LA TRASHUMANCIA EN EL PUERTO DEL PICO

Si hay un puerto o paso de montaña especialmente relacionado con la trashumancia, ese es sin lugar a dudas el Puerto del Pico situado en la Cañada Real Leonesa Occidental y que permite al ganado trashumante atravesar la Sierra de Gredos.

Vacas subiendo el Puerto del Pico.
(c) Silvestre de la Calle García.

Los pueblos del Alto Gredos, que son aquellos situados en la cabecera de las cuencas de los ríos Tormes y Alberche han basado su economía a lo largo de los siglos en la ganadería trashumante, ya que por tener un clima de montaña y suelos bastante pobres, la agricultura es una actividad poco adecuada al permitir únicamente el cultivo de centeno y patatas.

Vacas en la Sierra de Gredos
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Durante siglos, el Alto Gredos estuvo prácticamente deshabitado y únicamente llegaban hasta allí pequeños grupos de ganaderos trashumantes que se establecían en chozos para pasar el verano y regresar en el otoño con sus ganados a tierras más bajas y abrigadas.

Vacas pastando.
(c) Silvestre de la Calle García.

Será con las repoblaciones medievales a partir del siglo XI cuando se empiecen a fundar los primeros núcleos de población más o menos estable cuyos habitantes basaron su economía en la ganadería, el cultivo de centeno y la explotación de los recursos forestales.

Centeno.
(c) Silvestre de la Calle García.

Trashumar a las dehesas del sur era bastante complicado en esa época dada la gran inestabilidad política por lo que los ganaderos de Gredos realizarían una trashumancia más corta, similar a la trasterminancia actual, entre los valles del Tormes y el Alberche al norte de la Sierra y el valle del Tiétar al sur de la misma.

Vacas en la dehesa.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Por increíble que parezca, estas regiones situadas a corta distancia entre sí, eran absolutamente complementarias pues cuando las dehesas del sur quedaban completamente secas en verano, los pastos del norte crecían con gran lozanía mientras que en invierno ocurría justamente lo contrario.

Vacas en valle del Tiétar, al sur de Gredos.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Atravesar la Sierra no era fácil, sobre todo en el invierno, cuando los puertos quedaban cubiertos por la nieve. El paso más fácil y seguro era el Puerto del Pico que, por su menor altitud, solía estar siempre libre de nieve.
Este paso natural habría sido utilizado durante miles de años por los cazadores paleolíticos que seguían constantemente a los herbívoros salvajes en sus migraciones en busca de pastos frescos y posteriormente por los primeros pastores hace alrededor de 7.000 años.

Ovejas pastando.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los pueblos que posteriormente habitaron estas sierras utilizarían ese mismo paso para franquear la Sierra y, posiblemente, los grandes constructores romanos construirían un camino o calzada que permitiese cruzar de manera más cómoda el Puerto para personas, animales y carruajes.

Carretero subiendo por la calzada del Puerto del Pico.
(c) Silvestre de la Calle García.

El constante uso y la falta de reparaciones adecuadas terminarían por causar mella en el viejo camino que en la Edad Media debía estar en bastante mal estado aunque todavía se utilizaba pues en 1477 cruzaron por Ramacastañas 26.941 cabezas de ganado de todo tipo que después ascenderían hasta cruzar el Puerto del Pico. Sin embargo en esa misma fecha, cruzaron por Candeleda 42.405 cabezas de ganado, lo que indicaría el mejor estado de aquel camino.

Puerto de Candeleda.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Pero fue precisamente en esa época cuando Beltrán de la Cueva, I Duque de Alburquerque y Señor de Mombeltrán, arreglaría el camino del Puerto del Pico puesto que en 1563 cruzaron por Ramacastañas 252.703 ovejas y cabras y 4.388 vacas frente a las 33.888 ovejas y cabras y 1.312 vacas que lo hicieron por Candeleda.
No se realizó esto teniendo en cuenta los intereses de los ganaderos, o al menos no totalmente, sino que fue una decisión política para poder cobrar los impuestos al ganado trashumante que transitase por el Señorío de Mombeltrán y poder construir así el castillo de esta Villa.

Castillo de Mombeltrán.
(c) Silvestre de la Calle García.

Y es que fue precisamente a partir del siglo XVI cuando comenzará la época dorada del Puerto del Pico al utilizar este paso importantes ganaderos trashumantes como los Jerónimos del Monasterio de Santa María de Guadalupe para llevar sus grandes rebaños de ovejas hasta la montaña leonesa y cuando los carreteros de Gredos, que ya a finales de la centuria anterior habían participado en la Guerra de Granada, intensificaron sus viajes hacia el sur y particularmente hasta Sevilla.

Ovejas trashumantes subiendo el Puerto del Pico.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Trashumantes de largo recorrido que atravesaban el reino desde los puertos leoneses a las dehesas extremeñas y viceversa, carreteros, arrieros y, por supuesto, los propios ganaderos trashumantes de Gredos, utilizaron de manera ininterrumpida el Puerto del Pico para atravesar la Sierra de Gredos.

Vacas trashumantes subiendo al Puerto del Pico.
(c) Silvestre de la Calle García.

En la segunda mitad del siglo XVIII la trashumancia de largo recorrido con ovejas Merinas comenzó a entrar en decadencia aunque no será hasta 1836 con la supresión de los Reales Privilegios que gozaba el Honrado Concejo de la Mesta, cuando perderá su gran importancia. 
No obstante, hasta bien entrado el siglo XX, muchos ganaderos de ovino siguieron utilizando este Puerto para cruzar la Sierra desde las dehesas a la montaña en primavera y a la inversa en el otoño.

Ovejas en el Valle del Tiétar.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

Los carreteros también dejaron de utilizar el Puerto con la frecuencia de épocas pasadas al perder también la Real Cabaña de Carreteros todos sus privilegios en 1836. Muchos siguieron realizando viajes por su cuenta transportando madera de los pinares de Gredos, patatas, centeno y hasta nieve pero poco a poco su actividad fue sustituida por el transporte en camión sobre todo a raíz de la creación de la carretera del Puerto del Pico.

Juan Manuel Yuste con su yunta de vacas en el Puerto del Pico.
(c) Silvestre de la Calle García.

Pero fue aquí cuando los ganaderos trashumantes de Gredos aprovecharon sus amplios conocimientos de las rutas carreteriles y trashumantes para dedicarse de manera totalmente profesional a la trashumancia con vacas y ovejas. Aprovechaban en verano los pastizales de Gredos y en el otoño o el invierno, a menudo cuando ya habían terminado con las reservas de heno recogidas en el verano, partían rumbo a las dehesas extremeñas donde permanecerían hasta finales de la primavera, llegando a Gredos hacia el día de San Juan.

Vacas Avileñas en la dehesa.
(c) Juan Manuel Yuste Apausa.

Llegaban también numerosos cabreros de la vertiente sur de Gredos, especialmente del pueblo de Guisando, con sus piaras de cabras Guisanderas y  que acompañados de sus familias se asentaban en los chozos de la sierra y permanecían hasta el otoño, momento en el que regresaban a su tierra aunque algunos emprendían la marcha hacia tierras bajas del valle del Tormes para luego ya irse desde allí a su tierra.

Cabras Guisanderas.
(c) Silvestre de la Calle Hidalgo.

Durante el verano, aprovechaban para segar y recoger el heno, cosechar y trillar el centeno, recoger leña para el invierno.... Antes de marchar, dejaban aradas las tierras y sembrado el centeno, quedando en el pueblo los ancianos, mujeres y niños a cargo de algunos animales como la yunta de vacas, algunas ovejas y cabras, algunas caballerías, gallinas...

Recogiendo el heno.
(c) Silvestre de la Calle García.

Este sistema se ha mantenido prácticamente inalterable hasta la actualidad, si bien, en las últimas décadas, algunos ganaderos han optado por realizar la trashumancia en camión pero no por ello cambia el sistema de aprovechamiento secular y respetuoso con el medio ambiente y acorde con el bienestar animal como hacían los viejos trashumantes.

Cargando vacas en el camión.
(c) Juan Manuel Yuste Apausa.

Todavía quedan, por supuesto, muchos ganaderos que desde Gredos y a finales del otoño o principios del invierno, parte a pie con su ganado, principalmente vacuno, hacia las dehesas extremeñas, invirtiendo en ocasiones más de 15 jornadas en realizar el trayecto de 250-300 kilómetros que separan unos pastos de otros.

Andrés Torres, ganadero trashumante de Navarredonda de Gredos.
(c) Silvestre de la Calle García.

En Extremadura el ganado permanece en las dehesas, ahora ya perfectamente cercadas, lo que permite a los ganaderos, gracias también a la disponibilidad de coches, de poder seguir viviendo en el pueblo y bajar cada varios días a vigilar y atender al ganado aunque muchos optan por alquilar una vivienda en Extremadura y trasladarse allí temporalmente en las épocas de más trabajo.

Vaca en la dehesa.
(c) Juan Manuel Yuste Apausa.

Nuevamente, al finalizar la primavera, el ganado emprende el viaje de vuelta a los agostaderos de Gredos. Si la bajada es dura por el frío y la lluvia, la subida lo es por el sol, el calor y la falta de agua, pero el ganado llega finalmente al río Tiétar y tras cruzarlo y ascender por el Barranco de las Cinco Villas, para a descansar en la localidad de Cuevas del Valle, justo debajo del imponente Puerto del Pico.

Vacas en Cuevas del Valle.
(c) Silvestre de la Calle García.

Desde Cuevas del Valle al Puerto del Pico, el ascenso se hace íntegramente por la calzada romana, un gran atractivo turístico. Es absolutamente espectacular ver al ganado, especialmente a las vacas de raza Avileña-Negra Ibérica, subir pausadamente por este milenario camino, escuchando el ronco sonido de los cencerros de gran tamaño o zumbas portados por bueyes, las vacas horras (sin ternero) o algunas vacas paridas que son buenas cordeleras por haber realizado el camino o cordel muchos años.

Vaca con una zumba.
(c) Silvestre de la Calle García.

Resuenan también los mugidos de las vacas paridas, especialmente de aquellas que van acompañadas de terneros muy pequeños que nunca han realizado el largo viaje y que tienen que parar de vez en cuando para recuperar el aliento y seguir gracias a las llamadas de ánimo de sus madres.

Vaca con ternero.
(c) Silvestre de la Calle Hidalgo.

Complicado es el camino, especialmente este último tramo, para los pesados sementales, que son trasladados en camión o se quedan en Extremadura pues durante el verano estos animales no trabajan.
Algún novillo o toro joven sí que realiza el camino, a paso lento pero seguro.

Vacas y novillo.
(c) Silvestre de la Calle García.

Al llegar a lo alto del Puerto, se extiende ante las vacas una gran pradera en la que descansar, de ahí el nombre de descansadero, comer y beber antes de continuar la marcha hasta su destino final.

Descansadero del Puerto del Pico.
(c) Silvestre de la Calle García.

Pero ¿Y los rebaños de ovejas y cabras?
Poco queda ya de aquello. Las ovejas y cabras prácticamente han desaparecido de los pueblos del Alto Gredos y lo mismo puede decirse de las cabras de Guisando, donde apenas quedan algunos ejemplares de la raza Guisandera.
Sin embargo, un par de rebaños de ovejas Merinas ascienden el Puerto en primavera camino de los puertos leoneses y volverán a pasar por él en el otoño cuando regresen a las dehesas cacereñas.

Ovejas en El Puerto del Pico.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.

A MODO DE EPÍLOGO.
La vida en el Alto Gredos no se entiende sin la trashumancia y sin la posibilidad de atravesar la Sierra por el mítico Puerto del Pico utilizando su milenario camino que no fue hecho precisamente antes de ayer, aunque de esto hablaremos en otro artículo.
Para entender la importancia de este camino, nada mejor que recordar las historias de viejos ganaderos y ganaderos que ya nos dejaron como Julio Chamorro González (1904-2009) o Manuel Yuste García (1924-2017), los testimonios de veteranos ganaderos ya jubilados como Máximo Rollán Hernández o las vivencias de ganaderos aún en activo como Juan Manuel Yuste Apausa y los Hermanos Torres.

Juan Manuel Yuste Apausa junto al desaparecido monumento del Puerto del Pico.
(c) Silvestre de la Calle García.

Elegimos el testimonio de Tío Manolo que en el Puerto del Pico en mayo de 2016 junto a la yunta de vacas de su hijo Juanma con el carro, nos decía:

"Conozco perfectamente este camino y he hecho muchos cordeles. Por aquí bajaban los carreteros hasta Sevilla. Mi bisabuelo fue de los últimos que bajaron por el año 1800 y pico y después se siguió bajando a vender patatas a los pueblos del sur de la Sierra incluso cuando ya se hizo la carretera.
Por el camino bajaban y suben las vacas todos los años y así se ha hecho de toda la vida porque este camino siempre lo han conocido nuestros mayores."

Manuel Yuste García.
(c) Silvestre de la Calle García.

NOTA FINAL DEL AUTOR.
El tema de la calzada romana del Puerto del Pico, da para mucho y como varios lectores me lo han pedido, publicaré un artículo exclusivo las próximas semanas en el que profundizaré en el tema.

José Andrés Torres, ganadero y carretero de Navarredonda de Gredos.
(c) Silvestre de la Calle García.

Bibliografía y fuentes consultadas

- Palomar, J y Merino, M (2010) Arrieros y Carreteros por los viejos caminos de Castilla y León.
- Rodríguez Pascual, M. (2004) La Trashumancia.
- De Santos Canalejo, EC (1986) La Historia medieval de Plasencia y su entorno geo-histórico. La Sierra de Béjar y la Sierra de Gredos.
- Sánchez Belda, A. (1984) Razas bovinas españolas.
- Sánchez Belda, A. (1983) La raza bovina Avileña-Negra Ibérica.
- Sánchez Belda, A. (2000) Razas ganaderas españolas bovinas. Colección FEAGAS.
- Sánchez Belda, A y Sánchez Trujillano MC (1986) Razas ovinas españolas.
- Varios Autores. (1992) Trashumancia y cultura pastoril en Extremadura.


Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico forestal especializado en ganadería extensiva y razas autóctonas.
Cronista Oficial de la Villa de Guijo de Santa Bárbara.
Miembro de RAECO y ACROEX.

Comentarios

ENTRADAS MÁS LEÍDAS (ÚLTIMOS 12 MESES)