ENRIQUE: ENTRE VACAS Y YEGUAS EN LA RIOJA.
Al hablar de La Rioja, pensamos automáticamente en sus excelentes vinos pero esta pequeña comunidad autónoma encierra muchos más tesoros siendo desde tiempo inmemorial una tierra ganadera donde encontramos jóvenes y entusiastas ganaderos como Enrique Serrano Díez que cría vacas y yeguas.
Enrique Serrano Díez (21 de marzo de 1982) vive en la localidad riojana de Anguiano.
Desde niño, recuerda haber vivido rodeado de animales aunque en su casa nunca hubo grandes ganaderos. Su abuelo materno tenía 2 ó 3 vacas y algunas yeguas.
Su padre, natural de la localidad vallisoletana de Villavicencio de los Caballeros, llegó a La Rioja como pintor de torretas eléctricas, conociendo allí a la que sería su esposa y con la que formaría una familia de la que Enrique es el menor de cuatro hermanos: dos mujeres y dos varones.
La hermana nacida antes que Enrique estuvo muy delicada de salud desde que nació por lo que al venir al mundo él, sus padres decidieron contratar una cuidadora para que se ocupase de él. Olga, que así se llamaba la cuidadora de Enrique, era hija de Juanito y Cata, cabreros de Anguiano.
Enrique recuerda con nostalgia aquellos tiempos que fueron los más felices para él asegurando que de ahí viene su afición por la ganadería y la vida rural pues siempre que veía a Juanito con el rebaño de cabras desde su casa, salía corriendo a su encuentro para poder pasar tiempo con él y con las cabras. En su memoria permanece también el corral donde Juanito guardaba las cabras, el cual aún se conserva en pie entre las encinas del monte.
Ha intentado siempre rodearse de ganaderos y su vida ha transcurrido en las cuadras de vecinos y amigos sin importar el tipo de ganado que tuviesen: vacas, ovejas, cabras...
Los animales son su auténtica pasión.
Cuando estaba estudiando la ESO en Nájera, su vecino Jesús Romero "Chuchi", le regaló 5 ovejas viejas preñadas. Cada día, cuando volvía de estudiar, metía los libros en su mochila y se iba al campo con las ovejas.
Al terminar los estudios en el instituto y marchar a Logroño para estudiar una Formación Profesional de Segunda Grado de Técnico en Salud Ambiental, Enrique decidió vender las ovejas por no poder atenderlas. Sin embargo, pocos años después, cuando tenía 22 años, volvió de nuevo al mundo ganadero comprando sus primeras yeguas de montura.
Una vez finalizados sus estudios, comenzó a trabajar en la empresa familiar que se dedicaba a la pintura de edificios y naves industriales. En sus ratos libres siempre estaba entre caballos ya fuese montando, domando, desbravando potros, compitiendo...
La afición al mundo del caballo tiene gran importancia en Anguiano donde hay un centro ecuestre.
En 2009, Enrique decidió adquirir 10 yeguas y un semental de raza Burguete. Esta raza equina autóctona de Navarra, surge del cruzamiento entre yeguas autóctonas de Navarra como la Jaca Navarra y sementales franceses de razas como la Bretona (Trait y Postier), la Percherona, la Ardanesa, la Contois... dando lugar a un caballo semipesado ideal tanto para el trabajo como para la producción de carne de potro. Precisamente, ese último era el objetivo de Enrique que, para atender mejor a las yeguas, adquirió una finca.
Durante varios años compaginó su trabajo en la empresa familiar con la ayuda en el centro ecuestre de Anguiano y el cuidado de sus propias yeguas.
Cinco años más tarde, Enrique toma la decisión de dejar la empresa familiar. En la primavera de 2014 compró 4 vacas de raza Hereford y poco después empezó a valorar la idea de dedicarse profesionalmente a la ganadería.
Acudió a un sindicato agrario para pedir información y gracias al asesoramiento recibido, supo que al mes siguiente comenzaba el plazo para recibir las ayudas de incorporación al sector agrario por lo que realizó los trámites necesarios y en noviembre de 2014 le fue aprobada la incorporación. Poco después, comenzó a comprar ganado, a construir la nave, etc...
Los comienzos no fueron nada fáciles para Enrique, que tuvo que remar a contracorriente en muchos aspectos porque, como es habitual en estos casos, ni su propia familia creía que pudiera dedicarse al sector sin tener raíces ganaderas, algo que pensaba mucha gente del pueblo diciéndole que no sabía dónde se estaba metiendo, aunque gracias a su ilusión y pasión hicieron que siguiese adelante contra viento y marea.
Su padre, jubilado ya en ese momento, decidió apoyar a su hijo y ayudarle en lo que fuera necesario pese a que no entendía nada de ganadería.
Decisiva fue también la ayuda de vecinos y amigos como Jesús Romero "Chuchi" que fue la primera persona a la que Enrique contó su intención de ser ganadero y quien le dijo que el oficio era duro y sacrificado pero que si le gustaba siguiese adelante porque siempre contaría con su ayuda. Tareas como amamantar a los primeros terneros, crotalar y mucho más eran realizadas siempre con ayuda de "Chuchi".
Lamentablemente, en octubre de 2016, un trágico suceso marcó la vida de Enrique como ganadero. Los dos ganaderos se disponían a cargar un toro que "Chuchi" iba a vender a Enrique y cuando se puso a atarlo en el monte, "Chuchi" resbaló, se golpeó y murió. Enrique tuvo que coger el coche para desplazarse rápidamente hasta un lugar donde hubiese cobertura para poder llamar a los Servicios de Emergencia aunque nada se pudo hacer por "Chuchi" que murió en el monte ante la presencia de su esposa y de la madre de Enrique.
Esto fue un duro golpe para Enrique supo desde ese mismo instante lo delgada que es la línea que separa la muerte y la vida en un oficio lleno de riesgos como es la ganadería, algo que muchos no ven o no quieren ver.
Pero Enrique supo sobreponerse y seguir adelante trabajando y mejorando su ganadería ampliando las instalaciones, adquiriendo maquinaria, comprando vacas y yeguas...
En 2019 comenzó a formar parte del sindicato UPA de La Rioja, ocupando el cargo de Secretario de Ganadería. Enrique considera que es imprescindible reivindicar ante las diversas administraciones el papel que juegan las ganaderías en las zonas rurales. Él mismo se considera una persona muy reivindicativa luchando por dignificar y mejorar y rentabilizar el sector ganadero en su región.
Compagina su cargo, que ha renovado este año, con la actividad ganadera y con la asistencia a reuniones con las administraciones y grupos políticos, realizando cursos de formación, etc...
Manifestación en favor de la ganadería.
(c) Enrique Serrano Díez.
Uno de los temas que más preocupan a Enrique es el aumento poblacional del lobo, que cada vez es más abundante y genera mayores conflictos en La Rioja. Enrique apuesta por el control poblacional del lobo pues él mismo ha sufrido reiterados ataques en su explotación que, unidos al aumento de los costes de producción y a las trabas burocráticas hace que la ganadería esté en peligro.
En 2025, Enrique no ha sufrido, al menos de momento, ninguna baja por los ataques del lobo, pero en años anteriores ha perdido bastantes potros y terneros. Muchos animales mueren y ya no se puede hacer nada por ellos, pero otros quedan gravemente heridos y requieren grandes cuidados que, en ocasiones no son suficientes y obligan al sacrificio del animal.
Ante tales sucesos, Enrique aprovecha el tirón de las redes sociales y de los medios de comunicación convencionales para que la gente conozca la situación que viven muchos ganaderos riojanos y de otras zonas de España con el constante aumento de la población de lobos.
Enrique tiene la suerte de contar ya con sus sobrinos que le ayudan en todo lo que pueden especialmente en tareas engorrosas como los saneamientos o la alimentación del ganado, tarea esta última fundamental cuando Enrique tiene que salir a realizar gestiones o a mantener reuniones.
En la actualidad, la explotación de Enrique está integrada por unas 50 yeguas y alrededor de 120 vacas entre adultas y animales de reposición.
Las yeguas son mestizas en su mayoría aunque recientemente Enrique ha incorporado yeguas de raza Hispano-Bretona a la explotación y la idea es criar esta raza en pureza, disponiendo ya de dos sementales y formando parte de la Asociación de la Raza.
La raza Hispano-Bretona surgió del cruzamiento entre sementales Trait y Postier Bretones y yeguas españolas de tipo castellano con el objetivo de obtener un animal pesado apto para el trabajo y la hípica militar así como para la producción de mulas, si bien tras la mecanización agrícola y la desaparición de los rebaños de ovejas de muchas montañas ibéricas como ocurrió en la zona de Anguiano y la sustitución de los bovinos autóctonos por vacas lecheras, dichos caballos comenzaron a dedicarse a la producción cárnica con excelentes resultados.
Las vacas son en su mayoría mestizas adaptadas perfectamente al terreno aunque Enrique cuenta con 8 vacas y 3 sementales de raza Limusina siendo su objetivo mantener un lote de unas 20 reproductoras en pureza y cruzar a las vacas mestizas de los toros limusines.
Autóctona de Francia, la raza Limusina se introdujo en España en la década de 1960 con el objetivo de mejorar la cabaña nacional mediante el cruzamiento ya que es una raza que presenta una excelente conformación de la canal, carne de gran calidad, facilidad de parto y buena rusticidad.
El manejo es fundamentalmente extensivo durante todo el año, pastado el ganado en terrenos comunales de 350 hectáreas de superficie que son aprovechados de manera rotacional.
Este sistema de manejo es el más respetuoso con el medio ambiente y el más acorde con el bienestar del ganado, generando por un lado productos de gran calidad y por otro contribuyendo a la preservación de los ecosistemas y al mantenimiento de los terrenos donde pasta el ganado, siendo uno de los medios más eficaces para la prevención de incendios forestales.
Así, durante los meses de verano, el ganado ocupa las zonas más altas que cuentan con excelentes pastizales que eran aprovechados en siglos pasados por los rebaños de ovejas merinas trashumantes del Monasterio de Nuestra Señora de Valvanera en Anguiniano.
Es precisamente en la montaña, donde Enrique debe vigilar más al ganado para evitar el ataque de los lobos, especialmente cuando los potros y terneros son pequeños, ya que el ganado adulto se defiende con mayor facilidad.
En invierno el ganado pasta en zonas bajas próximas a las naves donde se puede complementar su alimentación con piensos y forrajes.
Al estar cerca de las naves, si las nevadas son muy intensas, Enrique puede estabular a las vacas, especialmente a las que se encuentran delicadas o próximas al parto.
Vacas en invierno alimentándose de forraje desecado en el campo.
(c) Enrique Serrano Díez.
Mantener a las vacas en las naves durante muchos días, es un trabajo verdaderamente arduo y temido por cualquier ganadero pues hay que alimentarlas una o dos veces al día como mínimo y realizar la limpieza. Afortunadamente, y como dijimos más arriba, Enrique cuenta con la ayuda de sus sobrinos para tales menesteres.
Dando de comer a las vacas en la nave.
(c) Enrique Serrano Díez.
Sin embargo, la posibilidad de encerrar a algunas vacas en las naves durante ciertos momentos, puede facilitar mucho tareas como la ayuda durante los partos. La mayoría de las vacas paren solas, pero algunas requieren la ayuda del ganadero e incluso la intervención de un veterinario.
A MODO DE EPÍLOGO.
El caso de Enrique Serrano Díez es digno de elogio y admiración. Puede servir de ejemplo a muchos jóvenes que, sin tener raíces ganaderas pero teniendo gran afición por el ganado, dudan si embarcarse o no en semejante aventura al oír decir a los ganaderos que es un oficio muy duro y sacrificado, algo completamente cierto, pero así fue como empezó Enrique:
DESDE CERO.
Enrique con un caballo.
(c) Enrique Serrano Díez.
Nadie a regalado nada a Enrique pues todo lo que tiene es fruto de su esfuerzo y tesón habiéndose convertido él mismo en maestro de jóvenes ganaderos, pero eso es otra historia...
Desde EL CUADERNO DE SILVESTRE, le felicitamos y le animamos a seguir adelante.
Enrique Serrano Díez.
Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.
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