YA SE VAN LOS PASTORES
Comienza con las palabras que sirven de título a este artículo una popular canción que para unos es extremeña, para otros castellano-leonesa y para otros una muestra más del rico folklore y patrimonio de la trashumancia y es que la canción a la que nos referimos habla precisamente de ese tema:
La trashumancia.
La trashumancia es el desplazamiento estacional y organizado desde los ganados para aprovechar los recursos naturales de zonas complementarias, conociendo siempre los puntos de salida y llegada, la ruta a seguir e incluso las jornadas que se invertirán en el recorrido, diferenciando así claramente esta práctica de manejo de la ganadería nómada.
La trashumancia en la península Ibérica tiene una larga historia pudiendo considerarse que es tan antigua como la propia ganadería. Hacia el V Milenio antes de Cristo llegaron a la Península los primeros pueblos de origen indoeuropeo que basaban su economía básicamente en la ganadería, comenzando desde ese momento a realizar desplazamientos con sus animales que poco a poco fueron dando lugar a un sistema de manejo verdaderamente complejo.
Será a partir de la Edad Media, tras la Reconquista, cuando la trashumancia adquiera en la Península y sobre todo en Castilla una mayor importancia. En 1273 Alfonso X "El Sabio" crea el Honrado Concejo de la Mesta para fomentar la ganadería y proteger y defender los intereses de los ganaderos.
Ovejas trashumantes.
Cañada Real Leonesa Occidental, Puerto del Pico (Ávila).
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Aunque la trashumancia ha sido realizada a lo largo de la historia por ganado bovino o vacuno manso y bravo, caprino, equino e incluso porcino, es sin lugar a dudas la trashumancia del ganado ovino, la más famosa y conocida de todas y la que tuvo una mayor importancia histórica durante la Edad Media y Moderna cuando entre 2,5 y 3 millones de ovejas de raza Merina recorrían anualmente las cañadas, cordeles y veredas sólo en Castilla pues en Aragón esta actividad gozaba también de gran importancia.
En 1836, los privilegios de la Mesta y la cría ovina, que ya venía sufriendo una grave crisis desde mediados del siglo anterior, debido fundamentalmente a que los monarcas autorizaron la exportación de ganado Merino vivo fuera de España que comenzó a criarse con gran éxito fuera de nuestro país. Los nuevos cambios en la política agroforestal y las diversas contiendas bélicas también influyeron muy negativamente en la trashumancia. Los pastores tuvieron que hacer frente a numerosas dificultades durante los siglos XIX y XX pero todavía quedan rebaños trashumantes en el siglo XXI.
Aunque la trashumancia de largo recorrido sigue gozando de cierta importancia, pocos son los ganaderos que la realizan a pie, destacando entre ellos Francisco Morgado, quien con su rebaño de más de 1.300 Merinas trashuma desde los pastos invernales próximos a la ciudad de Cáceres hasta los puertos situados en la montaña leonesa para pasar el verano y viceversa.
Francisco Morgado con sus ovejas.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Francisco empezó a trashumar hace 50 años cuando era apenas un niño. Comenzó haciendo la trashumancia a pie como la mayoría de ganaderos de la época pues aunque por aquel entonces eran muchos los que la hacían en tren, no todos los agostaderos, puertos o pastizales de verano estaban bien comunicados por ferrocarril. En el caso de Francisco, su destino fueron durante muchos años los agostaderos abulenses de La Serrota.
Ovejas de Francisco Morgado.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Después de trashumar algunos años en camión, Francisco decidió volver a realizar la trashumancia a pie debido al considerable incremento de los costes motivado por el elevado precio de los carburantes.
Actualmente, como hemos dicho más arriba, estas ovejas pastan durante el verano en los puertos leoneses y durante el invierno lo hacen en las proximidades de Cáceres.
Raza Merina.
(c) Silvestre de la Calle García.
El 23 de septiembre de 2025 las ovejas de Francisco Morgado partieron desde los puertos de la montaña leonesa camino de Extremadura cumpliendo así lo que dice la canción a la que aludíamos al comienzo de este artículo:
Ya se van los pastores
para Extremadura,
ya se queda la sierra,
triste y oscura.
Ovejas trashumantes.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Casi un mes después después, el 21 de octubre de 2025, tras recorrer la ancha Castilla, las ovejas de Francisco Morgado llegaron a la imponente barrera que constituye la Sierra de Gredos.
Frente a la finca de El Colmenar, propiedad de la Diputación de Ávila y en la que se mantiene excelente ganado selecto de raza Avileña-Negra Ibérica, el rebaño y los pastores pasaron la noche, retomando la marcha hacia el sur al día siguiente.
Desde EL CUADERNO DE SILVESTRE estábamos desde hacía días en permanente contacto con el lector y colaborar del Blog Sebastián Hernández, cabrero dedicado a la cría de Cabras de las mesetas en la localidad abulense de Riocabado, que nos informaba en todo momento del recorrido del rebaño pues nuestra idea era documentar el paso de las ovejas por el mítico Puerto del Pico.
Sebastián Hernández y Silvestre de la Calle.
La mañana del 22 de octubre de 2025, las ovejas comenzaron la marcha hacia las 10 de la mañana y alrededor de una hora más tarde, llegaron al Puerto del Pico. Por aquí discurre la Cañada Real Leonesa Occidental y la bajada del Puerto se realiza por un antiquísimo camino empedrado conocido popularmente como calzada romana y cuyo tramo más alto se encuentra en un lamentable estado de conservación dificultando la marcha del ganado aunque por el momento no puede ser arreglado debido a la construcción de ese platillo volante del que nadie quiere hablar...
El "platillo volante".
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
El día amaneció frío y con nieblas que subían y bajaban el Puerto permitiendo en ocasiones ver la calzada romana. Algunos expertos señalan de no se trata de un camino romano y ni siquiera medieval sino que sería un camino del siglo XVIII o XIX aunque lo cierto es que este paso habrá sido utilizado durante miles de años primero por los herbívoros salvajes y después por los ganaderos trashumantes y por los carreteros de Gredos que ya en el siglo XV bajaban hasta tierras andaluzas.
La calzada romana del Puerto del Pico.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Pero cuando las ovejas comenzaron a bajar el Puerto, sobre todo a partir de las ruinas del edificio del Portazgo, la densa niebla lo cubrió todo imposibilitando la visión a lo lejos.
Aún así pudieron hacerse algunas fotografías interesantes del rebaño de Francisco Morgado bajando pausadamente por este antiquísimo camino recorrido por tantos miles de ovejas, vacas y cabras a lo largo del tiempo, por los bueyes tirando de sus pesadas carretas o por los arrieros que desde los pueblos del sur de Gredos subían a los pueblos de la vertiente norte vendiendo frutas y diversos productos.
Ovejas bajando el Puerto del Pico.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Cuando las ovejas habían recorrido ya un buen tramo de la bajada, curiosamente el más emblemático y espectacular de todos, la niebla levantó e incluso salió el sol permitiendo ver a lo lejos esa imagen tan espectacular que representa un rebaño de ovejas merinas de estas dimensiones.
El rebaño prosiguió por la calzada hasta llegar a la carretera N-502 que une Talavera de la Reina (Toledo) y Ávila, cruzándola para continuar la bajada que poco a poco se va internando en un espeso pinar de repoblación de pinos resineros.
Los pinares de repoblación ocupan una gran parte de la zona media-baja de las zonas de montaña del Valle del Tiétar abulense donde sustituyeron las zonas de pastizal, matorral y bosques autóctonos de robles y castaños, ocasionando un cambio de usos del suelo que obligó a trasladarse a numerosos cabreros de la zona.
Rebaño de ovejas por la calzada entre el pinar.
(c) Silvestre de la Calle García.
Durante todo el trayecto, las ovejas iban custodiadas por el propietario y numerosos pastores y perros. Junto a los pastores profesionales contratados por Francisco Morgado, van también algunos amigos que ayudan durante algunas jornadas a guiar al ganado, a cruzar carreteras o a preparar comida caliente para los pastores. Uno de ellos es el ya mencionado Sebastián Hernández.
Sebastián Hernández con el rebaño.
(c) Silvestre de la Calle García.
Aunque la legislación oficial nos dice que las Cañadas Reales, tal y como se decía en la Edad Media, deben medir unos 75 metros de anchura, el equivalente a 90 varas castellanas, en muchas ocasiones se ven reducidas a un estrecho camino como ocurre en este tramo que tiene la anchura propia de una calzada romana tradicional que permitía el paso simultáneo de dos carros en ambos sentidos pero que obliga a los animales de grandes rebaños a caminar apiñados.
Rebaño de ovejas en la calzada.
(c) Silvestre de la Calle García.
Pastores y perros iban estratégicamente colocados para guiar y controlar al rebaño de forma que el frente, los lados y la parte posterior o zaga fuesen absolutamente vigilados por si alguna oveja se despistaba o por si algún depredador intentaba atacar al rebaño.
La parte trasera del rebaño.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
En este caso, Francisco Morgado, sus pastores y sus ayudantes, tuvieron que cortar personalmente el tráfico para que el ganado pudiese atravesar con seguridad la carretera y continuar la marcha.
Cruzando la carretera.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Ovejas en el descansadero.
(c) Silvestre de la Calle García.
Para poder descansar sin tener que vigilar a las ovejas y sin temor a que ante cualquier situación que pudiese asustarlas y provocar su huida, los pastores las agruparon y colocaron a su alrededor la red.
Extendiendo la red.
(c) Silvestre de la Calle García.
La red de cuerda cuenta con unas varillas metálicas que permiten su fijación al suelo impidiendo la salida de las ovejas.
Se trata de una red mucho más ligera que las redes de cuerda gruesa de esparto o cáñamo y pesadas estacas de madera que había que clavar al suelo con una potente maza. En el pasado, dichas redes y estacas debían transportarse a lomos de los burros o de las yeguas hateras que formaban parte de la escusa de los pastores.
Clavando las varillas de la red.
(c) Silvestre de la Calle García.
Una vez encerradas en la red, las ovejas saben bien que no pueden escapar por lo que se tumban tranquilas para descansar y rumiar la poca comida que hayan podido ingerir en el camino.
Los perros se tumban junto a las ovejas dentro o fuera de la red y aunque parezca que están dormidos plácidamente, levantan la cabeza como un resorte ante cualquier ruido anómalo para volver a dormitar si ven que no hay una amenaza real.
Perros junto a las ovejas en el interior de la red.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Cuando Francisco Morgado y sus pastores comprobaron que las ovejas estaban debidamente cercadas por la red y que no había ningún peligro, se dispusieron a comer, sacando todo lo necesario del coche de apoyo y del carro en el que guardan todas sus pertenencias.
Preparando la mesa.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
En este vehículo de apoyo, vemos la placa de PASTORES SIN FRONTERAS, asociación que ayuda a los pastores trashumantes en todo momento durante sus recorridos por las cañadas, cordeles y veredas de la geografía española.
En esta ocasión, Francisco y sus pastores pudieron disfrutar de una buena comida caliente a base de la exquisita caldereta de oveja que había preparado Gelo, vaquero y tratante de ganados de la localidad abulense de Villatoro, que quiso acompañar a su amigo Paco en esta jornada.
En otros tiempos, los pastores solían comer al mediodía a seco a base de pan, embutidos, cecina, queso... mientras que sólo por las mañanas y por las noches comían caliente las tradicionales sopas. En ocasiones, cuando dormían cerca de alguna venta, compraban patatas, algo de carne, huevos...para hacer algún plato más contundente.
Ahora, al llevar coche y personal de apoyo, es más fácil poder comer caliente al mediodía.
Francisco Morgado, sus pastores y acompañantes durante la comida.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Tras la comida, los pastores aprovecharon para descansar un rato. Algunos como el propio Francisco Morgado, se tumbaron para dormir un poco. Suele decirse que la trashumancia de hoy ya no es dura como antes pero lo cierto es que sigue siendo una actividad muy complicada pero con diferentes problemas. Hoy como ayer, el camino hay que hacerlo igual y eso cansa mucho, especialmente al propietario de un rebaño de 1.300 ovejas que además tiene que garantizar el bienestar de sus pastores, todos ellos grandes profesionales pero que hacen un gran sacrificio estando tanto tiempo alejados de su hogar.
Francisco Morgado descansando.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Otros aprovecharon para asearse y lavar la ropa, colgándola para que se secase. Esta es una de las ventajas de la trashumancia actual ya que los pastores del pasado apenas disponían de ropa de cambio durante el trayecto.
Ropa tendida.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Pastores de Cáceres, Ávila, Cantabria, Euskadi e incluso Argentina, componen esta comitiva y en cualquier sobremesa en la que haya un cántabro presente, no pueden faltar el canto y las melodías propios de Cantabria. Miguel sacó su rabel y, tras afinarlo debidamente, comenzó a cantar canciones de los Hermanos Cosío o de Nando Agüeros que, para quienes tenemos "alma cántabra" son algo muy especial.
Miguel y su rabel.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Aproveché durante la comida y la sobremesa para hablar largo y tendido con Miguel de mi querida Cantabria. Y es que además de hablar con él sobre Tudancas y Monchinas, Pintas y Pasiegas, hablamos también de la Cabra del Asón puesto que su sobrino es uno de esos cabreros que apuestan por conservar y promover esta raza autóctona cuyos ganaderos se encuentran agrupados en la Asociación de Criadores de Cabra del Asón (ASCCASÓN) de la que yo soy, como bien saben los lectores habituales del blog, socio de honor.
Con Miguel "el Cántabro".
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
El descanso de las ovejas fue un buen momento para hacer fotos desde fuera de la red, aprovechando para fotografiar ejemplares singulares que servirán para ilustrar no pocos artículos. Entre ellos podemos destacar las ovejas cornudas, relativamente abundantes en el seno de la raza Merina y sobre todo en las líneas o estirpes más antiguas.
Oveja cornuda.
(c) Silvestre de la Calle García.
Impresionante era ver a los mansos o carneros castrados con sus enormes cuernos retorcidos y portando pesados cencerros asegurados con un collar alrededor del cuello y correas sobre la frente para permitir el movimiento de l gran cencerro o zumba hacia atrás cuando el animal quiere comer o beber de forma que al no tocar el suelo con ella, puede hacerlo con facilidad.
Manso con la zumba.
(c) Silvestre de la Calle García.
Como mansos se escogen siempre corderos cornudos que son castrados y domados por los propios pastores. A menudo se mantienen en el rebaño algunas ovejas negras o de otras capas e incluso de razas diferentes con el fin de que los mansos presenten una capa o coloración diferente al resto de las ovejas. En el rebaño de Francisco Morgado podemos destacar la presencia de algunos mansos de capa manchada, berrenda, pía o galana.
Manso de capa manchada.
(c) Silvestre de la Calle García.
No solían faltar nunca en los rebaños trashumantes algunas cabras que, junto a los mansos guiaban a las ovejas con sus cencerros y su mejor sentido de la orientación, además de proporcionar leche fresca a los pastores. Francisco lleva en su rebaño unas cuantas cabras, algunas de ellas realmente preciosas.
Algunas cabras con las ovejas.
(c) Silvestre de la Calle García.
Por supuesto, vigilando todo estaban los perros, animales que son grandes auxiliares para los pastores.
Francisco cuenta con un gran número de perros de las razas Kangal turco, Mastín español y pequeños perros de tipo carea. Los primeros, similares a mastines, son perros imponentes que defienden al ganado de cualquier amenaza y que están en estado de permanente alerta. No duda en enfrentarse al lobo mientras que los mastines basan la defensa en la intimidación con su tamaño y ladrido potente. Los pequeños careas, que no se llevaban siempre en los rebaños trashumantes, son muy útiles cuando el ganado transita por zonas de cultivo o atraviesa carreteras y pueblos ya que responden con prontitud a las órdenes del pastor.
Kangal turco entre las ovejas.
(c) Silvestre de la Calle García.
Es importante proteger bien a los mastines y sobre todo a los Kangal del ataque de los lobos, colocándoles collares especiales o carlancas, antaño de hierro y hoy en la mayoría de los casos de cuero reforzado con puntas.
Detalle de la carlanca.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Llegó el momento de emprender la marcha pero aprovechando la presencia de Alonso de la Calle Hidalgo, uno de los fotógrafos oficiales del equipo de EL CUADERNO DE SILVESTRE, se aprovechó la ocasión para realizar varias fotografías de equipo.
En primer lugar una de los pastores, colaboradores y amigos de Francisco Morgado, realizada antes de que Sebastián Hernández marchase a Riocabado para ordeñar sus cabras.
Fotografía para el recuerdo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Poco después, se realizó una nueva fotografía esta vez con Francisco Morgado. Incluso algunos de los perros no quisieron perder la oportunidad de ser inmortalizados en esta foto de una actividad milenario y tan valiosa como es la trashumancia de largo recorrido a pie.
Francisco Morgado y su equipo.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Y por supuesto, yo aproveché para hacerme una fotografía junto al gran ganadero trashumante Francisco Morgado, la cual adorna ya el despacho desde el que se escribe este blog.
Francisco Morgado y Silvestre de la Calle.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Llegando a Cuevas del Valle.
(c) Silvestre de la Calle García.
Antiguamente el ganado atravesaba el pueblo pero hoy lo bordea para que sea más fácil el paso de rebaños tan numerosos.
Los vecinos se congregaron junto a la ermita de Nuestra Señora de las Angustias para ver bajar el rebaño el rebaño de Francisco Morgado igual que hacen cuando suben o bajan vacas de los ganaderos abulenses de Navarredonda de Gredos y pueblos circundantes.
Vecinos viendo pasar las ovejas.
(c) Silvestre de la Calle García.
Realmente es un espectáculo ver un rebaño de ovejas de estas dimensiones e integrado por ejemplares cuidadosamente seleccionados de una raza, la Merina, que dio fama mundial a España en épocas pasadas.
Al atravesar las estrechas calles del pueblo, el ganado tiene que hacerlo apelotonado y a paso tranquilo pues debe adaptar la marcha en función de la velocidad a la caminan los animales punteros del rebaño.
Ovejas en Cuevas del Valle.
(c) Silvestre de la Calle García.
Continuaron su trayecto las ovejas de Francisco Morgado hasta pasar junto al cementerio de Cuevas del Valle con sus altísimos cipreses y con la gran mole pétrea de El Torozo que, en esta ocasión no se veía a causa de la espesa niebla que dio a toda la jornada un toque enigmático.
Rebaño pasando junto al cementerio de Cuevas del Valle.
(c) Silvestre de la Calle García.
Ovejas en la carretera N-502 entre las localidades de Cuevas del Valle y Mombeltrán.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Una vez superado este tramo, el rebaño de ovejas Merinas trashumantes de Francisco Morgado, continuó la marcha por el trazado original de la Cañada Real que, tras haber discurrido durante mucho tiempo por la llana castilla con sus barbechos, sembrados de cereal, algún pinar y atravesar la imponente Sierra de Gredos, transcurre ahora entre un idílico paisaje donde junto al castaño y el roble, crecen el olivo, la higuera, las vides.... desde Cuevas del Valle hasta la famosa Villa de Mombeltrán.
Ovejas aproximándose a Mombeltrán.
(c) Silvestre de la Calle García.
Histórica villa medieval, a la entrada de Mombeltrán se alza junto a la Cañada sobre un promontorio rocoso, el royo o picota, símbolo del poder judicial del lugar. Llamado antiguamente Colmenar de las Ferrerías, la villa fue entregada en el siglo XV por Enrique IV de Castilla a don Beltrán de la Cueva por los servicios prestados a la Corona. A partir de ahí, se entablarían grandes pleitos entre los Señores de Mombeltrán y los de Arenas por el control del paso y el cobro de tributos del ganado trashumante.
Ovejas pasando junto al rollo o picota de Mombeltrán.
(c) Silvestre de la Calle García.
En este punto, los miembros del equipo de EL CUADERNO DE SILVESTRE presentes durante esta jornada de trashumancia, despedimos a Francisco Morgado y a sus pastores que continuaron, ya apurando las últimas horas de la jornada, hasta llegar al descansadero de Prados Abiertos, entre la Villa de Mombeltrán y el anejo arenense de Ramacastañas.
Miguel contempla el paso de las ovejas.
(c) Silvestre de la Calle García.
Esa noche, Francisco Morgado y sus pastores disfrutaron de una cena muy especial. La señora Teresa de Jesús Hernández Gómez, de 82 años y residente en Ramacastañas, preparó a estos trashumantes unas exquisitas migas, plato típico de la gastronomía pastoril. Gestos como el de esta buena mujer hacen que los trashumantes, alejados de su hogar, sientan el calor de la comida y del abrazo de una madre y eso es en lo que se ha convertido Teresa de Jesús Hernández Gómez: en LA MADRE DEL CORDEL.
Teresa de Jesús Hernández Gómez junto a la red de las ovejas.
(c) Eugenio Vadillo Hernández.
Las migas son un plato muy sencillo que lleva como ingredientes básicos pan, ajo, aceite o grasa y pimentón, los cuales nunca faltaban en los chozos pastoriles ni durante la trashumancia. No obstante, era más común que los pastores comiesen sopas en lugar de migas, las cuales eran reservadas para ocasiones especiales.
Los pastores disponiéndose a cenar las migas.
(c) Eugenio Vadillo Hernández.
Es corriente en muchos lugares, y especialmente en ciertas zonas de Extremadura, tomar las migas con leche o con café algo que a algunos les resulta sorprendente pero que en comarcas de gran importancia ganadera como La Vera cacereña, es algo muy común.
Sirviendo la leche.
(c) Eugenio Vadillo Hernández.
Para disponer de leche fresca, como ya dijimos anteriormente, ha sido habitual que en los rebaños trashumantes de ovejas vayan siempre algunas cabras que son ordeñadas por los pastores al amanecer y al atardecer para obtener tan preciado alimento. Es verdad que hoy en día puede llevarse leche envasada en el coche de apoyo pero no es lo mismo que la leche recién ordeñada.
Francisco Morgado ordeñando una cabra.
(c) Eugenio Vadillo Hernández.
Los vídeos y fotografías de esta última parte de la jornada, no pudieron ser realizados por nosotros pero se encargó de ello Eugenio Vadillo Hernández, un gran colaborador del blog y una de las personas que más se preocupan a nivel nacional de promover, proteger y fomentar la trashumancia a pie realizando numerosas e interesantes actividades y asistiendo y ayudando a los trashumantes durante su paso por Ramacastañas y el Barranco de las Cinco Villas.
Lo que durante estos días esta realizando Francisco Morgado con su rebaño de ovejas, tiene un valor incalculable. Como hemos dicho a lo largo de este artículo, aunque durante siglos fueron miles los ganaderos que trashumaban anualmente en España recorriendo las cañadas, cordeles y veredas a pie, pocos son los que se atreven a hacerlo hoy ante las grandes dificultades como el mal estado de conservación de las cañadas, ESPECIALMENTE PATENTE EN EL TRAMO SUPERIOR DE LA VERTIENTE SUR DEL PUERTO DEL PICO, el cruce de carreteras, la dificultad para encontrar pastores, las innumerables trabas burocráticas y la propia dureza de este tipo de desplazamientos soportando las inclemencias meteorológicas...
Rebaño de ovejas.
(c) Silvestre de la Calle García.
Francisco Morgado se merece el reconocimiento de todos por contribuir a mantener vivo un oficio milenario que tuvo tanta importancia histórica, social, cultural y natural para nuestro país.
Para mí fue realmente especial poder estar en el Puerto del Pico admirando la bajada de las ovejas de Francisco Morgado y poder compartir con él y con sus pastores parte de esa jornada.
Como muy bien saben la mayoría de los lectores, mis abuelos maternos Juan García García y Marcelina de la Calle Vicente tuvieron ovejas, llamadas en mi pueblo borregas, en su juventud al heredar mi abuelo el rebaño o piara que tenía la abuela de mi abuelo, la legendaria Vicenta "La Jambrina". No se trataba de un rebaño de ovejas Merinas trashumantes sino de un pequeño hatajo de unas 160 ovejas entrefinas manejadas de forma estante. No conocí las ovejas de mis abuelos pero crecí escuchándoles contar historias de ovejas, esquileos, lobos, mastines...
Ovejas de Francisco Morgado.
(c) Silvestre de la Calle García.
El otro día, al escuchar el armonioso sonido de los cencerros de las ovejas de Francisco Morgado, no pude evitar emocionarme mientras se agolpaban en mi memoria multitud de recuerdos que parecían estar olvidados.
Termino con un pequeño vídeo de las ovejas pasando junto a la Picota de Mombeltrán y en el que se escucha claramente ese sonido de los cencerros que espero que traiga a los lectores recuerdos de su infancia como me trae a mí...
Ovejas pasando junto a la Picota de Mombeltrán.
(c) Alonso de la Calle Hidalgo.
Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico forestal.








Gracias por documentar la trashumancia en tu blog. Una maravilla y una gozada leerlo
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
Eliminar