LAS VACAS DE GONZALO

Gonzalo Lorenzo Gómez (n.1984) es un ganadero de la localidad cacereña de Acehúche famosa por celebrarse en ella la Fiesta de Las Carantoñas declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional y aspirando a recibir el reconocimiento superior de Fiesta de Interés Turístico Internacional y por dar nombre al Queso de Acehúche, elaborado con leche de cabra y que cuenta con Denominación de Origen Protegida.
La ganadería tiene una gran importancia para la economía de Acehúche donde se crían tanto ovejas y cabras como vacas siendo Gonzalo, famoso creador de contenido digital, uno de los vaqueros de esta bella localidad cacereña.

Gonzalo con sus vacas.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Por parte de su padre, Gonzalo pertenece a la familia de Los Trochas, que llevan varias generaciones siendo importantes ganaderos destacando como curiosidad que en todas las generaciones, hay un Gonzalo.
Así, Gonzalo Lorenzo Gómez (1893-1970) comenzó la saga familiar siendo propietario de un rebaño de 500 ovejas mientras que su hijo Gonzalo Lorenzo Martín (1930-2016) tuvo 1500 ovejas, alrededor de 300 cabras y unas 60 vacas, continuando la actividad su hijo Gonzalo Lorenzo Marcos (n.1959). Ahora, el titular de la explotación es Gonzalo Lorenzo Gómez (n.1984) y en un futuro, si todo va bien, será su hijo Gonzalo Lorenzo Martín (n.2011) quien coja las riendas de la ganadería familiar.

Gonzalo con las vacas.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Actualmente, Gonzalo es propietario de unas 300 ovejas, 50 cabras y 40 vacas. Ya en otras ocasiones en este mismo blog hemos hablado de las ovejas de Gonzalo, en especial de las particulares y llamativas ovejas galanas, berrendas, manchadas..., y del particular sistema que utiliza este ganadero para proteger a sus corderos del ataque de depredadores como el zorro.

Oveja con sus corderos.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

También hemos hablado de las cabras de Gonzalo en artículos como en el dedicado al ordeño tradicional puesto que en una explotación tradicional y de pequeñas dimensiones, el ordeño mecánico no resultaría rentable por lo que Gonzalo lo hace a la antigua usanza.

Gonzalo ordeñando una cabra.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Nos centraremos en el presente artículo en las vacas que Gonzalo cría como lo hicieron su padre y su abuelo y que constituyen un pilar fundamental para la economía familiar.

Las vacas de Gonzalo.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Muchas personas tienden a asociar Extremadura con grandes dehesas donde pastan rebaños de ovejas Merinas y donde llegado el otoño los cerdos Ibéricos engordan a base de bellotas para dar lugar a exquisitos jamones y embutidos, mientras que otros asocian esta tierra con un desértico secarral donde es imposible que se críe ganado y mucho menos vacas.
Nada más lejos de la realidad puesto que Extremadura ha destacado desde tiempo inmemorial por su cabaña de ganado bovino.

Vaca pastando.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Es cierto que, en épocas pasadas, el ganado bovino o vacuno no era tan abundante como en nuestros días. Los pequeños ganaderos y labradores tenían a menudo una yunta de vacas de labor para realizar las tareas agrícolas aunque las caballerías de labor y especialmente las mulas siempre fueron muy abundantes en la región. Sólo algunos grandes ganaderos, los nobles y la Iglesia, mantenían grandes vacadas.

Imagen típica del pasado.
"Yunta" de vacas en el campo.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Predominaban en Extremadura los bovinos de razas autóctonas como la Avileña en el noroeste de Cáceres, la Morucha en el noreste, la Blanca Cacereña en el centro de Extremadura y la Retinta en el sur de Badajoz. El objetivo principal de la explotación de estas vacas era la obtención de terneros para la producción de bueyes, vendiéndose para la producción de carne, las terneras sobrantes del cupo de reposición por desecho y desvieje de las vacas adultas.

Vaca de tipo Morucho.
Candidata a ser en su día "La vaca más guapa de Extremadura".
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Hasta los años 60 los pequeños rebaños de ovejas y cabras fueron muy numerosos en Extremadura pero poco a poco comenzaron a ser sustituidos por las vacas. En los regadíos, las vacas lecheras de raza Frisona, conocidas en Extremadura como Suizas, fueron muy abundantes mientras que en las zonas más secas, las vacas autóctonas dedicadas a la producción de carne se convirtieron en el ganado más importante, cruzándose con toros de razas especializadas como la Charolesa o la Limusina para conseguir animales más precoces y de mejor conformación carnicera.

Vaca de Gonzalo.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Sin embargo, el gran cambio vendría poco después de nacer Gonzalo, cuando España entró en la Comunidad Económica Europea, actual Unión Europea, y comenzaron a concederse ayudas a la cría de ganado vacuno de carne. Muchos ganaderos siguieron apostando y aún lo hacen por estos animales. Es el caso de Gonzalo.

Gonzalo, el vaquero.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Actualmente Gonzalo mantiene 40 vacas cruzadas o mestizas. Se trata de vacas rústicas sin raza definida pero que están perfectamente adaptadas al durísimo terreno en el que viven con inviernos cortos y fríos y veranos muy largos y calurosos siendo las precipitaciones escasas y concentradas fundamentalmente en otoño y primavera.

Vaca con su ternero.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Como ocurre en muchas otras explotaciones de ganado bovino de aptitud cárnica de Extremadura, en la de Gonzalo las capas o coloraciones de las vacas son muy variadas debido al origen mestizo de los animales. Frente a ganaderos que sienten predilección por alguna capa determinada, otros como Gonzalo buscan vacas funcionales y productivas en un entorno difícil como en el que viven, sin importar demasiado la capa. Así encontramos en esta ganadería vacas blancas, negras, cárdenas, coloradas, rubias, berrendas, caretas...

Preciosa vaca de capa rubia.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Permanecen durante todo el año en la Dehesa Boyal de Acehúche caracterizada por ser un monte bastante abrupto donde abundan arbustos como las retamas y árboles como la encina, fundamental en la época otoñal cuando las vacas buscan con gran avidez las nutritivas bellotas que les ayudan a engordar de cara al duro invierno.

Vacas comiendo bellotas.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Estas vacas, caracterizadas por su rusticidad extrema, resistencia, agilidad y sobriedad, recorren largas distancias diarias en busca de alimento y agua aprovechando los recursos que la naturaleza les ofrece en cada momento siendo la hierba su principal sustento.

Vacas en una zona de monte.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Siempre que es necesario, Gonzalo complementa la alimentación de sus vacas con pienso. El pienso más utilizado por los ganaderos extremeños está constituido por pequeños tacos prensados muy fáciles de distribuir y consumir por las vacas reduciéndose así las pérdidas y evitando el tener que disponer de comederos como ocurre cuando se les administra pienso en forma de harina.

Vacas comiendo tacos de pienso en el campo.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

En épocas en las que las necesidades fisiológicas aumentan o cuando el campo no dispone de comida, el pienso es fundamental para la supervivencia de las vacas adultas.
En tales ocasiones, Gonzalo carga el saco a hombros y va dejando que los tacos caigan poco a poco en el suelo donde las vacas los van comiendo.

Gonzalo disponiéndose a dar de comer a las vacas.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Para facilitar esta tarea, Gonzalo elige algún lugar elevado y seco junto al camino, donde cada día y a la misma hora llega con el coche para repartir el pienso, conociendo las vacas la hora y acudiendo sin demora, lo que permite tenerlas controladas ya que si alguna no aparece es señal de que algo no marcha bien.

Vacas en el camino.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Al ser una explotación de pequeñas dimensiones, la reproducción se realiza mediante monta natural con el semental que posee Gonzalo. Estos animales son siempre adquiridos a otros ganaderos para evitar la consanguinidad de la ganadería.
Dejando al animal con las vacas, su dueño tiene que preocuparse de poco más pues conforme las vacas vayan saliendo en celo, el toro las cubrirá y quedarán preñadas y, si no es así, se repetirá el proceso cada 21 días hasta que la vaca quede preñada.

Toro de Gonzalo.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Tras 9 meses de preñez o gestación, tiene lugar el parto de las vacas. Este hecho sucede a pleno campo y sin las vacas requieran ayuda, algo verdaderamente importante en las explotaciones extensivas.
Las vacas que van a parir, se alejan de las demás y al abrigo de los matorrales paren a sus terneros que se tienen en pie a los pocos minutos y comienzan a mamar mientras la vaca se come la placenta para mantener alejados a los depredadores.

Vaca con ternero recién nacido.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

A los pocos días, la vaca volverá con las demás acompañada de su ternero que permanecerá junto a ella hasta una edad aproximada de 6 meses alimentándose fundamentalmente de leche materna complementada con el pasto. La calidad de la carne de estos terneros es insuperable, constituyendo un auténtico manjar digno de los mejores paladares. Volvemos a decir que es un error pensar que en Extremadura sólo se producen corderos, cabritos y cerdos, todos ellos de calidad inigualable, pues se producen también terneros cuya carne es cada vez más conocida, apreciada y demandada en el mercado.

Vaca amamantando a su ternero.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Una vez destetados, los terneros son vendidos para carne tras el destete. Muchos ganaderos ceban todos los terneros o al menos los machos hasta edades próximas al año de vida, pero para ello es necesario de disponer de mucho espacio, buenas instalaciones y maquinaria para facilitar el trabajo, algo que resulta complicado en el caso de pequeñas explotaciones familiares como la de Gonzalo.
Los ganaderos optan por ir retirando los terneros cuando alcanzan un peso de unos 200 kilogramos y su precio en la lonja de Extremadura es adecuado.

Gonzalo con los chotos listos para la venta.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

El precio de los terneros no es fijo, sino que varía a lo largo del año y de un año para otro. Así, en el momento actual, los terneros están bastante caros pero hace pocos años su precio apenas permitía a los ganaderos cubrir los gastos por lo que calcular a medio-largo plazo la rentabilidad de las explotaciones es imposible pues ya se sabe que las cuentas del ganadero son complicadas de hacer y que 2+2 no siempre son cuatro.

Ternero y vacas al fondo.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Las explotaciones ganaderas se enfrentan a una serie de problemas de sobra conocidos como son los bajos precios, en este caso de los terneros en origen, los elevados costes de producción, las normativas sanitarias y los trámites burocráticos. Afortunadamente, los lobos no ha llegado todavía a la zona en la que Gonzalo mantiene sus vacas, lo que es un gran alivio.

Vacas en el campo.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Como decíamos antes, el precio de los terneros condiciona fuertemente a los ganaderos de bovino de carne. Si actualmente preguntamos a cualquier vaquero por el precio de los terneros, nos dirá que es bueno o muy bueno pero la frase no acabará ahí porque nos dirá que hace dos años fue malo o muy malo. 

Terneros.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

2025 ha sido un año con una primavera extraordinaria en la que las vacas han necesitado poca alimentación complementaria pero el verano se está alargando demasiado y eso puede reducir los beneficios. Hace 2 años por ejemplo, la primavera fue malísima.

Vaca con su ternero.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Las normativas sanitarias son cada vez más exigentes, debiendo los ganaderos realizar saneamientos periódicos. En el caso concreto de Gonzalo, al pastar sus vacas en una Comunidad junto al ganado de otros ganaderos, debe realizar el saneamiento cada 3 meses por estar clasificada dicha Comunidad como positiva.

Vacas de Gonzalo en un corral.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Cuando llega el momento de realizar el saneamiento, Gonzalo debe concentrar todas sus vacas y llevarlas hasta la manga ganadera municipal, atravesando el pueblo de Acehúche con los consiguientes problemas que esto conlleva debido al tráfico. Además es un estrés constante para los animales, especialmente para los terneros y animales jóvenes.

Vacas de Gonzalo por las calles de Acehúche.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Al llegar a la manga, las vacas son retenidas en pequeños corrales para luego ir pasando una por una para que se les realice la pertinente prueba, regresando luego al campo y volviendo a repetir el proceso tres días después para realizar la llamada lectura y ver si son o no positivas. En caso de que un animal sea positivo, deberá ser retirado por riesgo de contagio a otros animales aunque su carne pasará al consumo humano por no presentar ningún problema para la salud pública.

Vacas esperando para ser saneadas.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Por similares procesos deben pasar los pequeños terneros que deben estar debidamente identificados y crotalados para poder ser vendidos. La venta de estos terneros no es sencilla al encontrarse dentro de una Comunidad clasificada como positiva debiendo comercializarse de manera especial y a empresas autorizadas para su compraventa.

Crotalando terneros.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Los trámites burocráticos para los ganaderos son cada vez más engorrosos y en ocasiones los pequeños ganaderos acaban por aburrirse y vender el ganado porque las normativas son las mismas si se tienen 40 vacas que si se tienen 400 con la única diferencia de que el ganadero que tiene 40  vacas no vive de ellas sino que son un complemento económico de otras actividad mientras que el que tiene 400 se dedica profesionalmente a la ganadería.

Las vacas de Gonzalo.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

A los problemas anteriores, se suman otros impredecibles como la sequía, las enfermedades como la EHE que fue especialmente virulenta en años pasados, las inclemencias meteorológicas en invierno y en verano...

Vacas de Gonzalo en verano.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

Pero Gonzalo es un ganadero de pura cepa y conoce muy bien lo que significa ser ganadero en general y vaquero en particular desde que nació. Con gran ilusión, mantiene y seguirá manteniendo sus vacas con gran ilusión y tratando de transmitir su amor por ellas a sus hijos Gonzalo y Noel. 

Cariño de vaca e ilusión del vaquero.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.

No quiero ni puedo terminar este artículo sin mostrar mi más sincero agradecimiento a Gonzalo Lorenzo Gómez por ser uno de los principales colaboradores de EL CUADERNO DE SILVESTRE.
Gracias, amigo.



Gonzalo con sus vacas.
(c) Gonzalo Lorenzo Gómez.


Fdo: Silvestre de la Calle García.
Técnico Forestal.

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