DOS CERDOS POR VECINO
Los cerdos, conocidos como cochinos, han sido unos animales muy importantes en Guijo de Santa Bárbara, pueblecito ganadero situado al noreste de la provincia de Cáceres, en las estribaciones meridionales de la vertiente sur de la Sierra de Gredos. La dieta de los guijeños dependía en buena medida de los productos obtenidos de la matanza, por lo que poder engordar 1 ó 2 cochinos, era fundamental para la subsistencia de las familias.
Cerdos o cochinos.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
En tiempos antiguos, los cochinos se criaban en Guijo de Santa Bárbara siguiendo un particular sistema de pastoreo similar al que se lleva a cabo con los cerdos durante el otoño en muchas zonas de España. Sin embargo, hace más de un siglo que los cochinos dejaron de pastar y aprovechar la bellota en los robledales de la Dehesa Sierra de Jaranda de Guijo de Santa Bárbara. ¿Qué ocurrió para que sucediese esto?
Los pocos cerdos que actualmente se cría en Guijo de Santa Bárbara son mantenidos en estabulación en pocilgas o cochineras construidas generalmente en fincas alejadas del pueblo. 
Se trata de sencillas construcciones con muros de ladrillo o bloques de hormigón que cuentan con una parte techada y un pequeño corral descubierto donde los cerdos pueden tomar el sol y donde se encuentran el camellón para echarles de comer y la pila para el agua.
En ocasiones se les mantiene en alguna cuadra o apartado dentro de corrales tradicionales o antiguos locales de tabaco. Esto suele hacerse con las escasísimas cochinas de cría con el fin de que ellas y sus cochinillos estén m
más protegidos de las inclemencias meteorológicas y de posibles ataques de depredadores.
Óscar y su hijo Marcos con los cochinillos en el interior de un local.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Hasta finales del siglo XX, fue común criar los cochinos en cuadras situadas dentro del propio casco urbano situadas en la planta baja de las viviendas o en edificaciones contiguas. En estas cuadras, había camellones de piedra, madera o de ladrillo donde se echaba de comer a los cerdos. 
Existían también cochineras como las descritas más arriba en huertos situados junto a las viviendas o en las proximidades del pueblo.
Visitación Hidalgo Burcio, nacida en 1929, fue una de las últimas personas en engordar cochinos en la cuadra que tenía junto a su casa en el mismo centro del pueblo, a escasos metros del actual y popular Bar Nakoba (Bar de Yiyi). En dicha cuadra, tenía también tía Visita el gallinero en el que encerraba a sus gallinas por la noche, las cuales salían durante el día a la granja contigua, siendo visitadas por todos los niños del pueblo hasta hace sólo unos años.
Durante los últimos años del siglo pasado, los cerdos vivían estabulados o recluidos en sus cuadras y cochineras pero hasta hace unas décadas, tal y como nos relatan muchos guijeños de mediana y avanzada edad, los cochinos salían cada mañana de sus cuadras para ser llevados al denominado Corral de los Cochinos, recinto situado donde actualmente se encuentra el Parque de La Mata y donde estos animales podían bañarse en el barro, hozar y tumbarse a la sombra de los nogales que allí había, regresando al atardecer a su cuadra.
En esa misma época, llegado el verano, muchas familias de cabreros de Guijo de Santa Bárbara, subían a la sierra con sus piaras de cabras para pasar allí el verano viviendo en las chozas de parajes como Pimesaíllo, El Campanario, El Chaparral, Veguilla Los Cachorros, El Biezo.... y consigo se llevaban todos sus animales entre los cuales se encontraban los cochinos, que eran mantenidos en rústicas cochineras construidas aprovechando la oquedad situada bajo una gran piedra o canchal y haciendo un corralillo de piedras alrededor.
Pero entonces ¿Cuándo eran explotados de forma más o menos extensiva los cerdos en Guijo de Santa Bárbara.
El 12 de marzo de 1958 el Ayuntamiento de Guijo de Santa Bárbara y la Sierra de Jaranda firmaron un acuerdo para regular los aprovechamientos del Coto Municipal y de la Sierra. Una de las cláusulas, nos habla del pastoreo de cerdos:
Los cerdos, si están alambrados, podrán pastar en El Coto. Si no lo están, se les multará de 5 a 50 pesetas. 
Esto permitía a los ganaderos que pastasen en La Sierra con sus cabras, vacas, ovejas y caballerías, tener cerdos en El Coto municipal sin pagar ya que La Sierra se comprometía, en ese mismo acuerdo, a pagar anualmente al Ayuntamiento un 7% de los ingresos de pastos.
Que los cerdos tuviesen que estar alambrados, significa que debían llevar un alambre colocado en el hocico para impedir que hozasen y causaran destrozos en los pastizales.
Según viejos ganaderos y administradores de la Dehesa Sierra de Jaranda, en los años 50 del siglo XX ya pocos eran los vecinos que soltaban cerdos en El Coto, salvo aquellas familias de cabreros que pasaban la primavera, el otoño e incluso el verano en las casillas adosadas a los corrales situados a considerable distancia del pueblo haciendo más fácil vivir allí que trasladarse diariamente desde el pueblo para atender al ganado.
En tiempos muy antiguos, los cerdos sí que pastaban en La Sierra como lo siguen haciendo las cabras, vacas y caballerías en nuestros días y, en tiempos pasados, también las ovejas. Sin embargo, hace más de 100 años dejaron de hacerlo. Veamos lo que ocurrió.
En 1871, tal y como aparece registrado en los Archivos de la Dehesa Sierra de Jaranda, se podían acoger o podían pastar cabras, vacas, ovejas y caballerías en La Sierra respetando la raya a la altura de las fincas de El Baldío, Las Arguijuelas y El Cuchillar. Se acordó también la acogida de ganado forastero, fundamentalmente ovejas de ganaderos de Jarandilla y Cuacos y se permitió también la acogida de cerdos pagando 6 reales por animal.
Como se ha hecho siempre con las vacas y cabras, los contadores contaban o censaban los cochinos que pastaban en La Sierra para que al final de la estación sus propietarios pagasen la cantidad correspondiente en función de los animales que tuviesen.
Antonio Rodríguez, Antonio de la Calle y Clemente de Arriba eran los contadores en aquella época. Como curiosidad, anotaban en los libros de cuentas las llamadas equivocaciones como la cometida en 1874 con los cerdos de Dámaso Burcio a quien se le cobraron 20 reales más de lo debido por los cochinos que había tenido acogidos, cantidad que le fue reintegrada.
En 1877 se celebró una Junta General de Accionistas de La Sierra en la que se trató la cuestión de los cerdos. Considerando que la mayoría de los vecinos sólo tenían 1 ó 2 cerdos de engorde para realizar la matanza y que pocos se dedicaban a la cría de cerdos como negocio, se tomó la siguiente decisión:
Se podrán soltar dos cerdos por vecino, gratis, siempre y cuando duerman en el pueblo.
Los propietarios de cerdos podrán aprovechar la bellota sin varearla.
El vareo de los árboles para el aprovechamiento de la bellota es una práctica común en los lugares donde se crían cerdos en montanera estando regulada desde la Edad Media dicha actividad incluso controlando la medida de las varas utilizadas, pero en Guijo se prohibió terminantemente el vareo de los árboles, robles en su gran mayoría.
La alimentación de los cerdos en Guijo de Santa Bárbara se basaba en el brebajo, consistente en una mezcla de patatas cocidas y moyuelo o salvado de cebada, además de darles también todo tipo de sobras de la comida, fruta estropeada, suero sobrante de la elaboración del queso...
En otoño se les daba abundante centeno cocido y harina de cebada pero los mejores alimentos para dar sabor y calidad a la carne eran sin lugar a dudas las castañas y las bellotas. Aunque las bellotas de roble no son tan nutritivas ni de tan buena calidad como las de la encina o el alcornoque, son un alimento excelente para los cerdos y otras especies tanto domésticas como salvajes.
Esta costumbre estuvo vigente hasta 1915 cuando se realizó un arriendo de pastos a unos cuantos ganaderos del pueblo. La Administración de la Sierra puso numerosas condiciones, entre las que estaba la siguiente:
Queda prohibida la entrada de cerdos. La bellota será aprovechada por vacas o cabras.
Cabras en un robledal.
(c) Juan Antonio Rodríguez Vidal.
A partir de ese momento se prohíbe el pastoreo de cerdos en la Dehesa Sierra de Jaranda, norma que sigue vigente en nuestros días. Curiosamente, el Acuerdo entre el Ayuntamiento y  La Sierra firmado en 1958 sigue también vigente por lo que sería posible el pastoreo de cerdos o cochinos en El Coto municipal. Sin embargo, sería demasiado engorroso para los ganaderos sacar a los cerdos a pastar ya que en muchas ocasiones las cochineras están ubicadas en fincas situadas lejos de El Coto.
Es preciso anotar que aquellos cerdos explotados en sistema extensivo o mejor dicho semiextensivo, eran animales de tipo Ibérico, dotados de una gran agilidad y rusticidad que les permitía desplazarse sin problema por los robledales guijeños, en ocasiones con zonas de fuerte pendiente. Los cerdos actuales, de tipo blanco, no pueden seguir ese sistema de explotación.
Nota final del autor.
Nos encontramos en plena montanera para los cerdos Ibéricos que producen el exquisito jamón Ibérico y por ello nos ha parecido oportuno incluir este artículo en EL CUADERNO DE SILVESTRE y recordad la época en la que los cerdos guijeños recorrían nuestros robledales produciendo unos jamones de tal calidad que eran exportados hasta Cáceres por El Abuelo Viejo.
- De la Calle García, S y De la Calle Hidalgo, A (2018): La Dehesa Sierra de Jaranda.
Fdo: Silvestre de la Calle García.
Cronista Oficial de la Villa de Guijo de Santa Bárbara.






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