sea lo más parecido posible a lo que se recoge en el prototipo racial buscando siempre un equilibrio entre belleza y funcionalidad productiva algo que puede parecer sencillo pero que, como bien sabe todo ganadero, es realmente complicado.

Vaca en una feria.
(c) Miguel Alba Vegas.

Las ferias, exposiciones, concursos y otros evetos similares son fundamentales para la promoción de la raza, permitiendo a los ganaderos intercambiar vivencias y experiencias, pues no en vano los tudanqueros son una auténtica familia unida por el amor a la Tudanca,  y permitiendo también al público general admirar y conocer más esta bellísima raza bovina.

Vaca Tudanca.
(c) Miguel Alba Vegas.

9. COMERCIALIZACIÓN.
La raza Tudanca cuenta desde hace años con el LOGOTIPO RAZA AUTÓCTONA 100% que ampara toda la carne producida por la raza.
La carne etiquetada con este logotipo procederá única y exclusivamente de animales de raza Tudanca asegurando al consumidor la procedencia del producto sabiendo que tiene ante él una auténtica joya de la gastronomía peninsular.

Logotipo Raza Autóctona 100%
Fuente: Ministerio de Agricultura.

Además de eso, la raza tiene un activo comercio de ejemplares jóvenes de ambos sexos, especialmente hembras para vida pero también machos enteros para ser utilizados como sementales o castrados para ser utilizados como bueyes de arrastre, para la producción de carne e incluso para la producción de cabestros o mansos utilizados en el manejo de ganado de Lidia o de ganado vacuno extensivo y/o trashumante de otras regiones peninsulares.

Macho joven.
(c) Carlos Fidel Vejo.

10. CONCLUSIÓN.
La Tudanca, que es todo un símbolo de la ganadería y la cultura de Cantabria, es una auténtica joya del patrimonio ganadero español sobresaliendo no sólo por su gran belleza sino por ser una raza productora de carne en ambientes hostiles donde cumple además otras grandes funciones. 
Sin lugar a dudas, la propia raza y sus ganaderos merecen la admiración de todos los amantes de la ganadería de la península Ibérica.

Vaca.
(c) Carlos Fidel Vejo.

11. AGRADECIMIENTOS.

- A Carlos Fidel Vejo y su hija Carla Vejo Cuesta, ganaderos de la localidad cántabra de Caloca, criadores de vacas Tudancas y Casinas, figurando ambas entre las mejores de sus respectivas razas.

- A Diego Ceballos San Miguel, ganadero de Molledo, propietario de excelente ganado de raza Limusina pero que mantiene también un magnífico lote de vacas Tudancas.

- A Miguel Alba Vegas, fotógrafo y ganadero de la localidad abulense de La Adrada, que además de mantener un pequeño pero selecto lote de la raza Tudanca es sin lugar a dudas el mayor experto en fotografiar a esta bellísima raza.

- A Olga de la Calle Santos, ganadera de la localidad cacereña de Guijo de Santa Bárbara, quien junto a su esposo José Miguel Jiménez Díaz, ha incorporado recientemente a su ganadería de vacuno de aptitud cárnica un pequeño lote de ejemplares de raza Tudanca.

Carla Vejo Cuesta y Carlos Fidel Vejo.
Futuro y presente de la raza Tudanca.

12. DEDICATORIA.
Quiero dedicar este artículo a la memoria de una gran ganadera que ya no está entre nosotros pero cuyo nombre irá siempre unido a la raza Tudanca. Me refiero a Teresa Callejo Fernández (1980-2022) a la que tuve la inmensa suerte de conocer hablando largo y tendido de sus queridas Tudancas.
Va por ti, Teresina.

El autor y Teresa Callejo Fernández.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

NOTA FINAL DEL AUTOR.
EL CUADERNO DE SILVESTRE es un blog dedicado a la ganadería y la cultura tradicional en el que se tratan numerosos temas relacionados con Cantabria, tierra a la que me unen unos lazos muy especiales.
Desde un primer momento, allá por enero de 2001, Miguel Alba Vegas y Teresa Callejo Fernández se ofrecieron a colaborar desinteresada y activamente conmigo en el blog. Ya el 22 de febrero de 2001 se publicó el artículo DE CASINAS Y TUDANCAS hablando de estas dos razas tan singulares pero la Tudanca se merecía un artículo propio y el 12 de abril de 2001 se publicó un artículo titulado LA VACA TUDANCA en el que se trató todo lo relacionado con esta raza pero de forma mucho menos exhaustiva que en el presente artículo, motivo que me ha llevado a escribir este artículo a la altura de lo que merece esta singular raza bovina.

Vaca Tudanca.
(c) Miguel Alba Vegas.

Bibliografía y fuentes consultadas:
- Aparicio Sánchez, G. (1960): Zootecnia Especial. Etnología compendiada (4ª Ed).
- García Dory, M.A. (1990): Guía de Campo de las razas de ganado de España. Alianza Editorial.
- Sánchez Belda, A. (1983): Catálogo de Razas de Ganado I. Especie Bovina.
- Sánchez Belda, A. (1984): Razas bovinas españolas.
- Sánchez Belda, A. (2002): Razas Ganaderas Españolas Bovinas. Colección FEAGAS.


Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico forestal.

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